RESPONSABILIDAD: Nada del universo de Naruto me pertenece.

Travesura.

La pequeña Tsunade caminaba felizmente dando saltos por los corredores de la mansión Senju, una de las empleadas le habia dicho esa mañana, que su abuelo Hashirama y su tío abuelo Tobirama habían llegado a casa la noche anterior.

Los líderes de Konoha habían estado ausentes una semana por una reunión con los otros kages para integrar a Konoha como una de las grandes naciones.

Pero la niña de cinco años no entendía nada de eso, solo sabía que no habia estado con ellos en mucho tiempo y ya era hora de reclamar su atención.

Ya habia revisado sus habitaciones y no los encontró, al pasar por el cuarto de estudio los vio. Los dos hombres estaban dormidos en el suelo, rodeados de documentos y libros, uno de ellos tenía el cabello castaño largo muy despeinado, la piel bronceada y la boca abierta, por lo que gran parte de su cara estaba cubierta de saliva. El otro tenía el cabello corto y de color gris, la piel pálida, tres líneas rojas en el rostro y roncaba ruidosamente.

"Se quedaron dormidos mientras trabajaban" pensó la rubia.

Entro con cuidado, evitando los objetos esparcidos por el suelo hasta llegar a ellos. Toco el hombro de su abuelo repetidas veces, sacudió a su tío abuelo, ninguno reacciono, ni siquiera dieron muestras de estar vivos.

-Déjalos descansar, Tsunade-chan- la reprendió una voz conocida, se volvió para ver a su abuela, Mito Uzumaki era una mujer alta, tenía un pequeño rombo violeta en su frente, su rojo cabello estaba peinado en dos chongitos y un pergamino colgaba de cada uno de ellos- Están muy cansados por el viaje, además trataron de adelantar el papeleo apenas llegaron- la mayor soltó un suspiro frustrado- No los molestes Tsunade-chan ¿está bien?

La menor de los Senju (por el momento) asintió, por lo que Mito más tranquila se retiró de la habitación. La niña observo a sus familiares descansar por unos minutos, reparo en el cabello alborotado de su abuelo y en las maltratadas manos de su tío abuelo, y entonces una sonrisa maliciosa se extendió por su rostro.

Corrió rápidamente a sus aposentos, necesitaba algunos objetos para llevar a cabo su idea, agarro el cepillo de cabello, esmalte rosa, esmalte escarchado, pomada, pañuelos, agua, lazos para el cabello y una cesta llena de flores que habia recogido con su abuela el día anterior, regreso al cuarto de estudio y cerró la puerta.

Dentro de la habitación solo se alcanzaba a escuchar una risa malvada.

Mito Uzumaki se encontraba desayunando tranquilamente en el comedor de la mansión, se sobresaltó un poco pero lo supo disimular, al escuchar un bostezo a su espalda.

-¿Dormiste bien, Hashirama?- pregunto sin siquiera mirar.

-Sí, ¿Qué horas son? Ciento que dormí durante días- dijo somnoliento.

-Ya es medio día, ¿Tobirama ya despertó?

-No, deje que siguiera durmiendo, conociéndolo iría a traerme papeleo de inmediato. Es un adicto al trabajo- respondió mientras se estiraba.

-Tu nieta fue a veros, creo que los extrañaba, pero no permití que los despertara- informa ella.

-¿Si? Debió haberse molestado, más tarde iré a jugar con ella- prometió antes de inclinarse y besar amorosamente a Mito en el cabello- Bueno, voy a buscar algo de desayuno y después terminare el papeleo.

La Uzumaki se volvió por fin para verlo de espaldas dirigiéndose a la cocina.

-¿Hashirama? ¿Qué te paso?- cuestiono la mujer aturdida por la sorpresa.

-Ehh ¿cómo? ¿Porque preguntas eso? Estoy bien, no tengo heridas, no hubo ninguna batalla en el viaje- la tranquilizo.

-No me refiero a eso, ¿Que le paso a tu cabello?- pregunto sin apartar su vista.

-¡Acabo de levantarme! ¿Cómo está tu cabello al levantarte? ¿Con los chongitos perfectos y los pergaminos organizados?- Se quejó.

Ella pensó en replicar, pero la visión de él, le causaba mucha gracia como para hacer eso, tratando de reprimir la risa, le indico por señas que se mirara el cabello.

El primer hokage se acercó a un espejo para contemplar que su largo cabello castaño estaba peinado en dos trenzas muy prolijas, cada una sujeta por un moño de listones y para terminar tenía flores de colores que sobresalían de cada mechón de su cabello.

La mujer al ver la expresión confundida y avergonzada del hombre, estallo en risas sin poder contenerse.

-¿Qué? ¿Cómo?- exclamo confundido- espera ¿Tsuna vino a vernos?

La mujer asintió reprimiendo una sonrisa.

-Ahh fue Tsuna- supuso avergonzado pero con una sonrisa en su rostro porque le parecía muy tierno el acto de su nieta. Además no era capaz de negarle nada, sin importar que lo avergonzara- ¿Que le hizo a Tobirama?- se preguntó curioso.

Hiruzen Sarutobi estaba buscando a su maestro por los pasillos de la mansión Senju, con mucho papeleo en brazos, le habían dicho que estaba durmiendo, pero el papeleo se estaba acumulando muchos por la semana de ausencia de los líderes, así que tenía que entregárselo.

-¿Hiruzen? ¿Qué haces aquí?- pregunto Tobirama en lo que salía del cuarto de estudio.

-Sensei, me dijeron que estaba durmiendo pero este papeleo es urgente- se excusó avergonzado.

-No pasa nada, acabo de despertar- menciono mientras se sacudía el corto cabello con la mano.

-Acaba de llegar esto de la aldea de las flores, necesitan refuerzos porque han tenido muchos secuestros- explico brevemente mientras le tendió los documentos, a lo que Tobirama los agarro- piensan que son... ehh...

Tobirama leía rápidamente la carta, para avisar al despreocupado de su hermano del problema y así llegar juntos a una solución. Pero le pareció muy extraño que su alumno habia dejado de hablar. Levanto la vista para ver el rostro de Sarutobi muy confundido y con la vista fija en sus manos.

-¿Sucede algo, chico?- interrogo.

-No sensei, pero sus manos...- trato de responder sin apartar la vista.

-Si ya se, me las lastime mientras trabajaba en un nuevo jutsu, más tarde me hare revisar por un ninja médico- explico moviendo sus manos.

-No es eso, sensei, sus uñas están...

Tobirama alzo una ceja confundido, lentamente bajo la vista hacia sus manos, sabía que estaban muy quemadas por la gran concentración de chakra que necesitaba para su jutsu, pero estaba seguro que no habia nada malo con sus uñas.

Contemplo con horror, que sus uñas estaban pintadas con esmalte color fucsia brillante y también tenía una capa de esmalte escarchado.

-¿Qué? Espera... ¡Tsunade!- grito tratando de disimilar su molestia, su ceja temblaba ligeramente y una vena de su frente ya era visible-¿Dónde estás, Tsunade?

-Sensei, ¿Cómo sabe que es ella? Además creo que salió con Mito-sama

-Oh, solo ella se atrevería a hacer algo así, y sé que esta por aquí, le encanta ver los resultados de sus travesuras- Tobirama sintió que alguien lo observaba por detrás, luego escucho unas risitas ahogadas detrás de una columna y al volverse descubrió que unas de las coletas rubias de Tsunade sobresalía de la columna, volvió a mirarse la manos y esta vez detecto que estaban en mejor estado de li que las recordaba, alguien las habia limpiado y aplicado pomada.

Eso basto para ablandarlo, creía que su sobrina nieta iba a estar molesta por su ausencia, pero se habia preocupado por él y trato de hacerlo sentir mejor con el pequeños detalle de humillarlo en el proceso.

-¡Tendré que informarle de esto a Mito!- dramatizo lo mejor que pudo (porque no pensaba hacerlo en realidad), hacerle creer a Tsunade que le contaría su travesura a su cuñada sería suficiente castigo.

Como Tobirama esperaba, las risitas se detuvieron en el acto, para después escuchar pasos muy apresurados que se alejaban. Seguramente la nieta de su hermano estaba tratando de esconderse de la ira de Mito. Riéndose entre dientes Tobirama se volvió hacia su alumno, el cual habia observado la escena en silencio.

-Vamos a informarle a mi hermano sobre el problema de la aldea vecina- ordeno Tobirama con una pequeña sonrisa en los labios.

NOTAS: Seguro notaron que cambie la edad que Mito debería tener en esta época, pero me gusta más joven.

¿Les gusto el primer capítulo? ¿Lo detestaron? Comenten por favor.