Capitulo 1: El inicio de todo

Hola a todos, este es mi primer fanfic, nunca antes he publicado algo por lo que estoy muy emocionada, espero que les guste y me permitan poder escribir mas capítulos de esta historia...

¡Durarara, ni sus personajes me pertenecen!

Hacia horas que el sol había prestado sus cálidos rayos, al majestuoso y encantador reino de Shinjuko, eran las 9:00 de la mañana y el bullicio de personas apenas empezaba, a donde quiera que se volteara se podía apreciar a los pobladores corriendo de un lado para otro, realizando toda clase de actividades, desde limpiar las calles, decorar y embellecer la ciudad, preparar comida y ensayar todo tipo de espectáculos que se presentarían en el gran carnaval, dicha festividad se organizaba para festejar a los miembros de la familia real, por lo que en cada cumpleaños de la realeza se organizaba un carnaval en honor al cumpleañero(a). .

Todos parecían muy felices realizando sus deberes, pues estaban muy entusiasmados por el carnaval, todos excepto un joven rubio que recién despertaba de su confortable sueño el cual se había visto interrumpido por toda la música y el sin fin de ruidos que circulaban por las calles del reino.

-¡Demonios! Que es todo esto, ¿Por qué hay tanto maldito ruido? - Gritó colérico el joven.

-Es el cumpleaños del príncipe Izaya Orihara – Contestó, con voz tranquila una joven rubia de ojos azules, mientras asomaba apenas su cabeza por la puerta.

-Pues, maldito sea el estúpido príncipe Izaya, si lo tuviera enfrente ya hubiera muerto, de seguro es un idiota, ese tal principito – gritó aun más molesto.

-Si… - Respondió la rubia fríamente, sin despegar los ojos del mayor, mirándolo de forma acusatoria, como quien mira mal a un niño que ha cometido alguna fechoría.

-Disculpa que me altere Vorona, pero debes entender que hoy es mi único día de descanso y deseaba dormir hasta tarde, mañana tendré que volver a la base militar – se excusó Shizuo, bajando su rostro en muestra de arrepentimiento.

-Entiendo, desearía que pudieras quedarte más tiempo, es agradable tu compañía hermano – Expresó su sentir la rubia, sin quitar su tono de voz y su expresión fría.

-Vorona – El mayor se conmovió, pues sabía que su "pequeña" hermana no era muy expresiva, pero que aun así en algunas ocasiones le transmitía su cariño.

-Con su permiso jóvenes amos, su madre solicita que se presenten en el comedor para tomar el desayuno – Después de terminar la mujer, se retiró.

Los dos rubios partieron rumbo al comedor, donde los esperaban sus padres, al momento de que tomaron su lugar pudieron percibir la gran tensión que había entre sus padres.

En la mesa se encontraban sentados todos los miembros de la familia Douglanikov, en las sillas de las orillas los duques, Drakon Douglanikov hombre muy respetado en todo el reino y poseedor de una personalidad de hielo; en el otro extremo de la mesa se hallaba Katrina Strauss de Douglanikov una mujer muy hermosa, que con su carisma y personalidad podía llegar a ganarse hasta a la persona más fría y desconfiada, prueba de esto era su matrimonio con el duque Drakon, a quien había logrado enamorar. En las sillas de los costados de la mesa, estaban Shizuo Douglanikov primogénito de la familia, un joven alto y rubio, de ojos color miel (el único de su familia que poseía este color), en cuanto a su carácter él solía ser la persona más noble y educada, siempre y cuando no se le hiciera enojar, ya que si esto pasaba, se transformaba en alguien violento, impulsivo y grosero, además Shizuo era dueño de una fuerza sobrehumana, pero claro esto último era mantenido en secreto y solo un grupo muy selecto de personas conocían este detalle.
La última de la familia era Vorona Douglanikov, la hija menor, quien tenía la misma personalidad fría y distante del duque Drakon. Su aspecto físico era igual al de su madre, muy hermosa, rubia y alta, poseía un tono azul de ojos que podía llegar a confundirse con morado, como los ojos de sus padres, esta particularidad en el tono de sus ojos era la que mas distinguía a los integrantes de la familia Douglanikov, a todos menos a Shizuo.

Cuando los jóvenes rubios estuvieron sentados en su lugar la conversación comenzó, la primera en tomar la palabra fue la madre de los muchachos.

-¡Hoy es un día tan importante, no es así cariños! – Dijo inusualmente feliz, girando su cabeza para ver a todos en la mesa, pero fijando la mirada en su esposo.

-Afirmativo, lo más probable es que asciendan de rango a Shizuo – Contestó Vorona con su habitual modo robótico de hablar.

-Sin importar lo que pase, estaremos orgullosos de ti – Drakon lo dijo con frialdad.

-Gracias… - De imprevisto Shizuo fue interrumpido.

-Bueno eso es lo que tu madre quiere que diga, pero ya que considero que eres un hombre te seré sincero, lo único que me haría feliz, es que te ascendieran al rango de "Mayor", es por eso que espero no nos decepciones – Las últimas palabras fueron pronunciadas con un énfasis y desprecio que cualquiera hubiese notado.

-¡Drakon! Qué rayos te sucede – Gritó enfurecida la madre de los jóvenes, mientras se levantaba de su silla violentamente.

-Yo me retiro, no pienso discutir contigo Katrina, y menos por culpa de nuestro desastroso hijo – El hombre se levanto de la mesa, con la mayor tranquilidad posible, algo que desesperó aun más a la madre.

-Espera, Drakon vamos al despacho, no dejare que te marches hasta que no hablemos – Replicó la mujer elevando aun más el tono de su voz.

-Está bien, mujer vamos – Drakon cedió a las exigencias de su mujer y juntos se fueron al despacho, dejando a los hermanos sumidos en un silencio sepulcral.

Las últimas palabras dichas por su padre, causaron un gran dolor en el pecho del joven, quien prefirió terminar su comida rápidamente para marcharse de la mesa y subir a su habitación.

-Padre solo dijo eso para fortalecer tu carácter – Vorona habló rápidamente intentando tranquilizar al rubio, que subía rápidamente las escaleras.

-Gracias hermana, aunque no hables mucho, tus palabras siempre son certeras – el mayor posó su mirada en la joven agradeciéndole su apoyo.

-Hermano -

-Vorona, si no es molesto para ti, me harías el favor de decirle a los empleados que preparen mi caballo, voy a salir – Pidió Shizuo en voz baja.

-Afirmativo – contestó rápidamente.

Mientras tanto en el despacho de la casa se llevaba a cabo una conversación que decidiría en gran parte el destino del joven rubio. Katrina trataba por todos los medios de convencer a su esposo de que intercediera por el destino de su amado hijo, pero este se negaba rotundamente, pues alegaba que ya nada se podía hacer respecto al grave problema en el que estaba metido Shizuo, problema que todo el mundo ignoraba, hasta el mismo implicado lo desconocía.

-Drakon, debes de hacer algo, tú le has dicho eso a nuestro hijo apropósito, quieres que Shizuo se sienta como basura esta noche en el carnaval cuando descubra que no será ascendido a ningún rango y vea que lo que en verdad le espera es convertirse en uno de los guardianes o más bien sirvientes de la familia real – Habló colérica la mujer

-Ya te he dicho, nada se puede hacer, es por culpa del mal carácter de Shizuo que los altos mandos han decidido castigarle un tiempo – El padre volteaba su rostro todo lo que podía, para evitar la fulminante mirada de su amada esposa, pues si alguien en este mundo tenía el poder de hacerlo cambiar de parecer era Katrina.

-¿Pero que ganan haciéndolo? – preguntó mientras buscaba el rostro del hombre.

-Es una vieja táctica, los altos mandos obligan a los jóvenes con los que tienen problemas a pertenecer a la guardia real y así negarles el derecho de ascenso, esto hace que las personas se desesperen y decidan renunciar, es una manera de deshacerse de alguien, sin ensuciarse las manos -

-Ayúdale, sabes que ha Shizuo le apasiona ser un militar – rogó desesperada

-No lo haré -

-Porque te empeñas en volver más difícil el camino de nuestro hijo, siempre ha sido así, haces que Shizuo se esfuerce por obtener algo y al final nunca satisface tus deseos – A Katrina comenzó a temblarle la voz.

-Tranquilízate querida, acepto cada una de tus acusaciones, pero en mi defensa puedo decir que por más que me he esforzado, algo dentro de mi nunca ha podido aceptar a Shizuo – Drakon habló por primera vez con un tono de voz melancólico.

-En tu defensa, por dios como puedes decir eso, los dos teníamos el deseo de tener un hijo – gritó iracunda.

-Claro que deseaba un hijo, pero tu sola tomaste la decisión de traer ese día a Shizuo a esta casa – Reprochó a Katrina

-Guarda silencio, alguien podría escucharte, me decepciona que hables de esta forma, me parece repulsivo – De sus mejillas corrieron algunas lagrimas.

-Yo, lo siento Katrina – Drakon observó como los ojos de sus adorada comenzaban a ponerse cristalinos, debido a las lagrimas que se acumulaban.

-Por favor, evita que nuestro hijo sea humillado, Shizuo es bueno, cree en él, como yo lo hago, si no lo hiciera, jamás lo hubiese traído a nuestro hogar – La mujer, no se contuvo mas y lloró.

-Katrina detente no quiero ser yo el culpable de tus lagrimas, lo has logrado como siempre, haré algo para ayudar a Shizuo, solo te advierto que el daño ya está hecho, lo único que puedo cambiar es el tiempo del castigo, tal vez logre que lo reduzcan a la mitad y que su periodo en la guardia real solo sea de 1 año en lugar de los 2 años que se estipularon, también iré a hablar a la oficina principal para que no hagan el anuncio de la revocación del rango de Shizuo en público y que en su lugar manden una carta, así será menor la vergüenza que experimentara –

-Drakon – susurró disminuyendo su llanto.

-Te creeré Katrina, haré un esfuerzo por tener fe en él, le brindare mi apoyo para que no abandone la guardia real y sea expulsado del ejército, porque si algo debo de reconocer a mi pesar es que Shizuo es un excelente militar–

Terminado la conversación la pareja se abrazo, tratando de tranquilizar el crudo ambiente que hasta hacia unos momentos reinaba en la habitación, pero mientras esto sucedía una joven rubia se encontraba escuchando todo lo que pasaba dentro del despacho de sus padres.

-Es verdad, Shizuo no es… - su cara por fin mostraba una expresión, esta era una de asombro y dolor.

Cuando la conversación de los hermanos termino Vorona partió con rumbo hacia el despacho de sus padres y Shizuo subió a su habitación, este ultimo un tanto dolido por los comentarios de su padre, pero a la vez esperanzado por lo que anteriormente le había dicho Vorona, así que cuando llego a su recamara, se encamino hacia el espejo y tuvo una conversación consigo.

-¡Tranquilo! Debo de estar relajado sé que me he esforzado lo suficiente, como para que los altos mando reconozcan mi trabajo, sé que me ascenderán al rango de "Mayor" – se dijo así mismo el rubio recobrando un poco el ánimo.

De inmediato Shizuo comenzó a vestirse con su bello y elegante traje de capitán de la primera división del ejército de Shinjuko; el uniforme consistía en un saco bastante largo y unos pantalones de vestir en color negro, una camisa blanca, unas botas altas de color negro, un sobrero de plato y corbata del mismo color, claro sin olvidar portar cada una de las medallas que había ganado, junto con las estrellas que simbolizaban su rango.
Mirándose por última vez, asegurándose de que se veía lo mas pulcro posible, salió de su habitación con dirección a los establos, donde tomaría su caballo para poder dar una vuelta por el pueblo.

Al momento de que Shizuo comenzó a pasear por las calles de Shinjuko, notó de inmediato lo hermoso que lucía el reino, también pudo apreciar lo mucho que las personas se estaban esforzando para que todo luciera de lo más bello, por eso desde el fondo se su ser esperaba que el príncipe Orihara fuera alguien digno de todo el esfuerzo que los habitantes estaban llevando a cabo. Mientras vaga por las avenidas del reino Shizuo se topo con una mujer mayor que aseguraba ser una adivina y aunque el rubio no creía en este tipo de cosas decidió parar su viaje para no ser descortés con la anciana.

-Quieres saber lo que te depara el futuro jovencito, un militar como tu debería de estar preparado para todo, que mejor que una ayuda que te prevenga de lo que se avecina, solo por 5 monedas te diré todo lo que anheles saber – Dijo la anciana

-Yo no creo en nada de esto, pero tampoco tengo nada mejor que hacer, así que veamos que me depara el futuro – Shizuo habló con tono de burla, queriendo expresar aun más su incredulidad ante este tipo de temas.

-No deberías de subestimarme, Shizuo – rió la mujer mayor

-He… como ha sabido mi nombre – apenas dijo el blondo

-Se mas de lo que crees, comencemos -

-Las cartas no mienten, algo malo te ocurrirá, bueno no están malo como creerás en ese momento, pues al parecer te traerá cosas buenas, más bien personas que te harán muy feliz pero en ocasiones desgraciado, ohh! Esto es muy importante, aquí dice que tendrás un encuentro predestinado, esta persona se volverá muy importante en tu vida, debes estar atento púes podría ocurrir hoy –

-Disculpe, pero esto ya me harto, eso es algo muy común, hoy podría conocer a mil personas nuevas –

-Tienes razón, pero esta no es cualquier persona, veo que es alguien de categoría y que tiene algún rasgo físico en él o ella que es de un bello color rojo, podría asegurarte que en cuanto la encuentres todo tu ser sentirá algo nuevo, algo que no podrás explicar – Terminó de hablar la mujer algo cansada

-Ya veo, tomé aquí esta su dinero, esto ha sido una gran pérdida de tiempo – Habló Shizuo molesto.

-Lo único que puedo hacer es darte una recomendación, se paciente, en el futuro necesitaras mucha paciencia para poder afrontar los problemas que tengas, no lo olvides – Después de hablar la anciana tomó el dinero que le ofrecía Shizuo y se retiró.

-Vaya anciana loca -

Shizuo siguió su recorrido por las calles del reino a pie, debido a que su caballo ya estaba demasiado cansado y no le parecía bien ser tan desconsiderado con el pobre animal, quien diría que debido a esta decisión encontraría a la persona predestinada.

Si llegaron hasta aquí no me queda mas que agradecerles por haber leído el capitulo, espero que haya sido de su agrado y nos vemos en la siguiente actualización, besos...