Disclaimer: Todo lo que reconozcáis pertenece a JKRowling. No gano nada con esto.
¿Qué tiene de especial?
Otoño; "Nada fuera de lo normal"
El tren de Hogwarts acababa de llegar a su destino y un joven de cabello negro salía de uno de los vagones, dispuesto a comerse el mundo aquel último año de colegio. Inspiró con fuerza, intentando que sus fosas nasales captaran la mayor cantidad de olores posibles. Quería retener cada diminuto detalle en su memoria. Ese, sin duda alguna, sería su mejor año en Hogwarts.
--¡Eh, Canuto! --El chico se volvió atendiendo la voz de su amigo –de su hermano– que corría hacia él con una enorme sonrisa en la cara. -- Este será el año, Canuto, lo presiento...
--Todos los años dices lo mismo, Jamie... --Sonrió al ver la cara de molestia de James por el nombre cariñoso con el que le había llamado.-- Yo ya no me lo creo.
--¡Oh, vamos, Sirius! No seas gafe.-- La cabeza de pelo negro y alborotado de James se giró hacia una dirección concreta, siguiendo los movimientos de una melena pelirroja que se dirigía hacia uno de los carruajes.-- Lily es la mujer de mi vida. Ella lo sabe, solo que no se acuerda.
Sirius estalló en carcajadas. De todos era sabido que James–cásate–conmigo–Lily llevaba detrás de la chica desde que la había visto caminar con la cabeza erguida hacia la mesa de Gryffidor siete años atrás.
En aquel momento en que Sirius seguía elucubrando desde cuando su amigo –su hermano– James estaba enamorado de Evans apareció Remus. No perdieron más el tiempo y se dirigieron hacia uno de los carruajes que les esperaban para llevarles sanos y salvos al castillo.
--Y de paso no tenemos que andar-- Solía decir Peter alegremente cuando llegaban ante las enormes puertas de madera que les daban la bienvenida otro año más.
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Sirius Black muchas veces se alegraba de no ser como James. No es que James fuera un mal tío, qué va. Se alegraba de diferenciarse de James en que a él –Sirius– ninguna chica de ojos bonitos, pelo brillante y piel suave le había comido el cerebro todavía. Solo podía mirar a James cuando se embobaba admirando lo rojo que era el pelo de Lily y pensar que estaba orgulloso de sí mismo por no haber sucumbido a la palabra amor.
Amor, qué estupidez. Si tan solo James pudiera darse cuenta de lo idiota que parecía todo el día detrás de la pelirroja que no hacía mas que rechazarle una y otra vez... Sí, James era como su hermano, pero en ocasiones como esa le compadecía. Y mucho.
Ahora estaban en la biblioteca –por petición de James, claro–. Él haciendo como que estudiaba, Peter estudiando de verdad y James mirando con cara de bobo la mesa en la que Lily terminaba algún trabajo de alguna asignatura. James estaba a punto de llenar el libro de Transformación Humana que acababa de abrir, de babas. Remus repasaba junto a Lily, "incapaz de aguantar un segundo más vuestras estupideces" según dijo el propio Remus antes de marcharse.
Y Sirius seguía sin entender que veía James en la pelirroja que fuera diferente de las otras chicas. Trató de fijarse, de ver porqué su amigo se volvía una ameba mononeuronal cuando ella estaba cerca.
Tenía las manos demasiado pequeñas, incluso para una chica, y llenas de pecas. Tenía la piel demasiado blanca, cuando estaba cansada o había dormido mal se le notaban mucho las ojeras azules debajo de los ojos. Tenía el pelo largo y rojo, nada fuera de lo normal, salvo porque parecía extremadamente suave; Sirius nunca lo había comprobado.
Era muy delgada, no como otras chicas con las que él había salido, aunque reconocía que en ese sentido no estaba mal. James nunca había tenido mal gusto para las chicas, pero aun así, Sirius seguía sin saber qué diablos le veía su amigo. Lo único que le llamaba la atención de ella eran sus ojos. Eran extraños, pero muy bonitos, también debía reconocerlo.
No, nada raro que te hiciera comportarte como un completo idiota.
Y estaba harto de preguntarle a James sobre lo mismo siempre: ¿Qué rayos tenía Lily que las demás no tuvieran? Y la respuesta del chico siempre era la misma: "Ella es especial, Canuto tío." Y Sirius debía darse por contento con aquella respuesta.
Tal vez lo que ocurría es que Sirius no se había fijado demasiado. No debía de haberlo hecho bien. Se prometió prestar más atención, tratar de averiguar en serio qué era lo que tenía a James tan enamorado de Lily Evans.
Decidió probar suerte en la siguiente clase de Pociones que tenían con Slugorn. Ella se sentaba con Snivellus, y eso le quitaba muchos puntos a los ojos de Sirius. Antes eran amigos, pero ya no se hablaban, lo que hacía a la pelirroja ganar puntos de nuevo. Ponía un gran cuidado en todo lo que hacía, ¡con lo pequeñas que tenía las manos! Casi parecía imposible que manejara tan perfecta y rápidamente todos los ingredientes de la complicada poción.
--Psst, Sirius.-- Atendió al susurro desesperado de Remus, quien estaba a su lado.-- Vas a conseguir que se nos pase el tiempo de cocción...
Hizo un ademán con la mano para indicarle que no se preocupara, era Sirius, Canuto, siempre lo tenía todo bajo control. Apartó el caldero del fuego y siguió inmerso en su tarea de observar a Lily. Tenía el pelo recogido en una coleta baja, para que no se le ensuciara con los vapores de la poción, y podía ver perfectamente su cara blanca, llena de diminutas pecas.
Frunció el ceño. A lo mejor era eso: las pecas. Parecían miles de puntitos marrón claro que adornaban la piel tan blanca de Lily. Sí tenía que ser eso. Aunque él, nuevamente, no le veía nada especial.
Al finalizar la clase Sirius había cambiado de opinión unas cuantas veces sobre qué era lo que hacía a Lily especial, así que decidió hablar con ella. James no había hablado mucho con ella, salvo para hacerla enfadar, así que ahí tenía que estar el secreto: Hacer enfadar a Lily debía de ser lo más maravilloso del mundo.
--Qué hay, Evans...
Se había acercado a ella por detrás y se había tomado la libertad de recoger del suelo uno de los libros que la chica había dejado ahí al inicio de la clase. Ella le había mirado con una mezcla de confusión y desagrado y Sirius comprobó que no era eso lo que volvía loco a James. Por lo menos a él, no le había gustado que Lily le mirara como si fuera un gusano retorciéndose en el suelo.
--Black.-- Había respondido ella. Cortante y fría. Como siempre era Lily Evans con todos ellos –James, Peter y él– menos con Remus. La chica se dispuso a marcharse, confundida por la repentina amabilidad de Sirius.
--Espera, Evans... --Sirius estaba dispuesto a todo, ya había llegado demasiado lejos, no podía dejarla irse ahora.-- Esto... ¿Crees que tendrás libre un día de estos para ayudarme con el trabajo de... Pociones?
"Estúpido, estúpido, estúpido, Sirius Black eres un completo estúpido". Se regañó mentalmente por no haber podido improvisar una excusa menos pobre que esa. ¿Qué le había pasado, se le había saturado el cerebro de tantos vapores de pociones? Nuevamente sintió esa mirada de confusión y desprecio en Lily. No, definitivamente no le gustaba esa expresión en aquella cara tan pálida y llena de diminutas pecas.
--¡El gran Sirius–no–necesito–a–nadie–Black pide ayuda a una simple mortal!-- En la cara de Lily había aparecido una mueca irónica que Sirius juraría que estaba a punto de convertirse en sonrisa.-- ¿Estás hablando en serio?
Y ese "¿Estás hablando en serio?" mas bien había sonado a "¿Estás loco o has comido algo en mal estado?"
--Claro que hablo en serio... --Estaba empezando a enfadarse, ella no le estaba tomando nada en serio... Aunque parte de su "éxito" se lo debía a la estúpida excusa que su estúpido cerebro había buscado.-- Eres la mejor de la promoción en Pociones...
--Snape también es muy bueno.-- Y eso había sonado casi como cuando ella y Snivellus eran amigos y él –o James o Peter– hacían una broma sobre él.
--¿De verdad crees que Snape me ayudaría si se lo pidiera? --Cerró la boca para no decir lo obvio; que Snape era un maldito Slytherin pelo grasiento y que preferiría pedirle ayuda a las Acromántulas del Bosque Prohibido.
--¿Y qué te hace pensar que yo sí te voy a ayudar, Black? --Sirius intentó poner su mejor cara de niño bueno.
--Que tú eres mejor persona de lo que Snape soñaría nunca con ser... -- Y por dentro rezaba para que esa frase que podía ser su salvación no le sentara mal a la señorita prefecta perfecta.
--Está bien, Black.-- Y para sorpresa de Sirius ella sonrió. Y él se quedó paralizado con aquella sonrisa. No recordaba haber visto nunca a Lily sonreír, pero tenía una sonrisa preciosa.
Y de pronto lo comprendió. Lo que tenía loco a James bien podía ser esa sonrisa espectacular de Lily... Lo que Sirius no entendía era que, si James estaba enamorado de aquella sonrisa, porqué la hacía enfadar tan a menudo.
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Hacía una semana que Sirius estaba quedando con Lily en la biblioteca para que le ayudara con Pociones. Realmente necesitaba ayuda, a pesar de que en un principio no había sido más que una excusa estúpida para acercarse a ella y saber qué era lo que James le veía. Éste no sabía nada, por supuesto. Le daría un infarto si supiera que Sirius quedaba para estudiar con su –casi–novia.
Aun no creía haber llegado al quid de la cuestión. Lily solo era una chica más, con curvas bonitas, pelo brillante y la sonrisa más maravillosa que había visto nunca, pero eso Sirius se lo guardaba para él. Y es que, no había conseguido olvidar la pequeña sonrisa que asomó, casi sin querer, a los labios de la chica cuando él le había pedido ayuda y ella había aceptado.
Suspiró tan ruidosamente que él mismo se asustó. ¿Realmente había salido de él ese tremendo suspiro? Lily le miró desde el otro lado de la mesa, levantando la verde mirada del libro de Pociones Avanzadas que tenía delante.
--¿Te pasa algo, Sirius? --Su mirada parecía preocupada. No era la misma de desprecio que siempre le daba, esta era diferente, ella estaba preocupada por él. Sirius sonrió, no había notado desde cuando las miradas de Lily hacia él se habían suavizado tanto hasta ese punto.
--Nada, solo estoy un poco cansado.-- Era lista, la duda no abandonaba los ojos verdes. Eran tan verdes que a Sirius casi le parecían de mentira. Eran preciosos.
--Podemos seguir mañana, si quieres...
Él no quería. No sabía porqué pero no quería separarse de ella. En una semana había conocido más de Lily Evans que en lo que llevaban yendo al mismo colegio. Era paradójico. Y le gustaba lo que descubría, tanto, que quería seguir descubriendo más.
¿Qué era lo que le veía James? Nada fuera de lo normal, lo mismo que ahora le estaba viendo Sirius.
Hola! Bueno, pues esta historia participa en el reto "Estaciones" del foro Weird Sisters (link en mi profile) y va a constar de cuatro capítulos, de los cuales este es el primero y que espero os haya gustado .
La historia debía desarrollarse a lo largo de las 4 estaciones, yo he empezado con el otoño y debía tener estas palabras clave a lo largo de la historia: amor, alcohol, magia, lágrimas, castigo, capullo. Aquí hay solo una, que está en cursiva y subrayada.
Hacía bastante que quería hacer algún fic de esta pareja, ahora que tengo la excusa perfecta soy feliz por un rato jeje, no se si en el futuro haga mas de ellos, puede...
Un beso y dejadme reviewcitos para saber si os ha gustado o no... (por cierto, ¿alguien sabe como hacer para que la página no se coma los guiones largos? estoy un poco desesperada con eso, me ha tocado estar 15 minutos editando el documento antes de subirlo xD)
