¡¡¡Hola a todos!!!
Pues esta es una pequeña historia que se me acaba de ocurrir. Ya estaran diciendo, esta ni siquiera actualiza su otro fic y ya está subiendo otro. Les prometo que el sabado sin falta actualizo el otro, de verdad. Es que he estado con problemas de inspiración serios.
De pronto hoy vino la luz a mi, jejeje y se me ha ocurrido esta historia y bueno, me pareció buena y no quise esperar para compartirla, antes de que se me fuese a olvidar.
Espero que les guste el primer capitulo.
Disclaimer: Bleach ni sus personajes me pertenecen, son del gran Tite Kubo, así que ahorrate el demandarme.
-Lalalala – Acciones de los personajes.
-lalalala – Pensamientos de los personajes.
(lalalala) Por si alguna vez interrumpo.
Era una mañana brillante en la ciudad de Karakura. Los autos pasaban de allá para acá, la gente cruzaba las calles con prisa hacia sus trabajos y los niños jugaban felices en los parques o en sus escuelas.
Un avión se vio despegar desde el aeropuerto, donde había una joven que llevaba una maleta. Su cabello anaranjado caía armoniosamente hasta su delicada cintura y sus ojos grises demostraban un gran brillo y una inexplicable felicidad.
-Hace casi seis años que no venía a Karakura – Dijo con cierta emoción en su voz. Tomó entre sus manos su maleta, pero antes de comenzar a caminar miró para todos lados como buscando algo o a alguien.
-Ay no ¿Donde se ha metido? - Se preguntó aterrada.
En ese momento una pequeña manito se agarró de su falda. La joven se dio la vuelta mostrando una sonrisa aliviada.
-¡Oka-san! - Llamó la pequeña niña con una sonrisa. Su cabello anaranjado hasta los hombros y su carita la hacían verse realmente tierna. Era exactamente igual a su madre de no ser por sus ojos cafés, que eran la única diferencia.
-Akari-chan, no vuelvas a desaparecer de esa forma ¿Quieres que me de un infarto niña? - Dijo dando un suspiro.
-Perdón, es que fui a ver los aviones – Respondió la pequeña con una gran sonrisa de oreja a oreja. A lo lejos se notaba que era una niña muy alegre y despierta, y sobre todo muy inteligente.
-De todos modos no vuelvas a hacerlo – La volvió a regañar la madre, quien no pasaba de los veinticinco años.
De pronto sonó una musiquita instrumental y la niña se puso a agitar sus manitas.
-¡Es tu teléfono mami! - Gritó animada. La gente que pasaba por ahí le sonreía pues les parecía muy tierna.
-Si, voy a contestar – La peli naranja tomó su celular - ¿Bueno?
-Orihime – Se escuchó del otro lado - ¿Que tal? ¿Ya estás en el aeropuerto?
-Hai, Tatsuki-chan – Respondió Orihime. Observó como su pequeña hija se entretenía con una hormiguita en el suelo – No hagas eso Akari-chan.
-¿Estás con ella? Vaya por fin la podré conocer, al final – Decía animada la chica del otro lado.
-Claro, no podía dejarla allá, si iba a venir a tu boda no me iba a venir sin mi hija – Orihime sonreía viendo a la pequeña - ¿Como ha estado todo aquí? Después de estar casi seis años fuera no se nada de nadie, sólo he hablado contigo por ser mi mejor amiga. Ya sabes por que me tuve que ir – Dijo con algo de tristeza y nostalgia en su voz.
-Si ya lo se... Orihime, ya estoy llegando al aeropuerto, de verdad me alegra que hayas decidido venir, es muy importante para mi.
-Si, ya lo se – Orihime sonrió, aunque por dentro no sentía deseos de hacerlo. Tenía miedo ahora que había vuelto, de volver a verlo, de encontrarse con él, el único hombre que había amado y que nunca iba a olvidar. Volvió a mirar a su pequeña Akari de cinco añitos de edad, eran tan parecidos, sobre todo esos ojos – Ichigo... - susurró en voz baja.
Había sido un pesado día en la clínica. El doctor Kurosaki estaba un poco cansado y más habiendo tanto paciente que atender.
-Que molesto – Bufó. Tomó una botella de agua y en lugar de beberla dejó que el vital liquido cayese por su anaranjada cabellera, mojándola totalmente. Abrió sus ojos cafés y se molestó al ver parado a uno de sus más fastidiosos compañeros de trabajo.
-¿Ya te vas a casa tan temprano, Kurosaki Ichigo? - Preguntó el peliazul de lentes, mientras acomodaba los mismos. El doctor Kurosaki lo miró.
-He estado 15 horas aquí y estoy algo cansado, me haría bien dormir un poco – Respondió – Tú deberías hacer lo mismo Ishida, llevas más que yo aquí.
-Ya lo se, también estoy cansado pero pienso seguir al menos una hora más – Ishida se apoyó de espaldas contra la pared de la clínica - ¿Y que es de tu novia? Hace días que no viene con sus sermones por aquí.
-Debe estar con sus amigas en alguna parte, ya sabes que si no está aquí montándome el espectáculo de que si la engañé con la fulanita de la esquina, está de compras o en alguna reunión de esas, ya conoces a Rukia. De seguro está con Tatsuki organizando lo de su boda.
-Oh es cierto, es en unos días ¿Verdad? Me pregunto quien será el pobre tipo – Dijo Ishida riendo.
-Eh Tatsuki es una buena chica, un poco agresiva pero buena – Respondió Ichigo también riendo.
-¿Y piensas ir?
-Supongo que si, es mi amiga después de todo – Ichigo dejó caer su cabeza contra la pared, cerrando sus ojos. En ese momento las gotas caían por su rostro, igual como aquella vez...
---Flash Back---
-¡Orihime! ¡Por favor escuchame, no es lo que tú crees! - Gritaba desesperado el peli naranja, mientras la lluvia helada y furiosa lo mojaba de pies a cabeza al igual que a la chica que ahora estaba frente a él, y en el rostro de ella no se podían distinguir las lágrimas de las gotas de la lluvia.
-¡¿Que es entonces, Ichigo?! ¡Estabas con ella! ¡Me has engañado todo este tiempo! ¿Como pudiste? - Reclamaba ella, mientras en su rostro descompuesto se podía apreciar como se había roto su corazón.
-¡Te juro que todo esto tiene una explicación, por favor escúchame! - Gritó aun más desesperado Ichigo - ¡Orihime!
-¡No! ¡Ya no te creo, no quiero volver a verte!
Ichigo trató de hacer que lo escuchara, la tomó de la muñeca haciendo que ella lo mirase, necesitaba explicarle como habían ocurrido las cosas, que lo que ella había visto había sido un mal entendido, pero Orihime no quería oírlo. Con toda la fuerza que tenía se zafó de su agarre y dándole una fuerte cachetada luego, salió corriendo del lugar, cubriendo su rostro con ambas manos. Ichigo trató de seguirla pero justo en ese instante pasó un enorme camión que cuando este ya se hubo ido la peli naranja ya no estaba por ninguna parte.
Ichigo se dejó caer de rodillas golpeando el suelo ferozmente.
-¡Mierda! ¡¡¡¡ORIHIME!!!!
---Fin Flash Back---
-Ya son casi seis años ¿Donde estarás, Orihime? - Pensó el joven doctor. Volvió a abrir sus ojos mostrándose cansado – Será mejor irme a casa.
-Te apoyo, no te ves bien – Dijo Ishida viendo la cara que había puesto de repente su amigo.
-Es que... estaba recordando, cosas – Después de decir esto Ichigo se alejó a paso lento. Metió una mano al bolsillo de su blanca bata de médico y dio un hondo suspiro.
Después de tanto tiempo y aun estando con Rukia, aun no podía olvidarla, a la chica que tanto amó mientras estaba en el instituto superior, a Orihime Inoue.
Orihime ya había salido del aeropuerto de la mano de su pequeña, mientras uno de los empleados del lugar llevaba los equipajes de ambas.
Un auto negro se detuvo frente a ellas y al bajar el vidrio se pudo ver a una joven de cabellera azulada, corta y de finas facciones.
-¡Tatsuki-chan! - Saludó Orihime emocionada. La mencionada se bajó del coche abrazando a su mejor amiga, estaban ambas tan emocionadas después de no haberse visto durante tantos años que por un momento todo pareció desaparecer en lo que se abrazaban.
-Orihime, no sabes cuanto he extrañado tus tonterías, pero mirate, estás igual que cuando te fuiste.
-Tú estás aun más linda – Respondió la joven ojigris, reteniendo un par de lágrimas de emoción. En eso sintió como jalaban la tela de su falda.
-Mami ¿Es ella tu amiga? - Preguntó la pequeña Akari. Tatsuki la observó, cielos, eran tan parecidas, es más la pequeña era igual a Orihime cuando niña, de no ser por sus ojos, iguales a los de su padre.
-Eres tú, no puede ser son idénticas – Dijo Tatsuki agachándose para quedar más o menos a la altura de la pequeña Akari – Soy Tasuki, mucho gusto pequeña.
-Me llamo Akari, mucho gusto Tatsuki onee-san – Saludó la pequeña y vivaz niña.
-Se ve que es muy despierta – Le dijo la peliazul a su amiga, a la cual le apareció una gotita en la frente.
-Si vieras cuantos me dicen eso – Respondió.
-Bueno Orihime ¿Que tal si vamos a mi casa? Creo que necesitas descansar después de un vuelo tan largo, además tu pequeña se ve algo cansada también.
-¡Hai, mami tengo sueño! - Gritó enérgica Akari.
-¿A si? Pues no lo parece – Dijo su madre otra vez con una gotita en su frente.
-Oye ¿Cual crees que se me vea mejor? - Preguntó una joven de grandes ojos azules y cabello negro, de baja estatura a otra más o menos baja también, de cabello negro y ojos del mismo color. La segunda parecía no prestar demasiada atención - ¿Momo me estás escuchando?
-¿Eh? Ah si, te queda bien el pelo de esa manera Rukia – Respondió la chica. A Rukia le apareció una venita en la frente.
-No te pregunté eso ¿Se puede saber que te pasa?
-Perdón, es que estaba pensando en...
-En Toushiro – Terminó su amiga – Ustedes ya terminaron ¿Por que sigues pensando en él?
-Porque aun lo amo, a pesar de que él me haya dejado, yo lo extraño mucho Rukia ¿Que hago con eso?
-Ah Momo, no se que decir, por suerte yo no tengo esos problemas con Ichigo.
-Pero el pobre Kurosaki-san siempre tiene que soportar tu mal humor y los shows que armas en pleno hospital.
-Él y yo ya hablamos de eso y le prometí que no lo iba a hacer nunca más, así que no quiero que tú también me reproches por eso. Y ahora ven, yo se que te levantará el ánimo – Rukia tomó a Momo de la mano y la levantó llevándola hasta el probador de la tienda. Le entregó un hermoso vestido de color azul claro – Póntelo y ya verás como ese idiota se arrepiente de haberte dejado.
-Pero yo no uso este tipo de ropa – Se quejó la joven.
-Vamos, que es para una boda, debes lucir elegante y femenina, así él y todos babearan por ti – Le aseguró Rukia con una sonrisa.
-De acuerdo, veremos si funciona – Momo sonrió para tratar de subirse el ánimo, aunque le constase mucho tenía que superarlo. Si él la había dejado ya no podía hacer nada, que se quedara con su trabajo de policía, total ella sería feliz sin él, aunque le costase.
En la comisaría se vivía un verdadero calvario. Llamadas por montón, gente que corría de allá para acá. Últimamente no se hablaba de otra cosa que no fuera de los "espada", así habían apodado a una organización que había aparecido en los últimos meses, la cual se dedicaba al tráfico ilegal de narcóticos. Aunque aun no estaban seguros de quienes eran los líderes, la cosa era bastante peligrosa.
Un tipo de cabellera pelirroja fumaba un cigarrillo, acompañando a otro de cabellera blanquecina y ojos color aguamarina.
-Así que terminaron – Dijo el pelirrojo – No me sorprende, debiste quedar mal con la amenaza de esa mujer, Halibel, antes de morir.
-Todos me vengaran, los espada vengaran lo que has hecho Hitsugaya Toushiro, y te seguirán hasta la hora de tu muerte, a ti y a todos tus seres queridos.
-¿Como quieres que esté después de eso? ¿Que pasa si le hacen daño a Momo? No quiero ni pensarlo – Respondió Hitsugaya - ¿Que no recuerdas que ella también te amenazó Renji?
-Si – Renji apagó el cigarrillo – Pero en mi caso no importa, yo no tengo a nadie, sólo a mi mismo.
-Aún así es peligroso, si ella está cerca de mi puede sucederle algo malo – El peli blanco apretó los puños.
-Espero que podamos atraparlos pronto, si no esto podría volverse muy peligroso – Dijo Renji antes de salir de la oficina – Voy a ver al capitán, suerte buscando evidencia – Se despidió agitando una mano.
Hitsugaya solo suspiró resignado, este era el caso más difícil que le había tocado desde que era un detective.
-¿Que voy a hacer?
Orihime ya había dejado sus maletas y ahora estaba descansando un poco sentada en el sofá de la casa de su amiga. Akari se había quedado dormida en el auto y la habían llevado a la habitación de arriba para que descansara.
-Aquí tienes Orihime – Tatsuki le entregó un vaso con refresco para la sed - ¿Y que has hecho por allá?
-Pues soy una famosa pastelera, tengo algunas pastelerías en la ciudad y me va muy bien, gano lo suficiente para mi y para mi hija – Respondió muy animada.
-Que bien – La peli azul sonrió – Eso quiere decir que no... no lo necesitas a él ¿Verdad?
-Yo no quiero hablar de él, no vine a este lugar pensando en volver a verlo tampoco, después de lo que pasó... yo no quiero verlo – Respondió Orihime bajando la mirada.
-¿Ni aun siendo el padre de Akari? Ichigo tiene derecho a saber que tuvo una hija, Orihime, y ella también lo tiene de conocer a su padre – Le dijo con voz determinada y dura, queriendo hacer entender a la cabezota de su amiga.
-Te equivocas, él no tiene ningún derecho, todo este tiempo la he cuidado yo sola y no necesito de él en este momento – Respondió obstinada.
-¿Y que me dices de Akari? ¿Acaso nunca ha preguntado por su padre?
-Le dije que había muerto – La peli naranja bajó la mirada una vez más ante la reprobatoria expresión en el rostro de su amiga. Tatsuki simplemente no podía creer como su amiga Orihime, siempre tan sincera y leal, tan honesta con sigo misma y con todos, había sido capaz de mentirle a su propia hija, diciéndole que su padre había muerto, cuando él estaba ahí, en la misma ciudad en este momento.
-De todas formas lo verás – Anunció un poco desanimada – Ichigo irá a mi boda, lo verás aunque no quieras.
-Aunque así sea, él jamás sabrá que Akari es su hija, yo trataré de evitarlo en lo más posible cuando lo vea, Ichigo jamás sabrá que tiene una hija conmigo – Dijo seria y severa en sus palabras. Aunque Orihime sintiera deseos de gritar a los cuatro vientos que tenía una preciosa hija con Ichigo Kurosaki, no tenía el valor, y su orgullo era demasiado grande, y sabía que él nunca la perdonaría por ocultarlo tanto tiempo.
-Será mejor que yo también vaya a dormir, necesito reponer fuerzas.
-De acuerdo, te acompaño – Le dijo Tatsuki, aun reprobando el comportamiento de su amiga, deseando hacerla cambiar de idea. Ella sabía lo mucho que Ichigo había sufrido con su partida, y lo mucho que seguía sufriendo, sólo quería que sus dos mejores amigos fuesen felices.
Ya era de noche e Ichigo dormía. Tendría que levantarse temprano al día siguiente, por lo que maldijo por lo bajo el estar tan cansado antes de haber cerrado sus ojos.
De pronto los abrió muy agitado, otra vez había soñado con ella. ¿Por que todas las noches eran igual desde su partida? Simplemente no podía olvidarla, necesitaba encontrarla y decirle que la amaba aun, que aunque estuviera con Rukia nunca la había dejado de amar, pero sabía que eso no pasaría. Jamás volvería a ver a Orihime.
-Orihime... - Susurró con tristeza – Cuanto te extraño ¿Que estarás haciendo? ¿Ya me habrás olvidado? - Se preguntó mirando al techo de su cuarto. El silencio de su apartamento era inquietante. Hace años que se había ido a vivir solo, aunque constantemente visitaba a su familia.
Este era su primer año ejerciendo su carrera de médico por lo que le resultaba muy pesado, los internos siempre tenían que hacer hora extras para llamar la atención de los titulares, solo así podrían ser titulares algún día.
Y esta noche, esta maldita noche Ichigo no podía dormir, pensando en ella, y porque sentía una extraña sensación en su pecho, y una nostalgia más fuerte que nunca, como ninguna otra noche, como sintiendo que al día siguiente algo iba a pasarle, pero no podría adivinar que.
-Será mejor que intente dormir – Se dijo cerrando sus ojos lentamente, intentando no pensar en ella.
Ya era de mañana y los rayos del sol iluminaban fuertemente los ojos grises de Orihime. Estaba despertando muy temprano como siempre, aunque se sentía rara estando en Karakura. Miró hacia su costado y su hija dormía como un angelito, o al menos eso creyó.
Bajó las escaleras y llegó hasta la cocina. En el refrigerador había pegada una nota de Tasuki.
-"Me fui al trabajo, nos vemos en la tarde, Tatsuki"
-Se ha ido, cielos ¿Que voy a hacer aquí yo sola?
Se sentó en la sala a ver un rato televisión, también se preparó algo de comer. El tiempo pasaba y Akari no bajaba, eso la preocupó ya que la pequeña era muy madrugadora.
-¿Que será lo que la demora tanto?
Subió hasta el cuarto y vio como su hija seguía dormida, pero notó algo anormal, la pequeña respiraba muy agitadamente y tenía sus mejillas coloradas. Orihime se espantó al verla en ese estado y corrió a tocarle la frente.
-Por Dios está hirviendo – Rápidamente fue al baño por unos trapos húmedos para la frente de su pequeña. Tenía muchísima fiebre y eso no era normal. El día anterior se encontraba muy bien ¿Como podía estar así hoy?
-Tengo que llevarla a un hospital – Se dijo viéndose ya desesperada. Tomó su bolso con algo de dinero y acorrucó a su hija entre sus brazos. Salió de la casa y tomó un taxi.
-Por favor lleveme al hospital, mi hija tiene mucha fiebre – Pidió el conductor.
-Enseguida señorita – Respondió este pisando el acelerador.
Al llegar a la clínica Ichigo se puso su bata de médico rápidamente. Estaba aun un poco cansado pero ya repuesto. Iba hacia uno de los box en donde debía atender pero en eso oyó los gritos desesperados de una madre que pedía por su pequeña hija enferma.
No esperó más para ir a atenderla. Tomó a la niña entre sus brazos sin mirar a la madre.
-Sigame, por aquí – Notó como la pequeña respiraba entrecortadamente, lo que lo alarmó un poco.
Llegó hasta el box dejando que la madre cerrara la puerta, recostó a la niña en la camilla y fue entonces cuando se volteó para ver a su preocupada madre.
-Su hija estará... bien... - Se quedó sorprendido al ver de quien se trataba. En iguales condiciones se encontraba ella, quien tampoco se había detenido a mirarlo por la urgencia de que atendieran a su hija – Orihime...
-Ichigo...
Continuara...
¿Que pasará ahora que Ichigo y Orihime se han reencontrado? ¿Seguirá todo igual entre ellos? ¿Orihime será capaz de contarle que Akari es su hija?
Todo esto y mucho más en el siguiente capitulo ^^
Espero que les haya gustado mi fic y de antemano gracias por comentar.
Se agradecen mucho los comentarios y críticas.
Dudas por review, aunque a su debido tiempo iré despejandolas todas.
Ahora si.
¡¡Bye Bye!!
