Ray estaba seria y pensativa, ahí mientras apoyaba sus codos en la mesa del comedor. Ya había pasado casi una semana de eso, desde comenzaron las náuseas y ligeros mareos. Además de que no le había bajado el periodo.

—No puede ser posible.

—¿Que no puede ser posible? —preguntó Zack sentándose a su lado con un tazón de cereal con soda y una cuchara.

Ray parece que no lo escuchó, ya que siguió hablando sola, su mirada era ida.

—No vino.

—¿Quién mierda no vino?

—No viene.

—¿De qué demonios hablas? ¿Huh? —Al notar que lo ignoraba— ¡RAY! —gritó y ahí pudo salir de su estado.

—¿Qué pasa?

—A ti que te pasa ¿De qué carajo estabas hablando? ¿Quién no viene? —y dio una probada de su cereal.

—La regla.

—¿La regla? —Cuestionó haciendo una mueca de confusión— ¿Que regla?

—Estoy con retraso —sus ojos azules puestos en los de él.

—¿Retraso? ¿Vas algún lado?

La observaba con confusión.

—Zack —él la miró con atención— A lo mejor estoy embarazada.

—¡¿Lo estás?!

—No lo sé —contestó sinceramente— Pero tengo los síntomas de embarazo, pero eso no puede ser posible. Nos cuidamos. Usaste el preservativo.

Zack quedó en silenció. Ray tenía la mano en la barbilla aun pensativa. El individuó estiro las vendas de su cuello, claramente incómodo.

—Ray... si te digo algo... umm —tragó saliva— Prométeme que no te vas a molestar.

—¿Uh? —se extrañó, pero aun así: "Esta bien, te lo prometo"

Él suspiró aliviado. Tenía su palabra.

—Esa noche que tuvimos sexo... —Ray elevó sus cejas, un poco sorprendida por como iniciaba— Bueno…, olvidé decirte que rompí el preservativo y no lo use.

Mencionó rápidamente, mientras Zack la miraba por si había algo de furia en su rostro. La muchacha no tenía expresión. No lucia enojada, pero por alguna razón, eso era más terrorífico.

—¿Me lo puedes repetir? —preguntó con un tono de voz tranquila.

— No usé esa cosa —volvió a decir y como restándole importancia comenzó a comer de su cereal.

"No usé esa cosa"

¡Esa cosa evitaba el embarazo!

Ray lo observaba con su pose despreocupada, como si no fuera importante. Comiendo el cereal, calmadamente. Ella se levantó de la silla y a pasos lentos tomó el cuchillo de la mesada.

Zack vio el elemento filoso que ahora portaba y le apuntaba con sed asesina, además de la mirada que tenía ella, esa que poseía un brillo rojizo. Tragó duramente la saliva ¿Por qué tenía la ligera sospecha de que su hijo iba a ser huérfano de padre?

—¡Prometiste que no te ibas a molestar!

—No estoy molesta —su voz era lenta y muy tranquila.

—¿Y el cuchillo?

—...

Y era cierto no parecía molesta, su calma excesivamente apremiante la hacía lucir endemoniadamente furiosa.