Disclaimer: Todo me pertenece. Ya saben a quién servir. Jacobs actúa bajo mis órdenes, en realidad.
Personajes: House, Cameron.
Spoilers: Tercera temporada.
Hace demasiado que no escribo Hameron aunque nunca esté preparada o capacitada para ello. En realidad, este es el primero "realmente", "explícito". Escribir con Palm ayuda a ejercer mi vena off-shipper. Obviamente, es la misma tontería que siempre.
Esta vez, a Sandra. Solamente.
R-Evolve
Acudió a rezar.
No por él (qué importaba ya), ni por su muerte de la que ella fue dueña y señora, ni por la sensación de enredar la vida entre sus dedos y empujarla por a través de la aguja de una jeringa que fue a inyectar en sus venas.
Acudió por sí misma.
No quiso sentir más.
-
Él entró en la capilla. (Ya no emponzoñaba lo bueno del mundo con su presencia, porque ahora ya lo hacía ella.)
"Estoy orgulloso de ti"
Su alma aulló pues, sus lágrimas le decían que ella también se sentía orgullosa.
No quiso sentir más, nunca más.
-
Sentía.
Con su alma y con su espíritu vibrando en perfecta comunión. Antes de que quisiera detener aquella locura, ya había pasado los dedos por su cara. No quiso detenerse. Tomó aquella vía de escape a la tensión acumulada en sus músculos durante tres años. Notó ambos cuerpos reprimirse en anticipación un delicioso escalofrío porque rompió las normas por una vez. Respiró para sí misma sobre la barba que la picaba en las yemas y él, le clavaba los ojos intensamente azules esperando un por qué.
Se puso en puntillas y le besó.
Quiso seguir sintiendo, toda la vida.
-
"Mi dimisión"
Ella le había mirado antes de decirlo, muy distinto a la primera vez que anunció su dimisión. "Si no estás aquí ya no tiene sentido permanecer"
Qué había cambiado de un tiempo a aquella parte. El pasado parecía borrado (como si nunca hubiese existido y todo aquello que vivió fuera un sueño extraño) y un futuro de tinta invisible se extendía fuera, en un lugar lejano a él, para el resto del mundo. Te echaré de menos, había dicho ella antes de desaparecer. Y la sensación de sus blancas manos. Yo a ti no, respondió en ese momento al aire, tan seguro de sí mismo. Solo había empezado, solo acabaría. Lo siento, es así, parecía decir al burlarse de su recuerdo.
Puso los pies sobre el escritorio (arrojando la carta de renuncia a la papelera) y puso la música al máximo volumen.
Goodbye, clamaban en ese instante "30 seconds to mars".
-
Ya no hay pasado. Nada ha existido.
Goodbye sigue llenando su existencia. Vive de eso. Nada existirá. Es como si nunca hubieran vivido.
Le espera sentada, mirándole con ojos más verdes, nuevos y distintos. Está rubia ahora, y parece sonreír. Él nunca la ha conocido, pero la odia. Ella se levanta.
-Hola, House.
Todo regresa.
Por contra, la canción se acaba. Es como si volvieran a vivir.
O algo parecido.
