buenas! es la primera vez que me atrevo a publicar algo mío aquí, a parte de un songfic hace algunos días. No sé si os gustará, no soy muy buena, pero qué le vamos a hacer, me gusta escribir ) no creo que la idea sea demasiado original, pero a mí, en un principio, me lo pareció. en fin, dejo de hablar sola y adelante con mi fanfic sólo una última cosa: he modificado un poco las edades porque así es más fácil que sean amigos entre ellos, y me he tomado la libertad de introducir algunos personajes nuevos.

LOS 4 REINOS

Prólogo: el continente de Rwana

En un continente remoto, de nombre Rwana, existían cuatro reinos situados en los cuatro puntos cardinales. Eran muy diferentes entre sí y más de una vez se habían aliado o traicionado; pero en aquellos tiempos, los reinos no se relacionaban entre sí, ni para bien ni para mal. A los reyes no les gustaban las guerras, y todos sabían que lo mejor sería intentar llegar a un acuerdo entre países. Evidentemente, ir ellos mismos o enviar a los herederos del trono sería imprudente; pero como la misión requería alguien en quien se pudiera confiar, los monarcas decidieron (cada uno por su lado) que sus hijos menores irían, acompañados de un pequeño grupo de guerreros, a pactar con sus vecinos. El lugar de reunión cuando terminaran las negociaciones sería el templo de Jianna, y la manera de comunicarse de aquellos tiempos era traer una caracola mágica a la persona con la que querías hablar, y así se podía negociar mediante hologramas mágicos.

El reino del este, Esthar, estaba gobernado por los Takenouchi, prudentes y sabios; el heredero era aún joven -rondaba los 20 años- pero era listo y bondadoso, además de determinado y fuerte; un buen futuro rey, sin duda. El país era verde, lleno de bosques y cultivos, y también tenía buenos puertos. No eran propensos a la guerra, pero sabían como defenderse y tenían un buen ejército. Su enviada era la hermana menor del príncipe Colm: Sora. Era una chica de 15 años inteligente y hermosa (pelirroja, de melena hasta los hombros, ojos rubí, flaca y más bien alta, siempre vestía ropas cómodas y no acostumbraba a llevar vestidos), pero algo rebelde, cosa que se veía sólo con fijarse sus aficiciones (montar a caballo o a pegaso, luchar... y cualquier cosa que fuese activa). Sin escuchar a razones, había decidido desde pequeña aprender el arte de la espada, y dentro del reino no tenía rival. Incluso había decidio aprender un poco de magia que, combinada con su espada, era mortífera. En Esthar, la magia más usada era la de la luz, pero Sora insistió en aprender también algo de magia de la naturaleza, cosa que, evidentemente, escandalizó a los reyes.
Fueron los reyes quien escogieron los acompañantes para su hija; en primer lugar, Takeru, un joven mago blanco que aún no había cumplido los 14. Se llevaba muy bien con la princesa y, pese a su juventud, era uno de los mejores magos de la zona; nadie sabía de sus orígenes, pues fue acogido por la Orden de Magia de la Luz, que lo encontraron perdido en un bosque con apenas un año, pero de todos modos era un chico alegre, simpático y amable. Era rubio y pálido, y sus ojos azul cielo rebosaban vitalidad y combinaban perfectamente con las túnicas blancas que solía llevar.
Después hicieron llamar a Joe, que había sido recién nombrado caballero. Era un joven de 16 años muy formal y amable, y aunque luchaba bien y siempre estaba dispuesto a proteger a su princesa, no era amigo de los peligros y la prudencia era su consejera. Era un chico alto y flacucho (aunque lo disimulaba con armaduras y capas), de pelo azul y ojos negros.
Sora no deseaba más escolta que ellos dos, pero la reina, preocupada, decidió contratar una mercenaria para que la acompañara. Se trataba de una chica de la edad de la princesa, quizás un año más joven, llamada Arien, segura de si misma, y con razón, pues si alguien podía igualar a Sora en el arte de la espada, ésa era ella. Tenía un pelo verde esmeralda con un mechón a cada lado de la cara, una cola corta encima de la cabeza y una cinta negra en la frente; los ojos eran de un color similar, y una fina cicatriz surcaba su mejilla izquierda desde el pómulo hasta la oreja. Su arma era una espada ancha y pesada y vestía con ropa cómoda y elástica, sin demasiadas protecciones pues no les hacían mucha falta al ser una chica muy veloz. Cuando Sora, algo preocupada por el oficio de Arien, le preguntó si sería leal, ella contestó con una sonrisa de superioridad:
"Si buscas alguien honesto y piadoso, no soy éste tipo de gente; pero soy más valiente que muchos y fiel como pocos... siempre que pagues, y que luches por una buena causa"
A Joe, la respuesta no le contentó, pero a la princesa le había caído bien y decidió aceptarla.

En Oesthar, en el oeste, reinaba la familia Ishida. Eran un país fuerte, de llanuras y praderas intermiables, donde se practicaba la magia de la naturaleza, en su mayoría la de la tierra y la del fuego. La hija mayor tenía más de 25 años y ya estaba casada con un noble desde hacía tiempo.
Los monarcas habían decidido enviar a negociar a su hijo, 10 años menor que la princesa Erina. Tenía 15 años pero aparentaba más: era rubio, de ojos azules, pálido, alto y apuesto, y las ropas militares con el escudo de Oesthar le sentaban realmente bien; le gustaba la libertad y pasear por su reino al galope. Era un jinete excelente y, además, aunque era bastante joven, ya era Paladín de la corte de Oesthar, pues su arte con la lanza y la espada era algo fuera de serie. La guerra no le entusiasmaba, pero luchar por diversión era una acción que hacía a diario: entrenaba, defendía a su pueblo, e incluso se batía en duelo a escondidas de sus padres. No le gustaba demasiado la magia, desconfiaba de ella; pero por otro lado, la religión tampoco le atraía.
En su caso, también fueron sus padres los que eligieron quién iría con él, pues Yamato (apodado Matt) no era demasiado sociable y sólo trataba con campesinos, que no sabían luchar. La reina recomendó a una sobrina lejana suya, una muchacha de 13 años de buena familia llamada Kari que tenía un buen manejo del arco y que no se quejaba ni por el cansancio ni por el hambre: era muy leal. Tenía pelo (no muy largo) y ojos de color café y era bajita y flaca, pero no por eso débil. Sempre iba muy mudada, aunque cuando partieron, tuvo que elegir un vestuario más cómodo.
Además, para asegurarse de que el prínipe no correría peligro, también decidieron que un joven mago esperto en los encantamientos de fuego y tierra, Koushiro, más conocido como Izzy, se uniría a la expedición. Izzy rondaba los 14 años pero ya era Maestro de Tierra, y no le faltaba mucho para serlo también de Fuego. Era un chico muy bajito, de pelo rojo de punta y ojos negros, que siempre vestía túnicas anchas y capas de colores vivos. Alguna vez había hablado con el príncipe, y no se llevaban ni bien ni mal. El mago no acostumbrava a decir lo que realmente pensaba pues era muy formal, y su inteligencia era algo fuera de serie.
Finalmente, y en contra de la voluntad del príncipe (pues no soportaba que le dieran charlas sobre Dios), se les unió una clériga de unos 16 años, del templo de la capital, llamada Ireth. Tenía algunos poderes curativos y, además, llevar una clériga en la expedición era casi siempre una señal de ir en son de paz. Ireth era una chica muy creyente, y había pocas cosas que alteraran su cara de indeferncia o que consiguieran hacerla reír. Tenía la piel pálida y el pelo corto (como la mayoría de clérigas), de un negro brillante. Llevaba una túnica de un blanco puro con bordes dorados y azul cielo, que, como supusieron todos, se ensució en un momento; al final decidieron que ella montaría la mayoría del tiempo en el caballo, con el príncipe.

En el norte estaba el reino de Northar, gobernado por los Yagami. Su país estaba casi siempre nevado, pues los rodeaban las montañas más altas del continente, y esto los había convertido en una raza fuerte y resistente, parecidos a los bárbaros. Northar era una teocracia, pues era el reino que creía más firmamente en los dioses, y sus reyes eran bastante bondadosos dentro de lo que cabe esperar de quien gobierna un país; aunque de todos modos sus soldados solían ser crueles y difíciles de vencer.
Los reyes tenían un único hijo, Taichi, de 15 años, pero como éste era un buen guerrero y su defensa era difícil de quebrantar, decidieron enviarlo a él. De todos modos, pensaron, no es una guerra, sino un mensaje para pactar una alianza. Y Tai era, en verdad, muy fuerte. Era un chico musculado, que siempre llevaba armaduras potentes y, aunque no era muy rápido, sus ataques con lanza eran mortíferos. Su pelo alborotado y sus ojos, de un color chocolate similar al de su piel, transmitían alegría y vitalidad. Le gustaba luchar y demostrar que era el más fuerte, pero tampoco olvidaba a su pueblo; parecía el heredero perfecto. Además, creía ciegamente en el Dios que se adoraba en el continente de Rwana, y el pueblo lo amaba.
En su caso, fue el príncipe quien escogió acompañantes; amigos suyos que conocían el arte de la lucha y no eran de mala familia. Por un lado, estaba Daisuke, o, como quería que le llamasen, Davis, un chico de 13 años que era como un hermano menor de Tai, tanto en relación como en aspecto, pues físicamente se parecían muchísimo, y también en su actitud eran similares. Davis era imprudente y solía luchar con hachas, le gustaba el cuerpo a cuerpo. Aunque de todos modos, encima de un caballo se movía muy bien, e incluso decían que era de las pocas personas en el continente (entre ellas la princesa Sora, que tenía gran afinidad con los animales) de montar un pegaso, aunque no le gustaba usarlo en la batalla. No llevaba gran armadura, pero su impulsividad le obligava a vestir cota de malla y otras protecciones.
También pidió a Miyako, con el apodo de Yolei, que le acompañara. La chica tenía 14 años y era una excelente (aunque alocada) maga de la Naturaleza, especialmente usaba hechizos de agua (en los que ya era Maestra) y de aire (que también dominaba muy bien). Quizás era algo hiperactiva y se ponía muy nerviosa con los retos, pero no había nadie menor de 20 años que la igualase en poder mágico en todo Northar. Tenía el pelo largo y violeta, y vestía túnicas chillonas y modernas (modernas en aquella época, claro.
De todos modos, la reina quería asegurarse de que su hijo estuviese a salvo, así que aconsejó a una joven de la corte, Lunae, de sólo 12 años, que se uniera a él. Era una magnífica adivina y sabía defenderse por sí sola, y pensó que no le iría mal del todo a su hijo saber qué le depararía el futuro. Lunae era una chica decidida e hiperactiva, siempre vestida con ropas de gitana y llevando brazaletes y anillos; su pelo era de un rosa claro y tenía los mechones de delante de las orejas recogidos en trenzas; el resto lo llevaba en cola de caballo.

Finalmente, en el sur estaba Surthar, que gobernaban los Tachikawa. Era, en su mayoría, un enorme desierto, donde para prosperar no se podían dedicar a la agricultura ni la ramadería, y a causa de ello abundaban los mercenarios y bandoleros. El gobierno no era demasiado bueno, simplemente se preocupaban por tener suficiente dinero ellos. Prácticamente renegaban del Dios de Rwana, diciendo que los había maldecido con un país seco i no fértil; y apreciaban la magia negra, asegurando que era la más poderosa. Su ejército era no menos poderoso que los de los otros países. Pero, por mala fortuna, su heredero, el príncipe Dylan tenía una salud delicada y estaba en el lecho de muerte aunque sólo tenía 18 años.
La menor, Mimi, de 15 años, poseía dotes curativas extraordinarias, pero ni siquiera ella podía ayudar a su hermano. Finalmente, accedió a ser la enviada a negociar (pues le prometieron un buen marido), aunque no era el tipo de cosa que ella haría. No representaba en absoluto a su país: su piel era pálida y fina; su pelo, largo hasta el final de la espalda, castaño y ondulado, estaba muy bien cuidado; quizás únicamente sus ojos color miel recordaban la arena de las dunas. Era toda una princesa: bella, femenina, delicada, caprichosa pero bastante obediente, que deseaba encontrar un buen esposo pronto. No sabía luchar, pero era magnífica curando y con algunas acciones mágicas específicas: iluminar, disipar la niebla... Incluso al marcharse en una misión, no quiso abandonar sus bellos vestidos y, aunque para andar (o cabalgar en el caballo de alguno de sus acompañantes) no podía tener puestas sus mejores galas, se llevó mucha de su ropa para estar radiante delante los otros reyes.
Los acompañantes que le fueron asignados eran poderosos. Estaba un mago negro, Ken; él era muy amable, pero tuvo que aprender magia negra pues en Surthar no había otra salida. Su pelo era azul y lo llevaba en media-melena, y sus ojos denotaban prudencia e inteligencia. Tenía sólo 13 años pero ya era muy bueno. Solía cubrir su pálida piel con capuchas negras o azul marino, pues era bastante tímido.
También estaba Cody, que con únicamente 12 años era ya un conocido asesino, silencioso y letal. No lo parecía, pues era un joven sensato e incluso amable, enemigo de las mentiras, pero no tenía otra forma de mantener a su madre y a su viejo abuelo. Llevaba el pelo castanyo cortado en forma de tazón y vestía capas y pantalones holgados, de colores disimulados.
Finalmente, se les añadió una muchacha llamada Melia, de 14 años. Su inteligencia era conocida en todo el reino y era un magnífica estratega, además de que, en batalla, sabía defenderse sola más o menos bien. Su cabello era rubio e ondulado, y sus ojos verdes contrastaban extrañamente con su piel algo morena; siempre usaba ropas cómodas aunque femeninas, de colores alegres pero sin llegar a ser chillones.

Guiándose por las últimas relaciones que habían tenido, Sora se dirigió a Northar, Tai a Esthar; Matt a Surthar y Mimi a Oesthar. Estos países habían estado aliados tiempo atrás, y aún quedaba una fuerte enemistad entre Esthar y Oesthar, que antaño se habían peleado por las tierras del centro de Rwana, donde se encontraba el templo de Jianna. Actualmente ésas tierras eran libres (apenas unos pocos kilómetros), pero ninguno de los dos reinos había olvidado su odio mutuo...

bueno... aquí se termina el prólogo... supongo que el resto de capítulos serán más largos, pero el prólogo era sólo para introducir los personajes i explicar la situación. Este es mi primer fic de verdad, por lo que supongo que no tendre muchos reviews, pero espero que alguno sí tenga... nos vemos!