Disclaimer: Dragon Ball pertenece a Akira Toriyama.
Capítulo uno: Acosador
"Estoy muriendo para atrapar mi aliento, ¡oh! ¿Por qué nunca aprendo?".
De pie frente al lugar acordado, aquella hermosa fuente frente a un parque demasiado concurrido, se encuentra ella, vestida como casi no suele hacerlo; un delicado vestido blanco con encajes rojos, unas sencillas sandalias del mismo color, y una diadema roja le adorna su cabello negro azabache. Se muere de nervios, juega con sus dedos, se acomoda el vestido y marca círculos imaginarios en el aire. Es la primera cita que tiene después de cuatro años de no salir con nadie, y sí, está un poco emocionada. Casi ha olvidado cómo se siente estar en pareja, salir con alguien y que ése alguien te llene de detalles. Ella nunca acostumbra a mostrarse tierna, linda, amable, y siempre está metida en peleas, entrenando y demostrando que nada le importa más que eso. Pero ella es una mujer, y a veces siente que debe comportarse más como una, porque casi nadie logra ver más allá de su coraza (o eso es lo que ella cree).
A lo lejos se escuchan muchos gritos, y por la curiosidad dirige su mirada hacia el origen de todos esos ruidos. Lo poco que su vista le permite distinguir es que unos ladrones están causando revuelo. Sus genes le dicen que tiene que ir a enfrentarlos y ponerlos en su lugar, pero su corazón le impide moverse. No. No iba a involucrarse de nuevo en ese tipo de peleas, y menos el día de su cita. Debía estar presentable, sin meterse en problemas. Pero no logra hacer caso omiso a todos esos gritos y se dirige hacia allí.
Cuando llega, se da cuenta de que tienen varios rehenes, así que decide poner manos a la obra. Esquiva unas cuantas balas, deja a su paso personas inconscientes, patadas van y vienen. Cuando su pequeña pelea termina, se sacude las manos y las coloca en sus caderas, satisfecha con el resultado. Pero su mirada se enfoca en un muchacho en particular, que la observa sorprendido.
—No lo puedo creer Pan, peleas como hombre…y eso me da miedo.
La chica deja caer sus brazos y lanza un suspiro al ver cómo él se va, riéndose. Esto ya había pasado antes, hace exactamente cuatro años, cuando por culpa de su abuelo rejuvenecido había terminado envuelta en una pelea similar, justamente el día de una cita…justamente antes de irse a un viaje espacial.
Optó por sacudirse el vestido, acomodarse la diadema y caminar hasta su casa. Ese día había sido completamente del asco.
—Demonios…—. Dice, mientras no logra evitar que le salga una lágrima.
Llega a casa después de una hora de haber salido de ella, pasa casi corriendo a su habitación, sin escuchar a su madre preguntarle cómo le había ido. No valía la pena que su madre le diera un discurso con palabras por demás repetidas, ya se las sabe de memoria. Con un claro azote de puerta le deja en claro a su madre que no tiene ganas de hablar sobre el tema, que para ser sinceros, ya los trae hartos. Lo que en ese momento es preferible para ella consta de encerrarse el resto del bendito día a lamentarse en silencio, pero con clase.
Salta sobre su cama y se tapa el rostro con una de las suaves almohadas. Era más que obvio que ella no está destinada al romance, sino a las peleas encarnadas hasta la muerte, porque demonios, es una saiyan y su deber es con el mundo, como su abuelo, como su padre (aunque éste se la pase encerrado en su biblioteca), como su tío, como el señor Vegeta, como Trunks y su molesta hermana, aunque a ella no le guste esa parte de su genética. No debe importarle nada más que pelear, pelear, pelear y morir peleando. El amor es para los terrícolas…y ella no lo es.
Se levanta de golpe de la cama y tira lejos la almohada, se quita con violencia el vestido blanco y rompe la diadema roja. En ropa interior se pasea por el cuarto y se detiene frente al clóset, el cual abre y se dispone a hurgar. Busca y busca hasta que encuentra una blusa holgada, la desliza sobre su tórax y sigue buscando, después de unos minutos encuentra un pantalón raído y se lo pone. Se calza sus zapatillas deportivas y sale de la habitación.
De nuevo camina hacia la puerta sin escuchar a su madre y sale de la casa, en cuyo umbral eleva el ki y sale volando a toda velocidad. Al llegar a lo alto de las montañas Paoz desciende y aterriza, y se queda sintiendo por un momento el viento contra su cara, revoloteándole el cabello. Con movimientos pausados comienza a simular una pelea, y de poco a poco los hace más rápidos, más violentos y más letales. Eleva más su ki y se transforma en súper saiyajin, levanta el vuelo de nuevo y en el aire sigue su danza de golpes.
—Veo que estás enfadada—. Dice un muchacho de piel aceitunada, cuya voz le retumba en los oídos y le provoca aún más enojo.
— ¿Qué diablos quieres Oob?
—Nada…solo pensé que querías un poco de compañía.
—Pues no, no quiero. Prefiero morir en soledad.
—Bueno, me expresé mal…pensé que querías un contrincante.
Justo lo que necesita. En su interior desea matarlo a golpes, así que desciende de nuevo y comienza a pelear. Oob enseguida le agarra el ritmo y le devuelve los golpes. Parece que se acoplan a la perfección y siguen y siguen hasta cansarse, toman un respiro y continúan con la pelea. Pan se siente bien y esboza una sonrisa, cosa que distrae un momento a Oob, y ella aprovecha para derribarlo. Ríe al verlo ahí tendido en el suelo, mientras el muchacho le devuelve la sonrisa.
— ¿Ya te sientes mejor?
—Algo…gracias, supongo.
—De nada, hermosa.
— ¿Qué? — A Pan se le suben los colores al rostro y aparta la vista. No había olvidado aquella vez, hace cuatro años, cuando la había protegido del ataque de Baby Vegeta. Ladea la cabeza, provocando que su flequillo le cubra los ojos.
—Ah, lo siento…yo no… perdóname—. Oob también intenta cubrirse las mejillas, que ahora le arden por el rojo que las adorna. —Pero…yo…
—No lo digas.
—Estoy enamorado de ti.
Y lo dijo…por tercera vez en el transcurso de cuatro años. Nada ha cambiado, al menos en él, porque ella se había vuelto a enamorar y jamás le hizo caso. ¿Qué es lo que Oob ve en ella? No lo sabe, porque no se ha dado la oportunidad de averiguarlo. Pero él no se rendiría, así que puso manos a la obra.
—Voy a conquistarte Pan.
— ¿De qué diablos estás hablando?
—Mira, te vi de pie frente a la fuente del parque, con ese hermoso vestido blanco con encajes rojos y la diadema sobre tu cabello. Te veías linda, la verdad, pero esa no era la Pan que yo conozco. Y me sentí feliz al verte pelear, aun vistiendo de esa manera que, admítelo, te resultaba incómoda. A mí me gustas así, como estás en este preciso momento, desde siempre.
—Y me dices todo esto porque…
—Te lo digo simplemente porque quiero, así que cállate y escucha. Te voy a demostrar que yo no soy como los demás, y si después de intentarlo no te enamoras de mí, pues qué remedio…pero permíteme intentarlo.
—Está bien—. Dice cruzándose de brazos, con aire altanero. —Veremos cuánto puedes hacer para demostrarme que no eres otro idiota engreído.
"Necesito creer…necesito creerte".
Oob asiente con la cabeza, se levanta y se acerca a ella. Al instante en que la distancia se acorta entre ellos, dirige la mano hacia la mejilla y le da un pequeño golpe con el puño. Ella se queda desconcertada y le mira como diciendo "¿qué diablos?"
—Sé que esperabas que te besara, pero eso no sucederá…aún.
—Maldito, yo no…
—Sí, sí, sí, nada te va a servir en este momento, no te vas a poder defender—. El muchacho eleva su ki y dándole la espalda, se despide con un pequeño ademán y se va volando. Pan se queda un momento observando cómo se aleja y se queda pensando un momento. ¿Qué haría si él lograba conquistarla? Oh, no, claro que no lo iba a lograr, después de todo, nadie podía querer a una chica agresiva…y mitad extraterrestre.
Precisamente alguien que una de sus mitades no era humana.
—Maldito…—. Dice mientras se dispone a seguir peleando con el aire.
Oob desciende, ya muy lejos de las montañas, con el corazón palpitándole a sobremanera y con el carmesí quemándole las mejillas. Se ha atrevido a hacer una apuesta muy arriesgada, casi imposible de ganar, pero sabe bien que Pan merece que cualquier hombre muera en el intento de conquistarla, pero ella se había encontrado con cada estúpido que lo único que hacían era engatusarla con obsequios cliché, ilusionarla con palabras bonitas, para luego dejarla después de verla pelear.
Él comprende que ella es una mujer, y que necesita que a veces se le llene de ternura, pero los demás ignoraban un hecho en especial: la pasión que ella tiene por sus genes saiyan, por las peleas, al igual que su familia. Y eso es algo que él más que nadie entiende, porque él también ama pelear, ya que después de todo era la encarnación de un extraterrestre. Está un paso más adelante que los otros y él lo sabe, así que ha llegado la hora de pelear por ella.
Pan se levanta con el primer rayo de la mañana, y por las piedras que golpean desde el otro lado de su ventana. Muy lentamente se levanta y se dirige hacia la ventana todavía adormilada, pero cuando llega hasta ella sus ojos se abren como platos.
—Oob, ¿qué diablos haces aquí, a estas horas?
El muchacho sonríe mientras entra por la ventana, ante la mirada incrédula de Pan.
—Buenos días, linda—. Dice mientras esquiva a duras penas una cachetada sorpresa. —Tranquila cariño, no vengo a secuestrarte, simplemente vine a verte un momento.
—Esto se llama allanamiento de morada, ¿sabías?
Oob le guiña el ojo, mientras pasea la mirada por la espaciosa habitación. Mientras Pan espera a que se marche, él le toma la mano y la obliga a correr hasta que saltan juntos por la ventana y Oob eleva el ki, para disponerse a volar.
— ¡Maldito demente, bájame! — Grita ella mientras patalea y se sacude, como una humana que nunca había volado.
—Cálmate hermosa, no voy a dejarte caer. Y si lo hago puedes simplemente volar.
La abraza por la cintura y continúan con el viaje. Ella sigue forcejeando, pero por alguna razón Oob es más fuerte e impide que salga volando por su cuenta…sí, la culpa la tiene su 75% de humanidad. Mientras siente el brazo de él, el calor que transmite en su cintura, pasea la mirada e intenta adivinar hacia dónde van. Y se sorprende al ver que se dirigen a su lugar favorito en toda la Capital del Oeste…a las hermosas cascadas de las montañas Paoz. Aterrizan y él por fin la suelta, pero ella está muy impresionada ante la vista que le ofrece, la vista del amanecer reflejado en el agua.
—Es hermoso…
—Lo sé, y también sé que nunca habías visto ese color anaranjado pintando las cascadas.
— ¿Eres un acosador o algo por el estilo? —. Dice mientras frunce el ceño, como una niña pequeña que hace un puchero.
—Qué desconfiada eres. Siempre vienes a relajarte aquí, pero a medio día, así que deduje que nunca habías visto el amanecer en este sitio—. Pan sigue mirándolo incrédulamente, no le cree todavía. —Está bien, me lo dijo el señor Goku.
—Oye, no metas a mi abuelo en esto…y me las pagará por haberte dado información.
—Te ves tan linda cuando te enojas—. Sonríe el muchacho, y esta vez no esquiva la cachetada, por el simple hecho de no haberla visto venir. — ¡Por dios Pan, eso duele!
—Te lo mereces…niño de chocolate.
Oob al escuchar esas palabras se sonroja, ya que se escuchan tan bien saliendo de su hermosa boquita. Entonces le toma de nuevo las manos y le susurra al oído.
—Puedes comerme si quieres—. Al alejarse ve que la ha dejado completamente muda y enrojecida, temblando un poquito. Ella trata de ocultar su rostro, pera ya es demasiado tarde, también intenta controlar su cuerpo, pero ahora es demasiado evidente que está nerviosa. Cuando Oob le dijo que la conquistaría, ella pensó que iba a llenarla de obsequios, de flores, de ositos de peluche, como todos los demás, no que hiciera este tipo de tonterías.
— ¿A qué estás jugando? —Pregunta después de calmarse un poco.
—A conquistarte, ¿recuerdas? Y te aclaro que para mí esto no es un juego…lo hago porque quiero hacerlo.
Pan, por segunda vez en menos de diez minutos, se queda sin habla. Con el primer "detalle" (que sigue pensando, es más un secuestro) Oob ha logrado ir más allá de simples cosas que antes la habían impresionado, aunque lo haya averiguado por medio de su abuelo.
—Bueno, como sea…me voy—. Dice al elevar su ki y salir disparada de ahí. Oob sonríe muy en sus adentros, porque sabe que de alguna manera, su plan está funcionando. Dos veces había sonrojado a Pan, y eso es un avance monumental. Ahora se siente más confiado, pues técnicamente el primer movimiento había salido muy bien…si quitara la parte donde lo llamó acosador.
Solo cruza el umbral y ya le han hecho la primera pregunta. Para su mala suerte, ya toda su familia está levantada y reunida para el desayuno, aparte olvidó entrar por la ventana de su cuarto, mínimo para despistarlos y fingir que estaba durmiendo.
— ¿De dónde vienes, jovencita? —. Y su madre es la formuladora de esa pregunta.
—Fui a las cascadas a relajarme un rato, mamá—. Su mirada se cruza con la de su abuelo, quién dejó ir una pequeña risa al oír el lugar en el que ha estado. Se sienta al lado de su padre, que como siempre está leyendo el periódico.
—Café, ¿quieres? —. Dice su abuela, tendiéndole una taza humeante de líquido negro.
— ¿Con canela?
—Claro hija.
Pan agarra la taza con ambas manos y sorbe un poco del líquido, deja escapar un leve suspiro y sigue bebiendo el café. Su abuelo se levanta y se dirige a la cocina, y la muchacha lo intercepta, sin llamar mucho la atención.
— ¿Cómo te fue, linda? — Pregunta su adorado abuelo con un toque de ingenuidad.
— ¿Por qué le dijiste a Oob que nunca he visto el amanecer en las cascadas?
—A que fue un lindo detalle, ¿cierto? Además es un buen chico.
— ¿Por qué haces esto, abuelo?
Goku no piensa demasiado esa respuesta. —Porque le he visto crecer, y sé que te hará feliz…mereces algo mejor que esos chicos normales que solo piensan en sí mismos, y Oob siempre ha pensado en ti.
—Ya basta abuelo, por favor no le digas nada más.
—Él sabe más de lo que yo pueda decirle, además Pan, ¿Oob no te atrae? ¿Ni siquiera un poco?
—No…claro que no—. Dice mientras da la vuelta y se dirige de nuevo al comedor, con el resto de la familia.
—Yo que tú me lo pensaba bien.
CONTINUARÁ...
¡Hola de nuevo!
Esta es mi segunda historia sobre Pan y Oob, ¡Como AMO a esta pareja! Son tan lindos juntos, y sin duda todo en ellos encaja, bueno, para mí xD
Decidí escribir algo más extenso de ellos, así que lo que salió de mi cabeza fue una serie de estrategias para conquistar (?) Además tomé el consejo que Schala S me dio hace tiempo, cuando publiqué mi primer fic de OobxPan: que ella no cede tan fácilmente... Así que esta historia tenía que ser plasmada en más de un capítulo.
ALGUNAS ACLARACIONES:
La historia está inspirada en la canción "All I Need" de la banda Within Temptation. Realmente, cada vez que escucho está canción, no puedo evitar que mi mente vuele con esta pareja... ¡son tan lindos! xD. A pesar del tinte triste y trágico de la canción, mi mente me llevó por otros lugares y las situaciones algo divertidas salieron a la luz(?) y en realidad no quería hacer nada dramático, así que me gustó el rumbo que tomó.
Sin más que "aclarar", nos leemos en el siguiente capítulo xD
Gracias a todo aquél que esté dispuesto a leer.
¡Ciao!
