Un poco de mí.

Por Alisse.

I. X ¿Nueva vida? X

Quién lo diría… hacía dos años ella era una chica mimada, inmadura, segura que conseguiría todo lo que deseaba con sólo unos cuantos gritos y otros tantos pataleos… claro, siendo la hija de Nostrade, el hombre que había escalado posiciones dentro del bajo mundo aprovechándose de un don de su hija… con todo el dinero que ganaba cómo no iba a poder taparle la boca a la chica, que a ratos llegaba a ser desesperante.

No le costó aprender a vivir así, llena de lujos, obteniendo lo que deseaba con relativa facilidad, aunque rodeada de gente que no apreciaba, partiendo por su padre. Claro, lo quería, pero ella tenía claro que él no a ella… de no ser por su don de la adivinación, se habría deshizo de ella a penas hubiera muerto su madre. Tampoco debía olvidar a los guardaespaldas que su padre le ponía… detestaba eso, odiaba a todos esos hombres que la odiaban pero que estaban con ella porque le pagaban… bueno, menos a uno de ellos.

Tenía que reconocer que cuando lo conoció no le había llamado la atención. Era uno más, con su cabello rubio algo largo y sus ojos negros terriblemente fríos. Él siempre estaba serio, todo el tiempo que estuvo con ellos nunca lo vio sonreír una sola vez. Sí, definitivamente era el único que, después de un tiempo, había llamado su atención.

Es que no podía negar que era terriblemente guapo, y esa indiferencia que mostraba hacia ella hacía que la muchacha se fijara más en él. ¿Quién lo diría?, a pesar que nunca tuvo una conversación decente con él, aunque sabía que una parte del muchacho estaba mintiendo en sus intenciones al trabajar en ese lugar, se podría decir que comenzó a sentir un cierto aprecio hacia el muchacho.

La última vez que lo vio… esa noche que había marcado un cambio definitivo en su vida… ni siquiera esa noche habían hablado.

Su padre había estado durante algunas semanas de viaje, quizás tratando de arreglar sus negocios medios turbos que ella estaba segura que su padre tenía, volvería ese día. Neón había perdido su don de adivinar, y estaba muy consciente de eso cuando su padre fue a penas llegó a la mansión y le preguntó acerca de eso. En un primer momento, ella se sintió desilusionada porque ni siquiera se había preocupado por su estado, ni nada.

Lo que vino después, a esas alturas, era algo confuso. Le había gritado, sacudido y hasta tirado contra una pared con una brusquedad que le dolió más que un golpe… eso y las palabras dichas en esos momentos hicieron que la chica se derrumbara, que la burbuja en la que vivía había reventado definitivamente, haciéndola caer en la triste realidad de su vida.

Estaba sola, terriblemente sola.

Fue en esos momentos que él intervino, lo tomó del brazo y lo alejó de ella. No se había dado cuenta que estaba en la habitación con ellos. Obligó a su padre a salir de su cuarto, diciéndole que volviera cuando estuviera más tranquilo. Neón no escuchaba, sólo se dedicaba a llorar como hacía tiempo no lo hacía, cuando había muerto su madre… estaba encogida en el suelo, sentada.

Estaban solos, después de un rato se había calmado, aunque continuaba llorando casi en silencio. Ella había pensado que la había dejado sola, pero no… sólo se sentó a su lado, en el suelo, y lo sintió soltar un largo suspiro.

No le había dicho nada, aunque no lo necesitaba. Su sola compañía fue necesaria para sentirse mejor… bastante mejor.

Después de eso supo que había renunciado. Senritsu, que al parecer era su amiga (o al menos la más cercana a él de todos los que vivían ahí), le había dicho que él tenía una tarea que cumplir, algo que se había autoimpuesto y que el muchacho había considerado que ya era tiempo de cumplirlo.

Días después lo había decidido. Su padre había echado a la mayoría de los guardaespaldas (los de ella, mejor dicho) y ya no le quedaban muchas ganas de quedarse en ese lugar viviendo prácticamente sola. Su padre ya no la quería ahí (claro, ya no le servía), así que después de meditarlo un poco lo había decido. Se iría de ese lugar.

No le costó mucho, le pidió a Eliza que la ayudara a que fuera de manera silenciosa, quizás si su padre se enteraba ni siquiera se habría molestado en detenerla.

Se llevó la mayor cantidad de ropa que podía cargar ella sola en algunas maletas. Le costó elegir qué prendas llevar, entre tantas… era complicado. Bueno, agradeció también tener en su poder algunos tesoros que uno que otro tipo de la mafia le había regalado por decirle su destino (recibió varios de ellos después de la subasta en la Ciudad de York), sin contar que tenía algunas joyas y una cuenta en un banco, regalo de su madre antes de morir (quizás ella sabía que en algún momento ocurriría eso)

Finalmente, una noche partió. Eliza la llevó a la ciudad que quedaba cercana a su casa y se dirigieron al banco a ver el dinero en la cuenta… viendo las cantidades, Neón se dio cuenta que tendría para vivir decentemente durante algunos meses (le agradeció infinitamente a su madre), sin contar las joyas que tenía y los tesoros… en esos momentos se sintió segura, quizás emprender una nueva vida no sería tan complicado como lo pensó en un primer momento. O al menos esa fue la primera intención que le dio. Después de vender todo lo que podía (y notar que su cuenta en el banco había crecido notablemente), comenzó su nueva vida.

Por consejo de su cómplice, se cortó el cabello, al menos para disimular un poco su identidad (se negó rotundamente a cambiarlo de color) y, al tomar el tren, la abrazó con cariño. Al final, era la única que había estado con ella en esos difíciles momentos, y de verdad que se lo agradecía. De paso, le pidió disculpas, porque seguramente por su huida se quedaría sin trabajo. Eliza sólo le sonrió… ese gesto nunca lo iba a olvidar.

Llegó a la ciudad y las primeras horas ahí se sintió completamente perdida. Hacía años que no estaba sola en algún lugar abierto (salvo durante sus escapadas, pero eran juegos comparado con esto), así que después de pasarse un buen rato sentada en una banca, sintiéndose tonta, decidió asegurarse de una cosa: tener algún lugar donde dormir.

Caminó horas enteras buscando alguna posada que no se viera tan vieja y que tuviera precios decentes, para quedarse. Aunque le hubiera alcanzado para quedarse en algún hotel, no podía darse esos lujos estando así, sin siquiera saber cuánto le costaría encontrar algún empleo. Cuando se estaba rindiendo y ya comenzaba a anochecer, llegó a una pensión que, a primera vista, lucía muy normal. Entró decidida a quedarse en algún cuarto, cualquiera que fuera. A esas alturas estaba cansada de ser tan exigente.

La posadera era una mujer simpática, madura, aunque algo despistada. Después de escuchar el precio decidió aceptar inmediatamente la habitación que tenía libre. Lo único que deseaba era acostarse, si no era bueno el lugar, al día siguiente buscaría otro. Además (y lo que puso más feliz a Neón), era que le había hecho un precio especial por incluir las tres comidas.

Pero toda esa buena onda se había derrumbado a penas entró a su cuarto y encendió la luz. Era un lugar húmedo, mal pintado y que en un primer momento daba la impresión de estarse cayendo a pedazos. Neón tuvo la idea de salir corriendo de ese lugar, pensando que incluso dormir en una banca de una plaza era mejor que eso… pero después recapacitó y decidió continuar.

Lo que más lamentaba era que el lugar no tenía ventanas.

Se acostó inmediatamente, cayendo rendida en los brazos de Morfeo debido a lo duro que había sido ese día… y aunque pensó que nada la haría despertar, se equivocó, porque no tardó en oír gritos en la calle (no se estaba quedando en un barrio del todo sano), sirenas de policía y tanto escándalo que decidió sentarse e intentar pasar su mal humor de alguna manera sana.

Tenía deseos de asesinar a alguien.

A pesar que lo único que quería era irse de ese lugar (claro, ni comparado a los hoteles a los que iba cuando su padre la mandaba de viaje a algún lugar), en pocos días se dio cuenta que eso sería imposible… la chica tenía la esperanza de conseguir algún trabajo rápidamente, pero pronto se dio cuenta de algo: no sabía hacer nada, ¿quién se iba a molestar en contratarla?

Y así los días fueron pasando. Días que Neón se dedicaba a caminar por casi toda la ciudad buscando algún empleo en que el no comprometiera nada más que lo necesario, pero lamentablemente no encontraba nada. Y comenzó a preocuparse.

Era verdad que cuando había salido de su casa tenía bastante dinero junto… pero ella jamás había pensado que vivir fuera tan caro. No demoró en notar cómo su dinero cada vez disminuía más y más, causándole tanta angustia que le costaba muchísimo quedarse dormida durante las noches (sin contar que ese lugar no era el más adecuado para hacerlo…)

Sólo una vez pasó por su cabeza pedirle ayuda a su padre… y esa idea fue desechada inmediatamente. No, tenía que hacerlo sola, para demostrarse que podría… y aunque en esos momentos estaba pasando por momentos difíciles, estaba segura que en algún momento tendrían que arreglarse las cosas (aunque la verdad, eso era lo que deseaba y esperaba)

Y cuando iba a rendirse definitivamente, una luz brilló al final del túnel.

Se puso a conversar con Rayén, una chica que vivía en el mismo lugar que ella, y le contó todo su drama (necesitaba conversarlo con alguien, sentía que si seguía así en algún momento iba a terminar explotando). La chica, de cabello castaño y unos coquetos ojos negros, cuando la escuchó le sonrió ampliamente.

"Éste es tú día de suerte" le había dicho aquella vez "justamente en el restaurante en el que estoy viviendo se necesitan personas para trabajar"

A Neón le brillaron los ojitos, emocionada, y respirando con tranquilidad después de varios meses de vivir con una presión constante dentro de ella. Al día siguiente se presentaron al trabajo, y aunque la dueña del lugar se había negado a recibirla en un primer momento por su falta de experiencia, después de pedírselo y contarle más o menos su situación terminó por aceptarla.

La chica estuvo a punto de largarse a llorar debido al agradecimiento que sentía por la ayuda que estaba recibiendo.

Y en eso estaba, trabajando de mesera en un restaurante que atendía las 24 horas del día, por lo que trabajaba en turnos, dependiendo de la semana. Lo único que lamentaba, era que no había quedado junto a Rayén, que se había hecho amiga suya después de ayudarla.

Aunque no fue la única persona que conoció luego de eso. Maia, la dueña, era muy amable con ella y sin saber del todo la razón, sentía que había adoptado una cierta actitud de madre con ella… quizás la veía demasiado indefensa. Aparte, se hizo cercana de Hana y Rina, que eran meseras también, y de Ian, uno de los cocineros.

Y en eso estaba su vida, relativamente tranquila. Se sentía bien con lo que estaba haciendo, aunque su verdadero deseo era entrar a alguna Universidad a estudiar algo relacionado con la medicina (enfermería, la verdad), por lo que estaba juntando dinero para hacerlo… aunque notando cuánto lograba ahorrar, a ratos le daba la impresión que se quedaría por siempre siendo una mesera.

Pero al menos eso era mejor que ser un juguete de tu padre.

Llevaba un poco más de cinco meses trabajando en el restaurante, y ya había pasado más de un problema con los tipos que se querían propasar con ella (sobre todo en el turno de noche), pero aún así, lograba de una u otra forma sacárselos de encima (Rayén y Rina le habían dado unos cuantos consejos respecto a eso)… aparte de eso, se sentía contenta.

Estaba logrando salir adelante prácticamente sola… sin ayuda de su padre (de quién no tuvo ninguna noticia más… quizás estaba feliz de haberse librado por fin de ella), ni de nadie más conocido que fuera de su "anterior vida", de su vida de niña rica… ni siquiera su carácter era el mismo… había cambiado bastante ese tiempo que había estado sola.

Así estaba su vida… en esos momentos tenía que salir a trabajar, le tocaba turno de noche, por lo que saldría de madrugada. Lo bueno era que trabajaba cerca de la pensión, por lo que podría irse caminando sin problema alguno… como siempre lo hacía.

-¡Buenas!- entró a la cocina de lo más animada, sonriendo ampliamente. Maia la miró y le sonrió.

-Hola, Neón, llegas justo a tiempo- le dijo la mujer, que se estaba yendo a su casa –me alegra verte antes de irme de viaje…

Claro, Neón recordó que el fin de semana sería la boda de Maia con el cocinero Nickolas (qué conveniente…), y la Luna de Miel sería como de un mes…

"Suerte que tienen algunos" pensó Neón, dándose cuenta que pensaba eso no por el viaje, sino porque Maia había encontrado alguien a quién querer.

-Pero no es necesario, nos veremos en la boda- replicó Neón –ahí podrá despedirse sin problemas.

-Oh, querida, es que con tanta gente no es del todo posible- suspiró Maia –ya sabes, despedirse de todos es una soberana lata, sin contar que te están apurando y todo eso… en fin, te deseo lo mejor durante el mes que esté fuera…

Neón recibió agradecida el abrazo y le deseó lo mismo. Luego de hablar unas cuantas palabras más, la dueña del lugar se fue a su casa y Neón se puso su delantal para comenzar el trabajo. Siendo una noche de viernes, lo más seguro es que tendrían mucha concurrencia de gente que aprovechaba de salir hasta tarde esas noches.

-Ve a atender a los de la cinco- le dijo Hana, que llegaba al mesón en esos momentos. Comenzaba a notarse como siempre que les tocaba un viernes en la noche: histérica –¡esto se está llenando y Rina todavía no llega!

-Ya lo va a hacer…- suspiró Neón, caminando rápidamente hacia la mesa cinco para no tener que escuchar a su amiga alegar en contra de la otra. Tomó la libreta en sus manos y sin mirar a los que estaban sentados en la mesa, habló -¿ya saben qué van a pedir?

-¿Eh?

Fue en ese momento que los miró. Eran cuatro, chicos que no tendrían más de 15 años, y dos jóvenes, uno de cabello castaño oscuro, y otro rubio… que la quedó mirando con la boca abierta, sorprendido de verla en ese lugar y haciendo eso.

Neón no tardó en reconocerlo… el que alguna vez fue su guardaespaldas estaba sentado con el grupo, mirándola con la boca abierta.

Tuvo deseos de enterrarse de la vergüenza.

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Hola!, he aquí otro fic de HxH. Se me ocurrió hoy y me di cuenta que si no lo escribía nunca lo haría...

Como se darán cuenta, será un NeónXKurapica, quizás algo distinto... al menos al otro fic que escribí (Ese de "Siempre es de noche").

Bien, estaré esperando sus comentarios... nos vemos a la otra!!