Fría noche

La fría noche susurraba melodías hermosas en su silencio sepulcral, la luna bailaba en el cielo el elegante vals que se instrumentaba en la tierra. Los ríos guiaban el camino del campesino y regalaba el agua a sus seres vivos. La tierra húmeda solamente provocaba un aroma único, diferente al que suele percibirse en los pequeños pueblos alrededor de ese bosque tan infinito y lleno de vida.

El clima tan delicado y fino, traspasaba la piel pálida del rostro de la chica que se cubría sospechosamente con una sola capa negra que fácilmente se podía esconder entre las sombras, sentada sola, a las orillas del río de agua pura y transparente, que hasta podía ver los peces nadar libremente, libres. Justo como ella hubiera querido vivir, libre.

Con delicadeza se despojó de la prenda oscura dejándola caer en el suelo sin tomarle interés, mostrando la esbelta figura de la joven, su cabellera naranja fue descubriéndose poco a poco al mismo tiempo que la capa caía libremente, era tan largo y sedoso que sorprendentemente le llegaba hasta sus rodillas pero amarrado elegantemente con un moño rojo. Su bello vestido rosado era tan largo, hermoso y a la vez tan simple, resaltando su delgada cintura y sus voluptuosos pechos, después de todo formaba parte de la aristocracia y como tal se tenía que vestir. El frío clima entró en contacto con su suave y blanca piel, pero la joven ni se inmutó. Sonrió con emoción y entre sus manos tomó un poco de agua y con pasos lentos, poco a poco se fue sumergiendo en el río. No le preocupó pescar algún resfriado o fácilmente una pulmonía con lo helado que era el líquido, simplemente esperaba pacientemente la llegada de su amado.

Sus ropas se mojaron inmediatamente y elevó la mirada hacia el cielo, dejando ver por fin unos hermosos ojos rosados que se tornaron blancos ante el suave reflejo de la luz lunar. Sonrió al sentir la presencia de alguien más, al fin, ya no soportaba la idea de estar sola y sin él.

- Es de mala educación espiar a las mujeres - reprochó a la presencia.

Escuchó una risa divertida y de entre las sombras salió un apuesto joven de cabellos naranjas y de unos profundos ojos rojos como la sangre. Alto, delgado, de piel pálida y facciones duras, cuerpo musculoso y de ropas finas, tan caras como para alimentar a una familia entera. Con una velocidad inimaginable llegó junto a ella, no importándole dañar tan costosas telas. La tomó de la cintura y devoró fieramente los labios rojizos de la chica.

Se separaron al sentir más presencias. La joven sonrió con un lindo rubor adornando sus pálidas mejillas y el chico suspiró frustrado. La cargó en su espalda y ambos salieron del agua en dirección a las sombras.

- Brick - llamó la bella joven, él solamente la escuchó -, ¿a dónde iremos?

El hombre no respondió, simplemente se dedicó a caminar entre los grandes y frondosos árboles. La chica se rindió y se acurrucó en la corpulenta espalda de su amado.

- Bombón, Brick, al fin llegan - dijo una tercera voz femenina.

Frente a ellos habían cuatro jóvenes más, dos hombres igualmente vestidos con trajes caros, uno era pelinegro de ojos verde oscuro y el otro rubio de ojos azul cobalto, con cara de inocente. Junto a ellos habían dos mujeres, una parecida al rubio con un vestido sencillo de color azul cielo y la otra similar al pelinegro, con la diferencia de que esta vestía con ropa de hombre de la baja sociedad.

- Bellota, si no supiera que eres mujer, podría jurar que eres el hermano gemelo de Butch - habló el pelinaranja.

Bajó a la joven de su espalda y esta intentó acomodarse el vestido.

- Si, bueno, ya sabes que no me gusta usar vestidos - respondió la nombrada con desinterés.

- Pero te verías hermosa con uno - comentó el hombre pelinegro.

La chica se sonrojó y la dio un leve golpe en el hombro. Los cuatro sobrantes rieron por lo tímida que solía ser la joven respecto al tema.

- Burbuja, ¿trajiste lo necesario? - habló la pelinaranja.

- Si, vamos - contestó la rubia.

Ambas chicas se perdieron entre la oscuridad del bosque quedando los tres hombres bajo la mirada atenta de la pelinegra. El chico de mirada carmesí y el rubio se movieron nerviosos en su lugar y el moreno soltó una gran carcajada.

- Par de pervertidos, son muy obvios.

- Ni se les ocurra espiar a mis hermanas, no querrán que suceda lo de la última vez ¿o sí? - dijo Bellota maliciosamente.

Ambos chicos tragaron duro al recordar que sus respectivas compañeras los habían dejado de la peor forma cuando descubrieron sus sucias intenciones. Las dos jóvenes volvieron a aparecer de nuevo, pero vestidas de hombre, igual que su otra hermana. Las tres jovencitas eran hermanas, la mayor era la pelinaranja, seguida por la pelinegra y de último la rubia. Eran hijas de un importante aristócrata o por lo menos el hombre se había encargado de aparentarlo. Su progenitor conocido por el título de Lord Utonium, era dueño de muchas tierras y grandes riquezas, casado con una bella mujer pelirroja y de cuerpo tentador, Bellum. El matrimonio tuvo como resultado el nacimiento de tres hermosas hijas, dotadas de belleza, carisma e inteligencia. Eran las más deseadas en todo el país para unirlas en matrimonio por interés social, económico y político. Lo que todo el mundo desconocía era que la familia no era normal como todo el mundo creía, eran una familia de vampiros de sangre pura. De un poder inimaginable que incluso podían destrozar un pueblo entero, sin embargo habían decidido vivir como una familia de aristócratas comunes y corrientes, llevando la vida diaria de un noble de mucha importancia.

Los chicos no tenían una historia diferente, hijos del matrimonio Him. Su padre, un hombre severo y déspota, impulsivo y manipulador pero un padre bueno y amoroso con sus trillizos. Siempre se habían preguntado cómo su madre Keane, una mujer de ojos azules, cabello negro que irradiaba una dulzura inimaginable, de buen corazón, se había enamorado fieramente del hombre más cruel que habían conocido. Pero claro, su amada madre, había visto algo en Him que nadie había visto y que hasta la fecha desconocían.

Ambas familia declaradas abiertamente como las más poderosas y ricas, sin saber que eso es lo que menos les importaba, tenían toda una vida para disfrutar. Los vampiros podían vivir todo el tiempo que quisieran con ciertas limitaciones obviamente, por otra parte, estaban unidos por un compromiso. Se suponía que la boda sería ese día pero algo había salido mal. Hace un mes que vivían huyendo de Mojo Jojo, un tío de las chicas que había pedido la mano de la hija mayor en matrimonio, obviamente Lord Utonium se negó rotundamente pues los pelinaranjas habían declarado su amor en una cena familiar para celebrar el compromiso de los seis y mantener el linaje de los vampiros sangre pura. Pues Utonium y Him eran descendientes directos del primer vampiro existente, y sus hijos como sucesores gozaban la dicha de llevarla por sus venas muertas, era un "milagro" que entre sus hijos naciera el amor, pues al principio se habían llevado mal.

Desgraciadamente, se habían separado de sus padres.

Escucharon un ruido de entre los árboles y se pusieron alertas en posición de combate. Algo tomó el pie de la rubia y la arrastró a la oscuridad, sin embargo el hombre rubio la tomó de las manos y tiró de ella para que no se la llevaran.

- ¿Estás bien, Burbuja?

La rubia asintió tranquilamente y de nuevo fijó su mirada a las sombras al sentir una poderosa presencia.

Un hombre salió de entre las sombras y aplaudió cínicamente.

- Sorprendente - se burló -, no saben como me divierten.

Era Mojo, otro vampiro de clase Beta, poderoso pero de menor categoría que sus progenitores masculinos. Era hermano de su madre, Bellum e increíblemente no se parecían, pues la familia era bastante fea y ella fue la única bendecida con una belleza inigualable y sensual.

- Aléjate si no quieres que te arranque la cabeza - amenazó el chico de ojos rojos.

- ¿Así como le arranque la cabeza a tu madre - soltó sin remordimientos y luego miró a la pelinaranja -, o como la tuya? Bombón, todo esto es culpa tuya, por no aceptarme como tu esposo, te hubiera hecho muy feliz.

La rubia y la nombrada se llevaron las manos a la boca, completamente sorprendidas. La pelinegra apretó la mandíbula con rabia. Apretó sus puños y su cabello se fue tiñendo de blanco, sus ojos se encendieron en un rojo sangre y vivo, sus uñas se alargaron y los colmillos le crecieron, aumento su estatura y se proporcionó más el cuerpo.

- ¡Bastardo! - gritó con una voz endemoniada.

- ¡Bellota! - llamaron los cinco restantes.

Se lanzó contra el hombre pero este simplemente sonrió maliciosamente, y en el último segundo se detuvo a unos centímetros de su rostro. De su boca salió un líquido rojo y se llevó las manos al vientre, bajó la mirada y abrió los ojos sorprendida.

- La espada...de Hades - dijo difícilmente.

Mojo sacó la espada del cuerpo de la chica sin piedad y ella cayó de rodillas al suelo totalmente adolorida. Esa espada era mortal para ellos, podía quitarle la vida a cualquier cosa que atravesara. Se agarró la herida con una mueca de dolor, esta vez no sanaría y el resultado sería mortal. El hombre pelinegro se lanzó de lleno contra el hombre que casi no mostraba su rostro por la oscuridad del lugar y este lo empujó con una fuerza invisible que lo mando a impactarse contra un árbol.

Bombón cambió el color de su cabello por uno blanco, sus ojos se volvieron rojos sangre deseosos de venganza, sus uñas se alargaron juntos con los colmillos y su estatura aumentó, el cuerpo se le proporcionó y se le veía mucho más grande de edad. La famosa transformación de niña-adulta había llegado y de la peor manera. La chica rubia sonrió maniáticamente y lo mismo sucedió, su cabello antes atado en dos coletas a ambos lados de su cabeza ahora volaban libremente por el aire de un blanco puro, sus ojos antes celestes y angelicales ahora eran rojos y malévolos, sus uñas y colmillos se alargaron filosamente. Su estatura aumentó y su cuerpo desarrolló más.

Bombón se pinchó un dedo con su colmillo y de este salió un látigo centelleante, Burbuja la imitó y un látigo rojo se formó entre su manos. Con una velocidad imperceptible para el ojo humano corrierron hacia el hombre.

El hombre pelinaranja se tocó el pecho y de este fue sobresaliendo una espada completamente filosa de empuñadura roja, sus cabellos se tiñeron de negro brilloso y sus ojos permanecieron intactos. El pelinegro por otra parte solamente cambió sus ojos a unos grises, de su brazo izquierdo salió una espada de empuñadura verde oscuro y con agilidad la movió sobre sus manos. Corrieron para atacar a Mojo pero no contaron con que tomara a Bellota del cuello y la usara de rehén. Todos pararon al ver esto y el hombre soltó una sonora carcajada.

- He ganado quinteto de chiquillos - dijo arrogante -, un paso más y le corto la cabeza.

Los ojos de Bombón se encontraron con los de Bellota y asintieron levemente. La chica herida golpeó el estómago de Mojo con toda la fuerza que pudo reunir y se lanzó del otro lado, Bombón aprovechó para lanzarle su látigo junto con Burbuja. El hombre salió herido pero a su lado se posicionó otra sombra, se lanzó contra las dos chicas y sin apenas poder hacer algo les traspasó el vientre con la espada de Hades. Ambas cayeron al suelo sin poder evitarlo. Los tres hombres se acercaron a su respectiva pareja, levantaron la mirada y ya no había nadie.

- Bombón, escúchame Bombón, iré por ayuda - dijo el pelinaranja.

- No Brick - dijo la chica difícilmente -, es demasiado tarde.

Sonrió, en esas condiciones todavía le sonreía y se sintió un estúpido de no poder protegerla. Había reaccionado muy lento.

- Burbuja, ¿estás bien? - preguntó nervioso el chico rubio.

- Si Boomer, estoy bien - de su boca salió sangre coagulada -, me hubiera gustado poder al menos tocarlo para desmembrarlo.

Acarició la mejilla de su acompañante y cerró los ojos por un momento, al abrirlos volvieron a ser celestes.

- Bellota idiota, ¿cómo se te ocurre...?

- Butch cállate - dijo con una sonrisa -, sabes que no es el adiós.

- Pero serás uno de ellos - dijo angustiado -, tendré que matarte esta vez, te amo.

- Pues no me ames y mátame para vengar nuestro linaje - dijo con dolor.

Tosió sangre coagulada de nuevo y sus venas resaltaron azules y moradas. Las heridas comenzaron a teñirse de negro y se expandieron por todo el cuerpo de las chicas. Sin avisar, perdieron el conocimiento y tiempo después se volvieron cenizas.

Los tres tomaron las cenizas entre sus manos y pegaron el suelo dejando un pequeño hueco. Gritaron como bestias y elevaron sus ojos, ahora negros, al cielo jurando venganza.


Espero les haya gustado o al menos haya sido de su agrado, si les intriga saber que sucederá después sigan el fic. No tardaré mucho en publicar de nuevo. Dejen Reviews, se los agradecería.

Hasta pronto...

Neith15