Esta historia ocurrió de lo mas oscuro y profundo de mi mente
(Regina)
Ya no quería sentirse tan...tan...vacía
Si esa era la palabra, después de todo lo que hice para cambiar, nada sirvió el mundo la ve igual. La gran y temible Reina Malvada
Marian; la recién esposa devuelta a la vida, la había llamado monstruo, y había dichos que no merecía ser amada por nadie. Si eso dolió por razones obvias, pero dolió mas cuando nadie dijo nada para defenderla ni un ;
-"No es cierto, ella esta cambiando"-
-"Ella tiene magia de luz ahora"-
-"Ella es mi madre, no un monstruo"-
-"Ella salvo a mi hijo"-
No, nada de eso llego, solo se quedaron quietos sin decir nada, absolutamente nada para defenderla o contradecirla, ni apoyo ni nada. Tal vez el mundo no es justo después de todo y todos los esfuerzos que había hecho eran en vano
Camino tan rápido como sus piernas le permitían hasta llegar a la mansión, con caminos brillantes surcando las mejillas rosadas por el esfuerzo de llorar y aguantar la ira creciendo rápidamente. Cerrando lentamente la puerta para no llamar la tencion de su enojo, se deslizo lentamente contra esta y empezo a llorar sin ataduras
-"Eres patetica"- La voz de la conciencia era tu peor enemigo en momentos como estos
-Lo se- dije en voz alta; ronca y rota por las lagrimas y sollozos
-"Te dejaste llevar por el amor y sus fantasías de almas gemelas"-
-Ya lo se-
-"Que harás ahora? Seguir como si nada? Viendo como todos son felices y tu miserable?"-
-No-murmure
-"¿Que vas a hacer?"-
-Terminar con esto de una buena vez-dije parandome y secando con la manga del abrigo las lagrimas
Era tiempo de seguir, de no volver atrás, de todos modos no es como si el mundo fuera a extrañar a la Reina Malvada.
No es cierto, claro que lo harían, la extrañarían por que ya no habría nadie a quien culpar de las cosas malas en el mundo, Ja; Eso podría ser, pero no ya no, el mundo no lloraría ni una lagrima ni nada, Así que no hay otra opción.
Camine por las escaleras hasta llegar a mi habitación donde me quite la ropa y busque en el armario una caja de color rojo que debía esta en el fondo, muy en el fondo
-Aquí estas-dije poniéndola encima de la cama
Había hecho la caja años antes de lanzar la maldición, justo cuando comenzaba a tomar lecciones con Rumple, En esos años había conocido a todo tipo de hechiceros poderos; Algunos le propusieron irse con ellos y abandonar al Oscuro, pero nunca lo hizo; en cambio le dieron regalos de bienvenida, a ese circulo de personas con magia poderosa. Uno de los regalos que mas había atesorado era un anillo de plata con un pequeño rubí arriba en la cabeza, le habían dicho que ese anillo. estaba especialmente hecho para ella por unas brujas muy antiguas y muy poderosas, por que en anillo tenia una función única y especifica; Como un don que querían darle por aprecio y lealtad a su maestro.
El anillo era muestra de algo que ella consiguió sola, por sus propios méritos y sin ayuda de nadie. Tambien en la caja habia un bonito vestido blanco un poco mas abajo de la rodilla con un conjunto de flores blancas a juego como adorno al cabello
Sin duda eran regalos vagamente extraños para una bruja principiante; en ese entonces pero le habían dicho como funcionaba el anillo y que era muy importante. Por que las brujas le habían dichos que si quería dejar a el Oscuro y al bosque encantado o su maldición oscura después de lanzarse y no le gustaba el resultado. Podía dejar todo atrás sin sentir nada, que tendría una familia para siempre, que jamas la dejara.
-Es justo lo que quiero, ya no quiero seguir, duele que cambies y no lo reconoscan-dije mientra me ponia el vestido blanco
Después de ponérmelo fui asía el tocador con las flores en las manos y haciendo crecer el cabello como cuando lo traía en el Bosque Encantado; Haciendo bucles y una tranzas pequeñas para afianzar las flores al cabello, empujando al final el recogido a un lado en mi hombro. Me acerque de nuevo a la caja y agarre el anillo y me lo puse en la mano derecha en el dedo al lado del meñique
Perfecta para el funeral
Sacando de la caja roja grande, dos de terciopelo negro; una poseía un curioso frasco de vidrio del tamaño de un pulgar que por fuera se veía una consistencia muy parecida a la sangre, de color rojo y en el otro;
Una daga de plata
Perfecta para enterrar en mi corazón
(Emma)
En Granny's en la mesa con sus padres y su hermano Neal
-Te sientes pesimo ¿Verdad?-Pregunto Mary Margaret
-Por que lo crees?-pregunte con sarcasmo
-Por que me paso lo mismo cuando me entere de que yo le arrebate a su amor verdadero; Esa mirada de que la destruiste por completo y que no puedes repararla, por que no solo rompiste su corazon, tambie fue sus esperanzas y su alma-dijo triste
-Lo se-sintiendome el ser mas horrible del mundo a mas no poder
-Si, eso se siente cuando dañas a Regina, pero todo estara bie-dice tratando de darme animos
.Creo que debo hablar con ella, solo me quede como una idiota cuando Marian le empezo a gritar de cosas y yo... o nadie de hecho la defendio o algo solo nos quedamos calllados como si nada-dije parandome de donde estaba la silla y caminando asia la puerta seguida de Henry
-Te voy a acompañar a ver a Mama-dijo por su tono y mirada no esperaba una negativa de mi parte
Conduje hasta la mansion blanca a relativa velocidad; Sentia que algo malo pasaria y que no podria detenerlo
Y eso me angustiaba
Me aterraba
(Regina)
Cerré la caja y la volví a sepultar en el armario y camine asía el balcón de mi habitación que daba al jardín era vagamente poca la distancia: No me mataria pero si dañaría algo como costillas rotas o algo muy gravemente y en especial que perdiera sangre rápidamente.
Me tome el contenido de un solo trago del contenedor de vidrio; Sabia a frambuesa con un toque de manzana y subí al barandal del balcón. Observando la vista, empezaba a hacer frio, señal de que Henry debia usar una chamarra al salir
Pequeños ríos empezaban a correr de nuevo en esas ahora pálidas mejillas, pero ahora no por enojo o ira, eran por tristeza.
Agarre la daga de plata y hice dos cortes profundos en los antebrazos y uno poco profundo ( casi solo rosando) el cuello; Sentía que me tambaleaba pero debia hacer un ultimo movimiento. Lentamente levante la daga con las fuerzas que me quedaban que la enterre en mi pecho
En el lado del corazón
Atravesando el corazón
Cayendo lentamente al vacio con los brazos abiertos
