Autora: Rohe.

Título: "Maneras De Ser Feliz"

Género: Romance/Family.

Rating: K.

Resumen: Cuando Isabella está triste, encuentra una y mil maneras de sentirse feliz. Todos humanos. Drabble.

Disclaimer: Los personajes pertenecen a S.M. La historia es mía.

Advertencia: AU, OoC, todos humanos.


Este fic participa del Reto "Mi personaje preferido" del foro "Sol de Medianoche".


Isabella está de pie frente a la ventana, mirando la nieve caer sobre los arbustos.

— ¿No vienes, cariño? —pregunta una voz a su espalda. Ella, sin girar, niega la cabeza—. ¿Es uno de ésos días?

A le sorprende ésa pregunta. Pero sí, en el fondo es uno de ésos días.

—Está congelado—se excusa, volteando para mirar la expresión preocupada de Edward—. No quiero enfermar.

—Bien, cariño—murmura él, acercándose para dejar un beso en su coronilla—. Tú sólo llámanos.

Isabella asiente y mira en silencio cómo su esposo sale de su casa para aparecer en el jardín delantero con Renesmee y un amigo de ella, Jacob.

¿Qué le pasa hoy? No tiene ni la menor idea. Esta mañana se ha levando con un peso sobre sus hombros y un cansancio sobre sus párpados, a pesar que ayer se durmió temprano. Se siente como anciana.

— ¡Lánzalo, Nessie! —oye desde afuera, donde Edward tiene los brazos levantados para recibir el balón de fútbol.

Nessie, piensa, esbozando media sonrisa. Su pequeña hija que ya tiene once años suele correr por el jardín todo el día, independiente si es verano o invierno. Le sorprende su vitalidad y la enorme sonrisa que siempre esboza al verla. La mejor hija que podría pedir.

— ¡Diablos!—gruñe Edward, cayendo sobre la nieve. Renesmee corre hacia su padre y coloca una de sus pequeñas manos sobre la rodilla de Edward—. Vaya, Nessie, gracias. Ya sanó.

Isabella reprime una sonrisa. Edward, suspira. Aquél hombre que conoció hace ya diez años en un ordinario salón de biología. Aún recuerda la primera vez que vio de cerca los ojos de Edward, de la misma manera que recuerda lo emocionado que se veía en el día de su boda. El amor que siente hacia él es tan intenso e incondicional que le duele el corazón de sólo pensar que puede perderlo.

Su pequeña familia.

De pronto, ya no se siente triste ni cansada. Todo sentimiento negativo escapa de su cuerpo cuando se da cuenta de lo afortunada que es. Porque nada vale más que su familia.


Gracias a todos por leer.

Un beso,

Rohe.