Todos los personajes pertenece a Naoko Takeuchi, a excepción del nuevo villano, tomado del comic W.I.T.C.H. perteneciente a Elisabetta Gnone (cambiandole el nombre) y el lugar donde vive ésta, tomado del libro Las Crónicas de Narnia: El sorbino del mago de C.S. Lewis.
Nota de autor: Esta historia pasó años después del ataque de Black Moon a Tokio de Cristal.
ADVERTENCIA: Contien lime
Prólogo
La Neo Reina Serenity se encontraba convaleciente en su amplio dormitorio. Habían sido horas de trabajo de parto hasta que por fin había dado a luz.
Ahora tenía a su bebita en brazos, acariciando su pequeña cabeza, cubierta de una fina pelusilla rosa; la observaba fijamente, encontrando los rasgos amados en su diminuta persona, mientras recordaba aquella noche donde todo terminó.
"Estaba recostada sobre su pecho, aun disfrutando de los últimos espasmos de placer que hacer el amor con él le causaba. Sus largos cabellos negros se mezclaban con los de ella, como si se trataran de una sola persona.
Alzó la vista y se topó con los hermosos ojos color zafiro que había amado desde la primera vez que salieron juntos.
La luz de la luna llena que se colaba por la ventana lastimaba los aretes en forma de luna creciente que él llevaba, emitiendo destellos por toda la habitación. Ella acarició el hermoso rostro del muchacho, no queriendo salir nunca de ese estado.
- Bombón… - dijo él con voz subyugante
- Seiya – respondió ella, mientras buscaba devorar sus labios
- Ésta es la última vez que estaremos así
- No quiero que termine – se aferró a él
- Yo tampoco, pero ha llegado el momento de regresar a Kinmoku. Serenity, nunca olvides que pase lo que pase, siempre te amaré, aún si nunca nos volvemos a ver, le doy gracias a Dios y a la vida por haberme puesto en tu camino de nuevo.
Y dicho esto, Seiya tomó el rostro de Serenity entre sus manos, besándola con pasión y desesperación, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas."
- Majestad – dijo Sailor Venus, sacándola de sus pensamientos.
La Neo Reina dio un respingo, mostrándose un poco sonrojada al recordar cómo había sido concebida su Pequeña Dama.
- Sailor Venus, ven – la llamó.
La rubia guerrera se acercó a la cama y la Neo Reina le mostró a la recién nacida.
- Es hermosa majestad
- Es perfecta. Me recuerda tanto a…
Una lágrima cayó sobre la frente del bebé. Venus alzó la vista, no pudiendo evitar sentirse afligida por el dolor que su reina sentía.
- ¿Se lo dijo?
- No, no me dio tiempo
- ¿Y el Rey? ¿Sospecha algo?
- No, y nunca lo sabrá, ni siquiera ella sabrá que es Hija de una Estrella Fugaz.
