Un nuevo día de destrucción se erigía en la Tierra, montones de humo y fuego cubrían los restos de las ciudades, llevaban días atacando pero su sed de sangre parecía no desaparecer, ni siquiera los cadáveres ni la destrucción a su alrededor lograban calmar la ansiedad por matar todo a su paso.

- Ya basta Nº17 -dijo la rubia al ver que su contraparte seguía lanzando esferas de poder a las ruinas de la ciudad- Aquí no queda nadie, busquemos otro lugar.

- Aún no hemos atacado la capital del Oeste -respondió el joven de ojos azules- Podríamos ir y divertirnos un rato.

- Esta bien -aceptó su hermana- Pero destruiremos la ciudad después de que visite las mejores boutiques...

- No otra vez -bufó Nº17 interrumpiéndola fastidiado de pensar en retrasar su diversión.

- Entonces no iremos -terció ella- Busquemos algún sitio menos urbanizado que atacar.

El mohín de la androide le resultó cómico, así que decidió complacerla, después de prometerle que no destruiría nada hasta que ella consiguiera las mejores ropas salieron rumbo a la capital del Oeste.

- Comienza el ataque cuando termines -exclamó el androide descendiendo mientras todos a su alrededor corrían despavoridos al verlo.

- ¿No vas a acompañarme? -preguntó Nº18 haciendo un gesto de molestia.

- Visitar tiendas es aburrido -señaló aquel con fastidio- Solo puedo cumplir mi parte del trato si me mantengo alejado.

La rubia lo meditó por unos segundos y concluyó que su hermano tenía razón, Nº17 apenas si soportaba su manía por la ropa, si lo forzaba a acompañarla seguro terminaría destrozando alguna boutique por aburrimiento y ella no toleraba perder la oportunidad de encontrar hermosas prendas.

- Lanzaré un gran ataque cuando consiga ropas nuevas -dijo ella alejándose en el aire.

Divertido por el terror que causaba su presencia, Nº17 se paseo por la ciudad, "Huyan, les daré una ventaja" decía tan fuerte como le era posible a los aterrados ciudadanos, que deseosos de preservar su vida provocaban caos a su paso llenando las calles de gritos y provocando choques de aeronaves en su desesperación por huir, mientras sobrevolaba el cielo observando el desastre que había provocado, el androide percibió una gran construcción que sobresalía, el logotipo de la misma le llamó la atención así que descendió.

- Así que esta es la famosa Corporación Cápsula -murmuró para sí recordando las miles de veces que observó en las revistas del Dr Gero, las menciones que hacían de ella.

A unos metros, temblando de miedo, una mujer de cabello celeste se esforzaba por salir de la Corporación junto a su familia sin ser vista por el androide, que parecía distraído contemplando su casa como si se tratara de un simple turista, al escuchar la conmoción provocada por los androides, Bulma y el Dr Briefs habían empacado lo más necesario lo más rápido que pudieron, pero no había sido suficiente, y ahora su tardanza les estaba costando caro, uno de los asesinos a los que tanto temían se paseaba tranquilamente por su jardín. Con un gesto la joven le indicó a sus padres que salieran, el Dr llevaba preparada en su mano derecha la cápsula que contenía la nave que los llevaría lejos de la masacre que se aproximaba, y en la izquierda un pequeño detonador que se activaría en el momento preciso para servir de distracción y darles tiempo de escapar.

Cuidando de no ser vistos la familia se escabulló hacia el lado opuesto del que se encontraba el androide, Bulma les indicó con la mirada a sus padres que debían ser rápidos al subir a la aeronave, el Dr Briefs estaba listo para oprimir el detonador cuando su nieto rompió en sollozos, el inesperado llanto causo conmoción, al instante sintieron la mirada del androide fija en ellos, el Dr se colocó frente a su familia para protegerla, mientras él asesino se acercaba.

- Creyeron que podrían escapar sin ser vistos -dijo aquel con una sonrisa maligna- Les demostraré que están equivocados -señaló alzando la mano hacia ellos, después de todo a Nº18 no le importaría que castigara el atrevimiento de esos humanos.

Los tres adultos sintieron helarse la sangre, el fin estaba próximo, el pequeño que Bulma apretaba contra su pecho lloraba como expresando el temor general. Pero no fueron los sollozos, sino el curioso sombrero del bebé lo que llamó la atención del androide, haciendo que ignorara la absurda valentía que mostraba el anciano para reírse por lo bajo del gatuno sombrero. Acercó su mano para tocarlo cuando una voz lo detuvo, fue entonces que reparó en la madre del niño... una nueva sonrisa cubrió su rostro al contemplar la mujer que tenía frente a sí, se centró sobre todo en sus ojos celestes que expresaban odio y temor entremezclados, dándole a la peliazul un aspecto de fragilidad y fiereza a la vez.

- Que tenemos aquí -exclamó mientras tomaba el rostro de la mujer entre sus manos para observarla mejor.

Bulma le dirigió una mirada de repulsión, cubrió al pequeño en sus brazos mientras sentía la mano del androide acariciar su mejilla, Nº17 apreció los rasgos finos y delicados que poseía la peliazul, el cabello largo y suave que desprendía un leve olor a flores, las formas de sus senos y cadera que la ropa dibujaba y que estaba seguro serían más apetecibles sin la misma, una nueva idea de diversión cruzó por su mente al instante en que sensaciones que creía olvidadas volvían a recorrer su hasta entonces frío interior... dominado por su instinto, arrebató el pequeño que no cesaba de llorar a la mujer y lo sostuvo de la camisa, dejándolo colgar boca abajo.

- ¡Suéltalo! -grito el anciano.

- Podría matarlo ahora mismo -afirmó Nº17 con una mirada fría.

- Por favor, no lo lastimes -rogó la madre del pequeño.

- Su llanto es fastidioso -dijo el androide haciendo un gesto de molestia- Tal vez debería callarlo de una buena vez.

- ¡No! -gritó la mujer de cabello celeste tratando de quitarle al bebe sin éxito.

El inútil intento de la peliazul no hizo más que provocarle gracia, mientras ella trataba de recuperar a su hijo, sus cuerpos se rozaron accidentalmente, Nº17 sonrió, ansioso de poner su nueva idea en marcha.

- Esta bien... como dije antes, esto es un juego y todos tienen la oportunidad de intentar escapar -señaló haciendo alusión a la ventaja que había ofrecido a los humanos.

- ¿Entonces podemos marcharnos? -preguntó inocentemente Bunny Briefs.

- Ustedes pueden irse -dijo al tiempo que entregaba el bebé a la mujer rubia- Tú no -señaló dirigiéndose a Bulma.

- ¡No nos iremos sin nuestra hija! -exclamó el anciano.

- Entonces todos van a morir -amenazó el androide preparando una bola de energía en su mano.

Resultaba inútil discutir, o negociar. La joven se volvió a mirar a sus padres con ojos suplicantes, pidiéndoles que cumplieran aquel acuerdo al que habían llegado cuando comenzó ese infierno... ante cualquier peligro la vida de Trunks estaba antes que todo, él era su única esperanza, ellos comprendieron que no había salida, así que cuando la joven los tomó de las manos y besó a su hijo, subieron a la aeronave y se alejaron a toda prisa.

- ¿Por qué no me muestras la Corporación? -sugirió Nº17 con malicia una vez que se encontró a solas con Bulma- Tengo tiempo libre antes de destruir la ciudad, y quiero emplearlo bien.

La peliazul sintió un escalofrío, adivinando las intenciones del androide, por un momento quiso hacer algo que lo provocara a matarla ahí mismo antes de que sucediera lo que se temía, pero supo que de hacerlo, él seguiría a sus padres y a su hijo y los eliminaría para vengarse, lo único a su favor era el elemento del tiempo, si lo entretenía lo suficiente había la posibilidad de que su familia estuviera a salvo, sabiéndose atada de manos la mujer camino hacia la entrada mientras el de cabello negro la seguía. Una vez dentro el androide le explico las reglas del juego, ella sería su guía, su deber era mostrarle la famosa Corporación Cápsula.

- Esta es la sala -musito mordazmente Bulma tras escucharlo- Aquí...

- Quiero ver otra habitación -respondió él sin inmutarse ante el tono de voz de la peliazul, encantado en el fondo con el carácter fuerte de su presa, pues eso le aseguraba que su juego sería más divertido.

Furiosa de saberse en sus manos, Bulma condujo al androide por toda la planta baja, apenas entraban a una habitación, él decía con voz cada vez más sugerente que quería ver otra, el estúpido juego siguió hasta que llegaron a las recámaras.

- Este es el cuarto de mi hijo -dijo ella sintiendo un nudo en la garganta mientras abría la puerta y contemplaba la cuna hasta donde pocas horas antes había visto dormir a Trunks.

- No creo que vuelva a ocuparlo -espetó Nº17 para hacerla rabiar- Sabes, estoy comenzando a aburrirme... Muéstrame algo interesante o saldré a buscarlo...

Los labios del androide que se encontraba tras de ella rozaron su oído al hacer la amenaza, Bulma sintió la respiración de aquel maldito en su cuello, no había más escapatoria. Caminó unos metros hasta llegar a otra puerta.

- Mi habitación –exclamó Bulma con tono de derrota.

- El decorado es exquisito, tienes buen gusto -exclamo él pegando su pecho contra la espalda de la mujer- Como yo -añadió comenzando a pasar su lengua por el lóbulo de la oreja de Bulma, pasados unos segundos el androide deslizó su mano lentamente por la cadera de la mujer bajando hasta detenerse en su entrepierna, acariciando por encima de la tela la intimidad de la peliazul.

Bulma cerró los ojos llena de impotencia al sentir aquellos dedos desvergonzados hurgando con deleite perverso aquel sitio, de nada sirvió que opusiera resistencia, Nº17 la condujo hasta quedar frente a la cama, "Desnúdate" ordenó el asesino mirándola con lujuria.

- ¡Vete al carajo! -grito ella furiosa.

- ¡He dicho que te desnudes! -exclamo Nº17 sosteniéndola con fuerza por el brazo y arrojándola a la cama- ¡Hazlo! -ordenó sin quitar esa mirada asesina de su rostro.

Ella se negó nuevamente a obedecerlo, no se iba a humillar de esa forma, el androide perdió la paciencia entonces, no estaba acostumbrado a esperar por su diversión y esta vez no sería diferente, usando su fuerza se colocó sobre la peliazul, ella forcejeaba pero no tenía el poder suficiente para defenderse, con un movimiento rápido Nº17 le arrancó el pantalón, dejo que sus manos acariciaran los suaves muslos de la mujer solo unos segundos para después romper la blusa y el sostén de la peliazul, ella trato inútilmente de cubrir sus pechos pero él la sostuvo de las muñecas retirando sus brazos y comenzó a lamerlos con fuerza...

- Delicioso -exclamó relamiéndose los labios para retirarse el líquido blanco que los cubría- Espero que tu hijo no se ponga celoso -se mofó mientras seguía succionando los pezones de la mujer.

- Ya basta -rogó ella al sentir los dedos del androide hurgar bajo su ropa interior.

- Tu humedad te delata -señaló mostrándole sus dedos índice y medio cubiertos por sus fluidos- No te resistas, así lo disfrutaras más.

Bulma trató de impedir que el androide le quitará la ropa interior sin éxito, Nº17 estaba sumamente excitado, en momentos como ese se alegraba de que el Dr Gero hubiera dejado su cuerpo humano intacto, porque así podría disfrutar de momentos como ese.

- Mátame -pidió al asesino al verlo alejarse un poco de ella.

El androide contempló a la mujer indefensa frente a sí, su rostro bañado por las lágrimas contrastaba con su mirada desafiante, le estaba pidiendo algo que de todos modos sucedería, pero aun así no sentía deseos de matarla todavía, sino de fornicarla, era solo una humana, pero desde que sus ojos se posaron en ella despertó aquellos instintos que había creído muertos, encendía su lujuria al grado de que con tan solo ver la sensual figura de la mujer, su cuerpo reaccionaba. De pronto, parecía como si el tiempo se hubiera detenido en aquella habitación, el androide estaba inmóvil ante Bulma, sus ojos azules la recorrían de arriba abajo, disfrutando del esplendor que le otorgaba la mujer, tenía un hermoso rostro, su piel era suave como la seda, era dueña de unos pechos perfectos y erguidos, de un vientre liso y sin huella de la maternidad, de una cadera torneada y piernas largas y bien formadas, toda ella era una tentación a sus sentidos, en esos momentos la frialdad que caracterizaba a Nº17 no existía más, sin dejar de mirarla se quitó toda la ropa que lo cubría, "Voy a poseerla y después adiós", se dijo seguro de que al terminar no tendría reparos en matarla.

Estaba ansioso por disfrutar completamente de la mujer antes de hacerla trizas, y decidió que se tomaría su tiempo para ello, sin dejar de mirarla se acercó, Bulma apartó su vista cuando se posó desnudo frente a ella, "Vamos a jugar" ronroneo él levantándola de la cama para sentir el contacto de su piel contra la suya, Bulma lo abofeteó cuando este intento besarla, lógicamente no le causó daño pero si encendió su furia.

- Me gustan las mujeres con carácter, pero no vuelvas a hacerlo -amenazó él.

- ¡Te detesto! -soltó ella con voz retadora volviendo a abofetearlo.

Nº17 quiso golpearla por atreverse a hablarle así, sería tan fácil para él deshacerse de la mujer, pero el maldito deseo que sentía era más fuerte que su instinto asesino, así que reprimió el impulso, se sentía atraído por la sensualidad de la mujer pero también por su carácter, era una fiera, una que él deseaba domar y ver sumisa ante él, vacía de ese orgullo que le salía por cada poro de la piel. Una idea cruzo entonces por su mente, su naturaleza lúdica salió a flote, la obligaría a disfrutar su encuentro, la tendría rendida ante él de placer, doblegarla era todo un reto que disfrutaría sin lugar a dudas.

- Estúpida mujer... ¿Eso quieres que te mate?... -pregunto mirándola fijamente con sus fríos zafiros, ella asintió- Entonces lo haré... pero primero buscaré a tu familia -declaró mientras la soltaba y la arrojaba a la cama- No deben estar muy lejos, estoy seguro que no tardaría ni una hora en encontrarlos, no me mires así... te daré el gusto de verlos una vez más, antes de que mueran ante tus ojos.

Bulma sintió su sangre helarse al escucharlo, él sonrió para sí mismo al ver el efecto de sus palabras en la mujer, se había incorporado rápidamente y su expresión se había tornado desesperada, incluso podía ver un destello de ruego en sus ojos celestes.

- Tendrás que despedirte rápido -añadió con voz maligna.

- ¿Porque no solo acabas conmigo? -preguntó ella mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas, solo de imaginar que la amenaza del androide se cumpliera y tuviera que ser testigo de la muerte de sus seres queridos una vez más.

- No sería divertido de ese modo -concluyó Nº17- La culpa de que mueran será tuya solamente. Si te hubieras portado bien conmigo, me habría olvidado del asunto, pero arruinaste el juego y ahora tengo que buscar otra manera de pasar el tiempo.

- ¿Qué ganarías con asesinarlos? -inquirió ella aturdida por el dolor que sentía en el alma.

- Esa no es la pregunta correcta -señaló el androide acercándose nuevamente a la peliazul- Más bien, deberías preguntarme ¿Cómo puedes evitar que eso pase? -añadió pasándose la lengua sutilmente por los labios.

Bulma bajo la vista, sabía la respuesta a esa pregunta por eso no la había formulado, él quería poseerla y que estuviera a su merced. Nº17 la observó un segundo y después con una sonrisa dijo "Tú decides si viven o mueren", "Todo depende de ti" exclamó recostándose sobre ella haciéndole sentir su erección, el androide cerró los ojos al percibir el aroma del cuerpo de la mujer, al no recibir ninguna protesta dejo que sus manos se posaran en las caderas de la peliazul pegando su pelvis contra la de ella, enfebrecido comenzó a besar el lóbulo de su oreja tras apartar el cabello celeste que la cubría.

"Resiste" se dijo la mujer cuando las manos del pelinegro apretaron sus pechos y comenzó a buscar sus labios, la lengua del androide invadió su boca mientras la peliazul se esforzaba en soportar las rudas caricias que él le daba, un poco fastidiado al no verla cooperar Nº17 se separó de ella dispuesto a terminar el juego, pero al contemplarla volvió a olvidar su idea de matarla, la mujer era una obra de arte, y como tal debía apreciarse en todo su esplendor, sin dejar de mirarla se recostó nuevamente a su lado, acaricio el cabello celeste y disfruto la sensación que le brindaba su suavidad, paso un dedo por la frente de Bulma y recorrió el contorno de su nariz, después sus labios y el mentón.

Podía sentir la tensión en el cuerpo de la mujer mientras lo hacía, el deseo de verla retorcerse de placer bajo él lo obsesionaba, comenzó por besar su cuello descendiendo lentamente hasta su clavícula y después bajo hasta el pecho izquierdo, con la punta de su lengua lamió el rosado pezón que tenía frente a sí, mientras que su mano derecha dibujaba círculos en el pezón libre, estuvo un rato succionando suavemente hasta que lo sintió erecto, entonces alterno entre ambos pechos, lamiéndolos lentamente tomando su tiempo, disfrutando cada segundo, cuando estuvo satisfecho bajo en medio de besos hasta el vientre de la peliazul.

La distancia del vientre hasta los muslos de la mujer le pareció eterna, la tensión había disminuido, en ese punto dejo de besarla para observar la cara de la peliazul, su rostro estaba sonrojado, así que él sonrió, su plan surtía efecto pronto la tendría en sus manos, rogándole sin cesar que la hiciera suya, "Separa las piernas" ordenó al sentir una leve resistencia cuando trato de infiltrarse entre sus muslos, "Recuerda lo que puede pasar" murmuró logrando que la mujer lo obedeciera, "Ahora quiero que me observes" señalo mientras descendía entre sus muslos, Bulma contuvo la respiración cuando la lengua del androide se posó en su clítoris, "No cierres los ojos, mírame" dijo Nº17 comenzando a succionar el diminuto botón como había hecho antes con sus pechos, para adentrar su lengua en ella la tomo de las piernas y las coloco sobre sus hombros, mientras con sus manos sostenía la cadera de la mujer y la empujaba hacia su boca para intensificar el contacto.

Ella no gimió como él esperaba cuando le provocó un orgasmo, se había controlado aferrando sus manos a las sábanas, dispuesto a hacerla perder el control de sí misma, deslizo uno de sus dedos dentro de ella disfrutando los espasmos en su interior, al instante introdujo otro dedo y comenzó a moverlos rítmicamente logrando en más de una ocasión que ella arqueara la espalda, había conseguido hacerla correrse varias veces, pero ni siquiera eso era suficiente, quería escuchar a la mujer rogándole para que la hiciera suya, gimiendo su nombre en su oído aferrada a su cadera, al darse cuenta que ella era demasiado orgullosa para hacerlo, se detuvo, ocasionando que el orgasmo no llegara, Bulma se sintió aliviada no soportaba que su cuerpo respondiera de esa manera a las caricias del asesino.

Tramando una nueva forma de doblegarla Nº 17 se recostó a su lado, "Ponte arriba" indicó a la peliazul que obedeció renuente, con lentitud la mujer se colocó sobre las piernas de él, "Ahora haz lo que te ordene" musitó el androide mientras sentía su erección casi insoportable, "Colócate sobre mi miembro"... "Déjate caer lentamente"... ordenó disfrutando la vista de su virilidad entrando en la mujer, "Mueve tus caderas"... Bulma obedecía como si se tratara de una muñeca, se sentía furiosa consigo misma por ceder, pero al mismo tiempo se esforzaba por no disfrutarlo, su cuerpo había quedado sensible y ante cada estímulo una explosión de placer surgía en su interior, el androide se excitaba más al ver sus pechos subir y bajar con cada movimiento.

"Ah, no te detengas"... gimió él cuando ella aminoró el ritmo al sentir que llegaba a un orgasmo que no deseaba, "Sigue" ordenó el pelinegro mientras las fuerzas abandonaban a Bulma y cedía al placer, no gimió en esa ocasión tampoco, pero él pudo sentir sobre su miembro las contracciones provocadas por el clímax de la mujer, entonces sonrió satisfecho había logrado lo que quería. En un rápido movimiento se colocó sobre la mujer y comenzó a embestirla abandonándose a las sensaciones de su propio orgasmo, a pesar de que ella trató, no la dejo apartarse hasta que termino de derramar su semilla en ella.

- ¿Ves como no era difícil complacerme? -murmuró él con voz seductora, sin quitársele de encima- Hasta lo disfrutaste... -siguió diciendo mientras ella trataba de apartarlo para cubrirse con la sábana- ¿Cuántos orgasmos tuviste?... ¿Tres?... ¿Cuatro?. Perdí la cuenta -señaló sonriendo complacido dejándola libre.

Bulma apretó la sábana furiosa, ella no quería disfrutarlo, su mente y su alma no lo habían hecho, pero su cuerpo la había traicionado, cediendo ante los estímulos del maldito.

- Te portaste bien -aceptó él acariciándola- Creo que desistiré de buscar a tu familia, prefiero ocupar mi tiempo en otras formas...

- No soy estúpida -respondió ella comprendiendo su juego mental- No te creo nada, eres un asesino a sangre fría, una promesa tuya no vale nada.

Nº17 rió para sus adentros la mujer era una caja de sorpresas, había pasado de temerle a enfrentarlo en un parpadeo, por un segundo se imaginó el placer que sentiría si ella ponía la mitad de ese fuego y pasión en la cama y se estremeció sin poder evitarlo. Bulma observó su reacción, aún se sentía enferma al saber que él la había tomado, pero de pronto ya no le inspiraba tanto miedo, había descubierto que, a pesar de todo, algo de su humanidad estaba latente en él, se lo había demostrado al dejarse llevar por su libido, se lo mostraba ahora mirándola como un lobo mira a su presa antes de devorarla, en los ojos antes fríos del androide había una pequeña chispa de algo que ella conocía muy bien... deseo.

Ese descubrimiento la hizo recobrar algo de control sobre sí misma, siempre había sabido manejar al sexo opuesto con sus encantos, tal vez no consiguiera nada de él, probablemente aunque ella se prestara a sus juegos terminaría matándola de todas maneras, pero mientras tuviera tiempo, las posibilidades de que sus padres e hijo escaparan aumentaba, "La casa de Goku queda solo a unas horas", pensó esperanzada, rogando porque su familia pudiera llegar hasta allá intacta.

- No todas mis promesas son vacías, te prometí que disfrutarías estar conmigo y lo cumplí - señaló el androide al verla mirar a un punto indefinido de la habitación.

Bulma no respondió, trataba de apartar de su mente todo lo negativo, debía mostrarse fuerte y sin miedo, mostrarle que a pesar de lo sucedido ella seguía con la frente en alto y el orgullo intacto, él podía usar su cuerpo cuantas veces quisiera, pero nunca lograría doblegarla.

- Todavía tengo algo de tiempo, para seguir cumpliendo mi promesa -exclamo atrayéndola hacía sí.

La peliazul no se inmutó, el androide comenzó a acariciarla pero tras unos minutos se detuvo, la mujer estaba ida, no oponía resistencia y al no hacerlo parecía una muñeca, comprendió entonces que se había engañado, que no había conseguido su objetivo, había creído que ella lo deseaba pero no era así, todavía no había ganado, "Vas a rogar por mí", pensó acariciándola de nuevo, necesitaba escucharla gimiendo de placer, sentirla entregada a él, y después de que obtuviera lo que tanto quería se desharía de ella. Bulma podía sentir la ansiedad del androide por poseerla otra vez, pero las intenciones de Nº17 no pudieron cumplirse, el sonido de una fuerte explosión no muy lejos detuvo sus avances, esa era la señal que él había estado esperando para destruir la capital del Oeste.

Nº18 no lo esperaría demasiado, destruiría la ciudad si no llegaba pronto. Frustrado por primera vez, se volvió hacia la mujer, y medito sus acciones por un segundo... Bulma lo observó ponerse de pie y comenzar a vestirse, sintió que su vida había llegado a su fin y mentalmente se despidió de su hijo y sus padres cuando Nº17 se volvió hacia ella.

- No voy a desperdiciar más tiempo contigo -dijo el androide mientras la peliazul se esforzaba por no mostrarle temor- De todas maneras no sobrevivirás el ataque -se mofó abandonando la habitación intempestivamente.

Apenas desapareció el androide, Bulma saltó de la cama y cubriéndose con la sábana corrió escaleras abajo hasta el laboratorio subterráneo de su padre. Entró a la habitación y comenzó a rebuscar ansiosamente en la gaveta de las cápsulas, "¡Maldición!", gritaba revisando las etiquetas y tirando cápsula tras cápsula al suelo, las explosiones se hacían más fuertes a medida que pasaba el tiempo, de pronto el corazón de Bulma se detuvo al escuchar un estruendo, las bases de la Corporación retumbaron y la construcción cedió comenzando a derrumbarse.

Nº17 observó con molestia el ataque de Nº18 al edificio donde había estado minutos antes, seguramente la mujer había muerto y su cadáver yacía ahora bajo los escombros, "Podría haberla conservado" pensó con fastidio, desquitando su rabia lanzando ataques a diestra y siniestra. Una hora más tarde la capital del Oeste había caído, no quedaba nada por destruir, así que los androides se alejaron volando en busca de un nuevo objetivo.