Katekyo Hitman Reborn no me pertenece.
Pequeño drabble.
Se entendían
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Hibari era una bestia y él un loco enamorado, pero se entendían.
Si había algún dia en que esos dos no lograban entenderse, ese día terminaba bastante mal tanto para Vongola como para Namimori entera. Porque tal vez la nube había decidido retar al caballo y éste, ligeramente asustado por lo que pudiera suceder, negó el reto de su estudiante.
Pero ése día no era uno de ésos. Dino caminaba feliz por los pasillos de Namimori, ejerciendo su falso papel de profesor de inglés y trotando imperceptiblemente.
Eso ponía de los nervios a Hibari Kyouya, quién le observaba molesto desde las escaleras por las que bajaba. No le gustaba que los intrusos estuvieran rondando con tantas confianzas por su territorio.
-Oh, Kyouya.- Dijo éste al percatarse de su presencia. Lástima que no lo hizo de su entrecejo fruncido.- ¿Sabes qué día es hoy? ¿Sabes qué día es hoy?- Qué irritante que podía resultar el inocente caballo. Saltaba de un lugar a otro meneando su cola como si él fuera su amo y tuviera que darle una galletita.
A Hibari le gustaban los animales pequeños, como Hibird. No los animales grandes, como los caballos.
-Voy a morderte hasta la muerte.- Dijo, sacando sus tonfas. Nadie irritaba al prefecto de Namimori y salía ileso.
-¡Oh, vamos, Kyouya!- Pero Dino era la excepción. Esquivaba a la perfección los golpes de su alumno mientras hablaba en tono afligido.- ¡Hoy es mi cumpleaños! ¿No me vas a regalar nada?
El pelinegro se detuvo y lo miró con una ligera confusión.
-Es octubre.- Respondió. Acto seguido amplió su afilada sonrisa y sus ojos se volvieron más fríos y amenazantes.- Por mentirme y por invadir Namimori, voy a morderte hast...
-Sí, sí...- Le cortó Dino, un temerario terrorista que queria terminar pronto con su vida.- Pero me alegra ver que sabes cuándo es realmente mi cumpleaños.- Y enseguida le plantó un beso en los labios a Hibari, antes de ser golpeado y mandado escaleras abajo.
Sólo el rubio sabía lo adorable que era Kyouya cuando se sonrojaba.