Un comienzo extraño

Bella

Para ser honesta ya nada en mi vida me parece normal, no desde que ella apareció de pronto, no es que la deteste o la odie, es solo que, como podría decirlo para que no se escuche tan mal, ella es …

Especial.

Si esa es la palabra adecuada para describirla, es tan extraña, tanto que aun no puedo acostumbrarme a sus actividades, bueno, admito que al principio moría del miedo cuando me comentaba algo respecto a lo que haría esos días, pero en fin, no me quejo tanto como debería, es una buena chica y confieso que es mi mejor amiga.

De pronto comencé a recordar como la conocí, era un día normal, aburrido como siempre, caminaba de regreso a casa, ya que René estaba en una de sus citas importantes, entonces la vi, una chica como ella es difícil no notarla, su cabello rubio hasta los muslos ondulaba por la brisa del viento, vestía unos pantalones de mezclilla deslávalos y una blusa de tirantes roja, en su mano derecha sostenía con fuerza un pequeño aparato que en esos momentos no pude

identificar, pase por su lado admirando su gran belleza, desde lejos no note que su piel era tan blanca y tersa que al exponerse unos minutos al sol podría quemarse, sus ojos azules miraban con furia algo que yo no podía o no quería ver, fue entonces cuando sentí una gran ráfaga de aire que me hizo retroceder unos pasos, asustada no puede apartar la vista ni un segundo de ella, pero cuando me di cuenta desapareció al igual que el viento.

Una semana después caminando de nuevo por ese mismo lugar, la contemple de nuevo, pero esta vez lucia diferente, se corto el cabello y ahora lo tenia del mismo largo que el mío, una alegría inexplicable me invadió al pensar que lo había hecho por que le había gustado mi estilo, así que mientras yo pensaba en eso ella clavo sus fríos ojos en los míos, al principio me congele, esa miraba daba miedo, pero en pocos segundos me recupere y acerque a ella, esta sujeto mi brazo y me jalo hacia su pecho para abrazarme fuertemente, sea lo que haya sido el motivo por el cual hizo eso, no importa realmente, porque me hizo tan feliz que olvide todo lo que era.

Si, ella cambio mi existencia, pero yo también cambie la de ella, ahora es libre y decidio quedarse conmigo, claro que al principio la situación era anormal, pero poco a poco comenzamos a encariñarnos la una con la otra, olvidando por momentos lo que en realidad era: una vampira.