Himawari
Por Adhatera
Como esta flor adora al sol, así te adoro yo.
Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Kishimoto Masashi. Yo solo poseo una computadora... y algo de tiempo.
Capítulo único
Hacía muchos años, en una luminosa mañana de invierno, su madre le había obsequiado un hermoso broche de oro, un girasol. Tenía grabado el rostro de su madre en sus recuerdos, era hermosa, mucho; a veces, secretamente, se observaba en el espejo esperando ver aparecer en su rostro la belleza atemporal de su madre.
Pero no era solo una mujer hermosa, tenía, también, un refinamiento y educación que la hacían lucir como una joya, valiosa y deseada.
A menudo se preguntaba dónde había quedado aquella belleza, refinamiento y elocuencia al hablar: su madre era exquisita en todos los aspectos, ella, con suerte había llegado a Chuunin. Probablemente, la madre que recordaba no existía realmente en su interior. Había llegado a odiar su propia existencia y estuvo a punto de caer en un abismo de desesperación, durante mucho tiempo no hizo más que vivir para otros, ajena completamente a su propia vida y deseos.
Fue egoísta en su juventud: quiso reconocimiento y anheló el amor hacia su propio ser, pero no se aceptó a sí misma.
―No esperes que te amen si no te amas a ti misma ―solía decir su madre, aunque era pequeña, aquellas palabras se grabaron a fuego en su ser y las repetía como un mantra, aun sin entender qué quería decir.
Claro, ella no se amaba, de haberlo hecho nadie nunca la hubiese herido en la forma que lo hicieron: el rechazo y abandono no hubiesen sido aceptados como pago a la decepción que suponía su existencia.
Pero, para no amarse, logró cambiar lo suficiente como para que todos aceptaran esa personalidad gentil que para nada iba con una líder del clan. Finalmente, creyó en sí misma al borde de convencerse de que era ella la única indicada para cambiar a su familia.
Si ellos habían aprendido a verla con ojos de comprensión y cariño a pesar de lo diferente que era, podría lograr que vieran con esa misma luz a otros como ella. Ya no más ramas, un solo árbol enorme que diera cobijo a todos los nacidos bajo su alero.
Se dijo entonces que, si su madre le hubiese heredado aquella belleza y dotes de dama, ella no habría sido una digna heredera de su clan nunca, ni por haber nacido primero. La habrían educado como dama, enjaulado y atado al mejor postor como había ocurrido a Hinagiku. Nunca habría salido de aquel encierro y finalmente se habría marchitado.
Agradecía a su madre por no haber sido generosa en obsequiarla con la belleza de una joya, sino brindándole algo un poco más valioso: Hinata significa lugar soleado y su clan parecía adorar al sol con la misma intensidad que un girasol, adoraban la claridad y la belleza, el conocimiento y la fuerza. Todos guiados por la luz del sol… Una luz dorada.
Esperaba que su padre nunca descubriera que ella les había endilgado su propio amor por el que ahora estaba siendo proclamado Hokage.
¡Ta Da! Sin nada más que decir me retiro a dormir un poco, buena falta que me hace.
Cualquier retroalimentación, será bien recibida.
