Los personajes que aparecen en esta historia, los lugares… son todos obra de Jotaká Rowling. Esa escritora que nos hace soñar despiertos, y que es mente inspiradora de gran cantidad de Fan Fictions. Aquí va uno de ellos.

"No... no puede ser. Esto no puede estar pasando".

Eso fue exactamente lo que pensó en aquel momento. El calor comenzó a invadir su cuerpo, pero a pesar de eso sus ideas eran claras. Decidió apartarse de su lado, e intentó buscar una explicación en sus profundos ojos. Notó una excesiva calidez en sus mejillas, y eso fue lo que le hizo tomar una decisión: salir corriendo hacia las escaleras del dormitorio.

Pero no precipitemos acontecimientos, comencemos por el principio.

Era una mañana de diciembre, y fuera, en los terrenos de Hogwarts, nevaba copiosamente y hacía mucho frío. Demasiado como para ir sin bufanda y sin guantes. La salida a Hogsmeade que cada año anuncia las vacaciones había pasado hacía unos días. Y en el colegio sólo quedaban los alumnos que no volvían a casa por Navidad, y los que tenían que preparar sus TIMOS y EXTASIS. Entre los que tenían que preparar los TIMOS se encontraban Harry, Ron y Hermione. Este año se había decidido crear unas clases de apoyo durante las vacaciones para aquellos alumnos que las necesitaran, o para los que quisieran ir a ellas. Por supuesto que Hermione no tenía ningún problema con sus asignaturas, pero quería asistir a las clases para estar segura de que todo lo tenía bajo control. En cambio Harry continuaba con dificultades en las clases de pociones, y Ron parecía que últimamente no conseguía sacar muy buenas notas en las tareas de la profesora Trelawney, que se encargaba de impartir adivinación. Así que los 3 decidieron quedarse juntos y acudir a las clases.

A Ron no le había quedado más remedio, y es que este año cada jefe de cada casa se encargaba de avisar a los padres si el rendimiento de sus hijos no era el adecuado, así que aunque hubiera podido escapar de la profesora Trelawney, de lo que no pudo escapar fue del vociferador que le envió su madre el día anterior al fin de las clases. Medio Hogwarts se enteró, durante el desayuno, de lo que ocurría:

- ¡RONALD WEASLEY! ¿NO DECIAS QUE POR UNA VEZ QUERIAS PASAR LA NAVIDAD AQUI, EN LA MADRIGUERA, PORQUE NUNCA PASAS LAS NAVIDADES EN CASA? ¡PUES A OTRO CON ESE CUENTO! YA NOS HA LLEGADO LA NOTIFICACION DE LA PROFESORA McGONAGALL, ASI QUE MAS VALE QUE PONGAS VERDADERO EMPEÑO EN LAS CLASES DE APOYO. ENTRE TU, FRED Y GEORGE ME TENEIS CONTENTA. NO PIERDAS NI UN MINUTO Y PONTE A ESTUDIAR ¡YA!. AH! Y CUIDA DE TU HERMANA GINNY.

-Vaya, vaya. Parece que a Weasley no le quieren en su casa… son tan pobres que no celebran juntos las navidades porque no tienen dinero para invitar a nadie. Creo que este año el ministro de magia vendrá a nuestra casa. Él y mi padre son grandes amigos.- Era esa inconfundible voz que arrastraba las palabras.

-Bueno, ¿y por qué no has vuelto a tu casa? ¿Es que sólo sacas buenas notas en pociones?- Ron no pudo callarse. Después del vociferador, lo último que quería era que todo el mundo supiera cómo de mal le iban las cosas. Estaba claro que Snape beneficiaba a los Slytherin, y prácticamente ningún Gryffindor se salvaba de alguna mala nota.

A pesar de todo, y por desgracia para Ron, lo único que se oyó más fuerte que el vociferador aquella mañana fueron las risas del resto de alumnos.

De eso hacía 4 días, aunque en la cabeza de Ron seguía resonando como si hubiera pasado hacía 5 minutos. Aunque ya daba igual. La claridad se dejaba entrever a través de las cortinas de su ventana.

Era la hora de levantarse.

- Harry, levántate, es hora de bajar a desayunar.

- En seguida voy.

Tardó un poco en desperezarse, pero finalmente Harry se incorporó en la cama y miró a su alrededor. Dos de las cinco camas que había en la habitación se encontraban vacías. De su dormitorio tan solo Neville y Ron se habían quedado en Hogwarts. Neville, por cierto, seguía roncando, y Ron ya había bajado a la sala común. Así que rápidamente Harry se puso sus pantalones, unos calcetines del fondo del armario, una bufanda y unos guantes, y por supuesto, su túnica negra, y salió de la habitación, intentando no hacer ruido para que Neville no se despertara. Mientras bajaba las escaleras a la sala común, lograba oír lo que parecía una discusión: la tónica de todos los días.

-¿Qué quieres decir? - decía Ron en tono alterado.

-¡Sólo que si te preocuparas más por las tareas y menos por hacer el vago ahora podrías estar durmiendo! - vociferó Hermione.

-¡Claro! Y tú como siempre tienes que tener la razón, ¿no?. Como lo sabes todo... ¿Sabes qué? ¡Estoy harto! ¡Me gustaría estar un día sin ti!

Al oír esas palabras el rostro de Hermione cambió completamente. Del enojo pasó a la furia; y su tez, normalmente blanca, se sonrojó ligeramente. Sin pensárselo dos veces, salió de la sala común, dando un fuerte portazo.