"""ADVERTENCIA: CATONISS"""
Declaimer. La Trilogía "Los Juegos del Hambre" y sus personajes no me pertenecen, ni gano un centavo al escribir esto, solo soy una fan con suficiente imaginación como para inventar locuras. Esta historia pertenece al intercambio "Un obsequio real" para el foro El diente de león. Mi obsequiado es Hibari sempai.
Felicidades por este nuevo año que comienza querido Hibari, espero que puedas honrarnos con hermosas historia de este y otros fandoms. Espero que te gusten mis regalos.
#1#
Katniss Everdeen siempre intentaba pasar desapercibida. Le gustaba creer que lo lograba. Durante toda la secundaria no tuvo mayores altercados a pesar de sus buenas notas y su desempeño atlético notable.
Incluso al mudarse a Nueva York, en su último año, ella era casi invisible. Quizás porque no hablaba con muchos, apenas tenía una amiga, Madge Undersee, y no era del tipo habladora. Johanna Mason era su ami-enemiga favorita, amigas para algunas cosas, rivales la mayoría del tiempo. Destacaba en arquería pero no la molestaban por ello, quizás porque la popular de su clase, Glimmer, también era buena en el deporte, y absolutamente nadie se burlaba de la rubia.
Amaba Nueva York, la idea de mudarse a cursar su último año en otro estado había pasado a un segundo plano cuando supo a qué ciudad se iba. Definitivamente aquella decisión tomada por su madre era la segunda buena en mucho tiempo. La primera fue casarse con su actual padrastro, un tipo bonachón al que llamaban Haymitch, al que ella y su hermana apodaban Mitch.
Lo único malo quizás, se acercaba a ella como cada mañana. No había escapatoria, ni a quién recurrir. Ella dejaba los libros del día, tomaba los que debía usar la próxima hora. El fortachón de último año tenía su casillero apenas a cinco pasos de distancia. No sabía que había hecho para ganarse los insultos y las burlas de él, pero ahí estaba, como cada mañana, apoyado en el casillero que estaba al lado del de la castaña.
— Hey Kit Kat— los ojos grises evitan la mirada azul, cierra el casillero de un portazo e intenta irse, pero la mano de él se atenaza en su antebrazo — ¿preparada para nuestra clase juntos? — de por si odiaba matemáticas, se le daba de pena, compartir por obligación el escritorio con ese mono musculado solo le daba más razones para odiar la asignatura.
— Tanto como siempre desde que inició el semestre — le dedica una falsa sonrisa y tira de su brazo para que le suelte — llegaré tarde... — musita algo acobardada.
— No te preocupes… a la niña diez no le pondrán una detención por demorarse cinco minutos con su apuesto compañero de asiento — le toma del mentón acercándose demasiado al rostro de Katniss, que traga con dificultad — me dedicarás un baile en la graduación ¿Verdad? Por los momentos compartidos.
Le suelta con rudeza y se aleja, el sonido estridente de su carcajada le eriza el vello de los brazos. Respira con dificultad un par de veces y luego emprende la marcha al salón 304, donde él la espera con una sonrisa burlona.
…
Odiaba los bailes. No importaba la ocasión, siempre había logrado una buena excusa para no ir. En esta vez no había oportunidad, estaba obligada a ir.
— Puedo fingir que voy con ustedes y luego pasar la noche en un Starbucks— está intentando convencer a Johanna Mason y a Madge Undersee, que hurguetean en el armario de la castaña en busca de un vestido decente.
— Tienes que ir, es nuestro último baile Katniss — Madge chilla de emoción — este, es perfecto, tu madre te obligó a comprarlo el año pasado, pero "enfermaste" — hace comillas con una mano enseñándole el vestido a las dos jóvenes.
— Por favor Jo, ayúdame en esta — la muchacha de cabellos castaños y puntas rosáceas niega con energía.
— Lo siento descerebrada, en esta, estoy con la estirada — se echa sin cuidado alguno sobre la cama, haciendo rechinar los resortes del colchón — tienes que ir y ese vestido parece tu única opción.
Katniss mira con desdén el vestido amarillo pastel. La parte superior es simple, un escote pequeño y unas mangas normales. Es la falda lo que le hace ruido, es pomposa, llena de tul y de un largo extraño. Claramente es un vestido de calidad, Haymitch pagó por él, incluso tiene unos zapatos a juego, pero no le agrada. Madge chilla emocionada que se encargará del maquillaje y Johanna apenas balbucea que puede peinarla si quiere. La ojigris niega, pero las amigas se van de la casa con una sonrisa cuando logran un sí de los labios rosados.
…
No quiere hacerlo. Se ve bien en su vestido, los zapatos incluso son cómodos, Madge hizo un trabajo excelente con su rostro e incluso Jo se ha lucido en el peinado, sencillo pero encantador. Todo eso no importa, los ojos azules aparecen en cuanto cierra los ojos, la voz llena de desdén con la que seguro le hablara e insultara. No quiere ir, no quiere tener que enfrentarse a Cato más allá de lo difícil que es lidiar con él cada día en la escuela.
Sus amigas no lo saben. Cato es astuto y solo se presenta ante ella, solo o rodeado de sus amigos de la lucha cuando está sola, vulnerable. Nunca ha sido amable, no sabe nada de ella y aun así le mira como si no valiera la pena. Mira con odio a su madre, que parece muy emocionada al ver a su hija con un vestido tan bonito, luciendo como una mujer. Ella solo quiere cerrarle una puerta en la cara por obligarla a ir al maldito baile.
Finge una sonrisa para la foto con sus dos amigas, vestidas igual de elegantes. Esperan en el hall de la casa de la castaña hasta que la limo hace sonar el claxon. El repiqueteo de los tacones en la acera le resulta molesto, el color gris plata del vehículo también, la falda le hace picar, Cato sigue apareciéndose en su retina cada vez que pestañea con las largas y postizas pestañas.
Madge saca de una bolsa de plástico tres ramilletes. Coloca uno en la muñeca de Katniss, una rosa blanca. También le entrega uno a Jo, que se niega a usarlo hasta que la rubia hace un puchero. Madge se pone uno en la muñeca, y Katniss nota que los tres son rosas y desprenden un aroma exquisito. La ojiazul le entrega una copa de espumante líquido ambarino y le da otro a Johanna. Brinda por las solteras de la rosa y las tres ríen a carcajadas antes de vaciar las copas.
No es un largo trayecto y eso pone aún más intranquila a la castaña de vestido amarillo. Tamborilea sus dedos sobre su regazo, preguntándose cuando sería un buen momento para irse de la maldita fiesta sin que su madre le matara por llegar demasiado temprano a casa.
Observa la pequeña fila que hay en la entrada, mientras oye a su amiga vanagloriándose de la decoración elegida. Le sudan las manos, no es su ambiente, definitivamente prefiere la cafetería a cuatro cuadras de la biblioteca central, o el pub al que va a veces con Jo y Madge. No aquí, no con un vestido, menos sabiendo quien está ahí dentro.
Ve a Glimmer en la distancia, reluce un vestido sumamente pegado al cuerpo y posa para la cámara del fotógrafo contratado. Sonríe naturalmente y tira besos a su grupo de amigos, incluso otros se han reunido para verle caminar al interior del gimnasio. Madge le llama la atención, se ha quedado atrás, camina a paso veloz hasta llegar a sus amigas y espera en la fila hasta que el fotógrafo se digna a tomar un recuerdo que se supone durara por la eternidad.
Entra al recinto y descubre que han elegido bonitos colores para decorarlo todo. Hay un montón de mesas, una tiene sus nombres y el de otros chicos de último año. También hay mesas rectangulares repletas de comida y bebida. No lo ve por ningún lado y respira con tranquilidad por unos momentos. Deja su pequeño bolso en la silla con su nombre y acompañada de Madge se dedica a ver los platillos en busca de algo que llame su atención.
— Te ves bien Katniss — Glimmer esboza su mejor sonrisa, no le ha quitado la mano del hombro aun — muy… elegante — amplia la sonrisa y acerca su mejilla a la de la castaña, el sonido del beso le hace perder la audición por un segundo.
— Tú te ves genial —intenta siquiera imitar la mueca radiante de la popular.
— Oh gracias… ha sido una elección de último minuto — ríe con elegancia, puede notar la incomodidad de Madge que mira a cualquier lado menos a la joven frente a ellas — has sido una adversaria digna este año.
— He puesto todo mi esfuerzo — miente con un esbozo de sonrisa, ganarle a alguien nunca había sido tan sencillo, demasiado cabello en el rostro perfecto imposibilita la vista a la hora de apuntar a una diana— que disfrutes la noche.
Sonríe una última vez, la chica le saluda con la mano y se ve obligada a arrastrar a Madge de nuevo a la mesa. Su amiga se queja un poco porque no le agrada Glimmer, pero vuelve a su fantástico humor cuando el profesor de arquería entra al recinto. Gale es un buen tipo, algo mayor para su amiga, pero han estado saliendo por unos meses y dado que el año escolar termina en dos meses no supondrá un problema por mucho más tiempo.
Baila como por diez minutos, rodeada de jóvenes con demasiado alcohol en sangre a pesar del corto tiempo que llevan de fiesta. Pasa la mayoría del tiempo viendo su móvil sentada sola en la mesa, esperando que los minutos de su reloj digital avancen con más prisa. Ha vaciado la tercera copa de ponche así que va a por más. Está ensimismada viendo a sus dos amigas dándolo todo en la pista, riendo con naturalidad, pasándolo todo lo bien que ella no. Rellena su copa y se voltea solo para encontrarle muy cerca de ella, vistiendo un costoso saco negro cromado y unos pantalones negros que casi mancha de rojo.
— Kit Kat…
— Sabes que es Katniss ¿verdad? —Resopla para que un rizo rebelde salga de su rostro — mi nombre… es Katniss — insiste cuando el chico enarca las cejas rubias en una mueca de sorpresa.
— Oh no lo sabía… Kit Kat te sienta mejor, aunque no me tomaría un respiro contigo si me entiendes — le guiña un ojo y se acerca demasiado — ¿Si me entiendes? — le rodea para servirse el mismo un poco del líquido.
—Cómo si yo quisiera — musita en voz baja, aunque piensa que lo ha dicho en su mente.
— ¿Cómo? —Le toma del mentón de nuevo, una práctica que ha hecho usual los últimos días, Katniss puede notar las miradas sobre ellos, no quiere a Glimmer en su contra — todas quieren un "recreo" conmigo dulzura…
— Seguro que si Cato— Johanna da un golpe en la mano del chico, haciendo que suelte el mentón de Katniss — solo que el universitario novio de mi descerebrada amiga no estaría complacido con eso — la ojigris puede ver la chispa en los ojos marrones de Jo, midiendo el descaro de Cato.
— ¿Qué pasa Joy? ¿Envidia?
— Pena… de la plástica de tu novia que no sabe que andas seduciendo cerebritos por ahí — Katniss sabe que debería estar enfadada por los insultos de Johanna, pero cuando ve a Cato irse sin decir palabra solo puede agradecerle.
— Supongo que me salvaste…
— Me debes una, hueca.
Él no vuelve a acercarse. De vez en cuanto cruzan miradas, y nota que está enfadado, lidiará con eso luego, si tiene algo de suerte, quizás nunca deba lidiar con ello. De momento, ha tomado demasiado ponche y se siente flotar. Baila con sus amigas, se une a sus compañeros por una noche, porque al fin y al cabo esa jodida fiesta es su graduación.
…
*2 AÑOS DESPUÉS*
Definitivamente amaba esa cafetería. Cada vez que salía del campus se detenía a por un chocolate caliente y un bollo de queso. Las tardes invernales no eran lo mismo cuando llovía y decidía que no valía la pena el resfriado por una merienda. Sin embargo, había una razón además del bajo costo de la merienda y la buena calidad de la misma. Estaba prendada. Si, definitivamente prendada por un muchacho al que solo le conocía el nombre y solo porque este estaba escrito en un pin en el costado derecho de su pecho.
— ¿Lo de siempre? — le sonríe y un hoyuelo se le marca en la pálida mejilla, le mira con tranquilidad.
— Lo de siempre — sonríe también, algo incómoda por ser tan rutinaria.
Se sienta en su mesa habitual, puede ver a la gente pasar, imagina que hacen, que piensan. Nota que el recinto está casi vacío y no le sorprende, el cielo está terriblemente gris y hace horas que amenaza con llover.
— Katniss… Katniss — voltea a verle sorprendida.
— ¿Cómo sabes mi nombre?
— Oh vamos, hace dos años que vienes aquí y pides lo mismo — tiene una carcajada suave — no debes ser un prodigio para acordarte de un nombre tan bonito.
— Gra-gracias — quizás se refería al halago, a medias era por la bandeja que apareció de la nada frente a ella.
— ¿Te molesta si me siento? — Instintivamente, la castaña observa las mesas vacías, la enorme cantidad de sitios disponibles — es mi descanso — se encoje de hombros, ella asiente, algo cohibida.
— ¿Café? — pregunta luego de unos minutos de silencio, Peeta observa por la ventana y da pequeños sorbos a una bebida humeante.
— Si, en cantidades industriales por favor — ambos ríen — ¿Por qué chocolate?
— No me agrada el café, sé que es el chocolate caliente es para niños — se excusa, él solo le brinda una sonrisa — pero siempre ha sido mi favorito.
—Pega contigo… pareces una chica dulce — nota las mejillas calentándose, y está segura de que su corazón se ha saltado un latido, eso ha sido un halago en toda regla y no está imaginándoselo.
— Pues tú no pareces amargo y te gusta el café — le oye reír con ganas, desvía la mirada al vidrio, solo para que él no noté como una simple risa le acelera el corazón.
— No lo soy para nada — musita el en voz baja como si alguien aparte de ella fuese a oírle, Katniss voltea a verle tan rápido que se marea, baja la vista a donde la mano tibia de él se entrelaza con la suya — ¿Es demasiado arriesgado decirte que me gustas?
Ella sabe que sus mejillas están rojas. Los ojos azules de él tienen un brillo especial, y su mueca se tuerce en una media sonrisa que le hace pensar en lo mucho que desea saber sobre él. Se inclina sobre la mesa, aunque es algo que jamás se había planteado en lo que llevaba de vida. Se inclina hasta cruzar el mueble y roza los labios del camarero llamado Peeta que le había robado el corazón y que aparentemente correspondía sus extraños sentimientos de amor.
…
*8 AÑOS MÁS TARDE*
— No tienes que estar nerviosa.
— Peeta es mi primer día en un trabajo de verdad… TENGO que estar nerviosa.
— Hey, trabajar en una cafetería es un trabajo de verdad Katniss — la chica le mira con pena.
— Lo siento, sabes que sí, y me ha encantado pero lo mío es…
— La abogacía, lo sé preciosa — deja un beso en sus labios —estaré aquí cuando regreses de tu emocionante día en un estudio jurídico de gran importancia.
— No te burles…
Acomoda la falda en su sitio, se asegura de que todos los botones de su blusa de seda estén correctamente abotonados y prende solo uno de los botones de su saco entallado en tonos burdeos. Toma el subterráneo mientras repasa cosas básicas de abogacía, como si su titulación y primer promedio de carrera no fuesen suficientes. Sabe que de momento no serán necesarios, será secretaria de un abogado, nada más. Pero espera, tiene la esperanza, de destacar y adquirir un puesto como abogada adjunta en aquel prestigioso estudio jurídico. Respira agitada aun cuando está subiendo escaleras mecánicas y mira desorientada a todos lados, aunque ha hecho el recorrido unas cuatro veces desde que firmó el contrato solo para asegurarse de las posibles rutas a tomar.
Saluda al hombre de seguridad y pide la que será por mucho tiempo su boleto de entrada al edificio más importante de la manzana. Petrov y asociados es la firma de abogados más importante del momento y definitivamente, Katniss tiene suerte de estar allí. Una mujer dulce le saluda y le indica cuáles serán sus deberes en un primer momento. Revisar y archivar, en realidad no puede esperar hacer mucho más en su primer día. Está ansiosa por conocer a su jefe, el hijo del fundador, un hombre apuesto según lo describió la secretaria, apuesto, capaz y un poco caprichoso. Nunca le ha visto antes, solo ha mantenido contacto con el área de recursos humanos.
— Señorita Everdeen, el señor Petrov le espera en su oficina— Katniss está a punto de decirle que pronto será señora, que está a unos meses de casarse con el que es el amor de su vida, pero evita decirlo, no es una charla de camarera a cliente como en su antiguo empleo.
— Por supuesto — quita el bolígrafo que ha puesto en su cabello para improvisar un moño, sacude su falda y se asegura nuevamente que los botones de su blusa sigan en el lugar.
— Acompáñeme por favor— sigue a la regordeta mujer por el extenso pasillo hasta que se detiene frente a una puerta — Señor Cato, la nueva secretaria está aquí.
Piensa en lo extraño que es que exista en Nueva York dos personas con un nombre tan exótico. El recuerdo de Cato Morks se aparece en su mente, pero lo destierra en una negación leve. Esos dos no pueden ser la misma persona, deja la paranoia Katniss.
— Que pase y tráenos café Sarah — la mujer abre la puerta por completo y le deja pasar, Katniss entra, algo en el timbre de voz de aquel hombre no le da buena espina, observa el lujoso despacho, la enorme silla que se gira lentamente hasta dejar ver a un corpulento hombre que sonríe de lado.
— No… no es posible — musita la castaña haciendo un paso hacia atrás.
— Extraño ¿Verdad Kit Kat? — se pone de pie, lleva un traje costoso y el cabello rubio en un corte moderno y elegante — tanto como enterarte que en realidad eres hijo del exitoso abogado Dimitri Petrov y que te quiere repentinamente como heredero.
— ¿Morks? — está congelada, solo le observa acercarse, toma su mano y con delicadeza le besa el dorso.
— Ya nadie me llama por ese nombre… Katniss — se aleja unos pasos, estudiándola de arriba abajo — bienvenida.
— Tú… tú sabías quien era yo…
— Por supuesto, detrás de mí apariencia de deportista sin cerebro, soy muy bueno para los nombres… lo suficientemente bueno como para acabar con un título de Harvard.
— Harás mi vida imposible ¿Verdad?
— No si cumples con lo que te pida… soy un buen jefe.
Prometo que haré todo lo posible para que esto no acabé siendo una mala copia/ inspiración en 50 sombras con un hombre de negocios machista y una mujer sumisa. Katniss dará pelea, como lo hace siempre jeje.
Me costó escribir este primer capítulo, pero tengo grandes ideas para los siguientes así que estarán en tiempo y forma.
Acotación: El chiste sobre el apodo de Katniss, Kit Kat, tiene que ver con la golosina Kit Kat; cuyo slogan es "Have a break, have a kit Kat" (Tómate un respiro/recreo, ten un kit Kat).
Hibari… ¡sorpresa! jaja espero que este capítulo te haya agradado, me has metido esta pareja no canon hasta la médula y no pude escapar a la tentación.
Resto del mundo. Sí, no es una confusión, la pareja principal será Catoniss como lo aclara la primera parte. Acepto toda crítica, constructiva, y responderé cualquier duda que tengan.
Me despido deseándoles un bonito día de reyes y para quienes lo festejen… regalos a montones y buenos deseos.
Feliz inicio de año
Con cariño atentamente, Anna Scheler.
