¡Hola!, ah, estoy algo nerviosa, este sera mi primer Bankotsu x Kagome, es una idea algo rara, pero espero que les guste jaja, nos leemos haya abajo..
Disscleimer: Los personajes de InuYasha no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi, la historia en cambio es mía..
Este fics participa del Reto Vitamina C del grupo Círculo Mercenario..
— ¡Primo! — Lo llamó al éste estar distraído, él la vio de lado con sus ojos claros. — ¿Me vas a decir cual es la sorpresa? — Preguntó con una tierna sonrisa.
Onigumo la miró con una sonrisa falsa, por dentro se estaba lamentando por lo que estaba por hacer, suspiro.
— Kagome, ya tienes casi tienes Diecinueve años, creo que puedes esperar un poco más ¿No? — Dijo con aparente diversión.
Kagome hizo un leve puchero y miró a otro lado. — Esta bien —.
Onigumo caminó a paso lento, lo sentía por su pequeña prima, pero esto era necesario, además ella era su mejor opción, ya que la poca familia que le quedaba vivía en el extranjero y ella era mayor de edad, vivía sola y que supiera casi no tenia amigas, ella era perfecta para cubrir el pago.
— "Lo siento Kagome" — Sabia que su prima era una buena niña, aunque era algo infantil, era amable, bondadosa y dulce, aún así no había vuelta atrás.
Kagome lo miró atenta mientras caminaban, ellos siempre se llevaron bien, cuando sus padres murieron su primo la apoyo al igual que a su hermano. Le intrigaba que sorpresa le tendría, sobre todo a esta hora que eran las nueve de la noche. Miró las calles con su siempre sonrisa alegre, ya quería llegar.
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— Vamos hermano, será divertido y a lo mejor consigues buena mercancía — Ánimo al darle unos golpecitos en el hombro.
Apretó los dientes, ¿Cuán irritante podría llegar ser su hermano cuando se lo proponía?.
— Renkotsu, ya te dije que no quiero ir, así que no insistas — Lo miró molesto.
— Vamos Bankotsu, no seas aburrido, me dijeron que hoy llevaran artículos de primera y dejarán lo mejor al final — Sonrió y lo siguió al moreno salir del ascensor donde se encontraban.
— ¿Me insistirás hasta que acepte no? — Apuró el pasó para llegar pronto su auto.
— ¡Así es! — Sonrió triunfante al haber ganado de nuevo.
Bankotsu soltó un largo y cansado suspiro, su hermano era un gran negociante y muy listo, por eso entendía cómo lo convencía siempre, ¡Pero que molesto era!.
Luego de hora y media llegaron en su auto al lugar que se había elegido esta vez, de no ser por la insistencia de su hermano no vendría a este lugar, por fuera parecía un bar cualquiera, como muchos otros, pero ellos sabían que no lo era. Comenzaron a caminar hasta la entrada del lugar.
— Muy bien, con esto cubres tu deuda, es una joya que pocas veces encontramos Jajaja — Oyó vagamente decir a un hombre que estaba con otro grupo junto una Jeep negra, los paso de largo de forma desinteresada, aunque reconoció a más de uno.
— "Así que Onigumo trajo una joya 'única', vaya a saber que artimañas uso esta vez" — Pensó el moreno de largo cabello amarrado a una trenza mientras ingresaban y los recibían en recepción.
Una vez pagaron su "entrada" se sentaron en una de las mesas y pidieron unos tragos.
— Muy buenas noches — Dijo un hombre elegantemente vestido al micrófono, parado en el escenario del salón del bar donde estaban, seguramente seria el subastador de esta noche. — Hoy tenemos artículos de primera que están incluso mejores que la vez anterior.. Nuestro primer artículo es éste — Unos hombres de traje negro trajeron a una chica rubia completamente desnuda, ella mantenía la mirada baja y tenia unos grilletes con cadenas en sus manos, la sentaron a mitad del escenario junto al subastador y le alzaron las manos a jalar de las cadenas, mostrando mejor su cuerpo esbelto, la chica parecía no saber donde estaba, la habían drogado seguramente.
— Esta hermosa joven que tiene alrededor de Veinte años, piel suave y bonito rostro — uno de los hombres le alzo el rostro a la chica. — Una mujer sana y bella, la puja empieza por Veinte mil yenes — Dijo al señalarla mientras veía a sus clientes.
Bankotsu miró desinteresado a la rubia mientras algunos de los hombres de allí comenzaban a ofrecer sumas de dinero, bebió de su bebida alcohólica e ignoró quien se llevo a la rubia y a la siguiente mercancía.
— Que aburrido — Dijo mientras al fin llegaban al final, quería irse de una vez, sabia que estos lugares eran una perdida de tiempo.
— Y por último, una joya en verdad única — Los hombres trajeron esta vez una chica de largo cabello azabache, en las misma condiciones que las demás jóvenes, fue sentada en el suelo del escenario y alzaron las cadenas para que levantará los brazos, muchos hombres la miraron con claro interés. — Joven de alrededor de Dieciocho años, hermosa, piel suave y tersa, pechos medianos y firmes, un bello rostro — Los hombres le alzaron la cara al público y todos vieron su bello y tierno rostro. — Y sobre todo, virgen, por delante y por detrás también — Eso incremento el interés de muchos y los hombres le abrieron las piernas a la chica, mostrando la "mercancía". — La puja empieza en Cincuenta mil yenes — Anunció el subastador y de inmediato se oyeron las sumas ofrecidas que se incrementaban.
Sus ojos azules miraron atentamente a la chica expuesta, ignorando a cuanto había llegado la puja, esa chica.. No sabia porque pero había llamado por completo su atención, tanto que se quedo absorto viéndola, se conocía muy bien así mismo y sabía que esa chica sería su nuevo capricho, pero.. Sentía que conocía a esa niña de alguna parte.. Pero ¿De donde?.
— ¡Bien!, la última oferta es de cincuenta millones, a la una, a las dos.. — Dijo el subastador.
— ¡Ofrezco Cien millones de yenes! — Todos voltearon la mirada sorprendida hacia el ofrecedor de semejante cantidad, encontrando al hombre de pie que se acercaba al escenario.
— ¡Vendida! — Dijo con emoción el subastador.
— Hermano — Dijo con sorpresa el clavo, viendo a su hermano avanzar hacia el escenario del lugar.
Bankotsu caminó con rostro tranquilo hasta ellos, no permitiría que nadie se la llevara, no importaba que cantidad tuviera que ofrecer, subió a la instalación del escenario se paro frente a ella que lo miró vagamente a causa e las dogas que le debieron haber dado.
— Oh, señor Shichinintai, que sorpresa — Lo miró quien ofrecía a las chicas, el siempre veía y no compraba, porque nada era de su interés, aun así sabía que era poseedor de una gran fortuna, sonrió, sin duda habían hecho un genial trato con el imbécil de Onigumo.
Bankotsu lo oyó pero no dejo de ver a la chica. — "Ella.. Es.." — Estaba casi seguro e que era Ella, imposible no reconocer a su Ángel de mirada tierna..
Bien, hasta aquí el prólogo, espero que haya sido de su agrado, si quieres apoyarme con un comentario estare encantada, hasta la próxima, ¡Sayonara!..
KW
