Kate lo tomó de la mano y empezó a conducirlo hacia la habitación y Castle se dejaba guiar. Mientras caminaban él se dio cuenta de que ella temblaba. Al principio pensó que podía ser por los nervios del momento pero enseguida se percató de otra cosa. Se acercó por detrás pegándose a su cuerpo y rodeándola con los brazos.

- Estas temblando, tienes la ropa mojada. – le susurró al oído.

- Si, tengo un poco de frío. – le dijo amoldándose a él y acariciándole los brazos.

- Tienes que sacártela. – Le corrió el pelo de un lado y le dio un beso en el cuello. – Yo te ayudo a entrar el calor. – La tomó de los hombros y la dio vuelta para mirarla intensamente a los ojos. Ambos sonreían. Tomó la campera y la deslizo por sus brazos hacia abajo y antes de que la campera siquiera llegara al suelo Castle se abalanzó sobre Kate tomándola de la cara para besarla profundamente mientras la llevaba en dirección a su habitación.

La puerta del cuarto estaba cerrada. Cuando llegaron Castle la acorraló y apretó contra ella haciendo que Kate se clavara el picaporte en la parte baja de la espalda.

- Castle, cuidado… - se quejó dolorida mientras intentaba llegar al picaporte. – Déjame abrir esto. – Le rogó entre suspiros.

- Lo siento. – dijo él mientras se ensañaba con su cuello y su oreja.

Kate tanteó el picaporte y abrió la puerta. Entraron a la habitación sin dejar de besarse y acariciarse. Esta estaba iluminada por las luces de la calle, del estudio y del living. El cruce de luces creaba un ambiente especial.

Castle ya estaba terminando de desabrocharle la blusa descubriendo por completo sus pechos cuando Kate bajó un momento la vista y notó algo. – Te mojé la camisa. – Subió ambas manos deslizándolas suavemente por su abdomen y luego por su pecho hasta llegar al primer botón y muy lentamente empezó a desabrocharle la camisa. Mientras lo hacía se mordió el labio y lo miró sugestivamente.

Incluso ese gesto tan sutil de ella lo volvían loco y activaba su imaginación. De a poco se fue acercando a ella y la besó apasionadamente. Su lengua buscó la de ella y ambas exploraron íntegramente sus bocas. Al mismo tiempo, la rodeaba con los brazos y la levantaba del suelo pegándola a él. Kate había terminado de desabrocharle la camisa cuando la besó y en el momento en que la había abrazado llevó sus manos hasta su nuca y su espalda pasándolas por debajo de la camisa.

Cuando la necesidad de aire superó la que sentían del uno por el otro se separaron visiblemente agitados. Sin embargo, la necesidad del otro era tan grande que enseguida volvían a besarse con más intensidad que la anterior acompañándolo de caricias y tirones de ropa en la desesperación por sentir la proximidad, el contacto de la piel. De a poco y sin dejar de besarse, en la boca, en el cuello, siguieron camino a la cama. Castle le sacó la blusa y pasó sus dedos por su espalda desnuda haciéndola estremecer.

Kate estaba de espaldas a ella y cuando la tocó con las piernas se frenó. Castle se percató de lo que pasaba y la tomó de la cintura para recostarla suavemente. Luego se enderezó para poder contemplarla allí tendida, con una mirada que lo invitaba a cumplir todos sus deseos. "No puedo creer que esto esté pasando, finalmente", pensó. "Que hermosa es".

- ¿Qué tanto miras? Tengo frío. – le preguntó estirando los brazos en dirección suya pidiéndole con las manos que se acercara.

- Perdón, pero no todos los días se puede contemplar a una diosa. – Ambos sonrieron ampliamente. Se terminó de sacar la camisa y se tendió sobre ella para darle un beso al mismo tiempo que ella hundía sus manos en su pelo posesivamente y lo atraía más cerca. Después él empezó a bajar por su cuerpo, recorriendo y saboreando, cada parte con mucho detenimiento arrancándole gemidos a cada paso. Cuando llegó a sus pechos le sacó el sujetador mientras besaba su cicatriz. Acarició sus pechos y estimuló sus pezones con la lengua hasta que estuvieron completamente erectos y duros. A medida que bajaba prestaba atención a las reacciones que provocaba en ella y veía en qué zonas se agitaba más o la descontrolaban, incluso sentía como, en ciertas ocasiones le clavaba delicadamente las uñas en la espalda lo cual lo incentivaban más a seguir. Una vez en su abdomen encontró una de las cosas que le habían quitado el sueño más de una vez, el aro de su ombligo. No se pudo resistir así que primero metió su lengua en su ombligo y jugó con el aro, cosa que a ella la enloqueció. Cuando llegó a los pantalones empezó a desabrochárselos mientras seguía besando su estómago.

Kate esta completamente entregada a sus caricias, era incapaz de pensar en cualquier cosa que no fuera él.

Sus piernas colgaban por un costado de la cama así que Castle bajó hasta sus pies para sacarle las botas y después terminó de sacarle el pantalón. Cuando se paró para acomodarse de nuevo encima suyo, Kate rápidamente se sentó y tironeó del cinturón del pantalón acercándolo.

- No vale que solo tú te diviertas. – Le dijo muy agitada. Le sacó el cinturón de un tirón, le desabrochó el pantalón y los dejó caer, dejándolo en bóxer.

Él la tomó de los hombros he hizo que se recostara de nuevo. Le abrió las piernas para que lo rodeara con ellas y la levantó para acomodarla en el medio de la cama. Kate aprovechó para girarse y quedar encima de él, sorprendiéndolo. Esta vez fue ella la que empezó a recorrerlo con las manos, los labios y la lengua. Kate quería asegurarse de ser la que mandaba esa vez así que lo tomó de las muñecas y se las sujetó mientras lo besaba. Empezó por boca, siguió bajando por su cuello aspirando el aroma de su colonia que tanto le gustaba, jugó con su oreja, lamiéndola y mordisqueándola haciéndolo gemir. Después siguió bajando por su clavícula, sus pectorales trabajados, luego llegó a su estómago dándole besos húmedos, acariciándolo con la lengua. Castle estaba cada vez más excitado y Kate se daba perfecta cuenta de ello ya que podía sentir su erección debajo de ella. Siguió jugando con él hasta que ninguno de los dos podía estar más sin sentirse dentro del otro.

Súbitamente, Kate paró y subió hasta quedar frente a frente con él, que la miraba extrañado.

- Sé que no es el mejor momento pero, ¿tienes preservativos? – Castle pasó de estar alarmado a sentir un tremendo alivio. Tanto, que no pudo evitar soltar una carcajada. – No te rías, es solo que no estoy tomando nada porque no estaba saliendo con nadie. – Bajó la cabeza y la apoyó en su pecho un poco avergonzada.

- Casi me matas del susto. - Le acarició la cabeza y le dio un beso en el pelo. – En la mesa de luz. – Apartó a Kate para sentarse y buscó en su cajón. Se recostó a su lado y le mostró el paquetito con una gran sonrisa. - ¿Dónde íbamos? – Levantó ambas cejas sugestivamente. Volvieron a besarse intensamente mientras se terminaban de sacar la ropa interior. Castle se puso el preservativo y se colocó sobre ella. Al principio no la penetró, simplemente la rozaba a la vez que la besaba y acariciaba sus pechos volviéndola loca.

- Castle… vamos… A este paso… no aguantaré… mucho más. – Era tal la excitación que sentía que apenas podía hablar.

Él no se hizo rogar más, después de todo, estaba igual que ella. La penetró despacio disfrutando cada segundo de ese primer contacto, se sentía tan bien. Kate gimió de placer al sentirlo dentro y bajó sus manos hasta su cadera para que juntos pudieran marcar el ritmo. Empezó suave pero de a poco fueron aumentando el ritmo y la profundidad del contacto. Necesitaban cada vez más y más del otro. Kate levantó las piernas y lo rodeo por la cintura para sentirlo más y llevó las manos a su espalda. Ambos gemían en cada respiración. Al llegar al orgasmo, Kate se contorsionó exhalando un grito ahogado y lo arañó incapaz de controlarse. Al sentir su reacción debajo de él y sus gemidos llegó también al clímax.

Se quedaron un momento allí tendidos, él con la cabeza apoyada en su pecho mientras que ella le acariciaba la cabeza y relajaba las piernas. Ambos respiraban agitadamente y estuvieron así hasta que lograron componerse un poco.

Castle fue el primero en moverse. Le dio un beso en el cuello y se levantó para ir al baño al cual se podía entrar desde su habitación. Kate se dedicó a admirar la vista que su escritor desnudo y transpirado le brindaba, se mordió el labio. Cuando desapareció de su vista se dio cuenta de que empezaba a sentir frío así que desarmó la cama y se tapó íntegra con las sábanas. Al salir del baño, Castle al principio no la vio hasta que se percató de que las sábanas se movían. Kate se había acomodado del lado izquierdo de la cama así que él dio la vuelta y se metió por el otro lado. Al igual que ella se tapó entero y la buscó entre las sábanas.

- ¿Quieres jugar a las escondidas? – bromeo con voz juguetona a la vez que se le acercaba para abrazarla.

- No, me agarró frío. Con la mojada que me pegué tendré suerte si no me agarro una pulmonía. – Estaba echa un bollo, con los brazos cruzados abrazándose las piernas.

- Ven más acá, yo te ayudo. – Le susurró. Estiró los brazos y ella se amoldó a su cuerpo abrazándolo fuerte a la vez que enredaba sus piernas con la de él. La abrazó y empezó a frotarle la espalda para que entrara en calor. - ¿Mejor o prefieres que te preste algo para ponerte?

- Así estoy bien. – le dijo un poco adormilada. – Gracias. – Levantó la cabeza y le dio un beso en la boca. Después volvió a hundirse en su pecho, aspirando ese aroma que tanto amaba. Al poco tiempo estaba profundamente dormida.

Castle tardó más tiempo en dormirse, no porque no estuviera cansado sino porque era la primera vez que podía verla dormir y aparte, también seguía pendiente de que no tuviera frío. Luego de un rato, cuando notó que dormía relajada y ya no temblaba, decidió que lo mejor era tratar de dormir. Minutos después, estaba profundamente dormido.