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Navidad en casa de los Cullen
Por Sofía Mir Manoli
[Estos personajes son pura y exclusivamente de los libros de la genial Meyer. Yo solo me adjudico este relato. Este humilde relato esta basado en la época en la que Edward y Bella estaban en el instituto]
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Mire el calendario que estaba encima de la mesada de la cocina de Charlie. Estábamos a siete de diciembre. Mañana había que armar el árbol de navidad.
¡Papa! —. Lo llame, estaba frente al maldito televisor. Me resultaba irónico que él siempre se encuentre allí.
¿Que quieres Bella? — Grito mi padre con la boca llena de nachos.
¡Que vengas un minuto aquí! — Le contesté.
¿No puedes tu venir un minuto aquí? El partido se esta poniendo cada ves mejor. — se excuso. — ¿Y podrías también pasarme una coca del refrigerado?
Claro. —murmure —. No valla a ser que te hernies, papá.
Me dirigí al refrigerador y saque una lata de cola y un poco de agua mineral para mí. Luego fui a la sala de estar donde se encontraba el televisor y le lance a Charlie la coca.
Aquí tienes papá.
Gracias, Bella. — Se reincorporó del sofá y abrió la lata. — ¿De que querías hablarme cielo?
Ah, si… De navidad papá. Mañana es ocho y hay que armarlo. Estuve buscándolo por toda la casa y no hay nada, árbol, adornos, nada.
OH. — Charlie pasó su mano por su rostro. Sudaba a gota gorda. En ese momento comprendí de quien lo había heredado —. Es porque yo nunca festeje la navidad en Forks, ¿como abría de celebrarla estando solo aquí?
Tienes razón. — repuse — Pero ¡este año la festejaremos!... con…
¿Con…?
¡Los Cullen!
¡Pero Bella! — Charlie empezó a retorcerse en el sofá. Sin duda estaba nervioso. Pobre papá —. ¿Qué haré yo allí? No quiero importunar. Sabes que me comportaré como un completo idiota y…
Esme y Carlisle me lo dijeron. Les romperás el alma si no vas…
Pero ya hice planes con Billy. No quiero faltar a mi palabra. — Charlie mentía tan mal como yo. No obstante él tenía razón. Papá quedaría totalmente fuera de lugar en la pulcra mansión Cullen —. Pero ve tú, diviértete hija.
Hummm..., si tu quieres…
Claro cielo. Ve
Bueno. — coincidí. Billy sabía como tratarlo. —. Pero papá. ¿No puedes darme dinero para comprar algunos regalos y adornos para la casa?
Claro, agarra de mi billetera.
OK.
Saqué algo de dinero de su monedero y saque un poco más de mi reserva secreta bajo mi colchón. Baje las escaleras y entre a la cocina para esperar a Edward. Mi novio. La razón de mi existencia. O mejor dicho, la razón por la que seguía en Forks.
Mientras cavilaba sobre que comprarle a Alice, él toco la puerta. Corrí hacía ella, no podía desperdiciar un segundo de su fantástica presencia.
Abrí la puerta y lo vi. Edward era realmente perfecto. No sabía como yo, la chica sin suerte de Phoenix, rompió las reglas y fue, pero solo en ese aspecto, la persona con más suerte de la galaxia. Si, tener a Edward como novio, y que él me amara, era, sin duda, tener una suerte terrible.
Abrasé ese cuerpo pálido y glorioso. Luego miré sus ojos color topacio liquido, mi perdición. Eran hermosos. Más que hermosos, no, no había palabras para definirlo. Me sentí en el cielo.
Veo que pasaras las navidades con nosotros Bella. — Su aliento rozo mi ojera izquierda. Temblé. Su voz, esa voz aterciopelada e increíblemente dulce me deslumbró. Perdí el equilibro. Mis rodillas comenzaron a temblar y me preparé para caer al suelo, pero él me atrapó antes que me ocurra aquello. En un abrir y cerrar de ojos estaba sentada en la zaparrastrosa silla de la cocina. Y la puerta de entrada estaba cerrada con llave.
Si. — gemí —. Charlie se las pasa con los Black. Por lo que estaré con ustedes.
Estaba al tanto
Tu siempre estas al tanto Edward. —
Claro. — esbozo esa sonrisa torcida que tanto amaba y puso los ojos en blanco—. Asíque… ¿quieres ir de compras navideñas?
Si.
Bien, llamaré a los chicos, podríamos ir todos juntos. ¿no?
GENIAL.
Saco su celular y antes de que el pudiera marcar los dijitos, el teléfono de mi casa sonó.
¡Claro que acepto bella! Nosotros vamos corriendo a Thiriftway, los vemos allá en diez minutos.
¿Alice? — pregunte. Pero la línea telefónica ya estaba cortada.
Parece que ya lo vio.
Si, bueno, le iré a avisar a Charlie que ya vamos de compras.
Te espero en el auto, mi Bella. — Susurro en mi oído y luego me beso el cuello.
Me dirigí a la sala de estar y le dije a Charlie que me iba.
No vuelvas muy tarde cielo.
No papá.
Agarre la cazadora que estaba colgada en el picaporte de mi habitación y Salí pitando al porche. Abrí la puerta del copiloto y entre al calido Volvo. Edward me esperaba con música y la calefacción encendida.
Vamos.
Muero por ver tu casa adornada. Seguro que Alice pondrá muchísimas cosas.
Ni te lo imaginas, Hoy su mente estaba llena de artículos de navidad. Como esta es la primera navidad que pasamos con un humano; Obviamente. Se entusiasmo demasiado y compro todo ayer. Hoy solo comprará alguna que otra cosa. — intento explicarme Edward mientras viajábamos por la carretera.
Es decir, que comprará muchas cosas, salvo que como estamos hablando de Alice, el catastrófico número de artículos navideños será — razoné —. ¿Cómo de ochenta veces más de lo que yo compraré?
Eso suena casi exacto. — coincidió Edward.
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Bueno, este es mi primera fic, espero les guste (L)
dejen sus comentarios por favor :)
besos
Sofía Cullen