FIC BASADO A PARTIR DEL 3X09.

En un principio iba a ser un one-shoot,y a no ser que a la gente le guste, y quiera que lo siga, se quedará como un único capítulo. Así que, pido que si os gusta, y queréis que lo siga, dejéis un comentario, diciéndome que os parece o que queréis que pase o cualquier cosa.

Espero que os guste, de verdad, y bueno, avisar que cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia. Un beso, y gracias por leerlo.


Como cada tarde, nada más salir del trabajo, me dirigía hacía el sótano del Verdant, dispuesta a seguir indagando. Había pasado ya 3 meses desde que Oliver se fue a las montañas, a enfrentarse a la Liga de Asesinos, por algo que él no había hecho.

Sabía que estaba vivo, por mucho que el mundo se hubiera puesto de acuerdo en decirme lo contrario. Llevaba 86 días, intentando localizarle, buscando cualquier rastro de él por todo el mundo. Diggle había contactado con A.R.G.U.S a través de Lyla, pero había encontrado lo mismo que yo.

Baje las escaleras con una falsa sonrisa instaurada en el rostro desde que Oliver se marcho por la misma puerta por la que yo acababa de entrar, pero al ver lo que estaba pasando, está se borro rápidamente.

- ¿Qué está… pasando?.- Titubeé.

Malcon Merlyn se encontraba en medio de la sala, con todo su cuerpo totalmente relajado, mientras que Laurel, la cual se había integrado en nuestro equipo poco tiempo después de que Oliver se marchará, Roy y Diggle le rodeaban en posición de ataque.

- Usted debe de ser la señorita Smoak.- Dijo acercándose a mí, lo máximo que Diggle le permitió.

- ¿Qué está pasando?.- Volví a preguntar, mordiendo mi labio inferior.

- Venía a buscar información, y pensé que aquí podría encontrarla. ¿Dónde está Oliver?

- Fuera de aquí.- Gruño Laurel. En su mirada había rabia. Seguía pensando que el asesino de su hermana era él, y ni siquiera yo entendía como podía seguir quieta en el mismo sitio en el que estaba, teniéndole a menos de dos metros de distancia.

- Vamos querida…

- Fuera.- Antes de que pudiera acercarse, Roy se interpuso entre Merlyn y ella. Sabía las ganas que tenía de luchar, pero no podía permitírselo, ya que aun estaba entrenándose, y enfrentarse a Malcon era un suicidio.

- ¿Por qué buscas a Oliver?.- Pregunte segura. Malcon se giró y me sonrió.

- Hace tiempo que no le veo, pero sé que Arrow ha estado vigilando la ciudad.

- ¿Qué sabes?.- Volví a preguntar.

- Felicity…- Me susurró Diggle.

- Sólo sé una cosa.- Dijo pasando por mi lado, mirándome de una manera que me hizo sentirme fría, vacía, sola.- que si Oliver no ha vuelto, no va a hacerlo.

Y tras estas palabras desapareció.

Me quede paralizada; inmóvil. Todos volvieron a recobrar una pose normal, pero yo no pude moverme. Deje de respirar por unos segundos.

Aquellas palabras eran las únicas que deseaba que nadie pronunciara. Aquellas palabras eran las palabras que no tendrían que haber salido de la boca de nadie. Y menos de la suya, porque él sabía mejor que nadie como eran las cosas en la Liga.

No oía. No veía. No sentía. Simplemente por mi mente pasaban los últimos minutos que pase con Oliver en este mismo sitio. En este mismo instante. Sus últimas palabras. Te quiero.

- ¿Felicity?.- Llamo mi atención Diggle al ver que no reaccionaba.

- No.- Fue lo único que pudo salir de mi boca.

- Felicity tranquila, puede que no sea verdad.- Se acerco Laurel.

- ¿Qué?.- Dije con un tono de voz más subido de lo habitual mirándola.- ¿Qué puede que no sea verdad, Laurel? Tú no sabes nada. No sabes cómo son las cosas. Hace apenas un mes que has entrado en este mundo y no tienes ni idea de los peligros de todo esto.

Diggle me cogió en brazos, y me sacó de allí por la puerta trasera, la que nos dejaba en la parte trasera de la discoteca. En cuanto me soltó, posándome en el suelo, le miré a los ojos y comencé a llorar, como una niña pequeña, aferrándome a su cuerpo.

Diggle me abrazó fuertemente, acariciándome la cabeza suavemente, diciéndome en un susurro lo que suponía que sería algún consuelo, pero mi llanto no me dejaba escucharle.

- No puede haber muerto.- Susurré.- No puede dejarme así.

- Felicity…

- No, Diggle, no. No puede haberse ido así, sin saber que yo también le quería. Sin que yo le hubiera dicho todo lo que sentía por él.

- Él lo sabía, Felicity. Siempre lo ha sabido.

- ¿Y si lo hubiéramos intentando todo hubiera sido distinto?

- No le des más vueltas.

- Le tendría que haber pedido que se quedará…

Y sin poder decir nada más, volví a llorar en sus brazos.


Habían pasado ya 7 meses desde la horrible noticia, y cada día que pasaba estaba claro que era cierta, porque Oliver seguía sin aparecer.

Estaba conectada con Diggle y Roy a través del micrófono, ya que nos habíamos prometido seguir manteniendo limpia esta ciudad por él.

- Está en la siguiente calle. Laurel está a punto de llegar, y lleva consigo un mapa en el que se encuentran todas las indicaciones de por donde podéis entrar. Tened cuidado.

- Gracias Felicity.- Dijo Roy, lo que me hizo sonreír levemente.

No desconecte el micrófono, por si volvían a necesitarme, pero deje de mirar el ordenador, girando mi silla hacía el traje de Oliver, y acalle como pude un quejido, que se quedo ahogado en mi garganta.

Negué con la cabeza un par de veces, y volví la cabeza al ordenador; pero no al de la misión, sino al que tenía reservado con toda la información de la Liga. Cada vez me faltaba menos para encontrar la situación exacta del refugio de la Liga. ¿Qué de que me serviría? No lo sabía, pero tenía la necesidad de encontrarlo.

No era para nada una heroína como lo eran ellos, ni sabía nada sobre la lucha, pero algo dentro de mi me pedía que fuera a buscar el cuerpo de Oliver.

- ¿Y la segunda cosa?

- Te quiero.

Otra vez esa conversación en mi cabeza. Otra vez una lágrima recorriendo por mi rostro.

- Y yo a ti.- Dije en un susurró casi inaudible.

- Felicity.- Me llamó Diggle.- Volvemos para el refugio, todo solucionado.

- ¿Estáis bien?

- Lo estamos.

.

Roy ni siquiera apareció por la guarida, ya que había quedado con Thea. Estaban retomando su relación, y eso me hacía muy feliz, ya que eso es algo que Oliver realmente deseaba. Diggle por su parte, pasó a desearme una buena noche y salió corriendo a casa, para poder pasar un rato con su hija.

Y allí me encontraba, con Laurel.

No éramos lo que se decía amigas, pero teníamos una buena relación. Tras recobrarme de mi ataque de ansiedad, me acerque a ella para disculparme por todo lo que le había dicho, y entendió mi posición.

- ¿Qué tal estas?- Me preguntó. No pude responder, simplemente me encogí de hombros, y la miré fingiendo una sonrisa.

- ¿Tú qué tal estas? Te he visto estas semanas, y has mejorado muchísimo. No me gustaría cruzarme en tu camino cabreada.- Y ambas reímos levemente.

- Tengo que irme, quisiera pasar a ver a Sara…- La voz de Laurel estaba rota del dolor, y entendía perfectamente lo que sentía. Era justo lo que me pasaba a mí cuando decía el nombre de Oliver en alto.- Si necesitas algo, estoy aquí.

- Muchas gracias, Laurel. Hasta mañana.

Me quede sola en la guarida, como cada noche. Deje los ordenadores conectados para cualquier emergencia y me levante para dirigirme a la salida. Pero algo me detuvo.

El helecho.

- Ya me compraste una cama.

- Dormías en el suelo.

¿No podían parar estos momentos de venir a mi cabeza?

Me acerque a la planta, y me quede mirándola, acariciando sus hojas.

- Estas marchita.- Comencé a decirle.- Tú también le echas de menos, ¿verdad? Es normal. Por mucho que se empeñara en hablar de su oscuridad, era el que daba luz a este refugio. Y sobre todo a mí. Y bueno, tú de lo malo, malo, estabas siempre con él, pero yo… le falle, ¿sabes? Él intentaba acercarse a mí, y yo me alejaba. Pero me alejaba porque le quería, te lo prometo. Él no podía ser Oliver, y eso me dolía. Pero si… si lo hubiera intentado. Si hubiera usado mi cabeza dura para convencerle de que si podía. ¿Pero por qué iba a hacerlo? Nunca le dije lo que sentía. Nunca supo que estaba completamente enamorada de él, y seguramente, que siga estándolo eternamente. Oh, dios mio.- Apoye mi cabeza en la mesa, con mi rostro empapado en lágrimas.- le echo tanto de menos.

- No lo hagas más.- Oí su voz en mi espalda. Mi cabeza estaba jugando conmigo, oía su voz como si estuviera aquí. Me giré, y hasta me pareció verle.- Felicity…- Me quede inmóvil mirándole.

- ¿Eres tú de verdad?

- Claro que soy yo.- sonrió levemente.

Y sin pensarlo, me lance sobre él, abrazándole por el cuello. Me cogió al vuelo, y me abrazo fuertemente. En otros casos hubiera suplicado que me soltaran por no poder respirar, pero me daba lo mismo, estaba aquí. Era él.

Agarré su cara con mis manos, para asegurarme al cien por cien que era él, y sin poder esperar un segundo más, le bese. Y mi beso fue correspondido. No podía creerme que esto estuviera pasando.

Cuando nuestras bocas se separaron, volví a besarle.

- Te quiero.- Dije mirándole a los ojos.- Siento no haberlo dicho antes, pero te quiero desde el primer día, como nadie te ha querido, y como nadie te va a querer. Dime que todo este tiempo lo has sabido. El hecho de que no lo supieras me estaba matando. Oliver…

- Felicity…- Puso sus manos sobre mis labios callándome.- Lo sabía, de la misma que tú sabías que yo te quiero a ti. Te quiero. Te quiero, y siempre lo voy a hacer. Por favor, déjame quererte.

No podía pensar con claridad. No sabía ni siquiera si esto era un sueño. Si simplemente estaba desvariando, pero me daba lo mismo. Asentí con la cabeza, y antes de que pudiera volver a besarle, la puerta trasera del sótano, se abrió:

- Oliver.- Tommy apareció por la puerta.- Vaya, perdón. Tú eres… ¡Felicity! Vaya, no sabes cómo he oído hablar de ti. Eres guapísima.

Miré a Tommy, que se acercó a mí dándome dos besos, y después, miré a Oliver. Y comencé a reír. Me estaba volviendo loca, estaba claro.

- Esto no está pasando. Vosotros estáis muertos. Tú –dije girándome hacía Tommy.- te moriste en la masacre que tú padre hizo en esta ciudad y tú.- dije señalando a Oliver.- tú no sé cómo te moriste, pero lo hiciste. Y esto no está pasando. Yo… yo… yo estoy desvariando.- comencé a moverme por la sala, mientras los dos hombres me miraban fijamente, con una sonrisa en los labios.- llevo mucho sin dormir, me he obsesionado en buscarte y estoy teniendo alucinaciones. Clavadme una flecha por favor.

- Felicity.- Oliver me agarró del brazo parando mi monólogo.- Estamos vivos.

- Muy vivos.- Afirmó Tommy.

- Pero… ¿cómo?

- Es una larga historia, la verdad.- Empezó a hablar Tommy.

- Tengo tiempo.- Le aseguré, sentándome en la silla, mientras llevaba mi mano a la frente. Mi corazón latía muy rápido. No podía creermelo.

Oliver y Tommy se miraron con una sonrisa en los labios, y el primero de ellos, se acercó a mí, besando mi cabeza, esperando que Tommy comenzará su historia.