1 - Inicio
Un inicio es el principio de algo. Puede ser cuando comienzas el colegio, comienzas a llevarte bien con aquella chica tan guapa de la casa de al lado o cuando al fin sacas buenas notas. Cuando empiezas a convencer a tus padres de que te compren una tortuga o cuando dicen que "quizás te llevemos a París".
Errónea y extrañamente, la gente relaciona los inicios con las primeras veces. El primer roce, primer abrazo o primer beso. La primera vez que ves los ojos abiertos de tu hermanita recién nacida o la primera vez que pruebas, aunque después te parezca asqueroso, el helado de chicle con mora. Cuando comienzas a sentir algo por alguien, lo llaman "la primera vez".
Todos los que apoyan estos convencionalismos, deberían probar a hablar con James Potter. Si es que sobrevivieran a sus bromas para entonces.
Porque James tuvo un inicio; todos lo tenemos. Pero no fue cuando salió del vientre de su madre, cuando hizo su primera broma o en la primera ocasión que su tutora dijo a su padre "es imaginativo, inteligente y despierto, pero también puedo asegurarle que es un maldito demonio". No fue cuando pisó los terrenos enfangados de Hogwarts con apenas once años, ni cuando instituyó su pandilla de fieles y eternos amigos. El de James fue uno mucho más profundo.
O tal vez lo que deberíamos decir es: cuando James no solo fue James, sino algo más. Y en este punto de la historia es cuando debemos nombrar a Remus John Lupin.
Fue sobre segundo curso. No era la primera broma ni tampoco la última; el comienzo del año ni el final. Por supuesto no era la primera vez que a James le gustaba alguien ni la primera vez que sentía un escalofrío. Muchas otras veces se habían escondido bajo la capa y multitud más había escuchado el mismo susurro, "si nos pillan, me coaccionasteis", de boca de su castaño amigo. Obviamente, ninguna de esas veces los pillaban y aquella vez no sería una excepción. Al menos no en ese sentido.
James s comenzó con un roce, que sin duda no había sido el único. La misma situación, las mismas palabras, el mismo timbre de voz en su nuca y la misma mano suave, tan frágil que rozaba la irrealidad, posándose en su hombro a la hora de ejecutar la broma. No había nada extraño en aquella escena, pero cierto chico de gafas podría jurar que aquella vez fue su inicio. El principio de los comienzos. La sensación de que las cinco letras de su nombre estaban perfectamente puestas y de que alineaban divinamente con las del chico que tras de sí se hallaba.
Si le preguntaran, incluso podría recordar la fecha. A cualquier otra persona le diría que porque ese día fue cuando comenzaron a llamar "Merodeadores" al secreto y desconocido grupo de gamberros que estragos causaba en la escuela. Tal vez afirmaría que lo recordase por el monumental castigo, previa bronca, del que se habían librado. La única razón para que guardara una hoja de calendario de Octubre del 72, con la palabra "inicio" escrita en el día 21, fue que aquel día "James" fue un poco más James, y que "Remus" fue mucho más que Remus.
Tiempo, bastante tiempo después, el ya buscador se atrevería a contar aquella anécdota al segundo partícipe de ella. "Seguramente no lo recuerdes, pero para mí fue…", intentó expresarse sin éxito. Ante la poca coherencia de sus palabras, el ya sabido licántropo le sonrió con dulzura. "Aquel día de Noviembre en que bajaste de la escoba", fue lo que dijo al sorprendido James. "Fui a verte, o a decirte algo, no lo recuerdo. El caso es que cuando te diste cuenta de que estaba allí, bajaste corriendo del campo para gritarme que… ¿cómo era? Qué cojones hacia debajo de la tormenta", fingió con bastante falsedad la voz. "Dejaste el entrenamiento del día predecesor a tu primer partido contra Slytherin para asegurarte de que no hacía más de mis locuras y no salía de la habitación. Si no recuerdo mal, aquel fue mi inicio".
Cuando el muchacho pudo recuperarse de la impresión, le devolvió la sonrisa, esta algo más descarada que la del castaño. La del hombre lobo fue una situación extraña pero, como diría James Potter si le preguntaran sobre inicios, los comienzos no tienen reglas ni pautas a seguir.
