EPÍLOGO
--INTRODUCCIÓN--
-¿Qué escribes?
Ginny Weasley dejó un momento la pluma y levantó su rostro, ligeramente desconcertado, hacia la persona.
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Harry Potter era un chico normal. Tenía un carácter difícil: era bastante orgulloso, leal y, pese a que mucha gente no lo sabía, astuto. Un alumno inteligente, pero vago. Era tímido y, a pesar de esto, seguía pareciendo absolutamente adorable ante los ojos de sus admiradoras. Cursando en su séptimo y último año, Harry Potter había cambiado. Su contextura física finalmente había crecido y gracias a su posición en Quidditch había desarrollado un tórax plano y ligeramente musculado. Sin ni siquiera notarlo, despertaba pasiones en todas las chicas que conocía. Seguía con su indomable pelo azabache, con sus grandes ojos verde esmeralda que gracias a sus lentillas finalmente se podían observar con claridad y, por supuesto, estaba la cicatriz con la que se había hecho famoso. En esos momentos, Harry se encontraba en el Gran Comedor. Era un martes por la mañana y todos comían. Ron y Hermione se encontraban en su rutina habitual, es decir, discutiendo, por lo que Harry había decido ignorarlos (después de seis años presenciando sus peleas era lo mejor que se podía hacer). Después de estar jugando con su plato de comida notó repentinamente, y no sin cierta sorpresa, a Ginny. Esta estaba en frente suya, escribiendo algo energéticamente. Mordía su pluma con frustración y, de vez en cuando, miraba a su alrededor con interés.
Harry se dedicó a observarla. Hacía bastante que no estaban como antes. En los anteriores años, ambos podrían haberse considerado "amigos". Ahora ni siquiera hablaban si no era para preguntar el horario o para pasar la mantequilla. A decir verdad, Ginny Weasley se había convertido para él en una perfecta desconocida.
Harry todavía recordaba el año pasado, en donde Ron se había pasado todo el curso incitándole "sutilmente" a salir con su hermana. Para él, había sido un completo chasco comprobar que su mejor amigo y su hermanita no tenían especial interés el uno por el otro (ni siquiera amistoso). Finalmente, cesaron sus intentos por hacerles pareja.
Aún y cuando Harry pasaba su mayor tiempo en La Madriguera, Ginny y él se dedicaban frases corteses y frías, carentes de afecto.
Y ahora, después de casi un año de eso, Harry se preguntaba qué es lo que había pasado para que ambos hubieran acabado así.
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-… ¿Me preguntas a mí?- El desconcierto en la voz de Ginny era evidente. Sus ojos brillaban confusos, mirando ahora a Harry con ligera curiosidad.
Harry asintió.
-¿Es un trabajo?- preguntó intentando sonar casual, a pesar del tiempo sin hablarse.
-Sh, sh, sh- chasqueó, negando con la cabeza. Posó su mirada en el, aparente, viejo cuaderno y esbozó una sonrisa-; Es mi diario.
Harry, quien estaba en ese momento bebiendo agua, por poco la escupe. El recuerdo nítido de su segundo año, en donde Voldemort en su forma de Tom Riddle había poseído a la chica que en esos momentos tenía en frente, le había hecho pensar que Ginny Weasley no tocaría un diario en su vida.
Había estado equivocado.
-¿Tu diario?- repitió con voz estrangulada, alzando una ceja.
-Eso fue hace mucho tiempo- replicó Ginny, leyendo los pensamientos del ojiverde. Se encogió de hombros-: He madurado.
-Lo sé- y la afirmación tan rotunda de Harry hizo que la pelirroja le mirase, ambos observándose mutuamente.
-¡Ey, hermano! Mir- Ron y Hermione habían terminado de discutir, al parecer. Este acababa de darse cuenta de que su hermanita estaba hablando con Harry y, eso, le dejó impactado-¿Ginny?...¿Harry?- balbuceó confuso, mirándoles alternativamente.
-Sí, son nuestros nombres, Ron. Me alegra saber que conoces bien a tu hermana- ironizó Ginny, volviendo a su tarea de escribir.
Harry sonrió levemente.
-Ja, ja,- dijo Ron con sequedad-; Yo sólo…, me sorprendí.
-Eso- Ginny levantó la vista, burlona-, es evidente.
-Es que estabais…amistosos- Ron hizo una mueca de incredulidad-. Eso, me sorprendió.
-A lo que Ron se refiere- intervino Hermione, mirando de muy malos modos al pelirrojo-; Es que hacía bastante tiempo que no os parabais a hablar.
Harry soltó un carraspeo. Notaba la situación un poco incómoda y, realmente, no era para menos.
-En ese caso, estamos en la misma situación que vosotros¿no?- se burló, mirando con secreta satisfacción como Ron y Hermione se sonrojaban.
Ginny se rió entre dientes, todavía sin levantar la vista de su viejo diario.
-Nosotros no…- Hermione estaba completamente roja-; Ron y yo hablamos, lo sabes.
-Si a gritaros entre vosotros se le puede llamar así- murmuró Ginny como quien no quiere la cosa.
Harry bufó.
-Bueno, no estábamos hablando de nosotros- se defendió Hermione fulminando a Ginny con la mirada.
-Lástima- La pelirroja se levantó de su asiento, cerrando el diario y dirigiendo una inocente sonrisa hacia Hermione- Me encantaría continuar con esta conversación, pero tengo clase.
El trío dorado observó como la pequeña Weasley salía del Gran Comedor con perplejidad.
-Demonio de chica- masculló Ron, mordiendo bruscamente un trozo de pollo.- Go pareze yermana mia.
-Con suerte- sonrió Harry, provocando la risa en Hermione. Ron le miró ofendido-. Es broma- se disculpó rápidamente el ojiverde.
Ron frunció el entrecejo. Tragó sonoramente su trozo de pollo y miró a Harry con curiosidad.
-¿Y por qué os ha dado ahora por hablar?
-¿Lo tenemos prohibido?- replicó el Niño Dorado, ligeramente molesto.
Hermione le puso una mano en el hombro, echando a Ron una mirada desaprobitaria.
-No decimos eso, Harry, y lo sabes- explicó calmadamente. Le miró con sus sabios ojos castaños y añadió-; Tendrás que admitir que tu relación con Ginny hace tiempo que se enfrió.
-Bueno, sí- Harry miró a sus dos mejores amigos-¿Y por eso no puedo hablar con ella?
-Por supuesto que no. Pero es extraño, permíteme decirte.
-Yo sólo…
-¿Quieres intentar arreglar vuestra amistad?- terminó Hermione, con una dulce sonrisa.
Harry le miró atónito.
-¿Cómo…
-Te conozco demasiado bien- le interrumpió Hermione.
-¿Entonces, es eso?- Ron miraba a Harry con otros ojos. Le miraba como si tuviera un árbol de tartas de calabaza en la cabeza-. ¿Quieres…ser amigo de Ginny?
-¡Ron!- le reprendió Hermione conociendo sus intenciones. Sabía que el pelirrojo había deseado que su hermana pequeña tuviese por novio a su mejor amigo, pues era en el único en quien confiaba para ella-¡olvídalo ya!
El gryffindor se hizo el loco, todavía mirando a su amigo con una sonrisa.
-Ron, si no quieres que tu cara conozca mi puño, deja de mirarme de esa forma- le amenazó Harry seriamente. Eso hizo que el pelirrojo borrase su sonrisa.
-No es para tanto, brother- se defendió.
-Olvídalo¿quieres?- Harry arrastró la silla hacia atrás, levantándose del asiento y guardando una manzana en su túnica-; Y vámonos ya o sino Trewlaney pensará que se ha cumplido su presagio de muerte.
Ron sonrió ampliamente.
-Adivinación- pronunció embelesado, poniéndose en pie-. ¡Relax!
-¿Así que por eso continuáis en esa…asignatura?- replicó Hermione, levantándose ella también del asiento y mirando esta vez a Harry-¿para vaguear?
-¿Por quién nos tomas, Hermi?- fingió ofenderse Ron, negando dramáticamente con las manos-: Estamos en esa asignatura para poder admirar la apasionante lectura de las tazas de té, por Dios.
Harry soltó una risita.
-Ajá- ironizó Hermione, cruzándose de brazos. Después soltó un suspiro, resignada, y se encaminó hacia la puerta- No sé vosotros, pero yo tengo clase de Aritmancia, y no pienso llegar tarde por vuestras tonterías.
-¿Cómo que tonterías?- replicó Ron, pero para cuando lo dijo Hermione ya se había marchado.
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-¡Queridos míos! He tenido una visión sumamente interesante.
-¿Ella misma en bañador?- se burló Ron.
Ambos contuvieron la risa.
Se encontraban en clase de Adivinación y, como ya era habitual, Sybill Trewlaney empezaba a contar una de sus tantas "poco verdaderas" visiones.
Harry desconectó de la clase inmediatamente. Sabía que pronto empezaría a predecir la muerte de los nacidos en Julio y no creía poder soportar la risa.
Observó, no sin cierta burla, como Parvati y Lavender miraban emocionadas a su profesora. Incluso ahora, después de cuatro años de farsas, seguían creyendo en las profecías que contaba.
-He decidido mandaros un trabajo de clase- prosiguió. Eso provocó la queja general-¡Callaos, queridos! Este trabajo os fascinará, os lo aseguro.
-¿Qué apuesta?- se quejó Ron.
-Mira el lado bueno…- le animó Harry-, si manda un trabajo sobre lo que nos pasará en la semana siempre nos quedará la invención.
Los dos rieron.
-¡Weasley!- exclamó de pronto Trewlaney, sobresaltando a Ron. Esta se llevó la mano a la frente, con una melodramática expresión el rostro-, Mi mente me avisa de un mal presagio…
-¿De veras?- ironizó Ron, alzando ambas cejas.
-¿Qué ve, profesora?- intervino Parvati, mientras su mejor amiga y ella miraban al pelirrojo de malos modos. Ellas, aún y cuando nadie las hacía caso, intentaban defender de cualquier modo a su profesora.
-Una discusión, una tercera persona…¡AH!- Toda la clase pegó un brinco. Trewlaney negó con la cabeza-: Mi mente se nubla.
-No hace falta que lo jure- musitó Harry.
Tuvieron que taparse la boca para no estallar en carcajadas.
-¡Bien, bien!- dio un giro completo sobre si misma y miró a sus alumnos tras sus grandes gafas, con una sonrisa emocionada-: El trabajo se irá realizando entre todo el curso. Y trata sobre¡Un diario!
Esto provocó el murmullo general. Todos los compañeros de Gryffindor y Hufflepuff (con quien tenía la clase) se miraron entre ellos, incrédulos.
Harry levantó la mirada rápidamente.
-¿Un diario, profesora?- repitió Parvati extrañada. Toda la clase esperó la respuesta en un completo silencio.
-Un diario, señorita Patil- afirmó Trewlaney, provocando que volvieran los murmuros- ¡Chitón!- mandó a callar. La clase obedeció fijando sus miradas en ella-. Bien. Debido a que el trabajo será global, no habrá pruebas ni exámenes finales.
-¡Toma!- gritó Ron estirando el brazo hacia el aire, en un gesto de triunfo. Cuando se dio cuenta de que la profesora y algunos compañeros le miraban, se sonrojó-: Lo siento- se disculpó, encogiendo su cabeza en su pergamino.
Harry mantenía fija su mirada en la profesora.
-¿Y qué tenemos que hacer con el diario, profesora?- cuestionó esta vez Lavender, sonriendo cómplice a su mejor amiga.
-Escribir vuestros pensamientos en él, señorita Brown- le respondió con una sonrisa-, Tuve una visión de un diario y supe inmediatamente que ese tenía que ser el trabajo. En él contaréis todas vuestras ideas, lo que os sucede cada día, vuestros sueños, vuestros…
Y Harry dejó de hacerle caso.
-¿No te parece genial? Nos libramos de los exámenes sólo por una mierda de diario- Ron sonreía ampliamente, excitado-: Presiento que va a ser un año muy muy entretenido.
-…¿No te parece demasiada casualidad?- cuestionó repentinamente el ojiverde. Tenía una mirada serena, concentrada.
-¿A qué te refieres?- murmuró Ron confuso, mirándole curioso.
-Esta mañana Ginny estaba escribiendo un diario en el Comedor, ya la viste- Harry bajó la voz, intentando no llamar la atención de la profesora- Y ahora Trewlaney nos manda un trabajo ¡de un diario!
-Será la época Diary- bromeó Ron encogiéndose de hombros, sin darle importancia. Su rostro se iluminó-¡Hablando de Ginny! Podríamos pedirle que escribiese nuestros diarios. Ya sabes, que escriba las típicas chorradas que ponen las tías en sus diarios.
-No, eso sería…
-Os aviso, queridos, de que los diarios están hechizados para detectar a cualquier otra persona a la que se le ocurra escribir, por lo tanto ¡que a nadie se le ocurra!
-¿Usted va a darnos los diarios?- se sorprendió una chica de Hufflepuff.
-¿Y quién pensabas que lo iba a hacer, querida?- Trewlaney dio un saltito hacia ella y le sonrió-¡Claro, querida, claro¡Céntrate¡Tu mente está muy espesa!
-Menuda manera de llamar imbécil a uno- se burló Ron.
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-¡Chicos!
Ambos gryffindors pararon el paso, esperando a la chica que en esos instantes corría hacia ellos.
-¡Aquí estáis! Os he estado buscando por todas partes- dijo, respirando entrecortadamente.
-Hermi- Ron esbozó una gran sonrisa y la miró con satisfacción-¡Adivina qué!
La morena puso los ojos en blanco.
-¿Qué ha pasado?- preguntó, mirándoles alternativamente.
-¡No tenemos exámenes de Adivinación!- exclamó el pelirrojo, esperando la reacción de su amiga.
-¡Ah¿Acaso se le puede llamar examen?- repuso secamente. Luego intentó remediar su comentario al ver la cara de su amigo-, Es decir¿por qué no tenéis?
-Oh, nos ha mandado escribir un estúpido diario durante todo el curso- Y enseñó los cuadernos en su maleta para dar más veracidad a su explicación- Le ha dado fuerte. Los ha hechizado y demás- Ron retorció un dedo en el aire- Chiflada.
Hermione miró a Harry.
-¿Pasa algo?- le preguntó preocupada.
-Uh, ha estado muy pensativo desde que mandaron el trabajo- explicó Ron.- ¿Qué pasa, brother?- preguntó pasando un brazo por su hombro.
-Estoy algo cansado- se disculpó Harry, apartando el brazo de su amigo y empezando a aligerar su ritmo hacia el Gran Comedor.
Ron y Hermione se miraron entre ellos.
El primero se encogió de hombros, corriendo para alcanzar al ojiverde.
La idea me vino hace días, y ya decidí que era hora de pasarlo al teclado, no? Necesito urgentemente vuestra opinión. Se aceptan sugerencias, críticas, tomatazados Orlando¡todo¡R&R!
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