Recordaba con amargura la situación que acababa de presenciar. Le dolía del alma que su supuesto mejor amigo y posible y futuro amante hubiera besado a una chica. Lo más malo de todo esto es que no era solo cualquier chica, sino que una de sus compañeras de cuarto a quien vería todos los días, recordándole y restregándole que era ella la elegida por Ron y no ella, la insufrible come-libros. Nunca se sintió mal por las cosas que había hecho o dicho y menos por ser quien era, pero ahora, meditándolo claramente se sintió alejada de todo; se sintió fea, se sintió aburrida. Veía a todos los chicos celebrando, abrazados, bailando, como si fuera la única preocupación en la vida, dejando de lado la amenaza de Voldemort… pero ella, apenada, mientras se sentía culpable por la decisión de Ron (o falta de ésta, pues solo había reaccionado como un simple animalito frente a la "tentación"), estaba llorando y practicando aquel hechizo tan hermoso que había aprendido con McGonagall. Lo peor de todo es que, después de herir a su "amigo", las palabras del despreciable Malfoy retumbaron en su cabeza. "Sangresucia come-libros, ¿acaso no te aburrirás de leer y estudiar? Recuerda, Granger, no porque leas mucho y porque trates de convencer a los profesores de que eres "inteligente", vas a integrarte en este mundo, recuérdalo, eres solo una sangresucia, una aburrida y asquerosa sangrasucia". En ese momento una loca idea se le cruzó por la mente, bastante loca y desesperada, la cual consistía en que si fuese un poco más liberal y pudiese desenvolverse como las demás chicas podría estar en papel de esa tipa.
Se secó las lágrimas y caminó afligida por los corredores del castillo. Ya llevaba una hora fuera de alboroto de la sala común y las salas cercanas, y todavía podía sentir esa angustia en su pecho, esa estrechez en su garganta que la ponía débil en todo momento. Cuando iba cruzando por un de los pasillos menos concurridos durante el día vio, de forma repentina, como unos alumnos pasaban de forma silenciosa y sospechosa a una de las salas que estaban en frente. Estaba dolida, angustiada, triste y todo lo demás, pero nunca dejaría de ser curiosa y apegada a las reglas. Algo en su mente cruzó, sabía que había un rumor que mencionaba que algunos alumnos, de bajo mundo, se reunían en uno de los salones para poder vender y comprar sustancias prohibidas. Su deber como prefecta y su maniática personalidad la impulsaron a perseguir a esos tipos, pues ya había antecedentes de varios alumnos intoxicados con sustancias ilegales. Este reconocimiento, si tenía éxito, podría alejarla de pensamientos desagradables, especialmente los vinculados con Ron y su nueva adquisición.
Caminó lentamente y miró de manera sigilosa como los alumnos susurraban a la puerta y le abrían la puerta. Cuando estos ya estaban dentro, la chica se acercó al lugar, pegando su oído a la puerta, tratando de percibir mensajes o evidencias que pudiesen confirmar sus sospechas.
-¿Cuánto?-
- Dos botellas de las buenas; como sabes, queremos hacer una celebración especial y necesitamos unas de tus mejores mercancías—
- Te saldrá caro. Tú sabes que hay mucha vigilancia y cada vez más es más difícil traer a nuestros amiguitos-
Decidida y con las pruebas precisas, apuntó la puerta con la varita y empujó de manera precipitada la puerta, dejando anonadados a los tres personajes que estaban intercambiando la mercancía. "Alto allí", dijo con voz clara, y recordando las series policiales que daban en la televisión. Las figuras se tornaron más claras y pudo reconocer a los "delincuentes" que infringían las reglas del colegio. Dean, Neville y Zabini. Algo en su mente no conectaba. Miraba una y otra vez a los personajes que estaban en frente pero no podía creerlo. De Zabini todas las sospechas, pero de Neville? Salió de su lapso de reflexión y los apuntó con su varita. Ellos solo atinaron a tratar de esconder la mercancía, pero la chica se adelantó y les dijo con ímpetu:
No traten de esconder su culpabilidad, he escuchado todo-
Los jóvenes dudaron un poco, pero Neville se acercó a ella, temeroso y temblando. "Hermione, puedo explicártelo, yo no quería, pero la necesidad… la necesidad" La chica lo miró con sorpresa y los demás se levantaron intentando detener a Neville.
-¡Maldito gryffindor, la vas a pagar!- Zabini vociferó con rabia ante la actitud del chico- Hasta ahora finges con que…- pero no pudo continuar ya que Neville lo miró con determinación y volvió su cabeza a Hermione.
-Mione, sé como te sientes, puedes estar confundida; sé que tienes una imagen muy distinta a la que has visto, pero, puedo…
La chica lo miró con extrañeza y con cierta incredulidad balbuceó: "Lo sé, tú no eres así, alguien te está amenazando, ¡Zabini! ¡¿Es él?!" Pero él solo respondió.
- Mione, puedo ayudarte, tengo mucho que ofrecerte, sé lo que sucedió con Ron, hay muchas cosas que pueden aliviar tu dolor…
Eso sacó de las casillas a la chica y con un movimiento rápido de varita les lanzó un hechizo, inmovilizándolos de inmediato. Se acercó a sus cuerpos y los revisó, buscando algunas pistas que esclarecieran el caso, pero encontró muy poco. Hizo levitar toda la "mercancía", la cual correspondía a cuatro botellas de whisky de fuego, algo de sustancias alucinógenas y varias cervezas de mantequilla. Salió decidida, y cerró la puerta, hechizándola para que los culpables no tuvieran escapatoria. Ya en la mañana McGonagall se encargaría de ellos, pues debía descansar. Cuando estuvo cerca de la sala común sintió el alboroto de las celebraciones, con sus vociferaciones y cánticos, pero lo que la aturdió y la hizo devolverse con evidencia incluida, fue la figura de Ron, quien se besaba con su noviecita, en unos de los oscuros y escondidos muros. Y lo que más le dañaba era que ya no eran besos apasionados sino que tocaciones bastantes descaradas, lo cual la perturbó en demasía, pues él no la había elegido para celebrar su triunfo y menos para comenzar a explorar su sexualidad. Retrocedió unos pasos y con el alma dolida decidió salir del lugar; hoy tendría que dormir en la sala multipropósito.
Por lo menos ahora tendría un lugar ameno donde descansar tranquila. Se metió entre las cobijas de la cama de la sala multipropósito y pensó en lo genial que era esa sala. Ahora podría faltar a la sala común para evitar para siempre la presencia de Ron y un noviecita; ya no le vería la cara más y evitaría cualquier insinuación por parte de las compañeras de cuarto. Sabía que era una conducta inmadura eso de no volver a la sala común, pero tenía que aceptar que le molestaría a mares cualquier insinuación o palabrotas que humillaran a su persona. A veces se cuestionaba ser tan mojigata y tan correcta. Tal vez, si tan solo hubiera saltado a los brazos del chico hace tiempo olvidando su timidez… Ahora se arrepentía, pero tendría que afrontar la situación desde una postura mucho más madura. Se quedaría unos días en la sala multipropósito y cuando haya suprimido aquel sentimiento, afrontaría la realidad ignorando algunas cosas, pero aceptando la situación.
Sin embargo, tenía que aceptar que lo suyo era nada comparado con la situación que había presenciado anteriormente. Que Neville estuviera metido en tan lío la asombraba, pues siempre lo vio como una persona responsable y temerosa, incapaz de quebrar las reglas solo por el temor del castigo que le causaba. Aunque debía considerar que las personas cambian cuando están influenciados por los demás y mucho más cuando están en el proceso de adolescencia. Lo malo de todo esto, y aplicándolo a su realidad, es que ella había cedido en algunos aspectos con sus amigos, pero aún así seguía sintiéndose un poco torpe y ñoña con respecto a estos temas. Ella, una de las amigas de Potter, quien lucha al lado de el niño-que-sobrevivió, atrevida, corajuda, pero en cuestiones relacionadas a la juventud o mejor dicho en el actuar de los "jóvenes", no se desenvolvía como los demás. Será por eso que el idiota de Ron no la había tomado en cuenta, ya que no se atrevía lo suficiente… y volvía con el tema… sabía que el tema la afectaba, pues indirectamente la llevaba a ella. Ahora no, se comportaría como los demás, aunque manteniendo algunos elementos de la Hermione tradicional.
Apoyó la cabeza sobre la suave almohada de plumas y observó con detenimiento las botellas de licor requisadas. Una idea perturbadora cruzó por su cabeza, la analizó y luego, con algo de sonrojo hundió su cara en la almohada. Ahora no, el coraje no es suficiente.
Racional, siempre con pensamientos fríamente calculados que volvían locos a sus amigos; esa era siempre su forma de actuar, pero cuando se cruzó con la parejita una, dos tres, cuatro, veinte veces y besándose apasionadamente, y algunas veces simulando besarse, pues poner la boca en otra boca y lamerse y chuparse y todo lo demás, no es exactamente besar de manera correcta. Está bien, ella no era toda una experta, sin embargo algo de las enseñanzas de Krum le quedó en la cabeza; no por nada era una alumna aplicada. Sintió rabia, celos, impotencia, pena hasta terminar con una culpabilidad importante, pues, si tan solo hubiera… esa situación, esa situación era lo que más la afectaba, la posibilidad de algo, alguna alternativa en un mundo paralelo, donde la mojigata Granger no existiera… si tan solo...
Salió de esos pensamientos cuando inepto Goyle la pasó a llevar en el pasillo. Sabía que era su culpa, ya que era la única alumna que se quedaba parada en medio de la nada mientras que los demás cruzaban rápidamente para poder alcanzar su última clase de la tarde. Un pasillo concurrido, ¿no?; pensó. El golpe no fue lo que le molestó, sino que la forma en que le recibía: sola, atormentada, inestable y con un grupo de personas mirándola de reojo y riéndose a sus espaldad. Bueno, algo tenía que ver esa estúpida serpiente.
-Córrete, sangresucia… ¿Acaso la comadreja te dejó así de idiota? Estúpida mojigata, si sigues así terminarás criando gatos… ¡Oh, pero si ya tienes uno! ¡Viste, ya vas en camino!
El chico corpulento la miró de manera despectiva y luego se alejó en medio de una multitud que se reía, la veía y apuntaba por un momento y se dispersaba al recordar sus deberes. Ella solo atinó a apretar las maños, conteniendo toda su ira mientras la masa la dejaba sola con su tormento. Ya no quería ser el foco de burla, debía cambiar, pero era demasiado imposible doblegar su destino. Con lágrimas en los ojos se acercó a la sala multipropósito y se recostó en la cama meditando y construyendo un plan para poder cambiar la situación.
Durmió cerca de unas dos horas hasta que recordó sus deberes. Debía realizar un pequeño ensayo de dos carillas, así que se levantó presurosa y tomó sus libros. Sabía que era un trabajo sencillo, pues solo era investigar acerca de una temática determinada, pero también sabía que tenía que recolectar la información suficiente para realizar la síntesis. Se paseó por varios de los pasillos de la biblioteca, seleccionando algunos tomos, hasta que pudo divisar la figura inquieta de Neville quien susurraba a uno de los estantes. Confundida y con mucha determinación, se acercó lentamente, sin que la pudiesen divisar de ese ángulo y afinó su oído.
-¿Cuántos? Recuerda que estamos en la cuesta floja… sabemos que Granger está deprimida con lo de Ron, pero si se alivia y si el otro termina su relación podemos encontrarnos en verdaderos problemas. Hay que hacer algo a respecto… Solo aprovechar este tiempo…-
-Pero… pero… pero tú sabes como es ella, a pesar de estar con una tremenda pena igual hará los que ella considera correcto, o sea, estamos en problemas, ¿mi abuela me va a matar! – Dijo Neville con una voz ahogada y dolida, pero esta situación no le duró lo suficiente- Idiota de Dean, no sé por qué quise acompañarlo, fui un completo idiota-
- Déjate de lamentarte, ya estamos en esto. Ah, y si nos delatas tu rostro ya no será el mismo, bueno, tendrá algunas modificaciones bastante…
Algo detuvo la conversación, la presencia de Malfoy en la patética escena de Neville, hicieron que el chico se sintiera más desgraciado que antes. Malfoy se acercó con una sonrisa burlona a Neville, paseando de manera majestuosa entre los estantes, mostrando en su cara una mueca de asco ante la presencia del chico.
-Vah, hablando con los libros, tú si que eres patético Longbotom. ¿Te dejaron tus amiguitos o se dieron cuenta la basura que eres? O Pero aún, estás buscando novia entre los tomos de…- Dijo esto, tomando un viejo volumen de hojas roídas – Historia de las guerras muggles? Vah, eso sí que da asco… bueno entre basuras se entienden-
Malfoy salió del pasillo y retornó donde había venido, dejando al muchacho y la voz misteriosa en plena soledad. Solo un "ya te dije, estás advertido" se escuchó en ese lugar, dejando a un perplejo y temeroso Neville.
Confundida se alejó de la biblioteca, pues todavía rondaba la idea escuchada en la biblioteca. Qué sabían ellos al respecto, ¡los denunciaría ahora mismo!
Lo malo es que Hermione no se había percatado de que la figura de su amigo Ron y su noviecita estaban dando un nuevo espectáculo frente a ella; estaban los dos apretujándose y lamiéndose como locos, extasiados con las sensaciones que el otro le producía. Atontada, chocó contra un muro invisible y contuvo la respiración. Algunas lágrimas salieron de inmediato, aunque su orgullo la contuvo de gemir profundamente. Realmente esta situación la estaba perturbando.
