Prologo
Era una noche llena de felicidad en el palacio de la familia Yuki. Tal armonía se podía respirar a kilómetros de distancia, la pregunta entonces seria ¿Por qué tal felicidad?, esa pregunta es fácil de responder, era el feliz cumpleaños de la única hija.
Era una joven realmente hermosa, con una suave tez blanca, unos ojos chocolate reflejando alegría, llenos de vida, un largo cabello que a un principio terminaban en punta y luego parecía una cascada.
El nombre de dicha joven era Judai, Judai Yuki.
La joven princesa se sentía más que dichosa, era la fiesta de sus 15 años, la verdad es que nunca le había importado sus cumpleaños y mucho menos, pero esta vez se sentía extrañamente feliz, y cómo es posible no serlo. Tener padres que te aman y adoran, un reino que esta próspero y en paz, sin ningún tipo de problema, esa joven era admirada por su gran belleza.
Regresando al punto, la bella castaña no estaba solo feliz por las cosas ya mencionadas si no que entre la multitud había visualizado a un gallardo joven de ojos esmeralda y cabello verde-azulado, era un bello joven, quizás el más hermoso que haya visto en toda su vida.
-Princesa Judai ¿En qué piensa?- pregunto una joven rubia de ojos color miel
La rubia llevaba consigo un vestido verde esmeralda que hacia relucir su esbelta figura.
Por otro lado la joven princesa, llevaba un vestido rojo con mangas y al terminar la manga unos holanes en la parte de la muñeca. El vestido también tenía holanes unos de color blanco. Era un vestido bastante sencillo pero era muy hermoso o en la castaña relucía perfecto.
-Azuka…- respondió torpemente la joven a su dama de compañía- En nada…- sus ojos aun miraban al joven blunette
La rubia dirigió su mirada hacia donde Judai miraba, y pudo notar a un joven que reía plácidamente con otros 2 muchachos.
-El noble Andersen es bastante atractivo ¿huh?- hablo enarcando una ceja dando al punto
-¿Su apellido es Andersen?- miro a la rubia- Que hermoso…- seguía embobada
-Parece que acaban de flecharte, y nada menos que Johan Andersen, permítame decirle que tiene un buen gusto princesa- sonreía mientras las castaña la miraba con una sonrisa deslumbrante
Mientras tanto con nuestro gallardo muchacho
-Johan amigo, ¿En qué tanto piensas?- un joven de cabello plata y ojos azules comento de pronto
-En nada Edo, solo….
-Solo en aquella joven que viste
-Si así es, es tan hermosa- decía casi soñando
-Es la princesa Judai
-Eso lose
-Bueno galán ¿Qué harás?- decía su otro acompañante un joven de cabello negro, con un parche en un ojo y en el otro tenía un ojo color azul.
Los tres jóvenes vestían elegantemente, con sus respectivos trajes.
Edo llevaba un largo saco color blanco con un bordado en plata, también traía una camisa blanca con holanes en el pecho y en las mangas, también llevaba unos pantalones blancos ajustados junto con unas botas.
La vestimenta de su compañero era igual solo que variaba el color del saco que envés de blanco era beige, y bordados en plata eran en dorado.
Ahora nuestro gallardo joven Johan llevaba una túnica azul con un cinturón negro ordenado su cintura, también llevaba una clase de mallas de un color más claro junto con unas botas café, enzima llevaba un largo saco del mismo color que la túnica con un bordado en dorado y unas mangas blancas junto con el cuello. En la parte central llevaba un pañuelo y también llevaba puesto unos guantes ambos de un color blanco. Esa vestimenta lo hacía lucir bastante atrayente.
Pero vaya que el destino es impredecible.
Ambos jóvenes inertes en sus pensamientos comenzaron a caminar por el salón como si buscaran algo.
La joven princesa caminaba sin rumbo fijo, solo caminaba hasta que algo la detuviera, y eso fue lo que paso. Judai sintió como caía repentinamente al suelo
-Lo siento no fue mi intención- hablo un joven
La princesa al abrir sus ojos su corazón comenzó a caminar a mil por hora, ahí frente a ella se encontraba Johan estirándole la mano.
-No hay problema- tomo la mano del joven y se levantó.
De pronto una música comenzó a sonar por el salón.
-¿Te gustaría bailar?- invito el blunette
-¿Qué?- respondió la joven torpemente
-¿Te gustaría bailar?
-Sera un placer
Así fue como se dirigieron al centro del salón y comenzaron a danzar. Sus movimientos eran sumamente coordinados, como si hubieran practicado durante años. Sus miradas se encontraron y fue como si solo ellos se encontraran ahí, como si todo a su alrededor se hubiera desvanecido y solo existían ellos.
La noche siguió su curso y ambos jóvenes no se separaron en ningún momento hasta que fue el momento de decir adiós.
-Lo siento princesa debo retirarme- el joven blunette hizo una reverencia
-¿Tan pronto?- la princesa no quería que se fuera tan pronto, quise decir que no quería que se fuera nunca.
-Lo lamento, con su permiso- tomo la mano de la joven y planto un beso en ella- vendré pronto lo prometo- y con eso se fue
Judai se quedó pasmada ahí con un rubor adornando sus mejillas, de verdad que ese joven le hacía acelerar su corazón, ¿Estaría enamorada?
La princesa se dispuso hacia su habitación para descansar y asimilar todo lo que había pasado aquella noche mientras tarareaba una alegre canción.
-El Noble Johan…- pronunciaba una y otra vez hasta que algo percato su atención- ¿Qué es eso?- enfrente de ella sobre una mesa de se te encontraba un pequeño cofre negro, Judai lo tomo y se dispuso a abrirlo, y al hacerlo se encontró con un bello collar de oro que estaba terminado en cuatro puntas y en el centro habitaba una piedra color borgoña.- Que hermoso- decía maravillada y se dispuso a ponérselo, al acerco una oscuridad invadió completamente a la princesa que quedó a merced del collar.
-Por fin….Por fin soy libre- Se escuchaba una voz gruesa y sombría proveniente del collar, e inmediatamente una risa maléfica se escuchó.
ILZzE: Vaya que me encanta embarcarme en nuevas historias
Zelda: Lo mismo digo, esta historia surgió gracias a un dibujo que realizo
ILZzE: Así es, este es el primer capítulo de Siempre en mi corazón, y espero que les sea del todo agradable.
Zelda: Ya saben que comentarios, opiniones, críticas son bien recibidas
ILZzE: GOTCHA!
