KIRI
by: Harlett
Two-shot.
La idea de esta historia la había tenido desde hace mucho, esta basado levemente en Memorias 1 de Impresiones, pero la inspiración para desarrollarla completamente no había llegado recíen hace poco.
Y vuelvo a mostrar mi inutilidad de tratar de hacer historias cortas. Sin embargo, me entretuve mucho escribiendola como hace tiempo no lo hacía... algo sosa pero bueno...
Por cierto, historia numero 13! Yay, número de la suerte... creo... o no? Uh...
Jitomatazos, abucheos, intento de linchamiento y amenazas con armas punzo cortantes. Al final del capitulo, por favor.
Nota/Disclaimer/Negación/Aviso/etc…:Naruto y Cía. No me pertenecen, esto es por mero entretenimiento sin fines de lucro; de lo contrario: Sakura dejaría de verse tan inútil en los últimos capítulos del manga y haría algo más que solamente llorar (Kishimoto, ¿Dónde dejas el orgullo femenino?).
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Tú y yo...
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Entre la espesa bruma que cubría todo ese boscoso lugar se alcanzo a distinguir una pequeña figura deambulando por allí.
Con paso firme y rápido se hacía paso entre las altas hierbas que le cubrían la vista tropezando una que otra vez ante su apuro, dando manotazos con su mano libre para hacerse camino siendo que la otra le cubría su boquita.
Él por sus prisas y descuidos piso mal justamente en la orilla de una declive. Ante lo resbaloso del terreno rodo en esa bajada dándose de golpes con las piedras mientras que las hierbas le pegaban el rostro. Al final de todos los giros cayó fuertemente de bruces en el piso firme. Apenas si pudo reincorporarse todo lodoso, mareado y adolorido, pero eso no le importo en ese momento. Se puso de pie como pudo torpemente y a unos cuantos pasos de él por fin encontró lo que tanto quería en ese momento.
Frente a él se hallaba un estrecho río de aguas heladas. Allí donde asomaban grandes piedras se arremolinaba el agua debido a su cauce y toda la orilla estaba lodosa y llena de piedrecillas de formas redondas. Como a un par de metros de distancia de la rivera del río estaba rodeado de grandes árboles y altas hierbas que de sí dificultaban la visión entre tanta bruma que inundaba cada sitio de ese lugar.
Casi gateando el niño se acerco a la orilla y con su mano libre, en forma de cuenco para agarrar agua, se echaba el vital liquido en su boca a modo de enjuagarse y luego lo escupía un tanto ansioso. El agua que regresaba al torrente, aparte de mezclada con su saliva iba entintada de carmín por su sangre.
El pequeño continúo con lo mismo un par de veces más hasta que vio que por lo visto ya su boca estaba más decente pero aún con el fuerte sabor metálico en todo su paladar.
Con un poco de recelo y con el ceño fruncido se acerco al borde para ver su reflejo con mayor detenimiento…
Pudo apreciar como la imagen que le regresaba la superficie del agua era la de un pequeño de no más de 8 años: con su melenita de un tono celeste claro y un par de orbes violetas bajo sus parpados caídos que apenas si pestañeaban por estar tan absorto en su propia imagen, a pesar de que esta era un tanto desfigurada por las rápidas ondas que formaba el agua al golpear las piedrecillas del río.
El pequeño niño abrió su boca lo más grande que pudo y con su lengua delineaba con cuidado la nueva forma de sus dientes…
Sus colmillos y algunos incisivos eran filosos y, a excepción en primera vista, los demás dientes como sus muelas aún mantenían su forma original. Estaba bastante maravillado, por decirlo de algún modo, por más que lo veía no cabía en sí de creerse del cambió al que estaba siendo sometido su dentadura.
Incluso se ponía de perfil y de lado, de cabeza y mil formas de tal modo que pudiera apreciar su nuevo aspecto de todos los ángulos posibles…
Cuando se harto de verse así mismo él volvió a degustar agua y a escupirla al riachuelo, limpiándose la boca con el dorso de su mano.
Él ya llevaba varios días con esta misma rutina a causa de la modificación que sufrían sus dientes. Y aunque reconocía que nadie lo obligo y esto fue por gusto, bueno, más que gusto era un placer y un honor –de alguna manera- a él le era aún difícil acostumbrarse a ciertos cambios y hábitos cotidianos para no lastimarse así mismo. Morderse los labios o masticar con cuidado. Evitar golpes faciales lo mayormente posible pues fácilmente podría reventar su carne dentro de su boca a causa del impacto. Incluso el comer alguna golosina podría ser bastante molesto… Aunque en cuanto se acostumbrará ya sería pan comido y bien valdría la pena.
El chiquillo opto por apurarse e irse cuanto antes a su casa pues si se daban cuenta de su ausencia en la Villa tendría grandes problemas. Como si no fuera de si ya una costumbre todos en su aldea andaban paranoicos por el hecho que temían un posible ataque pues habían recibido noticias de que ninjas enemigos estaban por los alrededores. Así que salir de la Villa era algo restringido.
No es como si le importará o tuviese miedo que lo encontrasen a él los enemigos: inocente y frágil criaturita, jugueteando por los alrededores.
¿Qué podrían hacerle ninjas extranjeros a él como tortura, que no fuera peor que los entrenamientos a los que era sometido diariamente?
Además, él ya había aprendido usar su tierna figura infantil para que se fiaran de él… y asestar un golpe por la espalda para terminarlos cuando bajaran la guardia. Lo único a lo que podía temerle y estaba más preocupado, eso si, era recibir una reprimenda de Mangetsu por andarse escapando de la Villa, o aún peor, una reprimenda de su madre.
Un escalofrío recorrió su columna ante la simple idea.
Se estaba echando agua en su cara para enjuagarse la mugre y limpiarse algunos raspones antes de retirarse. El agua estaba helada, nada extraño por la fecha en la que estaban. Pronto iniciaría el invierno.
Pero entonces él noto algo que estaba fuera de lugar…
A su corta edad había sido adiestrado perfectamente en lo más básico en un shinobi que era conocer su entorno. Claro que aún no tenía pulida está habilidad pero eso no evitaba que en su cabecita le estuviera zumbando cierta alarma de que algo no estaba bien por los alrededores.
Siguió fingiendo que no se había dado cuenta de nada y seguía lavándose su cara, pero aguzando el oído lo mayormente posible para detectar cualquier cosa.
Algo se movió a sus espaldas, arriba de la cuesta por donde cayó anteriormente. Podía sentirlo. El ruido de una rama rompiéndose al ser pisada lo puso en máxima alerta. Miro de soslayo a sus espaldas dirigiendo una mano a su portakunais y la otra a una pequeña daga puesta en su grueso cinturón de cuero…
El intruso debió de haberse dado cuenta que había sido descubierto pues se quedo inmóvil, tratando de pasar su presencia oculta nuevamente.
¿Qué haría? Se preguntaba el niño. ¿Aquel desconocido le saltaría encima y le acribillaría allí mismo o lo usaría de rehén? Ninguna de las dos sí él podía evitarlo.
Desenfundo su cuchillo y el ruido de las plantas moviéndose allá arriba se aceleró, aquella o aquel que le había estado espiando echo a correr pero en sentido contrario, huyendo de él y por lo visto, bastante apanicado.
La curiosidad de Suigetsu le grito que debía de ver qué o quién era, la vida valía la pena arriesgar. Estaba dispuesto a perseguirlo pero no tuvo ni que esforzarse en eso cuando escucho ahora un agudo grito y un montón de golpes entre todo el follaje. Sea lo que sea que lo había estado observando iba rodando directo justo a él pues había resbalado.
Suigetsu sujeto fuerte su daga entre sus deditos listo para asestarle un golpe a su inesperada y no deseada visita. Aquel cuerpo salió de entre la maraña de follaje y rodo justo a sus pies sin remedio como peso muerto.
Suigetsu, empuñando con extrema firmeza su arma con ambas manos listo para clavar el arma a sea quien fuere, gritó en son de guerra a la par que aquella persona también gritaba, pero de susto.
Entonces ambos cerraron la boca cuando por un ínfimo instante sus miradas se cruzaron.
El peliazul se quedo prácticamente congelado al acto: pasmado y con la boca abierta al ver que en el piso, tirado a sus pies, se encontraba una niña aparentemente de su edad con los ojos muy abiertos y con la respiración toda agitada, mirando fijamente la daga con la que él estaba a punto de enterrarle justo en medio de ambos ojos…
Un par de ojos color esmeralda muy abiertos, una carita redondita y una tez blanquecina, aunque no tanto como la de él que más bien era pálida. Y lo que llamo momentáneamente su atención fue el color de su cabello: era rosa.
La pequeña niña tirada en el piso, como pudo comprobar cuando enfoco su vista más allá del amenazante cuchillo que casi tocaba su frente, noto que aquel niño no era más grande que ella misma… es más… ¡parecían de la misma edad!
Así se quedaron sin moverse ni un milímetro los dos, sin saber qué hacer.
Suigetsu aún no reaccionaba del todo de su actual descubrimiento, perplejo, él respiraba con la boca abierta bastante agitado por alguna razón… quizás el susto o la impresión… Quién sabe. Mientras allá abajo la niña ojiverde se mantuvo tirada en el piso con sus manos en su pecho, cerciorándose de que su corazón no se saliera de su pecho y sin apartar la mirada tanto del chico como de su arma.
– ¿Qu…? ¿Q-Quién eres tú? – trató de articular si apenas audible el niño, sin perder de vista cada movimiento de ella.
Sin embargo ella no respondió. Suigetsu frunció el ceño.
– ¿Qué quién eres? ¿De dónde vienes? – exigió con mayor fuerza y brusquedad. – ¡Contesta! –
La pequeña infante solo movía la boca como pez fuera del agua, incapaz de emitir sonido alguno. Suigetsu se percató entonces que ella no apartaba la mirada de su navaja, parecía como hipnotizada. De mala gana aparto el cuchillo pero entonces la tomo por el cuello de su blusa y la acerco a él con brusquedad.
– ¡Responde a lo que te pregunto! – repitió. Pero ella solo cerró los ojos con miedo casi al borde de las lágrimas mientras tiritaba de pavor. - ¡¿Qué haces aquí?! -
– N-no me hagas daño… - suplicaba ella entre sollozos.
– ¡¿Qué?! Habla más fuerte, no te escucho. -
– Yo solo… yo solo vine a limpiarme del lodo… eso es todo… - se trataba de explicar ella mientras le mostraba sus manos manchadas de barro incluso entre las uñas. El chico entonces se percato de que ella estaba bastante sucia, incluso de su cara y sus ropas, alguno que otro rasguño que pudo haberse hecho durante su caída de hace tan solo un momento.
– Mentirosa – dijo él en tonito bajo y amenazador. Lo más amenazador que podía alguien de su edad y estatura. Pero ante alguien incluso más inferior que él su semblante era bastante aterrador. La pequeña, con los ojos entreabiertos, ya estaba al borde del miedo.
– ¡Es verdad! -
– No es la primera vez que vienes por aquí, lo sé… ¿Cuál es tu nombre? –
– Sakura… Haruno Sakura! -
La pequeña guardo silencio mientras trataba de ahogar sus gemidos, no se había dado cuenta cuando había empezado a llorar en silencio.
– Y bien… Dime de dónde vienes o si no… - estaba a mitad de su amenaza Suigetsu cuando el canto de un ave, que se oía algo lejano, le llamo la atención. Se detuvo en seco y puso mucha atención a ese sonido, incluso dirigiendo su mirada de donde se suponía venía ese canto… La pelirrosa supuso que algo debió de haberle significado a su captor porque su semblante cambió de pronto.
– Rayos… - murmuró él, frustrado. Miraba indeciso entre la niña a su merced y el sitio de donde había provenido el canto alternadamente.
Ese canto era una señal de que su Aldea llamaba a una reunión y era necesario que todos estuvieran allí.
Él tenía que volver de inmediato o sufriría una gran regañiza de parte de su hermano y los demás aldeanos por llegar tarde. Además que se darían cuenta de que él se había estado fugando esporádicamente de la Villa a pesar de que lo tenía estrictamente prohibido. Sin pensarlo más soltó de golpe a la niña que cayó al piso de espaldas algo aturdida y confundida. Suigetsu le lanzó una última y amenazante mirada de disgusto y se echo a correr con rumbo desconocido para ella pues se perdió de vista entre la bruma y el follaje del lugar.
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Iba muy distraído de su entorno, algo bastante descuidado de su parte a decir verdad pero algo que no le importaba ahora, pues estaba muy enfurruñado y adolorido así que pateo cuanta piedra se topaba en su camino.
Ayer había dejado pasar una gran oportunidad de saber de una vez por todas quien era esa niña y porque siempre andaba por allí, observándolo a escondidas. Y después del tremendo susto que él le pegó ayer a ella dudaba mucho que hoy siquiera fuera a asomarse junto al río…
Más cuál fue su sorpresa en cuanto más se acercaba a ese sitio que ella ya estaba allí… No pudo evitar parpadear algo confundido, incluso olvidándose de su dolor en la boca.
La misma niña de ayer, Sakura si no mal recordaba, se encontraba jugando al borde del río con una vara de madera.
Sakura estaba bastante entretenida pegando al agua con su vara pues no había reparado en la presencia del niño hasta que el mismo Suigetsu estuvo parado justo detrás de ella aclarandose la garganta para llamar su atención.
Ella pego un gritito ahogado por el susto y tan rápido como un gato asustado se aparto de su lugar, tratando de ponerse lo más lejos que pudo de él…. Aunque no echo a correr tampoco.
Suigetsu no le perdía de vista con una cara de poco interés. Él se encontraba ya bastante cansado y adolorido como para tratar de volver a aterrarla como ayer o siquiera perseguirla. Pasando de ella se dirigió directamente al río y se puso de cuclillas. Repitiendo lo mismo que ayer se llevo agua a la boca y se enjuagaba.
La pelirrosa, a un par de metros de él aún agazapada en su sitio, no perdía de vista esto. Su curiosidad era aún mayor que su miedo (Por lo menos, al miedo de hoy que el de ayer fue demasiado a su parecer). Y a pesar de que no era la primera vez que le veía a él haciendo los mismos pasos, no perdía detalle con cierta fascinación por esto. No fue ayer cuando esta costumbre comenzó si no ya un buen par de días. Lamentablemente el día de ayer fue muy descuidada que el niño noto su presencia al fin.
Sakura vio como él escupía el agua pintada de rojo de su boca. No pudo evitar poner cara de asco cuando miro que él escupía sobre la varita de madera que ella había estado jugando hace un momento. Ahora el trozo de madera estaba salpicado de sangre y saliva de él…
– ¿Estás bien? – pregunto ella para su propia sorpresa. Pudo más su impulso y voluntad que el pensar primero antes de abrir la boca.
– ¿Aah? - respondió él lánguidamente mientras volteaba a verla con un gesto indescifrable en su carita. Se hecho más agua en la boca hasta inflarse los cachetes.
– Oh! Bueno yo… este… pues… verás… Solo preguntaba y… y… - se excusaba ella jugueteando nerviosa con sus pulgares de forma inocente. Suigetsu seguía enjuagándose la boca mientras la veía hacerse pelotas con su vocabulario. – Es que tú… bueno, me pregunta si te dolía o algo… si te podría ayudar… -
Suigetsu le echo un rápido vistazo antes de hacer gárgaras. Terminó y escupió toda el agua de vuelta al río. Se limpió la boca con el dorso de su mano y encaraba a la niña…
– Tú… ¿Ayudarme? – pregunto escéptico mientras ponía sus manos en sus caderas.
– Eh… sí… - respondió.
– Yo no necesito ayuda y menos de ti… -
– ¿Eh? ¿Pero por qué no? –
– No necesito la ayuda de una niñita llorona y torpe como tú – le decía mientras se ufanaba de ella y se cruzaba de brazos. Parecía haber olvidado su malestar bucal nuevamente. Sakura solo iba frunciendo más su ceño e inflando los cachetes bastante molesta. Ella estaba a punto de increparle algo cuando él siguió hablando – Soy un ninja, no necesito la ayuda de nadie. – dijo sin pensarlo mucho, muy seguro de si mismo.
– Oh! Un ninja… ¿Tú eres un ninja? – pregunto ella muy sorprendida.
Suigetsu noto como su expresión cambiaba drásticamente y prácticamente podía ver chiribitas de sus ojos y el gran entusiasmo en ella. ¿Le había creído que era un ninja? Bueno… no era del todo mentira pero tampoco cierto. Él venía de una aldea de shinobis pero apenas estaba en la Academia así que aún no era un ninja reconocido como tal. Pero ella que iba a saber y él no estaba para explicarle detalles así que…
– Si… lo soy. –
– ¿En serio? ¡Siendo tan pequeño! ¡Es maravilloso! – decía ella atropellando sus palabras de la emoción. Sin rastro de miedo la ojiverde se le acerco para observarlo mejor completamente maravillada sin dar crédito a sus ojos.
– Oi… ¿Qué tanto vez? – pregunto de pronto sintiéndose algo avergonzado que una niña le viera de esa forma tan rara.
– ¡Es la primera vez que veo a un ninja tan pequeño! – dijo sin pena alguna y dando casi brinquitos de la emoción.
–¡Chotto matte! ¿Qué te pasa? Ayer estabas lloriqueándome pareciendo un conejo miedoso y ahora estás aquí como si nada! –
– ¿Ah? Bueno… Hoy no me estás amenazando con un cuchillo… - dijo francamente.
Tiempo muerto.
Suigetsu tardo unos segundos en captar lo sorprendente de su lógica… y golpearse mentalmente por lo evidente que era.
Inflo uno de sus cachetes bastante decepcionado de sí mismo. Ayer la tenía comiendo de su mano por el miedo y ahora la tenía casi sobre él examinándole como si fuera un juguete nuevo y de moda. Pero francamente hoy no estaba de ganas ni humor como para hacer lo mismo que ayer, se sentía muy cansado y en particular ahora le había dolido más que otras veces el tratamiento que le hacían en la boca afilándole los dientes (Hoy sin querer le habían lástimado un poco más de la cuenta las encías).
– Oye… ¿Y cómo te llamas? –
– Suigetsu… -
– ¡Mucho gusto! ¡Mi nombre es Haruno Sakura! –
– Ya sabía tu nombre… -
– Pero es por cortesía… Es como si fuera la primera vez que nos conociéramos… -
– Pero no lo es… - él no le veía el chiste pero ella le daba mucha importancia por lo visto por como fue educada.
– ¿Vives por aquí? –
– No te importa. –
– Pero tú ayer me preguntaste a mí… -
– ¡Yo soy el que hago las preguntas! – le aclaró – Además tú no me respondiste de todos modos - farfullo molesto.
– Pero fui yo quien inició hoy las preguntas! –
– ¡Pero yo soy quién tengo el derecho…! –
– ¿Cuál derecho? –
– ¡De preguntar y que tú me respondas! ¡Yo no tengo por que responderte! –
– ¡Eso no es justo! ¿Porqué solo tú puedes preguntar? –
– Porque soy más fuerte que tú… –
– ¿Y eso qué? ¡Yo también tengo derecho de preguntar! –
– ¡Qué No! –
– ¿Doushite? –
– Agh! ¡¡Cállate, me confundes!! –
Una breve pausa de 5 segundos...
– Oye… -
– ¡Dije que te callaras! -
– Pero es que… -
– ¿Qué? – pregunto de mala gana.
– ¿Te duele? – pregunto de pronto ella. Suigetsu se fijo que señalaba ella y se refería a su boca. – Tus dientes… ¿ya no te sangran? –
– Eh… no… - respondió desconcertado por su repentino interés en su salud.
– ¡Que gusto! – le sonrió ella. Por un momento Suigetsu olvido preguntarle a ella que le importaba si a él le dolía o no o porque ella lo estaba vigilando… Era la primera vez que veía a alguien sonreírle de esa manera tan... franca y amable, una sonrisa solo para él…
– Eres rara… -
– ¿Eh? –
– Olvídalo… -
De pronto Sakura pego un gritito ahogado que sonsaco a Suigetsu.
– ¡¿Qué pasa?! – pregunto alarmado
– ¡Ya es tarde! –
– ¿Tarde? ¿Tarde para qué? –
– ¡Mis papás me esperan! ¡Debo de irme ya, va ser hora de la comida! - decía ella mientras corría en su mismo sitio de forma chistosa. – ¡Tengo que irme! – se echo a correr por el lado contrario que Suigetsu llego. De pronto se detuvo en seco y regreso para plantarse frente al niño que no entendía nada de la situación – Nos vemos mañana, ¿vale? Bye! – dijo rebosante de alegría y emprendió nuevamente su marcha a toda prisa.
– Uh… ¿Bye? – fue lo único que musitar a decir un aturdido niño a la estela de polvo que dejo ella.
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Nunca sabes los caprichos y giros que tiene la vida preparados para ti. Peor aún... no sabes como terminarán ni cuanto te afectarán.
Por que eso van a aprenderlo ellos dos... de mala forma...
ºOºOºOºOºOº
Levante la mano quién cree que lo que planea Sasuke tendrá éxito. ¿Quién piensa que solo va a conseguir que le pateen su trasero?
Si… algo así me imagine.
No me negarán que su plan de ir a ese lugar lleno de Kages y sus guardias es un tanto... suicida.
Oh, si... por fin apareció Suigetsu en el anime!! Aleluya! Quizás por que lo espere mucho tiempo o por que me encanta el personaje, pero no me importo mucho el hecho que le hayan metido incluso a ese capitulo su típico relleno como de costumbre. Y no le encontré ningún pero a su voz, me gusta. Eso si… que la calidad de la animación deja que desear, tristemente pero bueno…
Y ahora para el Kakashi Gaiden! También algo muy esperado y ruego no echen a perder también.
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(Los reviews son un vicio necesario para la inspiración de uno , así que por favor, mantengan el mío)
¿Comentarios, quejas, sugerencias, traumas?
Nos vemos, cuidense.
