Su cuerpo se sentía húmedo y pegajoso, su respiración era pesada mientras sentía la lengua del minino viajar por cuello, sintiendo la humedad que dejaba por cada lamida.

Con sus ojos cerrados y sin poder abrirlos, trató de recordar como como había empezado todo aquello y entretanto jadeaba por esa sensación que el felino le brindaba, su mente no lo recordó, más bien su mente decidió que era un sueño, un sueño húmedo como la lengua de Chat Noir.

Un suspiró fue realizado, al sentir lamidas dadas en su abdomen, contra su piel. La lengua de Chat Noir era una perdición para Marinette, mucho más, si esta recorría sin miramientos su cuerpo.

Las sensaciones y el cosquilleo en su piel continuaron descendiendo, cada rastro de piel era tocada por su experta lengua, sus labios, su boca. Esas manos que fueron a parar al botón de su pantalón rosado para abrirlo bajarle el cierre y quitárselo de entre sus piernas.

Marinette no oponía resistencia. No podía, quería que siguiera.

—No pares... —su voz era un ruego de pasión.

En poco tiempo Marinette no tenía ropa interior, estaba desnuda de cintura para abajo y Chat Noir sonriendo gatunamente puso su cabeza entre sus piernas abiertas. Ella primero, sintió un cosquilleo, luego una sensación de humedad y por fin comenzó a sentir la placentera caricia, su lengua explorando todo su sexo causando descargas que recorrían su columna hasta la nuca, no quería gritar, no quería hacer ninguna clase de sonido, pero le era imposible, estaba gozando tanto que su cuerpo actuó por sí solo.

Su espalda se arqueó y presionó con su mano la cabeza del gatito, tomando sus orejas de gato tratando de que tuviera más alcance en su húmeda cavidad.

—Chat... —gimió inevitablemente.

Y abrió los ojos.

—P-p-para Chat —repuso avergonzada al extremo, al darse cuenta lo que estaba haciendo el gato. Empujando la cabeza de su vagina, mientras intentaba cerrar sus piernas— ¿No era un sueño? —preguntó histéricamente tapándose con la frazada al conseguir que se apartara.

Sus ojos azules, demostrando completamente aturdimiento. El gatito la miró, sonriendo y se relamió los labios, una acción que escandalizo a la joven.

—No despertabas y estabas disfrutando mucho mis caricias como mis lamidas. Así solo deje que siguieras disfrutando...

Ella se sonrojo. Era su novio, lo amaba, pero que se tome esas libertades... ¡Era un pervertido! Sin decir nada, porque no podía lo miro severamente, su mirada era fija como furiosa.

—¿Qué? —se encogió de hombros— No podrás negar que lo disfrutaste.

—Eso y lo otro es otra cosa.

—¿Lo otro? ¿Qué es lo otro?

—¡Pensé que era un sueño!

—¿Y no es mejor saber que fue la realidad? —dijo— Solo dame permiso y podremos continuar donde lo dejamos... Después de todo, hace tan solo unos momentos, no querías que parara, ¡Te encanta que te lama!

Y Marinette no quiso seguir escuchándolo.

—¡Muérdete la lengua! —exclamó.

—¿De verdad quieres eso? —cuestionó acercándose a ella para musitarle en la oreja: "Eso que mi lengua te da un placer infinito..."

Al decir eso, Marinette sintió como la lengua pasó por su lóbulo, ocasionándole un estremecimiento que recorrió su piel, un ardor en el sector y un palpito en su corazón. ¡Esa lengua! ¡Esa maldita lengua de gato!

—¿Quieres que te bañe?

Otra vez, sacaba su lengua seductoramente para lamer sus labios. Y ella, y ella...

Paso minutos en que la muchacha no le dijo ni una palabra, mientras sus frazadas seguían cubriéndola. Chat Noir no quiso insistir, si ella no quería... —se dio media vuelta.

No obstante, antes de que pudiera marcharse y se fuera de su vista, ella lo detuvo, estando en posición de cuatro patas, su trasero al aire. Una vista más que gratificante para el felino. Entretanto, sus dedos pellizcando parte de su traje, sus ojos haciendo una petición silenciosa, él sonrió más grande y ella... quería seguir soñando.