Hola me llamo Priscila Almonacid y escribi este fic en un principio por auto complacerme y ver que haría nuestro amado angelito con el cuerpo de su adorado sempai pero luego de pensarlo un poco mas también quise saber que haria nuestro tirano al verse en ese cuerpo tan lujurioso de Mori. ¿Que pasaría si sus mas íntimos sentimientos de confusión, y tal vez de amor se quedaran en sus cuerpos haciendo que Morinaga entienda un poquito mas lo que siente su tirano sempai? ¿Qué haría Souichi al ver que la pasión de su kohai se desborda por todos los poros de su piel sin que tenga alguna atadura en su cabeza?
Ok…espero que les guste esta primera parte, solo queda decirles que es la primera vez que hago algo como esto ,por lo tanto todas sus opiniones me serán de gran ayuda para mejorar y tal vez seguir divirtiéndome con esto por que de verdad me divertí escribiendo. Quiero agradecer de todo corazón a Laura Paty Juárez por ayudarme a escribir la parte "suculenta" y por ayudarme con la corrección además de su infinita paciencia para enseñarme subir el fic…Y también agradecer a Gabriela Ibarra por tomarse el tiempo y hacer ese hermoso dibujo para ilustrar este fic…te quedo genial …gracias
Ok no las quiero aburrir ahorita a leer…
LO QUE TU SIENTES
Capítulo 1: Con tus dudas en mi cabeza.
— ¡Listo! Muchas gracias Morinaga san...muchas gracias por ayudarnos con este experimento, de seguro cambiara el mundo. — Decía entusiasmada la pequeña niña junto a su amiguita que no daban más de alegría al ver concluido su trabajo. Levantaban los tubos de ensayo en señal de victoria.
Kanako y su amiga, habían estado trabajando arduamente en un proyecto para presentarlo en su colegio.
— Esto seguro cambiara la vida de muchos niños— Asintió su compañera. —Imagina Kana –chan, comer verdura ya no será una tortura para nosotros.
— Ja...eso será si su tonto experimento funciona, nunca he visto que algo así resulte. — Se burló su hermano mayor.
— ¡Que malo nii-san! Ya verás que si funciona, además Morinaga-san nos ayudó, por eso resultara. Solo piensa… comer un horrible brócoli con sabor a frutilla o comerse un pimiento con sabor a manzana. ¡Las posibilidades son infinitas! — Dijo Kanako entusiasmada.
— Morinaga, te das cuenta que cuando eso no funcione, estarán decepcionadas y qué decir de sus profesores. ¡Serán la burla de todos! Es mejor que les digas que no resultara...
— Oh sempai ¿por qué tanta desconfianza? Además solo deben presentar su proyecto como un modelo. Si es posible realizarlo, lo hará gente con más experiencia en esas cosas. Además, si tuvimos avances. En un principio no había cambios y reconozco que el brócoli aun sabía a brócoli, pero después de varios intentos, su sabor cambio un poco y era más dulce...Solo que no puedo seguir ayudándolas porque sus profesores notaran que sus avances son muchos y pueden reprobarlas si saben que yo las ayude con sus experimentos.
— Aquí y en cualquier parte del mundo a eso se le llama hacer trampa...
— ¡Ay hermano! ¡Qué malo! Eso se le llama «ayudar a la hermanita de alguien por que el hermano mayor no quiere» — Dijo enojada Kanako.
Souichi molesto por las respuestas de las chicas y de su asistente respondió:
— mmm... ¡Correcto! Voy a mi habitación... Morinaga tú termina con eso y deja de perder el tiempo pues en un rato debemos ir a ver los experimentos que dejamos ayer. ¡Eso si es importante!
Tetsuhiro algo menguado respondió a su sempai:
— Está bien sempai... Vamos niñas, guardemos todo. Sasami-chan pon esto en el refrigerador, así no perderá su efecto y podrán presentarlo.
— ¿Está bien si lo guardamos una botella común? ¿No pasa nada?
— Será mejor que utilices la botella que yo traje. La que ocupo cuando preparo algunos reactivos para sempai y si preparo mucho los guardo ahí; luego las llevo al laboratorio, las reviso y las dejo en los tubos de ensayo que corresponden. No te preocupes, están limpias y esterilizadas.
— Tranquila Sasami chan, Morinaga-san es muy cuidadoso con esas cosas. — Reforzó Kanako.
— Ya veo, entonces lo dejare aquí...
Después de un rato partieron los cuatro, dejaron a Sasami-chan en su casa, a Kanako donde Matsuda y los jóvenes partieron a la universidad a revisar su trabajo. Luego de un agotador día volvieron a su departamento.
El calor a lo largo de su pesada rutina nos les permitió salir a tomar algo, de manera que al llegar, Souichi se quejó entre murmuraciones fastidiadas:
— ¡Maldición! Estoy al borde de la deshidratación y ni siquiera hay una miserable cerveza.
Miró un frasco con algo que él supuso era agua y por estar fría decidió beberla en medio de su desesperación. Caminó hasta la alacena preguntando a su kohai si también deseaba un poco. Llevó un par de vasos bebiéndola con extrañeza por aquél raro sabor que adjudico a lo fría que estaba. El gusto les duró muy poco, el agua se agotó y la sed no menguó; razón por la cual Souichi recostado en el sillón con una camiseta sin mangas, abanicándose con las manos expresó con enfado:
— Este fastidioso calor no disminuye. Ve a comprar unas cervezas, tal vez así nos refrescaremos un poco ¡y que estén heladas!
Se levantó a tomar una ducha con tal de calmar el calor mientras Tetsuhiro respondió amablemente:
— Está bien sempai voy y vuelvo.
Pasaron unos minutos y Morinaga volvió con el encargo de su sempai, el cual ya se encontraba con su cabello húmedo sobre los hombros con una toalla aguardando en la sala por el encargo. Inmediatamente que le entregó una, la bebió casi de un tajo:
— ¡Ahh! ¡Esto sí sabe bien!
— Sempai creo que tomare una ducha. Salir con este calor me hizo transpirar más de lo normal.
Al salir de la ducha, Morinaga vio que su sempai se había bebido la mitad de las cervezas. Sin decir nada, lo acompañó a relajarse a su lado. Luego de casi terminar con todo, Souichi comenzó a sentir los efectos de la cerveza en su cuerpo y decidió irse a dormir antes que su kohai lo notara con la guardia baja.
Lamentablemente para él, Morinaga ya lo había notado, así que acerco y se sentó a su lado. Lo besó sin mucha resistencia de parte del mayor y directo a su oído susurró palabras de la manera más sensual que pudo:
— Sempai hueles delicioso.
Hundió su cara en el pálido y lascivo cuello para besarlo.
— Ahh...no ... no hagas eso. — insistió Souichi sintiendo como la mano de su kohai bajó desabrochando su piyama y hurgando en sus pantalones.
— Vamos sempai, sabes que no puedo resistirme de tocarte cuando tu cuerpo me pide hacerlo. Mira... — le dijo apretando la erección que se erguía entre los pantalones de su amado.
— Ahhh...no...es… espera …ah... — Respondió procurando empujar a su aprendiz pero continuó gimiendo.
Sus pensamientos confundidos lo instaron a controlarse y alejarlo:
« ¿Cómo es que no puedo apartarlo? ¿Cómo es que no puedo controlar mi propio cuerpo y alejarlo? Es como si en el fondo yo quisiera esto. No, esto es imposible. ¡Cómo podría querer algo así!»
La cabeza de Souichi se volvió un completo lio, aunque fue sacado de golpe de sus pensamientos al ver que su kohai bajó por su vientre entre besos y más besos; de esos que le pusieron los pelos de punta. Por más que no lo reconociera, su kohai era un amante nato. Siempre sabía cada punto débil de su cuerpo y como tocarlo. Mientras el chico de cabello largo y rubio se rindió al placer, Morinaga notó el cese de las protestas, de manera que procedió a masturbarlo, primero con su mano para luego usar la boca. Entre espasmos de placer, Souichi se corrió en la boca de su kohai, el cual tragó todo mirándolo fijamente pues como todas las veces, aquella cara de placer de su sempai denotaba la deleitable manera en la que lo aceptaba.
No todo terminó ahí, acomodado en el sofá, comenzó a besarlo mientras lo preparó con algunos dedos en su interior. Las frases del amor expresado con el cuerpo salieron de la boca de Morinaga:
— Sempai…sempai...te amo. — Los espasmos placenteros en los dedos de Tetsuhiro lo forzaron a acelerar su labor: —Sempai voy a entrar.
El placer consumió a Morinaga, se colocó entre sus piernas, las levantó y comenzó a penetrarlo despacio como siempre lo hacía, con tal de no lastimarlo. El vaivén lento y tortuoso inició junto con el calor del interior de su sempai rodeándolo.
Las voces en la cabeza de Morinaga le recriminaron como si pudiera leer la mente de su amado que penetró una y otra vez: "¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué no puedo detenerlo?" Sin embargo la pasión de Souichi se desbordó, ya que sintió arder en lujuria cada parte. Detener el encuentro pasó a segundo plano pues de sus labios escapó una frase que desbordó todo e hizo olvidar cada pensamiento en la cabeza de su aprendiz:
—Morina…ga...más…más..ra…pido...
Con esa frase, las envestidas se hicieron profundas y rápidas llevando al cielo a Souichi en un orgasmo compartido. Aquella petición en medio del calor del sexo se confundió entre sus fantasías del sumiso kohai. Como pudo, Morinaga salió tembloroso del interior de su sempai, que como tantas veces, cayó rendido inconsciente luego de tanto ajetreo. Aseó a su amado observándolo con su pijama puesta y se preguntó en voz alta:
— ¿Qué estoy haciendo?
¿Cómo es que esta pregunta llegaba a su cabeza después de tanto tiempo? Sacudió un poco su cabeza y llevó a su habitación al chico de sus confusiones. Una parte suya pensó en llevarlo a su propia habitación con tal de despertar a su lado. A pesar de todo, la frase de sus labios se quedó en su cabeza repitiéndose incesantemente. Al salir fue a dormir y como una última cosa antes de cerrar los ojos dijo absurdamente:
— Por qué no pude detenerlo...
Capítulo 2: Un despertar diferente.
La luz de la mañana entro por la ventana sin piedad sacando de su sueño al cuerpo que descansaba boca abajo agotado, ya sea por el trabajo o la borrachera de la noche anterior, sin contar la "actividad extra" a la que fue sometido. Apenas abrió los ojos y con un largo bostezo trató de incorporarse.
En la habitación contigua, el otro cuerpo durmiente se negó a salir tratando de seguir durmiendo, sin embargo dio algunas vueltas y una de ellas lo tumbó al piso sacándolo de su sueño de una forma abrupta.
— ¡Maldición! ...que demonios...hash...mmm...me siento tan bien... tan relajado mmmm...
Se estiró como un gato recién despertando y de pronto la realidad lo consumió:
— Es raro...esp… esperen...qu…que...!QUÉ DEMONIOS HAGO AQUÍ! — Comenzó a gritar viendo con horror que esa habitación no era la suya. —Ese maldito seguro se aprovechó de nuevo. ¡Lo matare!
Tan sumido en su cólera no se percató de su gran problema, por lo que al llegar al baño con la finalidad de asearse como siempre lo hacía luego de que su aprovechado kohai lo cogía con la guardia baja, se percató de algo aún más extraño. Observó sus manos, su pijama y hasta que tocó sus cabellos entendió lo grave del asunto:
— ¡Qué es esto! ¡Qué demonios está pasando!— Se miró al espejo y no pudo creer lo que vio reflejado. — Esto no es posible...
En la otra habitación el otro joven tampoco pudo creer lo que pasaba, su cuerpo le pesaba, le dolía la espalda, pero aun peor era el dolor que sentía en su trasero. Ni siquiera se había dado cuenta donde estaba, solo sabía que se sentía como si le hubiera pasado una aplanadora. Después de sacudir su cabeza se dio cuenta de algo aún más aterrador:
— ¿Ca...cabello? Este cabello no es mío...y que pasa con mis ojos... ¡Dios! ¡No veo bien! ¿Qué pasa? ¿Aún estoy dormido?
Del otro lado del pasillo una inconfundible voz resonó:
—¡MORINAGAAAA!
El pobre asistente supuso que todo es parte de un sueño extraño, sin embargo se levantó de la cama aún con la visión borrosa y con el cansancio, cosa que lo llevó a caer al suelo de inmediato. Se sobó su rostro con dolor mientras de inmediato entró alguien más con él:
— ¡Morinaga! ¡Maldito que hiciste! ¡Qué diablos está pasando!
Cuando lo vio en el suelo no comprendió nada, ya que pudo observar su propio cuerpo en otra parte:
— Sempai espera, ¿qué pasa? Tu voz tú, tu...yo... ¿Qué está pasando? No veo nada. ¿Espera estoy soñando?
— No miserable gusano. — Lo cogió del cuello y comenzó a ahogarlo. — Me vas a decir ahora mismo ¿qué diablos hiciste? ¿Cómo es que estoy aquí en tu cuerpo y tú estas en el mío?
— ¡Queee! Sem…sempai estas ahogándome es decir ahogándote...—lo soltó — Sempai no sé de qué hablas, estoy igual de enredado que tú, no sé qué pasa, es más ¿por qué no puedo enfocar bien? — En ese momento Souichi le paso sus lentes a Morinaga.
— ¡Tu vista es horrible! — Le dijo en cuanto pudo verlo bien.
— Bien ahora explícate ¿qué diablos hiciste? ¿Cómo es que estamos en este predicamento?
— Yo no hice nada sempai, lo juro no hice nada...
— ¿Entonces como explicas que esto esté pasando? ¡Maldición, nadie cambia de cuerpo de la noche a la mañana! El ultimo recuerdo que tengo es que bebimos, y como siempre, te aprovechaste de la situación para hacer tus perversiones y luego yo...yo...
Souichi se quedó rojo como nunca, pues se acordó de lo que sintió, sintió su cuerpo arder y lo que le pidió a su kohai... Tapo su boca con su mano pues eso lo recordó claramente. No lo creía, ¿él le pidió más? Eso no era posible...
— Se..sempai...sempai po… ¿podemos discutir esto con calma? Yo tampoco entiendo nada… — Le dijo Morinaga dándose la vuelta con un ligero sonrojo pues lo que vio no tenía explicación lógica. Entonces observó a su sempai y continuó: — Creo que por el momento necesitas darte una ducha fría...
— ¿Ducha fría? ¿Por qué tendría que...— No alcanzo a terminar la frase cuando vio que un bulto se levantaba en sus pantalones. El sólo hecho de recordar esa escena lo había excitado, exclamando enojado: — ¡Dios tu cuerpo es un pervertido! — Le dijo girándose y partiendo a la ducha.
Morinaga por su parte, se dirigió a la cocina a preparar el desayuno. Con fastidio se preguntó por qué razón el debería siempre hacerlo, puesto que sintió injusta aquella situación y pensó que quizá su Sempai debería aprender a hacer algo más que sus experimentos y sus reportes.
— Esto está mal—dijo desanimado el joven de cabello azulado. Él jamás se había quejado de hacer el desayuno, menos se le pasaría por la cabeza el hacer que Souichi aprenda a cocinar por dos razones muy sencillas: a él le encantaba atender a su sempai y la otra era que el simple hecho de proponérselo ameritaría de seguro un brutal castigo por parte del mayor.
Por otro lado, Souichi se enfrentaba a otro problema en la ducha, no lograba que su erección bajara ni un centímetro.
«Ese maldito pervertido...como es que no puede controlarse...». Pensó molesto, ya que debía pensar en algo rápido aparte de la ducha helada para poder salir y enfrentar una vez más a su kohai.
— No entiendo como paso esto, pero seguro que Morinaga es el culpable— Expresó en voz alta mientras pensaba en lo que había pasado. Repaso los hechos de la tarde anterior para ver cómo habían llegado ese predicamento y conforme avanzaron los minutos la erección bajo; incluso la ira que sentía en un principio desapareció al punto de sentirse algo culpable de haber maltratado tan temprano a su pobre kohai y pensó en disculparse.
Al llegar, vio que su kohai ya tenía listo es desayuno. Se sentaron a comer y al tiempo que Morinaga le servía, Souichi intentó disculparse:
—Morinaga yo… quiero disculparme por lo de esta mañana, sé que no fue la mejor manera de preguntarte que es lo que está pasando y aunque estoy seguro que es tu culpa, siento mucho mi comportamiento, pero debes entender que esto no es normal.
Morinaga trató de entender lo que estaba pasando. ¿Era posible acaso? ¿Su sempai tirano se estaba disculpando por maltratarlo? En otras circunstancias lo habría tomado como un mensaje del cielo, como algo que jamás volvería a ocurrir y le saltaría encima en un abrazo pero en ese momento solo lo miro de reojo y le dijo con seriedad:
— Está bien sempai, ahora debemos pensar como paso esto.
El desayuno fue bastante extraño con un Morinaga molesto por alguna razón y un Souichi preocupado intentado de pensar qué había hecho para que su kohai este así.
— Sempai, voy a bañarme. — Le dijo el menor, después de levantar todo y salir de la cocina.
— ¡Oi! ¡Ni se te ocurra hacer nada pervertido con mi cuerpo! Te lo advierto, si lo haces lo pagaras caro. — Expresó con enfado.
— Sempai que desconfiado, no te preocupes no tengo ánimos de hacer nada. — respondió de forma molesta e indiferente.
Luego de salir de su "inocente" ducha matutina, Morinaga se arregló para ir a la universidad. Demoraron un poco más de lo usual ya que él no sabía que ponerse, a razón de que el guardarropa de su sempai, era muy distinto al suyo y el combinar la ropa no se le daba tan fácil. Para Souichi unos jeans y una camisa eran suficientes para salir a cualquier lado. Algo muy distinto fue mirar aquellas prendas sin saber qué cosa podría ir con que.
— Morinaga es enserio, pareces una chica ¡Para qué diablos te arreglas tanto solo es ponerse algo de ropa y salir!
De camino a la universidad iban planeando que harían para pasar desapercibidos durante el día…
— ¿Sempai qué haremos? Tú y yo somos muy distintos, debo asistir a mis clases y cumplir con mis horarios en el laboratorio ¿Cómo haremos para que tus kohais no se den cuenta de esto?
— Mmmm...En el laboratorio no habrá problema, diremos que el día de hoy tú los dirigirás mientras yo hare los reportes atrasados y te asistiré. No creo que haya mucha diferencia, ya que yo estaré ahí si te equivocas.
— Gracias sempai…
— ¿Eh?...¿Por qué?
— Por decir que no hay mucha diferencia si diriges tu o yo, eso me hace sentir importante y que Valoras mis esfuerzos. — Le dijo el jovencito a su sempai esbozando una tierna sonrisa.
— Eso… eso es porque es cierto, eres muy listo y siempre has sabido hacer bien tu trabajo, no he tenido mayor problema al trabajar contigo. Todo lo contrario, desde el principio me fuiste útil, no como los demás. — Respondió de forma amable, por lo que Morinaga sonrió aún mas.
— Gracias sempai …
— No …no hagas eso...
— ¿Que no haga qué?
— No hagas eso, yo no sonrió así. — Le dijo un poco apenado.
— ¡Ah cierto! Sería un poco raro que vieran al tirano de agricultura sonriendo, creerán que el fin del mundo se acerca. — Expresó con una carcajada que se escuchó por toda la calle.
— ¡Ya te pasaste de la raya gusano! ¡No tenías que decirlo de esa manera¡— Lo regañó gritando Souichi y dando algunos golpes.
— ¡Sempai no! No me golpees, es tu cuerpo no lo maltrates.
— Es cierto lo había olvidado.
Llegando a la universidad, Morinaga le preguntó a su sempai ¿Qué haría el en su lugar? Además de aconsejarlo para que las cosas salieran bien:
— Sempai por favor toma mis notas, y no seas malo con nadie por favor...sabes que soy muy sociable, sólo no espantes a mis compañeros. — Al decir aquello un temor lo invadió por la reacción de su sempai ante sus palabras. Sin embargo no esperó aquella respuesta amable:
— Lo sé. Entiendo que eres muy popular y que siempre estas rodeado de esos vagos que no tienen nada útil que hacer...
— Que malo sempai...solo trata de ser amable por favor...— Una venita palpitante se veía en la frente de Souichi luego de aquella última frase, a pesar de ello repondió:
— Sí Morinaga, no te preocupes. Tu solo vigila los experimentos y trata de no equivocarte.
Souichi le mostro los experimentos pendientes a Morinaga para que supiera como debía comenzar el día, mientras él asistiría con algo de fastidio a tomar las clases de Morinaga, por lo que dijo antes de marchar:
— Simplemente debería faltar, esas cosas ya las sé.
— Sempai no seas así, necesito mis notas, tengo que estudiarlas y en mi salón nadie toma notas al menos no las toman adecuadamente y no entiendo nada. En tu caso sé que puedes hacerlo y que si tú me las explicas no me será difícil entender.
En eso tenía razón, si había algo que su kohai no entendiera, él le explicaba de la manera más práctica y captaba al instante.
La mañana pasó lenta para ambos. Souichi tomando apuntes con la cara más fastidiosa que podía, se había excluido en un rincón, contestaba las preguntas del profesor cada vez que las hacía, pero había algo que no lograba entender, sentía una urgencia de salir rápido de esas aburridas clases e ir a su laboratorio, no sólo por el hecho de que era el lugar donde se sentía más a gusto, sino por que ansiaba ver lo más pronto posible a su kohai. Además para él, esas clases no significaban un reto a su inteligencia, ya que todos esos conocimientos los había adquirido desde hace tiempo.
Sin notarlo desde un lado las chicas del salón comenzaban a murmurar:
—Morinaga-san está actuando muy extraño, al parecer está molesto por algo.
— Si, será que después de tanto tiempo al lado de Tatsumi sempai, ¿se estará contagiando de su mal genio?
— Nooo eso sería terrible, él es tan lindo que no puede contagiarse de ese tirano.
Souichi escuchó los cuchicheos de esas chicas, de manera que estuvo a punto de levantarse y ponerlas en su lugar pero lo pensó bien luego de recordar lo que su kohai dijo que fuese amable.
En el laboratorio las cosas marchaban bien, más que bien pues aunque los kohais cometieron algunos errores, esta vez no se escucharon los gritos de Souichi. Todo lo contrario, hubo un momento en que Souichi ayudo a Mika con un reactivo que había hecho mal y hasta le regalo una sonrisa, a lo que la chica quedo completamente roja.
—Tadokoro, algo le pasa a Tatsumi sempai. ¿Lo viste cierto? ¿Viste que sonrió?
— Si, si lo vi. Incluso creo que lo oí tararear una canción, esto es extraño ¿le pasara algo?
Morinaga los alcanzo a escuchar y con el dolor de su corazón tuvo que levantarles la voz...
— Que tanto cuchichean par de inútiles, ¡por qué no se ponen a trabajar en lugar de estar preocupados por una tontería como esa!
Al escuchar esos gritos, Souichi que estaba en la puerta, sintió como su cuerpo temblaba por inercia se había llevado las manos a la cabeza de forma instintiva. Entonces pensó para sí mismo: «!Diablos! Así se siente este idiota cuando le grito...esto es nuevo...»
Morinaga al verlo, sin salirse de su papel le grito:
— ¡AH! Por fin llegas. ¡Cámbiate rápido y ven aquí a trabajar que estamos en un punto crítico!
Mika y Tadokoro se miraron, y pensaron que era demasiado bueno para ser verdad.
Al terminar con los pendientes, se fueron a casa repasando lo que habían hecho en el día. Una vez en el apartamento, Morinaga preparaba la cena al mismo tiempo que contestaba las preguntas de Souichi que llenaba los reportes del día. Mientras cenaban, Souichi le dijo a Morinaga que el socializar con sus amigos casi le provoca una ulcera.
— Morinaga como puedes tener amigos tan idiotas, solo hablan de chicas, películas y las chicas solo hablan de chicos y fiestas. En serio escoge mejor a tus amigos.
— Sempai no digas eso, son buenos amigos. Por el contrario a usted al ir a almorzar, nadie se me acerco me sentí solo... Un silencio se hizo presente...
— Bien vamos a dormir, estoy cansado. Además mañana debemos levantarnos temprano y pensar cómo diablos deshacer esto. No quiero quedarme así para toda la vida.
Souichi se dio una ducha y se fue a su habitación a descansar, a pesar de que le parecía un poco extraño entrar en su propia habitación.
Morinaga por su parte hizo lo mismo, puesto que después de una inocente ducha como la de la mañana, se fue a su habitación, aunque ya en ella le dio curiosidad saber que sentiría si tocaba su cuerpo.
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PDV Souichi.
Después de este extraño día, lo único que quería era llegar a descansar, No obstante todo fue en vano, ya que por mi cabeza pasaban pensamientos raros. Esta sensación, la necesidad de estar a su lado no me ha dejado, para colmo tuve que soportar sus aburridas horas de clase y aun más, a los idiotas de sus compañeros. Cuando trate de concentrarme en tomar apuntes, su rostro es decir, mi rostro llegaba a mi cabeza como flashes… ¿Qué rayos me pasa?
A la hora del almuerzo no pude acompañarlo, a razón de que el profesor me pidió que le ayudara con unos informes y sólo pude pasar rápido por la cafetería a tomar algo y lo vi ahí sentado… ¿De verdad nadie se me acerca? ¿Será que es cierto que los intimido tanto?
Luego de terminar de ayudar al profesor de Morinaga, salí prácticamente corriendo al laboratorio, la necesidad de verlo se hizo mayor. Menuda fue mi sorpresa al escucharlo gritar, este cuerpo enseguida comenzó a temblar y por reflejo tape mi cabeza con mis manos, me hizo un poco de gracia notar que sus gritos me intimidan.
Al llegar al departamento, mientras Morinaga preparaba la cena yo iniciaba a trabajar con los reportes, me sorprende que mientras cocina, me conteste todo lo que le pregunto, de verdad es muy listo, él es especial, tan fascinante.
Mientras cenábamos le comente que por su bien, escogiera mejor a sus amigos, de verdad son unos idiotas, él por su parte mencionó que se había sentido solo durante el almuerzo, ya que nadie se le acerco. Claro era yo después de todo, casi nadie se me acerca y aunque me dio algo de tristeza escucharlo, de inmediato paso por mi mente abrazarlo… y tal vez ¿besarlo? ¡Pero que rayos! ¿Cómo puedo pensar en esas cosas en este momento?
Me levante rápido y le dije que era mejor ir a dormir para pensar bien que haríamos el día siguiente, la verdad comencé a sentir la misma incomodidad en mi entrepierna. Morinaga de verdad es un enfermo pervertido, estar en este cuerpo es frustrante, sus reacciones no puedo controlarlas. Si no puedo lograr controlar aunque sea un poco sus pervertidos impulsos, esto podría traer más complicaciones. ¿Será que él igual se sentirá así cuando está en su propio cuerpo?
Luego de mi suplicio bajo la ducha helada otra vez, fui a mi habitación esperando descansar un poco. Me tire en mi cama repasando una vez más como arreglar este problema, cuando de pronto mi propia esencia me produjo una sensación única, como si pudiera perderme en ella, por reflejo abrace mi almohada y para mi gran terror volvía a tener una enorme erección. ¡Esto es el colmo!
— ¡Maldición Morinaga, tu estúpido cuerpo tiene vida propia!, Mira como estoy solo por recostarme en mi cama — Grité a viva voz enojado.
Salí a reclamarle. Entre en su habitación y encontré a ese idiota tocando mi cuerpo de forma sospechosa.
— ¡Maldito pervertido que crees que estás haciendo!
— Na..nada sempai. Juro que no hacía nada.
— ¡Crees que soy idiota! Quita tus manos de ahí.
— Sempai, no te enojes, no hacía nada malo, solo quería ver si tu cuerpo reaccionaba a mí, pero con tus manos no logre nada… al menos no lo que yo quisiera…
— ¿Qué acabas de decir infeliz?
— Na… nada sempai solo digo que por más que intenté tocar ciertas partes de tu cuerpo, al ser tus manos ,al parecer no logro nada.
Este idiota claramente me está desafiando. ¿Acaso dice que si no es él quien me toca, mi cuerpo no va a reaccionar?
— ¿Ah? ¿Intentas decir que si no eres tu quien me toca mi cuerpo no va a reaccionar? ¡Ja! ¡No creas eso con tanta confianza¡
PDV MORINAGA…
Que día más largo. Me alegra saber que sempai confía tanto en mí, sólo falta una hora y él vendrá para poder terminar con sus experimentos, y qué bueno que los kohais trabajen tan bien, no entiendo por qué sempai grita tanto. Bueno será su costumbre, creo. Me siento un poco raro, Mika me mira muy extraño desde hace un rato. De pronto los escuché mientras llegué silenciosamente cerca de ellos. Hablaban de mi forma extraña de actuar, de manera que tuve que darles un poco de actuación y muy a mi pesar las grite:
— ¡Que tanto cuchichean par de inútiles! ¡Por que no se ponen a trabajar en lugar de estar preocupados por una tontería como esa!
Deje de gritar y vi que sempai estaba en la puerta cubriéndose con las manos y ahora le grite a él:
— ¡Ah por fin llegas! ¡Cámbiate rápido y ven a trabajar que estamos en un punto crítico!
Dios le grite a sempai, de seguro que me va a moler a golpes. Entonces me percaté que no podría golpearme en mi cuerpo, al menos no delante de los asistentes, respiré profundo y continuamos.
En el departamento, cocinar y a la vez verme llenar los reportes me causa una sensación extraña. Será mejor que no lo piense mucho si no me volveré loco. Al cabo de varios minutos cenábamos, fue entonces que sempai me pidió que escoja a mis amigos de mejor forma. ¡Qué le pasa! ¡Son mis amigos! No es mi culpa que él no sepa socializar y siempre este solo. Incluso hoy ni siquiera me acompaño a almorzar, sólo paso de largo. Sentí la necesidad de reprochárselo, pero ¿Por qué me molesto tanto? Es como si su mal genio siguiera aquí.
Mientras le contaba lo solo que me sentí en la comida, me dio la impresión que se acercaba, podría jurar que quería abrazarme, pero eso no es posible, aunque igual me emocionó imaginarlo aunque a la vez ¿angustia? Este cuerpo me trastorna con tantos sentimientos contradictorios. En el laboratorio apreciaba lo mismo, una necesidad de verlo, pero luego cuando llegó tenía los nervios de punta. Me puse a la defensiva… sempai… ¿siempre te sientes así?
Sempai se levantó rápido de la mesa algo incómodo y partió a la ducha, no le di importancia ya que me toca levantar todo. Luego de que lo escuché salir me fui también a la ducha, pero por mi cabeza rondaba una duda… más que una duda, tenia curiosidad de saber que pasará si toco este cuerpo. ¿Ocurrirá lo mismo que cuando me toco? Masturbarme no es algo me guste hacer muy seguido, prefiero ir dentro de sempai, eso sí podría hacerlo a diario sin cansarme, me pregunto… ¿Qué sentiré si toco este cuerpo…?
En mi habitación la curiosidad me carcomía, cerré la puerta aunque sin el seguro, estaré en el cuerpo de sempai pero no soy tan desconfiado como él, además él nunca entraría aquí. Cuando lo hace es porque prácticamente lo obligo.
Con un poco de nervios comencé a buscar esos puntos en el cuerpo de sempai, esos que ya me conozco de memoria, a pesar de ello no logré nada, incluso traté de imaginármelo pero tampoco pasó nada. De un momento a otro uno de sus recuerdos pasó por mi cabeza, uno donde lo tomaba como tantas veces y sentí ese delicioso cosquilleo. No fue como lo que siento normalmente, sin embargo similar. Me centré en aquello, las sensaciones colmando cada parte de mí. De pronto sempai entró gritando como un loco y literalmente me encontró con las manos en la masa…
— ¡Maldición Morinaga, tu estúpido cuerpo tiene vida propia! Mira como estoy solo por recostarme en mi cama. ¡Maldito pervertido que crees que estás haciendo!
— Na.. nada sempai. Juro que no hacía nada.
— Crees que soy idiota, quita tus manos de ahí
— Sempai, no …no te enojes no hacía nada malo, solo quería ver si tu cuerpo reaccionaba a mí, pero con tus manos no logre nada…al menos no lo que yo quisiera.
— ¿Qué acabas de decir infeliz?
— No dije nada sempai, sólo digo que por más que intente tocar ciertas partes de tu cuerpo, al ser tus manos no logro nada… —Dios ahora si va a matarme.
—¿Ah? Intentas decir que ¿Si no eres tu quien me toca mi cuerpo no va a reaccionar? ¡Ja! ¡No creas eso con tanta confianza¡
¿De verdad? ¿Sempai está desafiándome? ¿A caso no es consciente de lo que está diciendo? De todas maneras tengo que salir de la duda, de manera que dije:
— Anda sempai tócame. Demuestra que es cierto lo que dices.
Al parecer su intención era molerme a golpes tal como pensé, pero no lo haría, ni siquiera es capaz de acercarse. Bueno eso al menos eso era lo que yo creía…
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El jovencito de cabello azulado, ahora en el cuerpo de su sempai lo desafiaba abierta y descaradamente poniendo la cara más picara que podía.
— Anda sempai tócame. Demuestra que es cierto lo que dices.
El mayor hirviendo de rabia pensó molerlo a golpes pero eso sólo haría que se lastime a sí mismo. Por alguna razón accedió sin pensarlo bien y acepto. Lo que de hecho era una pésima idea, ya que había veces en que su cuerpo reaccionaba incluso al perfume de su kohai y aunque él lo negaba hasta la muerte, su cuerpo siempre fue más sincero. Ahora bien, supuse que si evitaba tocar ciertos puntos que el mismo conocía lograría demostrarle que no tenía relación su cuerpo con el cuerpo de Moringa. Justo en ese instante recordó que cada vez que su kohai tocaba su cuello o su cintura, sus piernas temblaban como gelatina.
— Bien sempai, si no quieres no importa, eso solo prueba mi punto y que lo que digo es cierto. —dijo el muchachito tentando a su suerte.
— ¡Maldición! ¡Ven aquí miserable gusano! Lo tomó precisamente de la cintura, posó su mano derecha sobre su torso desnudo y comenzó a bajar no muy lento, puesto que se conocía bien y sabía que era peligroso bajar despacio. Luego puso su otra mano en la espalda de su kohai, vagando por sus hombros y con la punta de sus dedos rosó bajando por su columna. Estaba tan concentrado en no tocar "esos lugares" que no se percató que su kohai respiraba agitado y sonrojado hasta las orejas...
En el instante en que recibió un pequeño quejido de Morinaga sintió su sangre hervir y aquellas limitantes que poseía su propio cerebro en el cuerpo ajeno de cabello azulado no se encontraron para impedirle sentir el fuego en sus pantalones. Sus labios besaron con lascivia los de su kohai en su propio cuerpo y por extraño que parezca, Morinaga intento detenerlo:
— ¡Oh sempai no!
— ¿Por qué no? Si tú siempre acabas forzándome.
—Es que esto es demasiado, tú cuerpo es tan distinto, creo que me prende tan solo sentir tu mano sobre mi pecho.
En ese instante Souichi no podía resistirse más, una necesidad imperiosa de unirse a su sumiso kohai con el ardiente fuego entre sus pantalones lo sobrecogió. Dejo de pensar, podía percibir el aroma tan seductor viniendo del cuerpo entre sus brazos. La mirada avergonzada de Morinaga no sabía que hacer o que decir, aunque no duro mucho expectante pues fue arrastrado hasta la cama en la que sin notarlo arranco sus propias ropas y las de Morinaga que se resistió expresando:
— Sempai nooo, no hagas esto, no tienes idea de lo que haces y vas a lastimarme. Lastimaras tu propio cuerpo.
— No seas cobarde Morinaga tu siempre haces eso y yo te he aceptado ¿no? Ahora es tu turno de relajarte
— No eres tú mismo sempai.
— Claro que no soy el mismo, estoy en tu cuerpo y esto que siento no puedo detenerlo.
Souichi lo besaba como jamás lo había imaginado, recorría todo su cuerpo tocando sus lugares más sensibles. Ante esto Morinaga, sentía las contradicciones de su cabeza luchar con el placer que le provocaban las caricias tan lujuriosas que recibía. Antes de darse cuenta, Souichi ya bajaba por su vientre a lamer su miembro que se erguía deseoso de atención:
— ¡Ah! Sem… sempai con… con tu boca ¡nooo! ahg...
— ¿No? ¡Vamos Morinaga solo disfrútalo! No me molesta hacerlo. — Era casi escucharse a sí mismo convenciendo a su sempai
— Sempai ya no resisto...de … detente. — Morinaga sin más se corrió dentro de la boca de su sempai, quien se tragó todo sin ningún tipo de protesta. Es más, parecía disfrutar lo que estaba haciendo.
— Bien ahora lo que sigue.
Tomo un poco de semen que aun salía de Morinaga y comenzó a prepararlo de la misma manera que su kohai lo hacía. A Morinaga se le pusieron los nervios de punta al sentir la intrusión, es que jamás pensó que su sempai sería capaz de hacer algo así. Souichi por su parte pasaba su lengua en círculos sobre una de sus tetillas tratando de provocarle esa sensación que a él mismo volvía loco cuando su kohai se lo hacía. Al mismo tiempo ya forzaba dos dedos en la entrada de su kohai que en un espasmo de placer lanzo un gemido que hizo que Souichi volviera a perder la compostura. Entonces le susurró al oído:
— Morinaga, sé que esto te gusta. Lo sé porque es mi cuerpo, solo disfruta.
Souichi parecía estar poseído por una fuerza extraña y usaba las mismas frases que su kohai para convencerlo. A los pocos movimientos notó que la resistencia en la parte que lo recibiría se hizo poca, de manera que dijo al tiempo que pasó su lengua sobre la oreja de su kohai:
— Ya estás listo voy a entrar.
— Sempai, sempai por favor, ya no sigas, no volveré a forzarte. ¿Es que no puedes detenerte?
— Sabes bien que no. Dime Morinaga, ¿tú lo harías?
Levantó un poco las caderas de Tetsuhiro y comenzó a penetrarlo despacio para no lastimarlo. Aunque no estaba en sus cinco sentidos, sabía también que no podía lastimar su propio cuerpo.
— Morina…ga, la sensación es, es increíble. Siento que podría correrme enseguida. Pero no quiero, sólo deseo que tú también lo disfrutes.
Espero a que su kohai se acostumbrara y también que se le pasaran un poco sus ansias de venirse. Después de un par de minutos en los que aprovechó para besarlo pasionalmente se acercó un poco más a su oído para susurrarle:
— ¿Ya me puedo mover? — A lo que no tuvo ninguna contestación y como el que calla otorga, comenzó con el vaivén.
Los gemidos excitados de Morinaga se escucharon por toda la habitación una y otra vez encantando cada vez más a su sempai que se movió arrebatadamente.
— Se.. sempai, ¡ah! ¡Ah! Más despacio...sempai…
Si bien para el cuerpo de Souichi la sensación no era nueva, para la cabeza de Morinaga que se encontraba ahí sí lo era, no porque le molestara del todo, sino por las contradicciones que sentía; por un lado ese cuerpo tan distinto al suyo quería que esa dulce entrega no terminara, pero por otro lado, algo en su interior también le gritaba que eso estaba mal, que debía detenerlo aunque lamentablemente para él, eso ya era imposible. Sólo podía dejarse llevar ante los estímulos y la pasión que ese hombre le estaba entregando.
— Así que esto es lo que sientes cuando me lo haces… —dijo Souichi al verse sobrepasado de placer embistiendo con todo lo que tenía a su kohai, que se derretía en sus brazos entre jadeos y besos aferrado a su espalda.
No pudo evitar pensar en que no pondría tantos peros a la hora de tener sexo con Morinaga y además quizá tomarlo alguna vez con su propio cuerpo...
—Sempai… sempai ya no puedo soportar más ...me corro...
Souichi al escucharlo acelero las embestidas para sumarse al orgasmo de su kohai que esta vez también dejaba sus uñas marcadas en su espada.
Souichi jamás imaginó aquella sensación tan ardiente de tomar a Tetsuhiro. Algo dentro de su cabeza lo emocionó bastante y sintió una enorme satisfacción agradable en cada parte de su cuerpo recorrerlo una y otra vez. Salió despacio del interior de su kohai pensando en lo que acababa de pasar. Por impulso puso su brazo debajo del cuello de su kohai y se acomodó abrasándolo. Esa dulce acción tomó por sorpresa a Morinaga, el cual no se movió ni un centímetro, simplemente se acurruco dándole la espalda y fingió dormir. Por su cabeza pasaban decenas de pensamientos y sentimientos encontrados, pues todavía no podía creer que su sempai lo había tomado sin miramientos y sin ningún tipo de pudor o remordimiento. Encima de todo lo abrazaba como si fuera algo muy preciado, de la misma forma como lo hacía él. Podría decirse que debería estar feliz pero no era así, ya que una lágrima se deslizó silenciosa por su mejilla, y ya sea por cansancio o por no seguir pensando más, se durmió.
