Decisión
Summary: Decide, InuYasha. Tienes que salvar a las dos mujeres que amas, pero solo podrás salvar a una. [Reto de cumpleaños para Oaky-chan, del foro ¡Siéntate!]
Disclaimer: Todos los personajes de InuYasha pertenecen única y exclusivamente a Rumiko Takahashi.
Advertencia: Ninguna.
Pairing: InuYasha/Kagome.
_.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._
Se encontraba afuera de la nueva mansión de Naraku. Sango y Miroku se habían quedado atrás, cubriéndolo. Sujetaba su espada con ambas manos y miraba a su odiado enemigo con furia en los ojos.
—Ju, ju, InuYasha, te ves tenso, ¿qué será lo que te mantiene así?—le preguntó Naraku con burla.
— ¡Cállate! Sabes perfectamente a que he venido, ¡¿Dónde está Kagome?!
Solo pudo escucharse una risa macabra y vio como del interior de la mansión salían dos demonios hechos de algún material viscoso. Abrió los ojos a más no poder al distinguir que, además de a Kagome, esos demonios traían a Kikyô.
—Maldito. ¡Suéltalas en este instante!—gritó furioso.
Vio como Naraku reía y luego vio como los dos demonios se separaban, quedando al menos a 100 metros de distancia. Vio también como estos se volvían color de rojo y amenazaban con tragarse a cualquiera de las dos en cualquier instante.
—Decide, InuYasha. Tienes que salvar a las dos mujeres que amas, pero solo podrás salvar a una.
Otra risa maniática pudo escucharse.
Apretó el mango de su espada dispuesto a dispararle, cuando vio que uno de los monstruos comenzó a tragarse a Kikyô.
— ¡Kikyô!—tuvo el impulso de correr hacia ella rescatarla, cuando notó que lo mismo sucedía con Kagome. Ambas estando inconscientes.
—Esto será divertido.—dijo Naraku con maldad para luego lanzar al hanyô cuchillas envenenadas, que con costo este logró esquivar.
— ¡Maldito! ¡Suéltalas ahora!
—Ju, ju, InuYasha. La muerte de ambas está en tus manos. Podrás salvar a una, pero llevaras toda tu vida la muerte de la otra en tu conciencia. Decide, InuYasha, ¿salvarás a Kikyô, la mujer que siempre amaste, o a Kagome?
—Maldición.—masculló.
Observó como la parte de abajo de los demonios comenzaba a volverse una especie de ácido desintegrador. Kagome era la que estaba siendo absorbida más rápido.
— ¡Kagome!—pero inmediatamente se detuvo al ver a Kikyô en la misma situación.—Maldición.
—Decide, InuYasha, o morirán ambas.
Y era cierto. Estaban a punto de tocar el ácido. Maldijo fuertemente y se dirigió con rapidez hacia uno de los demonios. Llegando a tiempo justo antes de que la desintegrara, destrozándolo. Volteo a ver al otro lado con la mujer en brazos y solo vio un cuerpo terminando de desintegrarse.
—Ju, ju, InuYasha, me has hecho un enorme favor.—y dicho esto, Naraku desapareció.
_.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._
Abrió los ojos con lentitud y se encontró en una cabaña.
— ¡Kagome! ¿Ya te has despertado?—pudo escuchar la voz de InuYasha y se reincorporó de golpe.
— ¡InuYasha, Kikyô estaba en…!—se calló inmediatamente al ver el semblante del hanyô.
—Lo sé, Kagome. Kikyô murió.
Su mirada reflejaba tristeza y culpa.
— ¿eh? Pero… ¿Cómo? ¿No pudiste salvarla?—él negó con la cabeza.— ¡La hubieras salvado primero! Tú la necesitas contigo, InuYasha.—dijo Kagome con semblante triste.
—Tenía que salvar a una de las dos, Kagome, y no podía dejarte.
— ¿eh? P-Pero tú…
— ¡Prometí protegerte!—le gritó exasperado.—además, Kikyô ya estaba muerta, no podía permitir que tú murieras también, Kagome.
—Lo siento, si yo no hubiera sido tan débil, Kikyô no habría muerto.—dijo con la cabeza gacha.
—No es tu culpa, ya te dije, la decisión fue mía.
— ¿Preferiste salvarme a mí?—preguntó levantando la mirada con ojos brillantes.
—Ya te lo dije, Kagome. Además, no podría soportar que tú también murieras. Con Kikyô, ya lo había aceptado, aunque fuera difícil, pero contigo es diferente.
—Yo…
—Olvídalo, Kagome. ¿Te sientes bien?
—Sí, estoy bien.—una pequeña sonrisa se asomó en sus labios.
—Bien, aun debemos encontrar al maldito de Naraku y derrotarlo.
—Hai.
InuYasha estaba sufriendo, lo sabía. Ahora que Kikyô había abandonado este mundo, ¿Qué debía hacer ella?
—No es tu culpa, Kagome. —dijo al ver la expresión de la joven. —Kikyô… ella… debía morir de una forma u otra, no importa cuánto deseara evitarlo. Pero si tú hubieras muerto… yo… no podría soportarlo, Kagome.
—InuYasha…
—Kagome, yo… yo… yo te…
— ¡Kagome! ¡Ya te has despertado! —Shippô entró feliz a la cabaña y el hanyô soltó un gruñido gutural antes de levantarse molesto y salir de la cabaña.
En esos instantes Kagome sí deseó que a Shippô lo atacaran miles de demonios juntos. ¡Se le iba a declarar! Kami-sama, no podía creerlo, estaba segura que esa oportunidad no se volvería a presentar jamás en la vida.
— ¿Kagome?
—Eh, ¡ah! Sí, estoy bien. —le dedicó una sonrisa al kitsune.
Bueno, ¿Qué podía hacerle?
_.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._
N/A: Bueno, esto lo escribí en unos 15 minutos :/
¡Chaito! Tsuki ;)
