El primer dia de clases para un pequeño de edad preescolar puede ser muy duro, pero es una maravillosa experiencia en la que convives con toda la inocencia junto a otros compañeros. Un peculiar grupo de pequeños se han reunido en el aula y le aseguran a sus profesores, a sus compañeros y a si mismos, tres años de grandes aventuras y muchas travesuras.

Kuroko no Basket es propiedad de Tadatoshi , que ha creado una gran historia de basket con una buena dosis de chicos lindos y situaciones fácilmente yaoizables.

Fanfic hecha por una fan para los fans, sin fines de lucro. Por el mero placer de divertirles con las ocurrencias de los pequeños milagros.

-Dialogos

"pensamientos"

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La mujer sonrió mientras miraba llegar a los pequeños niños al aula, ese día era sumamente especial para los padres y era típico ver pequeñines o a sus madres, llorando como si el mundo se estuviese acabando. Ya en el salón de clases se podía ver que varios de los niños comenzaban a congeniar entre ellos, o quizás se conocían de antemano como era caso de la linda niña de rosado cabello que no soltó ni por un instante la mano de su amigo, un pequeño niño moreno de cabello azul oscuro que lucía más que fastidiado por estar constantemente al lado de la pequeña y aún así no se separó de su mano.

Un pelirrojo, apenas llegar, había comenzado a recortar las hojas de su cuaderno con sus pequeñas tijeras para papel, el más alto de la clase, un niño de cabellos violetas, comía una paleta mientras miraba al rubio que lloraba desconsolado agarrando la falda de la maestra mientras veía a su madre irse.

La mujer viendo que ya pasaban los quince minutos desde la hora de entrada decidió a pasar lista y conocer un poco a sus alumnos.

-Bueno niños, formemos un circulo, y cada uno va a ir diciendo su nombre ¿de acuerdo?

La mayoría de los pequeñines gritó un 'si' fuerte y claro, alguno que otro, lo murmuró más nervioso pero todos atendieron la indicación.

-Kise R…Ryouta- murmuró un rubio agarrado de la falda de la maestra, aun con los ojos rojizos, esbozó una ancha sonrisa comenzando a dejar el nerviosismo atrás y superando la falta de madre en esos momentos.

-Midorima Shintarou-dijo con más convicción pero sin elevar mucho la voz, un niño de cabellera verde, dos posiciones después de la del pequeño de cabello dorado, se frotó un poco los ojos y siguió mirando a sus compañeros.

-Aomine Daiki- fue el turno del pequeño moreno que habló con mucha confianza, quizás para animar a su pequeña amiga o por que esa era su actitud normalmente. Miró a varios de sus compañeritos que hablaron antes que él y les sonrió más abiertamente.

-M… ¡Momoi Satsuki! –chilló la niña de cabello rosado aturdiendo momentáneamente al pobre Daiki al lado suyo, él cual la miró resentido, la pequeña tuvo que comenzar a disculparse con el chiquillo.

-Mura…sakibara…A…tsuhi…-dijo entrecortado el más alto de aquella clase, mientras masticaba un caramelo suave con relleno de mermelada de fresas, el siguiente niño, un pequeño pelirrojo, tardó en hablar, prestando mucha atención a otro de sus compañeritos.

-Akashi Seijuuro… -comentó y sonrió muy ligeramente.

-Bueno, es un gusto conocerlos a todos y… -La mujer revisó la lista mirando los nombres, en total 18 pequeños, pero en las presentaciones solo escuchó a diecisiete de ellos, quizás el niño faltante se había enfermado o había realizado algún tipo de berrinche para no asistir.

Dejó la lista en el escritorio y comenzó a hablar sin percatarse de la cabellera celeste que le seguía los pasos en un esfuerzo de llamar su atención.

-Niños, falta un compañerito que al..-Un tirón de su falda la hizo bajar la vista, y como por arte de magia, allí de pie, estaba el niño faltante que la miraba sin gran expresión realmente, la mujer pegó un gritito de sorpresa y se tocó el pecho ¿desde cuándo estaba allí ese niño?

-Maestra… me saltó…-comentó y después tomo aire para girarse con sus compañeros y mencionar en voz monocorde. –Me llamo Kuroko Tetsuya…

Y se fue a sentar en una de las mesitas del lugar, la mujer siguió mirando a la clase completa un rato, pasados diez minutos, se había olvidado de que Kuroko estaba en la clase.

La mayor parte de los pequeños pasaron las horas de clases extrañando su casa y a sus padres pero, algunos de ellos, se dieron cuenta de que aquél día era el primero de muchos que serian sumamente entretenidos.