Hola a todos! Al fin pude comenzar a subir mi versión de Spice! Llevo bastante tiempo con ganas de subirla n.n y eso ha surgido pues porque ninguna de las versiones de allá afuera me satisficieron cuando las leí en su momento, ya que ninguna era apegada a la esencia spice de la letra x3 Así que~ este fic es lo más apegado a la letra de la canción y mi interpretación personal de los videos. En otras palabras, no es la típica versión que todos conocen (o creen conocer), esta no es una historia de amor (o sí? x'D), sino que tratará de mucho sexo y placer (pues Spice! xDD), este no es el Len tierno y amoroso que todas adoramos, sino que es un hijo de perra (pero sexy xD). Llegados a cierto punto en el cual acaba la canción comienza más de lleno lo de "mi versión" xD (vale decir, un final original/propio que salió de mi cabecita). Cabe destacar (aunque la mayoría se dará cuenta) de que al ser "secuela" de Spice! la canción "RIP=release" (también de minato), esta versión está relacionada con ese tema de Megurine Luka.

ADVERTENCIAS: Lemmon, Lime, HAREM, incesto, leguaje agresivo, etc etc todas esas cosas malas que tienen restricción para mayores de 18 años -w-

Luego de dejarles en claro de que lean bajo su propia responsabilidad y sin más que decir (que recuerde ahora mismo x'D), les deseo que lo disfruten mucho n_n

Disclaimer: Vocaloid no me pertenece, sino a Yamaha Corporation.


Capítulo 1: Una llamada me despierta a las cuatro de la madrugada.

El molesto ruido del celular en vibrador sobre el velador me obligó a abrir un ojo envuelto en la oscuridad de la habitación. Al despertar, le eché un vistazo a la pantalla antes de descolgar el teléfono, con intenciones de ver la hora más que de para enterarme cual de todas era la que me llamaba esta vez. Cuatro de la madrugada, vaya. Di un largo bostezo antes de contestar. Megurine Luka, ¿eh? ¡Ah! Por supuesto, la chica de preparatoria con cabello rosado, extremadamente tímida en la cama; difícil de conseguir, incluso tuve que decirle que la amaba para poder acostarme con ella. La verdad siempre me han gustado los desafíos, por lo que conseguir a Luka fue delicioso, sólo que… después de eso ella se ha vuelto un poco… insistente, por no decir molesta.

—¿Diga? —murmuré estirando el cuello.

—¿Con quién y en dónde estuviste ayer? —me preguntó una voz femenina, directa y sin rodeos.

Solté un breve bufido próximo al teléfono antes de responder.

—¿De qué estás hablando, preciosa? Sabes que eres la única para mí —le dije haciendo el mayor de mis esfuerzos para no estallar en carcajadas—. Y bueno, ¿a qué se debe tu dichosa llamada a estas horas de la noche? ¿Acaso tanto me echabas de menos?

Luka no respondió, mas emitió un sonido que delataba su vergüenza.

—No seas tímida, nena. No vas a morir por admitirlo, yo también te he echado de menos, ¿sabes? —mentí para anticiparme a otro encuentro.

—¿D-De verdad? —intentó confirmar sorprendida, casi con ternura.

—Pero por supuesto que sí, ¿acaso lo dudas? Además, hace tiempo que no estamos a solas tú y yo… —continué insinuándome.

—P-Podríamos vernos el fin de semana, mis padres no van a estar en casa por…

—Perfecto, hablamos en la semana, ¿te parece? —intenté zafarme de ella cuando sentí un par de brazos rodear mi cintura, y acercándose a una zona peligrosa…

—Mmm… está bien —fue mi gatillo para colgar el teléfono y lanzarlo lejos a su suerte.

—¿Con quién hablabas, bombón? —me preguntó una voz seductora muy próxima a mi oído.

—No tiene importancia… —le respondí a mi compañera, quien había apoyado su cabeza sobre mi hombro, mientras acariciaba sensualmente mi desnudo torso. Sonreí— ¿Todavía tienes energía para más, Meiko?

—Siempre tendré energía para ti, mi niño.

—De verdad, ¿cuándo dejarás de llamarme así? —me quejé incorporándome, dándome vuelta para sujetar su desnudo y voluptuoso cuerpo desde la cintura.

La juguetona muchacha se limitó a reír por lo bajo, a la espera de que le diera otra deliciosa sesión de placer. Cada vez que la castaña me llamaba de esa manera me hacía recordar mis inicios, cuando era un inocente adolescente con mis catorce años recién cumplidos. Meiko fue quien me abrió las puertas a este erótico y excitante mundo completamente nuevo para mí, y del cual no tenía ni idea de su increíble existencia. Ella fue la primera que me sedujo y yo cedí, después de todo soy un chico. Mi primera vez fue con ella, en el camarín de las chicas de preparatoria, fue extremadamente sexy. Es cierto, es una mujer mayor, pero me confesó que yo siempre había sido su amor platónico; y al parecer, lo era también el de muchas chicas más. Pero yo en ese entonces no estaba consciente de mi atractivo ni de mi encanto con las muchachas.

Pero a pesar de que Meiko ya estaba en último año de preparatoria, y que era aproximadamente unos cuatro años mayor que yo, no parecía importarle en absoluto la diferencia de edad, por lo que yo siempre la buscaba cuando quería volver a experimentar aquella placentera sensación que su sexo me provocaba.

Pero al poco tiempo comencé a sentir curiosidad por conocer otros sabores, y empecé a darme cuenta de lo que ocurría a mi alrededor… Estaba rodeado de miradas llenas de deseo y de murmullos que suspiraban mi nombre. Era obvio que Meiko no pudo evitar ostentar a sus pares lo que poseía únicamente ella en su momento. Pero todo este asunto no se trataba sólo de maduras chicas de preparatoria, sino que también de la gran mayoría de las de secundaria.

Por lo que, dada la situación, a la más mínima insinuación de parte de alguna de ellas, me las arreglaba para llevármelas directamente a la cama. No importaba si eran de secundaria o de preparatoria, las deseaba probar a todas. Partí por las más fáciles, luego continué con aquellas que se hacían de rogar, alternando diversas tácticas y estrategias en este llamado "juego del amor". De todos modos, el que se enamora es el que pierde, ¿no? Y yo nunca perderé en mi juego, llevo jugándolo bastante tiempo. Además, ¿quién necesita de una atadura como el amor? La verdad, no estoy familiarizado con el significado implicado a ese término, realmente no sé nada de eso. Pero no me interesa en absoluto saberlo, ya que de este modo me siento completamente a gusto. Además, así puedo continuar disfrutando de numerosos encuentros casuales y de ardientes aventuras. ¿Acaso no es la pasión mucho más fácil?

Me levanté de mala gana al notar que el amanecer ya había hecho acto de presencia, dejando a mi exhausta compañera de noche dormir profundamente sobre su cama. Estiré mi cuerpo con flojera y di un reconfortante bostezo. Me froté la cara con las manos en un esfuerzo por despertar a la realidad, también me encontraba completamente exhausto, sobre todo porque, una vez más, no había pegado ojo durante el resto de la noche. Busqué por los alrededores mi olvidado celular, el cual abrí cuando lo logré localizar oportunamente sobre la cama para ver la hora… todavía tenía aproximadamente una hora para irme a casa, darme una buena ducha e ir a clases.

Me fui sin más del departamento de Meiko una vez que me coloqué mi usado uniforme de secundaria encima. Realmente necesitaba cambiarme, pero lógicamente, era lo único de ropa que tenía a mi disposición en ese momento. Al salir del edificio, el conserje me miró de pies a cabeza con desaprobación… como si me pudiera importar menos la opinión de ese viejo. Además, ¿quizás cuando lo volvería a ver?... Probablemente la semana siguiente. Pero al parecer, yo tenía un aspecto lo suficientemente desastroso como para que alguien se llegara a creer que me iba a clases, además de lo temprano que aún era.

Cuando llegué a mi silencioso hogar dejé mis cosas en algún lugar de la entrada, luego me dirigí automáticamente al baño y encendí la ducha. Algo bueno de que tus padres te manden a vivir a otra ciudad es que al llegar a casa no le tienes que dar explicaciones a nadie. Estaré eternamente agradecido al fiel amigo de mi padre quien le recomendó este instituto privilegiado con acceso directo a la preparatoria de al lado, con la cual mantenían una especie de alianza. Eso es lo que sucede cuando en tu familia poseen un considerable poder monetario, y claro, creen que eres lo suficientemente independiente como para valerte por ti mismo… bueno, casi solo por ti mismo. No estoy seguro si se habrían atrevido a enviarme a Tokio completamente solo, pero lo bueno es que ellos piensan que aquí nos tenemos el uno al otro. Pero en fin, lo importante es que a fin de cuentas no tengo que darle explicaciones a nadie.

Cuando apagué la ducha, dejé que las gotas de agua se escurrieran a través de mi largo y rubio cabello durante unos segundos. Di un largo suspiro antes de disponerme a salir de ésta. Una vez relativamente seco, me enrollé la toalla a mi cintura como de costumbre, luego salí del baño para alistarme en mi intacta habitación… pero al entrar, me extrañé que el término "intacta" parecía estar un poco fuera de lugar. Era verdad que no recordaba del todo la última vez que había dormido en mi cuarto, pero creía suponer que las sábanas se encontraban en un relativo orden… o quizás siempre había pasado por alto al estar constantemente atrasado para ir a la escuela lo revueltas que en realidad se encontraban. Sin darle más vueltas a un asunto sin importancia como ese, me incorporé para vestirme con un juego limpio del uniforme y alistarme luego para salir.

No tuve tiempo siquiera para tomar algo de desayuno, tendría que comprarme algo por ahí luego. Pero a pesar de que me encontrara atrasado, no podía perder la oportunidad de tomar el camino largo… el cual también era mi camino favorito para ir a la escuela, ya que me permitía rodear en toda su extensión la preparatoria vecina, en donde asistían Meiko, Luka y muchas bellezas más.

Pasé próximo a la entrada de dicha institución, y logré notar a la perfección que ninguna de las chicas del sector pudo evitar dar vuelta la mirada hacia mi dirección… y a varias de ellas ya las había visto en "otra situación". Los chicos que acompañaban a un reducido número de muchachas me lanzaban miradas de recelo, ya que sus acompañantes también se habían volteado para verme. Sin duda alguna, yo era alguien reconocido incluso en esos sectores.

—¡Len-kun! —escuché a una aguda vocecita antes de sentir que me rodeaban el brazo.

—¡Ah! Eres tú, Miku —reconocí su infantil tez blanca, luego soltó una risita de complacencia.

—¿Pasaste por aquí para venir a verme? —me interrogó emocionada— ¡Hace bastante que no te pasas por acá! Te he echado de menos… —hizo un adorable pucherito.

—Ay, Miku-chan, no es porque no quiera, es que ya se arregló la piscina de secundaria, por lo que ya no necesitamos usar más la de preparatoria…

—¡Jo, qué lástima! —se quejó ella— Me encantaba ir a espiarte saltándome mis clases, y poder verte con tu agraciado pecho desnudo…—colocó uno de sus dedos sobre la mueca de sus labios, señal de provocación tan propia de ella.

Suspiré y mostré una semi-sonrisa con mis ojos cerrados.

—Miku-chan… Sabes cómo me encantaría acariciarte —comencé a recitar calmado, sin dejar de sonreír— Pero ya he faltado mucho a clases, no puedo darme el lujo de llegar tarde, preciosa. Pero si lo deseas, podría irme a jugar a tu casa esta tarde… —comencé a juguetear con uno de los largos mechones de su azul verdoso cabello.

—A-Ah… —se sonrojó instantáneamente— e-es que… m-mis papás están en casa…

—Vaya… —alargué esta palabra— es una lástima… —me acerqué lo más que pude a su rostro, a lo que ella pestañeó repetidamente, desviando su mirada de mis ojos para lanzarle unos cuantos y fugaces vistazos a mis entreabiertos labios— ¡Bueno! Será en otra ocasión —dije mientras me disponía a alejarme de aquel lugar— ¡Nos vemos! —dije con una mano en alza en señal de despedida, ya dándole la espalda.

—¡Ah! ¡Len-kun, espera! —me intentó retener— ¿N-No…No puede ser en tu casa?

Me detuve en seguida, luego giré mi cabeza para mirar hacia atrás, sin intenciones de volver mi cuerpo hacia ella.

—De ninguna manera —pronuncié con seriedad.

A continuación, sentí la triste mirada de Miku con sus párpados dilatados. No acostumbraba ser frío con mis chicas, por lo que suspiré disimuladamente y levanté la mirada hacia ella, y girándome esta vez un poco más le sonreí para luego guiñarle un ojo.

—Te hablo luego —le aseguré con dulzura para que no se sintiera rechazada, a lo que respondió positivamente a mi persuasión con una iluminada sonrisa, luego asintió con su cabeza junto con la emisión de un "¡Hum!" como sonido.

Sin darle más rodeo al asunto, me dispuse a dirigirme a mi sector, realmente estaba en riesgo de llegar tarde, pero por un bombón como Miku no me importaba en absoluto.

Logré dar dos pasos al girar la esquina antes de que un par de bellas y femeninas manos me embistieran, primero desde mi corbata, luego sobre mi pecho, cerca de mis hombros.

—Hola, guapo —me saludó una extremadamente seductora voz.

Suspiré junto con mi media sonrisa, al parecer era imposible que llegara a tiempo y completamente "ileso" a clases luego de pasar por el sector de preparatoria.

—Lily… —susurré con mis labios a pocos centímetros de los suyos.

Rió silenciosamente mientras se encargaba de rozar su nariz contra la mía, sin dejar de explorarme con sus manos. Cerré los ojos, dejándola hacer.

—Escuché que los de secundaria ya no usarán nuestra piscina…

—Así es —le confirmé sonriendo, manteniendo mis ojos cerrados.

—Oh, es una verdadera pena, ya no nos podremos encontrar en la bodega del equipo de educación física luego de tus clases…

—No tienes idea de cuánto lo echaré de menos… —sentí mi virilidad despertar, sobre todo al recordar mis ardientes encuentros con el cuerpo semi-desnudo de Lily a disposición mía.

—Mmm… pero sin embargo, todavía puedes saltarte esa reja que separa ambos sectores…

—Por supuesto que podría —suspiré entre sus largos y sedosos cabellos rubios—… pero es complicado, ya sabes…

—¿Qué harás esta noche? —me preguntó tocándome los labios con la punta de sus dedos.

—Ir a jugar contigo —respondí naturalmente, como si me hubiera preguntado si necesitaba respirar aire para sobrevivir.

—Jeje, muy bien… —murmuró para luego apoderarse por fin de mis labios en un excitante beso que pretendía dejarme con ganas de más para lo de esa noche, cumpliendo exitosamente con su propósito.

—Entonces, nos vemos esta noche —dije seductoramente mientras agarraba su rostro desde su mentón, después de separarme de su boca.

—Lo estaré esperando con ansias —aseguró lamiéndose los labios.

—Hasta luego, Lily.

Una vez dicho esto, cada uno siguió su camino, como si nada respecto a nuestro furtivo encuentro hubiese sucedido. Sonreí ante la ironía de haber conseguido un encuentro distinto para esta noche en no más de cinco minutos.

Al llegar a mi salón, ya todos se encontraban dentro a la espera de la llegada del respectivo maestro, que de no ser porque éste aún no se encontraba presente habría llegado tarde gracias a la cortesía de la bella Lily, cosa que desde ningún ángulo me podría llegar a molestar.

Me senté en mi lugar junto con un suspiro, aún me encontraba somnoliento. "Supongo que me dormiré durante el primer periodo…" pensé mientras mantenía mis ojos cerrados durante breves segundos. Menos mal que la clase le correspondía a Kaito-sensei, eso me daría un descanso de la interacción femenina en algún porcentaje al menos por un rato; no me encontraba con humor para tener que hacer un esfuerzo sobrehumano para suprimir el estado zombie en el que me encontraba exclusivamente para dirigirme a ellas.

Di un profundo suspiro… y al abrir mis ojos me encontré con una pequeña figura similar, la cual luego de encontrarse con mi repentinamente alarmada mirada, bajó su rostro. La cuestioné con mis ojos, un tanto descolocado mientras me tendía una barra de cereal en mi dirección.

—No has desayunado, ¿no es así? —la razón por la cual no podía llevar a ninguna mujer a casa respondió a mi duda en un muy bajo tono de voz, casi con tristeza.

—Aahh… —pronuncié indiferente, bastante más tranquilo al tratarse de un asunto sin importancia, mientras me refregaba un ojo con la palma de una de mis manos. Al parecer, me encontraba más exhausto de lo que me estimaba— gracias… —me limité a murmurar en un suspiro a causa de mi, a mi parecer, justificada pereza.

Luego de dejar el bocadillo sobre mi pupitre, se alejó de mis alrededores. Aunque nunca había pretendido ocultarle nada, siempre me había perturbado la posibilidad de que fuera a comentármelo directamente… quizás por respeto, no lo sé… En fin, en lo que a mi hermana gemela respecta, últimamente he tendido a mantenerla al margen de mi vida social y personal, por motivos evidentes. Aunque si bien cuando niños se podría decir que éramos bastante unidos, eso ha ido cambiando casi por completo desde que nos mudamos juntos a Tokio. Se podría decir que dadas las circunstancias, la convivencia familiar se ha ido debilitando…

Si bien durante la clase pretendía dormitar, y aunque me había colocado las gafas para disimularlo, el sueño tardó en llegar a pesar de lo cansado que me encontraba. Aunque mis expectativas respecto a la atención femenina apuntaban a una disminución, seguía sintiendo varias miradas sobre mi persona. Quizás era por eso que no lograba conciliar el sueño… Bueno, lo dudo. Cuando levanté la mirada hacia mi alrededor, descubrí en primera instancia la de Miki en la dirección en la cual había mirado primero por casualidad. Me lanzó un beso a distancia, como era de esperarse. Miki en la cama era una especie de mezcla entre timidez y salvajismo, una vez superada la barrera del pudor, claro. De las veces que me había acostado con ella, la gran mayoría me habían gustado y dejado bastante satisfecho. Respondí a su insinuación con un guiño de ojo, provocando naturalmente su sonrojo junto con una sonrisa en su rostro. Volví a concentrarme en lo mío, recostándome sobre mi pupitre para evitar encontrarme con otra insinuante mirada, en ese momento, yo tan solo deseaba poder dormir…

—… ¿Kagamine-san? —estropeó mi paz la voz del profesor. ¿Es que acaso nadie podía dejarme tranquilo durante unos minutos?

Al segundo llamado levanté la cabeza para verle… sin embargo, la molestia me emergió cuando me di cuenta de que no se dirigía a mí. "¿Qué rayos sucede con ella?" pensé al notar que al tercer llamado aún no reaccionaba.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó el profesor cuando por fin logró obtener su atención, a lo que ella simplemente asintió con la cabeza.

A pesar de que mi instinto me dictaba dar media vuelta mi rostro en dirección contraria y recostarme sobre mis brazos, simplemente apoyé en una de mis manos mi cabeza… con mi mirada en dirección a la extraña Rin. Luego de observarla fijamente durante un rato, me di por vencido con mi idea de dormir durante esa clase, ya que noté que el sueño ya no lograría venir. Comencé a analizar detenidamente a mi hermana, por primera vez. Ciertamente Rin era la chica más hermosa del instituto, por supuesto, ya que era mi versión femenina. Aunque el hecho de percatarme de su belleza nunca lo había llevado a cabo con anterioridad, me di cuenta además de que Rin, como mujer, era bastante atractiva.

Casi como si hubiese sentido que estaba pensando en ella, o que simplemente la estaba mirando, me miró de reojo desde su lugar. Al encontrarse con mis ojos, desvió rápidamente la mirada, a lo que fruncí levemente el ceño en respuesta. Continué observándola, un poco más detalladamente… creí percibir un rubor sobre sus mejillas. ¿O acaso me estaría volviendo paranoico? Volvió a mirarme por el rabillo del ojo, y luego otra vez. Aquello tan solo provocaba que me decidiera, por algún motivo, a observarla más detenidamente, a estudiar sus movimientos, observar su cuerpo… el cual, por cierto, no estaba para nada mal, casi comencé a imaginar el cómo se vería si no llevara tanta ropa puesta…

Rin se aclaró la garganta, cubriéndose la boca con un puño. A regañadientes, interpreté aquello como señal de que debería dejar de mirarle de forma tan intimidante, supongo. Dando un suspiro, miré vagamente a mi alrededor; prácticamente a todas las chicas que poseía dentro de mi campo de visión las había visto envueltas en placer debajo de mi cuerpo (y a las más atrevidas sobre éste) en alguna ocasión, salvo a una… y se trataba precisamente de mi hermana gemela. Me mordí los labios, volviendo a mirar en su dirección, eso me inquietaba. Pero, por el simple hecho de ser eso, mi prohibida e intocable hermanita, lo volvía más… excitante.


Ojojojo 1313 (?) xD Espero que le haya gustado este primer capítulo n_n Aún queda mucho más spice! xDDD Haciendo un recálculo incierto, este fic tendrá más o menos 10 capítulos, así que será un fic corto -w- Respecto a las actualizaciones, espero que sean cada dos semanas, un mes a lo sumo (depende de la disponibilidad de mi beta-reader).

Espero que no odien tanto a este Len-kun como mi beta-reader x'DDD La historia está recién comenzando n.n

En fin, los invitó a dejar un review con su opinión, críticas, suposiciones, impresiones, feels, reclamos, etc xD Los reviews son gratis, el alimento de una escritora y cada vez que te vas sin dejar un review una banana es aplastada por una aplanadora, así que se convierten en héroes de bananas :'D xDD

Un abrazo enooorme, y nos leemos en el próximo capítulo :'D

Bye bye n_n