Disclaimer: las situaciones aquí presentadas son pura ficción. La idea y escritura es de mi propiedad, mas no los bebos del cast (lastima :c).
Advertencias: Insinuación de ideas suicidas, violación, muerte de un personaje, sobre aviso no hay engaño.
Nota de la autora: Hola, volví, no me maten. Sí, sé que tengo en espera a I'm Here, en mi defensa, ¿qué hacen que no van a leer el final en Wattpad? (?).
De cualquier modo, aquí les dejo esta historia corta. No tendrá muchas notas (más bien ninguna más que esta). Y... Nada, espero les guste.
28 de marzo, 1997.
Querida Millie,
Debería empezar diciéndote que te extraño, que anhelo el día en que nuestros cuerpos vuelvan a fundirse en uno solo como consecuencia de tus abrazos. Pero no, Millie, he vuelto a ti porque estoy destrozado. No, ninguna chica me ha roto el corazón, sabes que soy incapaz de salir con alguien que no seas tú. No, no... La razón es otra, bueno... Mi hermano, Nick, ¿lo recuerdas, no?
Murió.
Veníamos en medio de la ruta, pudo pasarle a cualquiera, yo conducía, él iba en la parte trasera durmiendo. El auto de enfrente iba frenando cada tanto, por lo que yo también frenaba, era una curva algo peligrosa, frené por un reflejo, ya que había escuchado un ruido horrible, como de una llanta estallando, entonces, el auto que venía atrás, se estrelló contra la parte posterior de mi vehículo, destrozándolo todo. Los vidrios se rompieron, me descarrilé hacia un lado de la ruta, pero a mi nada me pasó.
El problema era Nick, que se había llevado la peor parte. La cabeza me dolía y no podía reaccionar, entonces, miré por los pocos vidrios que quedaban en el retrovisor el cuerpo de mi hermano, ensangrentado, con vidrios, inerte. Tenía miedo, Millie, no podía gritar por ayuda, no podía salir del auto. No sé cuanto tiempo pasó hasta que vino la ambulancia y luego la policía.
Te estoy escribiendo desde el hospital, hace unos momentos le dijeron a mamá y papá que Nick murió, se suponía que no debía escuchar, pero las paredes son delgadas y cada susurro se vuelve un grito en el silencio del hospital.
No logro asimilarlo, no quiero asimilar que mi hermano está ahora con la abuela por mi culpa. Te necesito, Millie, necesito que me abraces, desparrames mi pelo, tomes mis mejillas entre tus manos y me digas que todo estará bien, como hacías cuando lastimaba mis rodillas al jugar contigo, en nuestros días de inocencia. Pero no me raspé la rodilla esta vez, maté a mi hermano, y, Millie, no creo que logres desaparecer un dolor tan grande como el que oprime mi corazón, pero vale la pena intentarlo.
Siempre tuyo,
Finn, el asesino, Wolfhard.
