Este futuro conjunto de viñetas/drabbles surge del reto propuesto por Ahiru-san para el foro Proyecto 1-8, cuyas condiciones eran al menos 5 historias de 5 parejas diferentes. Y lo más importante que me ha traído dolores de cabeza, debían ser felices. Espero cumplir.

Sobre las canciones, no son songfics ni es necesario escucharlas, pero las recomiendo.

Como siempre, nada reconocible es mío. Incluidos los Beatles, vaya.

CAMPOS DE FRESAS

Pareja: Ken y Miyako

Canción:And I love her

Palabras: 882

Qué contradictorio. Por momentos se sentía en el cielo y al rato quería que le tragase la tierra. No se preguntaba cómo había conseguido arrastrarle hasta aquel gimnasio habilitado para el baile de Navidad. Lo sabía, aunque gastase meses negándoselo. Recordaba decir "sí, me apetece mucho" embobado con su nariz (tenía una fijación con su nariz) y pasarse las siguientes semanas pensando en alguna excusa. Hacer algo juntos sonaba bien, pero ¿y si ella le conocía más allá de la escuela, más allá del grupo de amigos, y descubría que no le gustaba realmente? No quería arriesgarse a perder lo único que tenía. No todavía.

Llegó la canción lenta. Algunos se retiraron. Otros protestaron por esa melodía que sonaba a viejo, pero Ken la encontró agradable. Además, le apetecía bajar el ritmo. Las primeras notas relajaron sus músculos, pero con ello no consiguió otra cosa que activar su mente.

Apenas entendía algo más que el sencillo estribillo. And I love her. Y lo decía más de una vez, Ken pensó que la chica de la canción debía de ser una de esas que se sienten feas y creen que nadie quiere bailar con ellas. Pero Miyako no era así, sabía que si él no quería bailar, no era por ella. Había entendido la razón de sus excusas, sin hacer preguntas. Una chica inteligente. No necesitaba decirle lo que todo el mundo decía. Tenía que buscar unas palabras nuevas, o quizás un gesto, mejor algo así, como agarrarla mucho hasta que lo supiese.

Con cada nota estaba más convencido, Miyako no era tan simple como la chica a la que Paul McCartney cantaba. Y, sin embargo, la letra se le había clavado. Ya no le valía que ella lo supiese intuitivamente, igual tenía que hacer como Paul y contárselo a todos. La quiero. La amo.

Cuarenta parejas más les rodeaban. Los ojos de Ken iban de la esquina rota de un azulejo al tirante del vestido de Miyako. Fino y de color verde esmeralda, se resbalaba por su hombro cada diez minutos, como media. Pero no estaba seguro, ya había perdido la cuenta. Luego analizaba las pecas de su cuello. Todas parecidas, ninguna igual a otra. Y así era ella, un conglomerado de cosas diferentes, todas mezcladas, solo podías distinguirlas si estabas lo suficientemente cerca.

No se consideraba una persona celosa, pero estaba seguro de que no podía dejarla cerca de nadie más. Si eso ocurría, otro podría ver todas esas pecas, oler sus caricias, secarle las lágrimas y solo iba a quererla, igual que él lo hacía. No cabía otra posibilidad que hacer eso. Claro que, sería su secreto.

―No están tan mal los bailes.

Miyako alzó los hombros despistada, dejando caer el tirante.

―Ves, y tú no querías venir. Todo el mundo piensa que baila mal, pero solo unas pocas personas lo hacen horrible.

Ken estaba demasiado ocupado como para compararse con los demás. Solo sabía que no estaba cómodo, por muy fácil que se lo pusiese la música.

―¿Te gusta la canción?

―Sí ―contestó Miyako unos segundos después de activar su oído, quería dar una respuesta sincera y lo cierto es que apenas había prestado atención a la música.

Ken quiso traducírsela por encima. Podía hablarle de que le gustaba que nombrase el cielo oscuro y las estrellas, porque cada vez que miraba esos puntos brillantes se acordaba de sus ojos, aunque todavía no había encontrado la relación entre esos dos fenómenos de la naturaleza. Podía explicarle que iba de un chico tan enamorado que necesitaba contárselo a todo el mundo pero, ya con la siguiente canción comenzada, se lo dijo:

―Habla de un amor que nunca muere.

Miyako detuvo el balanceo de su cuerpo. Ken la miró a los ojos asustado, sabía que ella esperaba algún discurso romántico de esos que aparecían en las películas que veía abrazada a una almohada (recordaba cómo había llamado insensible a Daisuke por reírse de su confesión).

Entreabrió su boca. Miyako se separó y las manos que minutos antes estaban en su espalda se deslizaron hasta sus muñecas. No, él nunca había sido capaz de ver una de esas películas, tampoco leía novelas, sus padres hacía años que no se dedicaban esas palabras y era la primera vez que se enfrentaba a ese tipo de situaciones. Odió su inexperiencia, su torpeza, su timidez. Cualquier cosa que le hiciese ser uno de esos insensibles que tanto odiaba Miyako, simplemente creía que ella iba a estar mejor con otro. Con uno que supiese decir esa clase de discursos.

Pero no podía dejarla escapar.

―Espera ―dijo alzando la voz mientras ella giraba la cara para que no viese sus lágrimas―. No te enfades.

Ella se soltó completamente y le dio la espalda. Ken sostuvo una mano en el aire, esperando cualquier señal que le indicase que podía apoyarla en su hombro.

―No estoy enfadada. No quiero que me veas llorar, eso es todo.

Ken la abrazó bruscamente. Quería que el gesto lo dijera.

Pedirle que no se fuese nunca.

―Te he visto llorar muchas veces.

Confesarle que le daba igual llorar, bailar, o incluso que le insultase como hacía con su amigo, si eso significaba que estaba ahí.

―Nunca de felicidad ―replicó Miyako alzando el mentón, permitiendo que él siguiese conociendo parte de ese conglomerado único.

¿Por qué los Beatles? Hay varios motivos, pero el principal es que quería, no, necesitaba algo que uniese las viñetas.

Campos de fresas es la traducción del título de una canción de los Beatles, cómo no. Me gustaba la idea de que las historias formaban un campo… bueno, para ser sincera no es por eso, es que la traducción de "All you need is love" me recordaba a un programa de televisión muy malo.

Sobre el Kenyako, es el primero que hago y no sé si os gustará. Cualquier consejo es bienvenido.

Ahiru-san, espero tu veredicto, en cualquier caso ten en cuenta que planeo hacer muchas más, tal vez más de cinco así que todo se puede mejorar.