Disclaimer: nada del Potterverso me pertenece

Este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

El desafío elegido fue el de "Bifurcaciones", un desafío consistente en escribir un inicio de una historia, pero dos desarrollos distintos. A mí me tocó Family y Tragedy como géneros.


1

El comienzo de un todo

La puerta se abrió, dejando que parte de la luz del interior saliese a la fresca noche de verano, iluminando la oscuridad.

Entré en el pub Cabeza de Puerco. La puerta se cerró detrás de mí.

―Buenas noches ―saludé, sentándome en la mesa.

―Vaya, vaya, vaya, si es el joven Longbottom, que por fin se digna a venir a verme ―dijo el dueño del pub ―. ¿Qué ocurre, Las Tres Escobas ya había cerrado?

―No te pongas así, Aberforth, sabes que vengo siempre que puedo. Pero últimamente he estado ocupado, aunque… la espera y el esfuerzo han valido sus frutos.

―¿A qué te refieres, Longbottom? ―preguntó Aberforth, curioso.

―A que ya puedes servirme tu mejor whisky de fuego, porque tienes ante ti al nuevo profesor de Herbología de Hogwarts.

―¿Será verdad? ¡Mi enhorabuena, Neville! Sabía que lo conseguirías. ¡Eh, escuchadme todos! ¡Os presento al nuevo profesor de Herbología de Hogwarts! ¡No invita la casa!

Los pocos clientes del Cabeza de Puerco se quedaron donde estaban, estáticos y atentos a sus copas. Ni la bruja cubierta con telas negras, ni el hombre todo vendado, ni el anciano peludo cual licántropo… nadie hizo caso. Tampoco es que Aberforth tuviese un pub muy asiduo.

―Es igual, estos parroquianos… En fin, aquí tienes. A ti, sí, invita la casa. Sólo espero que vuelvas en el futuro, ya pudiéndote pagar tus propias copas.

Aberforth llenó dos copas con un líquido color rojizo.

―Muchas gracias, Aberforth.

Los dos brindamos.

Pero un par de horas después, ya eran varias las copas de whisky de fuego con las que habíamos brindado, y Aberforth ya daba cuenta de sus vivencias, para mi desgracia.

―Y entonces… Y entonces, allí estaba la cabra. Y la cabra me miraba. Y yo miraba a la cabra. Y entonces…

―Está bien, Aberforth, creo que ya has bebido suficiente por hoy. Vete a dormir, yo me encargaré de cerrar el pub.

Era una joven, bajita y de cabello rubio recogido en una cola de caballo. Ya la había visto muchas veces en los pasillos y aulas de la escuela, pero nunca en la vida había intercambiado conversación alguna con ella.

―Hola, Hannah.

Hannah Abbot se me quedó mirando mientras me sonreía tímidamente. Al parecer le daba vergüenza que yo le viese así.

―Buenas noches, Neville.

―¿Trabajas aquí, en el Cabeza de Puerco?

Ella se recogió un dorado mechón de cabello y se lo pasó detrás de una oreja mientras asentía con la mirada baja.

―Sorpresa…

―Esto… vaya. ¿Es algo temporal?

Negó con la cabeza mientras se ponía roja como un tomate.

―No, estoy aprendiendo el oficio.

―Pero… Pero tú tenías grandes sueños. En fin, se te daba muy bien la Herbología y…

―No lo suficiente como para que me den el puesto de profesora en la escuela, ¿no crees? ―los dos nos mantuvimos en silencio. Resultaba un poco violento hablarle de lo buena que era en Herbología cuando era yo quien había conseguido el puesto de profesor. Buen trabajo, Neville ―. Lo siento, no era mi intención. Tú has demostrado ser el mejor en la prueba de selección.

―¿Pero cómo es que elegiste ser camarera?

―Cuando vine, me hospedé aquí, ya que no tenía mucho dinero. Aberforth me contrató. Y ahora que no sé a qué dedicarme, supongo que puedo aprender este oficio.

―Ya, pero, ¿camarera? En fin, tú puedes aspirar a algo más.

―Estoy cansada, Neville. De todo. Este trabajo me da mucha libertad, me permite estar tranquila. En fin… ¿una copa?

―¿Se te permite beber en horas de trabajo?

―Bueno, Aberforth es muy permisivo, ¿sabes?

Sacó una botella de whisky de fuego y dos copas y comenzó a servir. Al rato, los dos contábamos anécdotas que nunca deberíamos haber contado en la vida. Entonces, nos dimos cuenta de que en el bar ya no quedaba nadie salvo nosotros dos.

―Vaya, se ha hecho muy tarde y debería cerrar ya.

―Sí, y yo mañana tengo mi primera clase.

Nos miramos un momento. Hannah había dejado de recoger la barra, mientras que yo seguía sentado en mi asiento. Acto seguido, no sé por qué, nos besamos. Pero inmediatamente nos separamos el uno del otro.

―Esto no está bien ―confesó Hannah.

―No… No está bien. ¿Por qué no está bien?

Ella se me quedó mirando, alucinada.

―Bueno, quizás porque tú tienes algo con Luna Lovegood.

―¿Qué? ―pregunté yo, alucinado ―. Yo no tengo nada con Luna Lovegood, ¿por qué todos creéis eso?

―Bueno, no sé, siempre se os veía… muy juntos.

―Vaya… Pues, no sé, entre nosotros nunca ha habido nada serio. De todos modos, ¿y tú? ¿No salías con MacMillan?

Hannah rió.

―¿Con Ernie? ¿Yo? Antes debería tener claro lo que le gusta. A decir verdad, pasaba y pasa mucho tiempo con Justin.

Los dos nos reímos, aunque no teníamos razones para hacerlo. Si eran ciertos los rumores, al menos Ernie tenía a alguien.

―Entonces… no salimos con nadie.

―Cierto ―dijo ella ―. Parece que aún no nos ha llegado el momento.

Nos miramos nuevamente, pero consideramos que mejor era que yo me fuese y Hannah cerrase el pub. Sin embargo, antes de que yo saliese por la puerta, me detuve un momento. Hannah me había acompañado, por lo que chocó conmigo. Nuestros cuerpos estaban muy juntos y podíamos sentir nuestras respiraciones. Fue entonces que posé mis manos sobre los hombros de Hannah y, no pudiendo esperar más, posé mis labios sobre los de ella.

Quizás no era momento todavía de marcharse.


A la mañana siguiente, recuerdo que desperté en una de las camas del Cabeza de Puerco. El sol se colaba a raudales por la ventana. Miré a un lado y allí estaba, Hannah, totalmente desnuda. Sonreí un momento, pero entonces me di cuenta de lo que había pasado.

Lentamente, me levanté de la cama, recogí mis cosas en silencio y me marché. Sí, vale, me dije a mí mismo que aquello era lo más cobarde del mundo, pero recordé también que en media hora debía estar en mi primera clase.

Minutos después, estaba ya en mi despacho. De repente, me percató de que una pequeña lechuza se encontraba en el alféizar de la ventana. Miré al reloj. Faltaban cinco minutos para empezar la clase y ni siquiera estaba vestido apropiadamente. Podría leer la carta luego, la lechuza esperaría, pero, por otra parte, no quería que el animal estuviese toda la mañana allí posado, podría dejarme la ventana llena de cagarrutas.

¿Qué hacer?


A partir de aquí, la historia se bifurca. Los capítulos con género Family se encuentran en las casillas pares de la lista de capítulos, mientras que los de género Tragedy están en las casillas impares. De todos modos, indicaré el género en el título de cada capítulo. Gracias por leer :)