Drabble que participa en la actividad del grupo de 'Zona Hero'. Día tres, híbridos.


El mar le llama.

Al igual que esa hechizante voz.

Como buen hombre del mar siempre se ha asegurado de tener lo necesario para cualquier tipo de emergencia… entonces ¿por qué está viendo esa ilusión? ¿Qué hacía una sirena… no, un tritón? Aquello no existía, ¿verdad? Era imposible, no era más que la mitología. Entonces… ¿por qué esos ojos lilas brillaban de esa manera tan encantadora? ¿Por qué esa voz sonaba tan malditamente agradable? ¿Por qué no puede dar media vuelta y regresar a la cama? Sus pies han dejado de responderle. Quiere retroceder, pero ellos siguen avanzando.

—Es la primera vez que veo a un humano. —Su voz hechizante le estremece, le eriza la piel.

—Es la primera vez que veo… a alguien con cola de pez. —Su risa encantadora provoca que su corazón lata con desesperación.

—¿Cómo se llama aquello? —Dice, señalando a sus piernas.

—Piernas, y lo del final pies.

—Los humanos son interesantes.

—Bah.

Día tras día, noche tras noche.

El tritón le siguió durante su camino.

En el silencio el amor empezó a nacer, entre risas y descubrimientos, sonrisas y miradas. No podían tocarse, no podían hacer nada más que hablarse… ¿por qué el destino tenía que ser tan cruel? En más de un momento tuvo el deseo de lanzarse al mar y hundirse junto a él… intenta controlarse, pero aquello empieza a ser insoportable.

—No me has dicho qué te hace surcar por los mares.

—Escuché por ahí que el mar te purifica, necesitaba quitarme muchas cosas de encima.

—El mar te llama, te ata y mata. A veces una, a veces todas.

—Tú serás quién me mate, ¿no?

—Sólo si me dejas.

Bakugo duda, sólo un instante. Su vida, sus amigos… incluso sus padres, todo dejó de importar. Aquella mirada lo llama, le atrae y entonces salta. Esta vez se va hundir, a su lado, no hay nadie quién pueda evitarlo. Ni siquiera él mismo o su razón.

Él le abraza, y en medio de un beso lo arrastra hasta la profundidad del océano.

La luz empieza a escasear.

Le da su último respiro, todo lo que le queda.

Es el fin.