CITAS PARA TODA LA SEMANA
Disclaimer: Card Captor Sakura pertenece a Clamp.
Prólogo: Va de citas
"Tomoyo, no funcionaría."
La joven se sentía cada vez más enfadada. ¿Cómo podía hacer entender a ese hombre tan testarudo que sí funcionaría?
"Dame una buena razón, Touya."
El susodicho se quedó mirándola durante un largo instante, estudiando las bellas facciones de la joven mujer, que tanto le atormentaba en esa calurosa mañana de junio.
A la vez, su mente corría a mil por hora para encontrar esa 'buena razón' que la muchacha le exigía.
Suspirando, y cogiendo a la joven por sus esbeltos hombros, exhaló:
"Tomoyo... ¿cómo te lo puedo hacer comprender?... Tú y yo somos muy distintos..."
La mente de Touya creía que el discurso había empezado con buen pie, así que pensó que lo mejor sería continuar con su exposición de la forma más clara y sencilla posible.
"Yo vengo de una familia humilde, tú de una familia acomodada...", decía Touya mientras hacía gestos con ambas manos.
Tomoyo había abierto la boca para contestar a semejante barbaridad, pero Touya no le dejó.
"Yo soy mayor que tú, y tengo ciertas responsabilidades que, por el momento, tú no tienes. Tengo a una hermana pequeña a la que cuidar, y a la que, por cierto, no creo que la proposición que me has hecho le gustara..."
Tomoyo rescató una memoria no muy lejana, la de una conversación muy animada que había tenido con Sakura dos semanas antes... Y por lo que su mejor amiga le había dicho, Tomoyo dudaba que Sakura estuviera disgustada si esa proposición seguía adelante... Es más, sabía que estaría encantada...
"Además, Tomoyo," Touya continuaba con su cansino parlamento, según los oídos de la joven, "no nos parecemos en nada, somos como el agua y el aceite... A mí gustan los deportes, pero yo a ti nunca te he visto participar en actividades deportivas. Me gusta ver películas, mientras que a ti", dijo señalándola, "te gusta hacerlas. Yo soy un hombre simple a quien le encantan las nimiedades de la vida: pasear, ir con bici hasta el mirador, ver la puesta de sol mientras me como un helado de chocolate y, cuando ya ha oscurecido, ir al templo Tsukimine a reflexionar cerca del lago... A ti te gusta coger el coche con tu chofer y tus guardaespaldas, recoges a mi hermana y te vas de compras con ella, y después, te vas a cenar al restaurante más caro de la ciudad..."
Tomoyo había escuchado atentamente en discurso de Touya.
¡Qué poco la conocía ese hombre!
"¿Es esa la imagen que tienes de mi?" le espetó Tomoyo, con su voz imperturbable, aunque reconocía que sus palabras le habían dolido. Pasados unos segundos, y al ver que Touya no respondía a su pregunta, Tomoyo alzó sus finas manos, evitando que Touya le diera su respuesta. "¿Sabes qué? Me da igual lo que ahora pienses de mí... Voy a hacer que cambies de opinión," dijo muy decidida.
"¿Ah sí?, ¿Y cómo piensas hacerlo?" preguntó Touya.
"Pues saliendo contigo, por supuesto."
La contestación de Tomoyo fue del todo sorprendente. Una joven tan tímida no podría haber dicho tal cosa... tan descarada...
"¿Saliendo conmigo?", repitió anonadado.
"Sí, porque no me conoces en absoluto. Así que te voy a proponer algo... ¡Déjame hablar!", gritó al ver que Touya iba a interrumpirla. No se lo iba a permitir, no después de tanta cháchara estúpida. Al fin y al cabo, ella había ido a la casa Kinomoto con una intención: conseguir un sí. Y no se iba a marchar sin obtenerlo. "Llevo mucho tiempo sintiendo... cosas... por ti... cosas que quizá no debería sentir", empezó más calmada, "pero una no puede evitarlo." Hizo una breve pausa para poner sus ideas en orden e inspirar profundamente. Sus ojos no se habían apartado de los de Touya durante su discurso. No iba a terminar con esa conexión en el momento más decisivo. Quería expresarse no sólo con palabras. "Y me gustaría descubrir la verdadera naturaleza de estos sentimientos, y me gustaría averiguarlo contigo... puesto que tú eres el culpable de que me sienta así. Y si merece la pena seguir sintiéndolos... Y si, tal vez, tú pudieras sentir lo mismo que yo, que hubiera una pequeña posibilidad que puedas sentirlo algún día..." y agregó en un murmullo "... si es que no lo sientes ya."
Fue entonces cuando, avergonzada, Tomoyo separó sus ojos de los de Touya.
Este no se lo podía creer. Cómo podía una mujer tan maravillosa como Tomoyo sentir algo por él, un hombre sencillo que no tenía nada para entregar, excepto...
...excepto su corazón.
¡Dios mío! Touya sabía que eso sería muy fácil entregárselo...
A Tomoyo se le empezaban a notar los nervios. Con voz temblorosa añadió:
"Había pensado que podríamos salir esta semana... para conocernos mejor..."
A Touya se le cayó en alma a los pies. No se atrevería a negarse a una cita con ella, si eso conseguía que su infantil enamoramiento que sentía por la mejor amiga de su hermana pequeña desapareciera por completo. Mataría dos pájaros de un tiro: tendría la ocasión de salir con ella y de olvidarse de cómo palpitaba su corazón cuando la veía.
Resignado, Touya respondió:
"Está bien, Tomoyo... ¿Qué noche te va bien?"
"Todas..."
Su voz sonó mucho más segura, pero tenía cierto tono travieso que puso más nervioso a Touya... ¿Qué estaría tramando?
"Escoge una, pues"
"Todas...", respondió lentamente.
Su sonrisa, pensó Touya, era diabólica.
"¿Cómo que 'todas'?" preguntó extrañado, "Tienes que ir a clase..."
"Oh, Touya..." le interrumpió con una carcajada. "¿Es que ya no te acuerdas que ya no soy una estudiante de secundaria? El instituto terminó hace un año... Soy universitaria y no tengo ninguna obligación hasta que empiecen las clases después del verano..."
"Pero... Tomoyo, ¿todas?", volvió a preguntar.
"Sí, Touya... Todas. Así podremos ir a un montón de sitios... juntos. Mira, haremos una cosa" propuso en tono conciliador. "Hoy es domingo. Mañana, la primera cita, la preparas tú. Iremos donde tú quieras. Nos iremos alternando cada noche... El domingo próximo quedaremos en un sitio neutral... lo decidiremos ambos... y espero que esa noche hayas cambiado de opinión y nos des una oportunidad, Touya." Tomoyo se aproximó al tenso cuerpo del joven y apoyó sus manos en su musculoso pecho, elevando su rostro hasta que sus carnosos labios se posaron en la mejilla del chico. "No cometas un error, Touya... porque tú y yo, juntos..."
'...sería para siempre...' hubiera querido decir, pero esas palabras no fueron pronunciadas.
Los ojos amatistas dieron una vez más con las oscuras orbes de Touya, y separando sus diminutas manos de su pecho, Tomoyo se dio la vuelta y se marchó.
A Touya se le habían cruzado los cables con aquel inocente beso y, al ver la espalda de la chica, su nombre pronunciado por esos suaves labios resonaban una y otra vez por la sala...
"Hasta mañana... Tomoyo..."
Notas de la autora: Sí señor... he vuelto con una historia completamente mía. Con 'Citas para toda la semana' iré algo más lenta, porque no tengo los siguientes capítulos escritos, pero si pensados.
Será completamente distinta a 'Inesperado y perfecto'. Quiero probar nuevas cosas... como habéis podido comprobar, me gusta cambiar e intentar cosas que nunca antes había hecho. Espero que os guste...
BESOS, BESOS y vosotros: ¡¡REVIEW, REVIEW!
Mery
CAPÍTULO EDITADO Y CORREGIDO EL 22/5/08
