Se que me he perdido por mucho tiempo por aquí en South Park pero es por una falta de inspiración sobre esta serie que a penas logro superar. Les traigo esta pequeña historia serán entre seis y siete capítulos, tómenlo como mi disculpa. Prometo subir pronto un nuevo capítulo de Husos Horarios pero de verdad ya no he encontrado motivos para seguir subiendo algo aquí. Espero que puedan recordarme porque debo seguir escribiendo sobre South Park.
Este en mi primer Cryle, me gustó la pareja que hacían Craig y Kyle en esta historia. Pero creo que también habrá otra.
En esta historia hay varios OC pero creo que les agradaran. También se hace mención a mi fic "Martes 13" es como una continuación. Algo que pasó un año después de aquella historia.
South Park no es mío es de Trey Parker y Matt Stone.
Seis brasas
I
La sombra ardiente
Simplemente pensar en eso me provoca un escalofrío todavía. Ha pasado un año y todos parecen haberlo olvidado. Todos, excepto yo claro, han logrado continuar con su vida. No es como si me hubiera estancado o estuviera trastornado. Simplemente no puedo evitar pasar por ahí sin que un escalofrío recorra mi columna y el miedo inunde mis pupilas. Sacudí la cabeza, al tiempo que soltaba mis libros por error. Las hojas se regaron por todas partes, incluyendo mis preciados dibujos. Me apresuré a agruparlos, antes de que alguien los viera y se diera cuenta de mi estado mental. Arrojé todo a mi mochila, no sé porque tengo esa maña de cargar todo en mis brazos. Como si me protegiera ¿De qué? Si, como dije antes, sé que no volverá a hacerme daño. A hacernos daño. Corrí a mi siguiente clase, aunque algo me decía que la maestra no llegaría. Abrí el libro que estaba leyendo y me senté en el piso, al lado de la puerta del salón. No había nadie en el pasillo, todos estaban en clase. Levanté la cabeza y vi un letrero en las puertas. "No habrá clase de Ciencias Sociales I, favor de entregar el trabajo en sala de maestros". Bufé molesto, me levanté, sacudí un poco mi ropa y caminé hacia la sala de maestros. Si tan solo esta mochila no me pesara tanto, sentía que mi hombro se me caería de un momento a otro.
—Kyle — Escuché detrás de mi — Kyle ¡Espera!
Cuando me giré me topé con el rostro agitado de Kenneth. El chico rubio luchaba por recuperar al aliento. En cuanto se sintió mejor me mandó una mirada de reproche y golpeó ligeramente mi hombro. Le devolví el golpe, no tenía humor para reclamos, y muchos menos ese día.
— ¡Llevo gritándote desde la entrada! Parecías zombi caminando así, y luego sin audífonos. La gente comenzará a decir que estás mal de la cabeza. No hay manera en que no me hayas escuchado, todos volteaban mientras gritaba ¡Menos tú!
—No te oí — le espeté — Además ¿Desde cuándo me buscas con tanta insistencia? Durante las clases apenas y volteas a verme
—Eso es por… — dijo Kenny mirando por encima de mi hombro, giré y vi a lo lejos a Leopold "Butters" Stoch — de todas maneras, si te hablo en clases me ignoras, es más importante lo que dice el maestro que cualquier cosa que te vaya a decir
—Si al menos hablaras de algo que no sea pornografía — mascullé con ganas de irme y dejarlo con sus problemas — tengo prisa Kenneth
—Tienes hora libre, no me engañas Kyle, tú nunca llegas tarde — dijo con altivez, como si hubiera sacado diez en un examen de matemáticas
— ¿Qué mierda quieres? — Dije sin recordar para nada los modales que mi madre me enseñó a golpes y gritos — no voy a pasarte la tarea de física si eso es lo que buscas
—Para tu información, me pasé toda la tarde haciéndola, lo que…
—Por Dios, oficialmente se va a acabar el mundo ¿Qué sigue? ¿Butters ofreciéndose como una puta? — bromeé, pero por la cara que puso supe que no le dio nada de gracia mi chiste
—Supongo que te enterarás tarde o temprano — dio por terminada la conversación McCormick, alejándose muy molesto por el pasillo
— ¿Enterarme? ¡Kenny! ¿Enterarme de qué?
—Tal vez si suplicas de rodillas te diga — dijo con una lascivia para nada extraña en su voz
Me di la vuelta y me alejé, para anda me humillaría ante semejante persona. Tendría que preguntarle a mí, ya nombrado, "amigo de reemplazo". Di vuelta a la izquierda a final del pasillo y casi choco con él. Craig me sostuvo a tiempo para que no me callera. Alzó una ceja, era tan raro no verme en clase. En cambio él se corría todas las materias posibles, estaba al límite de sus faltas y no se preocupaba para nada. Pocos entenderán porqué escogí a Craig como amigo de reemplazo, simplemente porque sé que es la única persona capaz de soportar mi mal genio. Desde que entré a la preparatoria me he distanciado del Stan, las peleas se han hecho demasiado frecuentes y Craig nunca me ha criticado mis obsesivas conductas con los estudios. Así como yo tampoco he criticado su nulo interés por su futuro.
— ¿A dónde vas Craig? — le pregunté mientras él sacaba un cigarro de su mochila, estoy seguro que escogió esta escuela, no por su nivel; si no porque le permiten fumar en los pasillos a los alumnos
—Sabes que nunca voy a ningún lado — respondió dándole una calada a su cigarro
—Excepto cuando vas por Tweek a su salón — no sé por qué, pero ese comentario sonó más como un reclamo. Al parecer surtió efecto, porque Craig miró el piso un poco triste — ¿Me acompañas a sala de maestros?
— ¿Vas a lamerle el culo a alguno de esos profesores que se niegan a darte el diez perfecto?
Le saqué el dedo. Sí, era una mala maña aprendida de él. Pero oigan, no me juzguen sin saber la historia completa. Seguramente recordaran algo que pasó el año anterior, un martes 13 desafortunado en que me regresaron un trabajo. En ese momento yo pensé que eso era lo peor que podía pasarme en la escuela, pero estaba terriblemente equivocado. Todos eran ciegos a lo que yo vi, todos excepto Craig Tucker.
—Te está saludando — me dijo le improviso mi amigo de reemplazo
Giré la cabeza y lo vi. La figura pálida y un poco amorfa tenía, lo que parecía una mano, levantada hacia mí. No me hizo gracia el comentario. Le di la espalda y caminé por el pasillo unos cuantos pasos antes de que otra figura traslúcida se detuviera justo frente a mí. Podría reconocerle hasta con los ojos cerrados. Ese frío lo conocía.
—Hazte a un lado, Peter — murmuré para que nadie más escuchara
— ¿Quién está hablando solo? — preguntó Tucker muerto de la risa
Peter Pentski, uno de los desafortunados jóvenes muertos en aquel accidente un año atrás. Casi no me topé con él cuando estaba vivo pero recordaba sus anteojos de fondo de botella y su extraño tic de su labio cada vez que se ponía nervioso. No podía hablarme, y tampoco era como si yo quisiera escucharle. Craig puso una mano en mi hombro, haciéndome estremecer ¿Comienzan a adivinar los motivos por los que me alejé de Stan? A él no le hizo gracia saber que podía hablar con los muertos ¿Quién dijo algo de hablar? Yo solo los veo caminar por ahí como pequeñas manchas blancas que seguramente los que tienen problemas en la vista ven a diario.
—Deja de hacerte pendejo, Kyle — susurró Craig con ese tono serio que utilizaba siempre que hablábamos de nuestra condición — sabes que no siguen aquí porque quieres ¿Por qué mejor no los ayudas?
—Claro — exclamé ofendido — ¿Por qué no ayudarle a seis alumnos a encontrar la luz?
Algunos estudiantes voltearon a verme, había hablado demasiado alto. Miré el piso sintiéndome como un idiota. Jodido Craig Tucker.
—No sé tú, pero siempre he tenido ganas de que uno de ellos me dirija la palabra ¿Seguro que no deseas hablar de algo, Pentski? — le preguntó al fantasma
Peter solo alzó los hombros. Seguramente no recordaba ni su nombre. Hemos visto toda clase de programas sobre este tema y todos están más pendejos que la realidad. Si fuera tan sencillo mandar a alguien a la luz ya lo habríamos hecho. Craig lo ha intentado. Quiso hacer hablar a Henderson, Tennesse y ahora a Pentski.
— ¿Por qué no intentas primero con la chica? — Pregunté en susurro — Seguramente podrás convencer a Kinston con tus encantos varoniles
—Kinston era lesbiana
¿Qué? Craig oficialmente ha perdido la cabeza.
—No sé qué demonios hacías tú durante las horas libres. Pero yo alcancé a convivir un poco con ese grupito extraño
Era verdad. Eran un grupo muy extraño. Todos se sentaban en los últimos asientos, se juntaban debajo de un árbol gigantesco cuyas ramas cubrían cualquier acción que cometieran. Eran seis, como ya he dicho. Peter Pentski, Lauren Kinston, Henry Henderson, Terry Tennesse, Maurice Maxter y Lester Flichter. Todos se acababan de mudar de distintas escuelas del país, seguramente por eso se llevaron de maravilla. Aquel día, iban a llevar a cabo una extraña ceremonia de la amistad. Los había escuchado de casualidad planearla en la biblioteca. Al principio, cuando le conté esto la policía los tacharon de satánicos. Pero no encontraron la menor evidencia de que llevaran a cabo algún ritual extraño. Solo se entregaron cartas y regalitos. Un simple intercambio más entre amigos.
Era estúpido decirle a la policía lo que vi segundos antes de que aquel árbol comenzara a quemarse. Era algo más amorfo todavía que Tennesse quien disfrutaba saludarme de lejos, incluso en vida. Era como una sombra oscura que se ciñó sobre el árbol, segundos después comenzó a arder. Las llamas alcanzaron algunos locales comerciales que estaban cruzando la calle. Muchos heridos, seis muertos. Los seis alumnos que no salieron corriendo de ahí despavoridos.
—Muy bien, Pentski — dijo Craig con determinación — ¿Qué fue lo que pasó aquel día?
Pude ver con claridad como el rostro de Pentski se desfiguraba del terror hasta finalmente desaparecer. Solté un bufido ¿Cómo se le ocurría a ese pendejo preguntar algo así de la nada?
—Voy a dejar un trabajo — dije finalmente — el estúpido profesor de sociales volvió a faltar. Nunca vienen cuando de verdad me preparo mentalmente para su clase
—Te dije que era un cabrón
— ¿Cómo comencé a hablarte? — pregunté de improviso. La verdad no lo recordaba. O no lo quería recordar
Craig esbozó una tétrica sonrisa. Todo me regresaba a aquel día.
Cuando el incendio empezó yo estaba cerca del árbol. Leyendo tranquilamente, vi la sombra, vi el inicio de las llamas. Pero me quedé estático, creyendo que los chicos saldrían despavoridos. No lo hicieron. El miedo se quedó clavado en mis pupilas, el temblor recorrió mi columna y cuando estaba por desplomarme algo me detuvo. Era Craig, quien había corrido desde el otro lado del patio con intenciones de ayudarles. Pero en cuando me tocó, las llamas hicieron imposible a cualquier ser vivo sobrevivir. Se quedó quieto, viendo con impotencia como morían esos seis chicos. Éramos los únicos presentes. Las clases se estaban dando como de costumbre, él se corrió matemáticas, yo no tuve biología y rechacé la invitación de mis compañeros de salir de la escuela a recorrer el centro comercial cercano. Preferí leer cercano a ese árbol.
—No tengas miedo — escuché su ahogada voz sin poder despegar mis ojos de las llamas
— ¿Cómo no tenerlo?
Así nos comenzamos a hablar.
— ¿Qué fue esa sombra? — regresé al presente con ese comentario. Tucker, me lo he preguntado durante muchas noches de insomnio
—Todo pasa por algo — me repetí por millonésima vez. Sé que es una excusa estúpida pero no encontraba otra
—Pues entonces, veamos qué podemos hacer por estas pobres almas
—Eres un cabrón — mascullé empujando la puerta de la sala de maestros
Ni siquiera me di cuenta de cuándo había llegado hasta ahí. Dejé el trabajo en la mesa junto con todos los demás. Craig se apoyó en el marco de la puerta, impidiéndome el paso. Creo que ya le di demasiadas largas a este asunto. Muy en el fondo yo también quiero saber que pasó aquel terrible día. Solté un suspiro que Craig interpretó como la victoria. Durante mucho tiempo no pude dormir, me despertaba con miedo y me ponía a dibujar lo que soñé. Esos dibujos podrían ser la clave en la cruzada que íbamos a emprender.
—De acuerdo — dije al mismo tiempo que otra voz
Kenneth empujó a Craig y se plantó ahora él en el marco. Tenía en ceño fruncido, rendido.
—Stanley tiene un nuevo novio — soltó de improviso
— ¿Y a mi qué? — contesté fríamente
—Es tu hermano
De verdad les agradecería que dejaran un review. Voy a explorar algunos temas polémicos y necesito saber su opinión para continuar con esto o de plano ya no volver a subir nada.
Muchas gracias por leer.
