Capítulo 1. El niño que llora.
A penas han pasado tres semanas. Principios de mayo de 2015. La familia Shinohara se ha visto muy afectada por la perdida de un ser muy querido para toda la familia. Pero particularmente Noa, sigue muy triste y hundida por la muerte de su padre. Tiempo después de haber celebrado el funeral y de haber incinerado al difunto y puesto en una tumba en Hokkaido, las secuelas psicológicas y sentimentales para Noa siguen siendo brutales. Noa es hija única y siempre fue muy mimada y querida por su padre, el jefe de una taberna pequeña y humilde, pero un cabeza de familia muy bueno, que amaba a su familia por encima de todo.
Debido a todo esto, Noa ha tenido que darse una baja temporal indefinida hasta que se recupere anímicamente. Su puesto cómo capitana de la segunda sección de vehículos especiales aun no ha sido cubierto, pero se rumorea que puede ser por un veterano de la Segunda sección y también capitán: Tetsuo Chikawa, el antiguo teniente y controlador.
Aquella mañana, mientras desayunan, Asuma se preocupa de verdad por Noa y en que su mujer siga igual de afectada. Más que por ella, se preocupa por lo que esto está afectando a sus hijos: Daisuke, Chiharu y el pequeño Shun.
(Daisuke) -mirando muy preocupado a su madre, al igual que su hermana- … ¿Quieres... un poco de mi pescado, mamá?
(Noa) -muy triste, sin comer nada, removiendo el bol de arroz con los palillos- … No. … No tengo hambre. Cómete mi pescado si quieres, hijo.
(Chiharu) Pero mamá, a penas comes. Vas a enfermar.
(Asuma) -muy serio, casi enfadado- Noa, cómete el desayuno.
(Noa) He dicho que no tengo hambre.
(Asuma) Noa, por favor.
(Noa) -cabizbaja y triste- Papá... Cómo... Cómo puede ser que te murieras así de repente. Estabas... estabas... tan lleno de energía. ¿Cómo es posible...
(Asuma) Noa.
(Noa) Papá...
(Asuma) ¡Noa!
(Noa) -regresa su mirada perdida y llorosa a Asuma, sin decir nada- …
(Asuma) Noa... Ha sido una desgracia para todos. Para ti, pero también para mi y para nuestros hijos. Para nuestras familias. Pero debes... aceptar la realidad de una vez por todas. Ha sido una muerte natural. ¿Me oyes? Ha sido... una triste pérdida. Pero nada más. Debes... enfrentarte a tu tristeza... y seguir adelante.
(Noa) Ahora hablas igual que él.
(Asuma) -se queda mirando serio a Noa con algo de lástima- … ¿Incluso en darte ánimos te recuerdo a tu padre?
(Noa) Cuando Alphonse murió... Él... Él me explicó todo eso de que cuando alguien que quieres se va para siempre... por muy fuerte que lo desees... nunca iba a regresar. Nunca. Yo me negaba a aceptarlo. Que mi querido Alphonse... se hubiese ido para siempre y que nunca más iba a volver.
(Asuma) Te comprendo perfectamente, Noa. Entiendo perfectamente a que te refieres. Sé perfectamente por lo que estás pasando. Pero...
(Noa) Entonces por qué me presionas para que lo olvide. ¡Para que olvide el recuerdo de mi padre!
(Asuma) ¡Porqué no tienes más remedio! … Acéptalo y ya está. Tu padre tenia 74 años, Noa. Y le gustaba beber. Puede que eso...
(Noa) -se exalta- ¡Eso no tiene nada que ver! ¡A mi padre, cómo a mi, el alcohol no le afecta para nada! ¡Era tabernero! ¡Estaba perfectamente sano!
(Asuma) ¡Noa, cálmate!
(Noa) -suspira echándose las manos a la cara- … Lo siento, lo siento. Es que... yo... no sé cómo explicarlo.
(Asuma) Qué quieres decir. … ¿Acaso crees que la muerte de tu padre no ha sido natural, o que...
(Noa) No. Bueno... es que... lo encuentro tan extraño. No... logro entenderlo.
(Asuma) Sólo estás confusa. Pero no es culpa tuya. Nada de lo que ha pasado... ha sido culpa tuya.
(Noa) Ya.
(Daisuke) Mamá... -mirando con lástima a su madre, al igual que se hermana-
(Asuma) Noa... Eres madre de tres hijos. Pero también eres capitana de la segunda sección de vehículos especiales de la Policía Metropolitana de Tokio. Y si Kanuka estuviera aquí, te diría que ante todo eres una agente de la ley y debes cumplir siempre con tu deber.
(Noa) Cómo puedes ser tan cruel. ¿Debo anteponer "mi deber" a mis sentimientos? ¿A mi corazón?
(Asuma) Porqué eres policía y nunca has querido renunciar a serlo.
(Noa) -suspira profundamente- … Sólo estoy de baja temporalmente. Necesito... un tiempo para volver a la normalidad. Sólo... un tiempo.
(Asuma) Claro. Perdona si te... he presionado demasiado. -asoma por la puerta de la cocina uno de los guardaespaldas de Asuma-
(Guardaespaldas) Señor. El coche para llevar a sus hijos al colegio ha llegado. Debemos irnos hacia el Kantei antes de tres minutos.
(Asuma) -suspira sin dejar de mirar a Noa- … De acuerdo. Voy enseguida.
(Guardaespaldas) Otra cosa, señor. Un mensaje de la consejera Ota. De parte del Ministro del Interior.
(Asuma) ¿? ¿De Ishimoto? … ¿Algo importante?
(Guardaespaldas) No lo sé, señor. Sólo tengo órdenes de transmitirle el mensaje.
(Asuma) ¿Puedes acompañar a mis hijos hasta la escuela en el coche?
(Guardaespaldas) No hay órdenes de...
(Asuma) Te lo ordeno yo. Mis hijos están...
(Daisuke) -dice molesto- Estamos bien, papá.
(Asuma) ¿Seguro? -mirando seriamente a sus hijos-
(Chiharu) Olvídalo, Daisuke. Vamos a la escuela. Por lo menos allí... podemos dejar de pensar en el abuelo... y en mamá.
(Noa) Si, iros. Cuando estáis conmigo, sin quererlo... os estoy haciendo daño. Y yo no quiero eso. No lo quiero.
(Chiharu) -mirando con lástima a su madre- Mamá...
(Noa) Id a la escuela. Vamos.
(Chiharu) Adiós, mamá. Hasta la noche. -le da un besito a la mejilla-
(Daisuke) Mamá... tienes que recuperarte. ¿Me lo prometes?
(Noa) -muy triste, acaba sonriendo a su hijo- … Te lo prometo. Tu madre siempre ha salido adelante en los momentos difíciles. Siempre. Y de esta también voy a salir. … Te lo prometo.
(Daisuke) Adiós, mamá. -la abraza sentidamente y se va junto a su hermana-
(Asuma) Noa... ¿Seguro que quieres quedarte aquí sola? ¿No prefieres... no sé... irte al trabajo a ver que tal va todo por allí? Seguro que todos te echan mucho de menos.
(Noa) … No. Tengo que cuidar de Shun.
(Asuma) -mirándola con lástima- Noa...
(Noa) Vamos, vete. Tienes un trabajo muy importante que hacer. No te preocupes por mi.
(Asuma) Me gustaría. Pero no puedo. Eres mi mujer. La mujer de mi vida.
(Noa) Asuma... -la pareja se besa sentidamente- … Gracias.
(Asuma) No me des las gracias por nada. Sólo recupera el ánimo.
(Noa) … Lo haré. … Lo haré.
(Asuma) Adiós.
Noa se queda sintiéndose un poco mejor... aunque aun está bastante mal por dentro. Mira por la ventana, viendo cómo Asuma va andando rodeado de sus guardaespaldas hacia el edificio principal del Kantei. Pero por mucho que intenta disimularlo y por qué no decirlo, no quiere decirlo en voz alta, ella sospecha que lo de su padre no ha sido una muerte natural. Tiene una sospecha muy fuerte, que a su padre lo han asesinado. Pero no se atreve a decirlo. Pero pronto descubrirá que esta sospecha... no va desencaminada ni mucho menos.
La muerte del padre de Noa ha sido una tragedia para ella. Pero sólo es una... de las muchas tragedias que se sucederán de ahora en adelante.
Unas horas después. Aeropuerto internacional de Bangkok, capital de Tailandia. La familia Richardson: Andrew, Sonoko y su hijo, Edwin, de cuatro años, se disponen a coger el vuelo de regreso a Tokio después de un fin de semana de vacaciones a un resort tailandés. Han ido allí cómo regalo de aniversario de Andrew para su mujer. No les ha costado barato, pero se lo han pasado estupendamente. Cargados con varias maletas y andando por la terminal para canjear su equipaje, la familia se ve feliz y contenta. Pero en cuestión de minutos... todo se convertirá en una pesadilla.
(Sonoko) ¿Te lo has pasado bien, Edwin? ¿Te ha gustado? -le pregunta sonriente a su hijo-
(Edwin) Yeah, mamy. Ha molado mucho. ¿Volveremos alguna vez? -dice todo contento-
(Sonoko) Bueno... la próxima vez seguro que iremos a alguna otra parte.
(Andrew) Joder. Si sólo ha sido un fin de semana. Tampoco ha sido para tanto.
(Sonoko) -haciéndose la pillina- Ya lo creo que ha sido para tanto. Menudo regalo de cumpleaños me has hecho, cariño. -se dan un pico- Gracias. Eres un encanto.
(Andrew) No hay de que, mujer. Pensaba regalarte un vestido, o una joya, pero al final pensé... "que coño. Regálale algo que de verdad valga la pena." Y veo que te ha encantado.
(Sonoko) Sabes que soy una apasionada de la comida tailandesa. Por supuesto que me ha gustado. Y el hotel era una auténtica pasada. ¿No piensas decirme cuando te ha costado?
(Andrew) No.
(Sonoko) -hincha los mofletes, haciéndose la infantil- Rácano. Yo quiero saberlo.
(Andrew) Tuve que pedirle algo de dinero a mi padre para pagarlo todo. Pero no te pienso decir lo que me ha costado. Con lo tacaña que eres a veces, seguro que te echarías las manos a la cabeza en cuando oyeses la cantidad.
(Sonoko) ¬ ¬ Tampoco soy tan rácana, hombre. Ni que fuera la madre de Shin-Chan.
(Andrew) No digas chorradas. Ni estás plana cómo una tabla de planchar, ni tienes michelines, ni tienes mal carácter. Aunque a veces te pasas un poco con la comida. -se ríe-
(Sonoko) -con mala cara pero divertida- ¿Me estás llamando glotona?
(Edwin) Si que lo eres, mamá. El otro día te pille cogiendo a escondidas un trozo de tarta de chocolate de la nevera.
(Andrew) Eso si que es verdad. A ti comer te gusta mucho, Sonoko.
(Sonoko) ¬ ¬ Y que pasa si me gusta el chocolate, eh? ¿Es que no puedo comer lo que quiera?
(Andrew) Claro que si, mi amor. Sigues estando igual de guapa que siempre. Así que por mi... no hay problema. -se ríe contento-
Justo entonces... cuando un numeroso grupo de personas desembarca desde otra terminal y pasan al lado de nuestros amigos... una de esas personas, un señor de unos sesenta años, con gafas de sol y aspecto misterioso... pasa al lado mismo de Sonoko y le suelta, alto y claro, un "Estáis en peligro" . Sonoko se da cuenta enseguida. En cuando se gira para ver a la persona que le ha dicho esto... ya no está. Se ha perdido entre la multitud. Sonoko se queda parada, mirando hacia atrás, pero ese hombre, ya no lo ve por ningún lado.
(Andrew) ¿? ¿Qué te pasa, cariño? ¿Has visto algo?
(Sonoko) Em... no, nada. No ha sido nada. Habrán sido imaginaciones mías.
(Andrew) De que.
(Sonoko) Nada. Olvídalo. Vamos. Tenemos que facturar el equipaje.
(Edwin) Papá, estoy cansado. ¿Me llevas a caballito?
(Richardson) -sonríe a su hijo, lo coge y lo sube a caballito sobre sus hombros- ¡Alehop! -se ríe alegre- ¿Mejor así?
(Edwin) Yeah, daddy. Mucho mejor así.
(Sonoko) De todas formas... -dice pensativa con la mano en la barbilla-
(Richardson) ¿? ¿Hay algo que te preocupa? … No me digas que...
(Sonoko) No sé si hemos hecho bien haciendo esto. Con lo mal que lo está pasando la capitana y nosotros aquí pasando un fin de semana de vacaciones de lujo en Tailandia.
(Richardson) -suspira algo preocupado- Si, ya lo sé. Pero esto es algo... que debe superarlo ella. Y lo superará. Siempre es duro perder a un ser querido y más cuando lo quieres mucho. Yo también estuve así cuando mi querido abuelo murió. Así que entiendo por lo que Noa está pasando. Pero ya verás cómo sale adelante. Mira, es aquí.
Los tres se ponen a la cola correspondiente para esperar su turno para facturar su equipaje y pasarlo por los escáneres de seguridad. Solo hay un par de personas delante suyo con una maleta. Pero entonces... una pareja de policías tailandeses que están al lado mismo, los cuales van acompañados de un perro, un pastor alemán... éste se pone a ladrar sin parar. Más que ladrarles a ellos, parece cómo si le ladre a la maleta que lleva Sonoko. Cuando por fin les toca, los policías tailandeses se miran muy serios entre ellos, cómo si ya sepan algo. El perro sigue ladrando cómo un loco. Es evidente que está oliendo algo extraño en el equipaje de Sonoko. Llegan cuatro policías tailandeses más y les rodean.
(Policía tailandés) -muy serio e incluso amenazante- ¿Me permite inspeccionar su equipaje, señora?
(Sonoko) -algo descolocada, sin entender que está pasando- Pero... ¿Por qué? ¿Qué quieren de mi?
(Policía tailandés) Abra el equipaje. -dice con malas maneras-
(Richardson) ¡Eh! ¿Quieren hacer callar este maldito perro? -dice algo enfadado-
(Sonoko) Cállate, Andrew. No empeores más la situación. -le responde un poco nerviosa-
(Richardson) Pero...
Uno de los policías tailandeses abre la maleta por la fuerza con unas tenazas, mientras el perro sigue ladrando cómo un loco. Va sacando de malas maneras todo el contenido de la maleta. Hasta que... éste se queda quieto. Saca lentamente y deja sujetando en el aire lo que provoca que el perro ladre: un paquete de droga. Tanto Richardson pero sobre todo Sonoko, se quedan absolutamente de piedra.
(Richardson) Que... que... ¿Que coño es eso? ¿De donde ha salido?
(Sonoko) -aun más consternada- Oh Dios mio. Eso es...
El Policía tailandés, con una navaja hace una raja al plástico marrón del envoltorio del paquete... y descubre un polvo blanco en su interior. Pasa la punta de un dedo dentro del paquete y se lo pasa por la punta de la lengua. Su reacción no deja lugar a dudas. Creen haber pillado a unos traficantes con las manos en la masa.
(Policía tailandés 1) Es... es cocaína. Y de máxima calidad.
(Sonoko) O _ o Q... q... que está diciendo? C... c... cocaína? -totalmente sobrecogida-
(Richardson) N... no es verdad. ¡Nosotros somos policías, no putos camellos! ¡Ese fardo no es nuestro! -grita muy furioso-
(Policía tailandés 2) Su pasaporte.
(Sonoko) ¿Que?
(Policía tailandés 2) Denos sus pasaportes ahora mismo. Y acompáñenos.
(Richardson) ¡Y una mierda! ¡No podéis hacernos esto, hijos de puta!
(Policía tailandés 3) Si oponen resistencia, serán detenidos por la fuerza.
(Sonoko) -intentando calmar a su marido con nulo éxito- Andrew, por favor, no la líes. No empeores más las cosas.
(Richardson) -grita rabioso- ¡Que os jodan! ¡Quien coño os habéis creído que sois para hacernos esto!? ¡Y delante de nuestro hijo! ¡No somos unos malditos camellos! ¡Somos policías cómo vosotros! ¡Os vuelvo a repetir que esta puta droga no es nuestra!
(Policía tailandés 1) Todos decís lo mismo. Esposadlos. Tú, llevate al niño. -uno de los agentes coge a Edwin y se lo lleva-
(Richardson) Eh. ¡Eh! ¡Donde coño os lleváis a mi hijo! ¡Soltadle! -grita al borde de la desesperación-
(Edwin) ¡Mamá! ¡Papá! ¡Mami! -grita muy asustado en brazos del policía tailandés que se lo lleva-
(Sonoko) -desesperada, casi al borde de un ataque de nervios- ¡Edwin! ¡No por favor! ¡Mi hijo no! ¡No os lo llevéis! ¡Edwin!
(Richardson) -muy rabioso- Mierda... ¡hijos de puta!
Entonces... la situación se pone tensa al máximo. Richardson quiere salir corriendo tras el policía que se lleva a Edwin, mientras esté llora y grita desconsoladamente a sus padres. Andrew le pega un empujón a uno de los policías... y los otros tres al instante, desenfundan sus pistolas Heckler & Kosh USP, apuntando sobre Andrew y Sonoko, gritando de mala manera.
(Policía tailandés 2) ¡Quietos! ¡De rodillas y las manos sobre la cabeza! ¡Venga!
(Richardson) -sin dejar de estar rabioso e impotente, obedece a los agentes- … Mierda. No podéis hacernos esto. ¡No tenéis ningún derecho!
(Policía tailandés 3) Quedáis detenidos por un delito de tráfico ilegal de estupefacientes y de resistencia a la autoridad. -le va soltando el rollo, mientras otros agentes les esposan- Tenéis derecho a un abogado. Cualquier cosa que diga se puede utilizar en su contra ante un tribunal. ¿Ha entendido lo que acabo de decirle?
(Richardson) -más cabreado que nunca- ¡Me sé el puto discurso de memoria! ¡No podéis hacernos esto! ¡No hemos hecho nada! ¡Nada! ¡Soltadnos! ¡Devolvedme a Edwin, hijos de la gran puta!
(Sonoko) -llorando desconsolada- ¡Andrew! ¡Basta! … Basta.
(Richardson) -le dice con mucha lástima- Sonoko... Lo siento, lo siento, perdóname. Todo ha sido culpa mía. Deberíamos habernos quedado en Japón. Lo siento. -mirando con mucha lástima a su mujer-
(Policía tailandés) Andando. Tenemos mucho de que hablar en comisaría, putos camellos de mierda.
(Richardson) -muy y muy cabreado, con sus ojos casi fuera de sus órbitas y las venas del cuello hinchadas- ¡A mi no me hables así, jodido cabrón! ¡Somos inocentes! ¡Somos inocentes! -uno de los policías, se saca una pistola eléctrica... y la descarga sobre la espalda de Richardson- ¡Aaaaaahhhhh! -Andrew acaba medio inconsciente sobre el suelo-
(Sonoko) -casi al borde de un ataque de nervios- ¡Andrew! ¡Dejadle! ¡No le hagáis daño por favor! ¡Es mi marido! ¡Por favor!
(Policía tailandés 3) ¡Silencio, puta! Sargento, cojodle entre dos y llevaroslo a la comisaría del aeropuerto.
(Policía tailandés 4) Me temo, teniente, que con el escándalo que han organizado, se irán directamente a la cárcel.
(Policía tailandés 3) ¿Ah si? Pues mejor. ¿Tenéis ya sus pasaportes?
(Policía tailandés 2) Si, teniente.
(Policía tailandés 3) Perfecto. Lleváoslos.
Así, sin comerlo ni beberlo, Andrew y Sonoko se encuentran ahora detenidos en un país extranjero por un delito que jamás han cometido. ¿Quien les ha metido sin que se hayan dado cuenta ese fardo de droga en la maleta de Sonoko? ¿Qué harán ahora? ¿Les encarcelarán? Para ellos, ahora su futuro más próximo, era más negro que el carbón.
En menos de 24 horas, en Japón la noticia ya ha sido difundida a bombo y platillo, especialmente por la prensa amarilla o sensacionalista: ciudadana japonesa casada con ciudadano británico detenidos y encarcelados en Tailandia sin juicio previo por tráfico de drogas. Es de mañana y en el despacho de oficiales y tenientes de la División de vehículos especiales, el desconcierto es absoluto. El capitán de la cuarta sección y la oficial y piloto de la primera sección, están detenidos en un país extranjero por un delito que todos ellos, están totalmente convencidos que no han cometido.
(Watanabe) -sujetando el periódico del día, con una gran fotografía en portada de la detención de Andrew y Sonoko- Que montón de basura. Por la foto cualquiera podría creer que son un par de traficantes peligrosos.
(Sakura) Si, es cierto. ¿Es que se han olvidado que son policías Patlabor? Que asco de prensa. -dice con mala cara-
(Yamada) La prensa sensacionalista funciona así. No les importa el sujeto de la noticia, si no únicamente la noticia en si. Si les destrozan la vida o su imagen pública, les importa un rábano. Lo que sea para vender más periódicos y tener más audiencia.
(Bado) Tienes razón, Reiko. Deberían escribir en favor de ellos, no acusándoles de buen principio.
(Mimiko) -indignada, dando un golpe sobre la mesa- ¡Claro que sí! ¡A que está esperando el gobierno para hacer algo!? ¡Si son inocentes, deben ser liberados enseguida!
(Yamada) Me temo que es un asunto de una extrema delicadeza.
(Satoru) Yamada tiene razón. Esto es un problema diplomático de los gordos. Tailandia es tal vez el principal aliado de Japón en el sud-este asiático. Japón no puede ir y amenazarles sin más para que liberen a sus ciudadanos.
(Yamada) Querrás decir a su "ciudadana".
(Satoru) ¿Eh? ¿Qué quieres decir? -dice sin entenderlo-
(Arakawa) ¡Ja! ¡Si ya tiene razón mi madre! ¡Cómo en casa en ningún sitio! ¡Eso les pasa por irse a sitios tan peligrosos!
(Saya) ¡Quieres parar de decir tonterías, Arakawa!? -le dice de mala leche-
(Arakawa) ¡Pero que dices! ¡A mi no me hables así! -los dos se quedan mirando con cara de perro rabioso-
(Watanabe) ¡Parad de discutir!
(Saya) ¡Pero teniente!
(Watanabe) ¡Es una orden! -los dos oficiales de la segunda sección, se cruzan de brazos y fruncen el ceño-
(Sakura) Ya lo entiendo.
(Watanabe) ¿Eh? El que.
(Sakura) Richardson... es ciudadano británico.
(Satoru) ¿En serio? ¿Tantos años viviendo en Japón... y no se ha sacado la nacionalidad?
(Sakura) Claro que también tiene la nacionalidad japonesa. Lo que significa... que esto no sólo concierne al gobierno japonés. Si no también al británico.
(Watanabe) Y eso que más da. Si a los tailandeses no les da la gana, no les soltarán.
(Suzuka) Puede que si. Aun nos queda una esperanza.
(Sakura) ¿Cual?
(Mimiko) ¡Sí, dilo!
(Suzuka) El padre de Richardson.
(Mimiko) ¿? ¿Su padre?
(Watanabe) ¡Claro! ¡El presidente de Maquinarias agrícolas Richardson! ¡El mayor fabricante mundial de Labors agrícolas! Seguro que ese hombre removerá cielo y tierra para liberar a su hijo y su nuera.
(Sakura) ¿Así de sencillo?
(Watanabe) Pues... yo...
(Sakura) -suspira con mirada preocupada, cruzada de brazos- … Esta discusión se está volviendo insustancial. Por mucho que discutamos... nosotros no podemos hacer nada. Eso ya depende únicamente... de las altas esferas.
(Bado) Es decir, de Asuma.
(Sakura) Si.
(Watanabe) Ya le compadezco, ya. Su mujer con una depresión de caballo... y ahora esto.
(Mimiko) Aun así... todos deseamos que Andrew y Sonoko sean liberados cuanto antes y vuelvan a casa.
Entonces... y para sorpresa de todos... aparece Noa.
(Noa) -asoma por la puerta, ya uniformada con su uniforme de capitana de la segunda sección- Hola a todos.
(Todos) ¡Capitana! -exclaman muy sorprendidos-
(Noa) -dice aun un tanto triste- Siento mucho... haber estado ausente tanto tiempo.
(Mimiko) ¡Noa! ¡Bienvenida! -se lanza a abrazarla toda contenta-
(Noa) Gracias, Mimiko. Te lo agradezco mucho.
(Mimiko) Oh, que pena. Sigues teniendo una cara un poco triste. -dice con lástima-
(Noa) Si, pero... de verdad que ya estoy mucho mejor. Puedo volver a encargarme de mi puesto.
(Sakura) ¿Seguro que ya está bien, capitana? En serio que encargarme yo de la segunda sección no es ninguna molestia.
(Noa) No, es igual. Volver al trabajo... me irá muy bien para volver a la normalidad.
(Watanabe) Tiene razón. Entonces será mejor que vaya a su despacho. El capitán Ota...
(Noa) -se entristece- Lo sé. Parece que últimamente todo son malas noticias. Ahora que empiezo a encontrarme mejor... Andrew y Sonoko...
(Satoru) Perdone la pregunta indiscreta, capitana. Pero... su marido...
(Noa) Sí, ya le he dicho algo a Asuma. Que... que haga algo. La verdad es que...
(Satoru) Qué que. Cual es el problema.
(Noa) No lo sé. Es... es un asunto diplomático muy complicado. No ha querido entrar en muchos detalles. Mejor preguntádselo a Ota, a ver si Kanuka le ha dicho algo.
(Watanabe) Ya se lo hemos preguntado. Pero sabe lo mismo que tú. Nada.
(Noa) Ya. Bueno... mejor me voy a mi despacho. Pero me acordaré de decirle a Asuma... que trabaje duro para liberar a Sonoko y Andrew. -todos se muestran tristes al oírlo- Hasta luego.
(Todos) Hasta luego, capitana.
Noa se marcha de camino al despacho de capitanes, cuando se planta ante la puerta, ve desde el final del pasillo, abrirse la puerta del despacho del comandante Hiromi Yamazaki y salir al teniente Hideo Takashita de la cuarta sección.
(Noa) Teniente.
(Hideo) -se sorprende- ¡Capitana! ¿Cuando ha regresado?
(Noa) Ahora mismo. … Me imagino que en la cuarta sección...
(Hideo) El comandante... me acaba de llamar a su despacho.
(Noa) Hiromi...
(Hideo) Me ha dado la responsabilidad temporal... de encargarme de la cuarta sección, mientras no se encuentre un capitán substituto.
(Noa) Ya. De verdad que lo siento mucho. Ha sido todo tan repentino. ¿Quien les habrá hecho esa mala pasada?
(Hideo) Imposible saberlo, capitana. Lo único que me preocupa... es saber que mi capitán y la oficial Sonoko... están encerrados en una cárcel con toda clase de criminales.
(Noa) Te equivocas. Seguro que también habrá inocentes. Si en ese país encarcelan a inocentes, sin ni siquiera juzgarlos... es que también encierran a inocentes. Si no, no tiene ningún sentido.
(Hideo) Claro. Voy al despacho.
(Noa) ¿Y te ha dicho algo... sobre el substituto de la capitanía?
(Hideo) Si. A Chikawa.
(Noa) Chikawa...
(Hideo) O él o traen a un novato de otro departamento sin experiencia en capitanear una sección de Patlabors. Ya veremos.
(Noa) Claro. Vamos, regresa con los demás. Ahora tienes una gran responsabilidad que cumplir.
(Hideo) Si, capitana. -la saluda y se marcha. Noa entra al despacho de capitanes, donde está Ota solo, levantado y mirando por la ventana-
(Noa) Hola, Ota.
(Ota) ¿? -se gira y se sorprende al ver a Noa- ¿Que? ¡Noa! ¡Has vuelto!
(Noa) -con una tímida sonrisa- Si, he vuelto. Siento mucho haber estado ausente tanto tiempo de mi puesto. Pero ya estoy de vuelta.
(Ota) ¿Cómo estás? ¿Mejor?
(Noa) Si. Ha sido... muy duro para mi. Y lo sigue siendo. Intento... aceptar la realidad. Pero... pero...
(Ota) Pero que. … ¿Va algo mal?
(Noa) No sé por qué... pero algo dentro de mi... me dice que a mi padre... que...
(Ota) Si, ya me lo dijo Kanuka.
(Noa) ¿Que? ¿Kanuka? -dice extrañada-
(Ota) Que sospechas que a tu padre... vamos, que la muerte de tu padre no fue natural.
(Noa) ¿Y cómo es que lo sabe?
(Ota) Tú que crees.
(Noa) - _ - Este Asuma...
(Ota) Todos sentimos la perdida de tu padre. Sé... que le querías mucho. Pero ahora... nuestra preocupación es otra.
(Noa) Ya lo sé. Será mejor que te hagas el pesado con Kanuka... para que presione a Asuma y liberen a Sonoko y Andrew.
(Ota) Lo mismo te podría decir a ti. Lo malo es que... no sé si servirá de nada. Me da miedo el pensar que no vayamos a verles en mucho años. -quedándose cabizbajo y triste-
(Noa) Normalmente te animaría, pero esta vez... Que injusto.
(Ota) Si. Es muy injusto.
En ese mismo instante, en el Kantei, el Primer Ministro Asuma Shinohara, espera reunirse con su ministro de asuntos exteriores: Suneo Edogawa, de 47 años y un hombre muy formal y educado. Después de esperar, sin hacer nada, sentado en su butaca de piel, de espaldas a la mesa y frotándose con insistencia su alianza de oro de su dedo meñique, por fin, suena el interfono.
(Secretaria) -a través del interfono- Señor. El Ministro de asuntos exteriores está aquí.
(Asuma) -se gira de cara a su mesa y contesta- Bien. Que entre enseguida. Y otra cosa. Mientras dure nuestra reunión, no me moleste por nada, señorita. Sólo si es muy urgente.
(Secretaria) Si, Primer Ministro. -Edogawa abre la puerta, entra al despacho y la cierra. Va vestido cómo Asuma, de traje y corbata-
(Edogawa) Ya estoy aquí, Primer Ministro.
(Asuma) Perfecto. Vamos, siéntate. Tenemos que hablar.
(Edogawa) -se sienta en una de los dos sillones de piel negros frente a la mesa de Asuma- … Puedo imaginarme... para que me has llamado, Asuma.
(Asuma) -muy serio, va directo al grano- … Quiero la liberación inmediata de mi tres ciudadanos.
(Edogawa) -suspira- … Ya me lo temía.
(Asuma) Ministro. Usted no está aquí... para dar sus opiniones. Si no para cumplir mis órdenes.
(Edogawa) Con todos mis respetos, señor... eso sólo funciona dentro de nuestras fronteras. Un gobernante... no puede ni debe intervenir en los asuntos internos de otro país soberano. Así lo dicta claramente el derecho internacional.
(Asuma) No me venga ahora con cuentos jurídicos. Si te he llamado... es para que pongas en marcha todo lo que sea necesario para liberar a nuestros ciudadanos.
(Edogawa) ¿Es su convencimiento cómo Primer Ministro... o tal vez... lo que usted quería que sucediese cómo amigo personal de los detenidos?
(Asuma) Que más da eso.
(Edogawa) Primer Ministro... le puedo describir, de forma sencilla, cual es la situación.
(Asuma) Eso ya lo sé, Edogawa. Es complicada. Muy complicada. Pero me niego a creer... que no podamos hacer nada. ¡Me niego! -exclama indignado-
(Edogawa) Verá, señor. El señor Andrew Richardson... tiene la ciudadanía japonesa, es verdad. Pero de nacimiento... su ciudadanía es británica. Y la sigue manteniendo.
(Asuma) Oh. ¿Insinúas... que podemos colaborar con el gobierno británico para liberar a nuestros ciudadanos? -dice creyendo que hay un atisbo para la esperanza-
(Edogawa) No, en absoluto.
(Asuma) ¿Que? ¡Pero por qué!? -exclama indignado-
(Edogawa) Primero, porqué les queda muy lejos. Y segundo, porqué en estos casos, lo que cuenta es el poder de tu país... y sobre todo los medios legales y no tan legales... para permitir poder pagar tu liberación.
(Asuma) Explíquese más claramente.
(Edogawa) En palabras más sencillas... Reino Unido tiene capacidad para intervenir donde sea del globo terráqueo, para liberar a sus ciudadanos. Sea diplomáticamente... o sea por la fuerza. La diplomacia de Japón en las últimas décadas... siempre ha sido a base de talonario. Porque por desgracia para nosotros... no podemos hacer otra cosa.
(Asuma) Es decir, que debemos sobornar a los tailandeses.
(Edogawa) No. Eso tendría terribles consecuencias para usted.
(Asuma) Eso no me interesa.
(Edogawa) Y esas consecuencias, irremediablemente... le obligarían a dimitir. A usted y a todo el gobierno. Por lo tanto... busque otra vía.
(Asuma) ¡Y que otra vía nos queda!? -grita indignado-
(Edogawa) Ninguna.
(Asuma) ¿Que? -se queda parado-
(Edogawa) Cómo ya le he dicho... en el caso de Richardson, podemos esperar a que el gobierno británico actúe, aunque le repito, señor... que lo harán únicamente para liberar a su ciudadano, no a su mujer y su hijo, que tienen únicamente la ciudadanía japonesa.
(Asuma) En otras palabras, que de ella y el pequeño... nos debemos encargar únicamente nosotros.
(Edogawa) Correcto, señor Primer Ministro. Pero me temo... que será extremadamente complicado. Por no decir... imposible.
(Asuma) ¿Tira la toalla antes de empezar? ¿Eh? -dice enfadándose-
(Edogawa) Señor... la señora Sonoko Richardson... ha sido condenada por las autoridades tailandesas a cárcel preventiva indefinida sin fianza, hasta que se la someta a juicio, tal y cómo estipula el código penal de Tailandia. Sin duda... uno de los más duros, si no el que mas... del sudeste asiático.
(Asuma) -se vuelve a poner serio- ¿Y cuando será el juicio?
(Edogawa) Quien sabe. Dentro de una semana. Un mes. … Un año. La judicatura puede dar la orden a la policía 48 horas antes del juicio. La pregunta es... cuando ocurrirá eso.
(Asuma) Entonces... queda claro que no piensan soltarles.
(Edogawa) Tailandia no piensa soltar a Sonoko hasta que no se haya celebrado el juicio. Eso claro está... si es declarada inocente. Porqué si ocurre lo contrario...
(Asuma) -se queda aun más serio, tragando saliva- … Cuantos años pueden caerle.
(Edogawa) Cómo mínimo... entre veinte y veinticinco años. Aunque con beneficios penitenciarios... la condena se quedaría al final en unos... quince.
(Asuma) -suspira, echándose la mano derecha a la frente- … Dios. Esto es una completa locura.
(Edogawa) Su hijo es muy probable que sea repatriado a Japón en cuestión de días. Y su marido, el señor Richardson... puede que le suelten sin mas. Únicamente le han considerado compinche, pero no acusado directamente. Además... el gobierno tailandés no querrá tener problemas con el gobierno británico. Por... lo que pueda pasar.
(Asuma) ¿? ¿De que está hablando? -dice mirándole intrigante-
(Edogawa) … La fuerza bruta, señor.
(Asuma) ¿Que? -se queda sin entender nada-
(Edogawa) El mes que viene, la Royal Navy realizará unas maniobras militares conjuntas de carácter amistoso, con las marinas de cuatro países de Oceanía y del sudeste asiático. Nueva Zelanda, Australia, Malasia... y Tailandia. Desplegarán uno de sus nuevos portaaviones clase Queen Elizabeth... y... un submarino nuclear armado con misiles Trident. Además de otros buques de guerra.
(Asuma) -se ríe nervioso creyendo que ha encontrado una solución- ¿Estás diciendo... que los británicos... utilizarán su poder militar para liberar a Richardson?
(Edogawa) -se ríe fríamente- Por supuesto que no, señor. Nadie con un dedo de frente haría eso jamás. Pero digamos que... ni al gobierno tailandés le interesa quedar mal deteniendo al hijo del empresario industrial más importante de Escocia... ni al gobierno británico le interesa gastar más dinero y recursos de los necesarios en marcar músculo en la otra punta de mundo. Pero que si que es verdad... que los británicos dispondrán de unas opciones que nosotros no podemos disponer.
(Asuma) -enfadado e indignado- Ya. Entonces, Edogawa, debemos resignarnos a que una ciudadana japonesa, tenga que sufrir un encarcelamiento arbitrario durante muchos años, por un delito que estoy seguro, jamás ha cometido.
(Edogawa) Eso no podemos decirlo con tanta seguridad.
(Asuma) -mirándole indignado- … De que lado estás, Edogawa.
(Edogawa) Ante todo... yo soy diplomático, señor. Mi deber es evitar siempre y bajo cualquier circunstancia los conflictos. Y considero que... no debemos presionar a Tailandia más de la cuenta. Es nuestro mejor y más antiguo aliado del sudeste asiático. Y no nos podemos permitir perderlo... porqué hayan detenido a una ciudadana japonesa, que posiblemente, se dedica al tráfico de drogas.
(Asuma) -exclama aun más indignado, golpeando sobre la mesa- ¡Sonoko no es ninguna traficante! ¡Es oficial de Policía! ¡Piloto de la Primera sección de vehículos especiales!
(Edogawa) -responde manteniéndose imperturbable- De acuerdo, señor. Hay que mantener... la presunción de inocencia hasta que un juez dictamine lo contrario.
(Asuma) Pues yo estoy dispuesto a que ese juicio no se llegue a celebrar jamás. Porqué vas a conseguir que Sonoko, pero también Andrew y Edwin, sean liberados cuanto antes.
(Edogawa) Con todos mis respetos, señor Primer Ministro. Lo que pide... no puede hacerse.
(Asuma) -muy serio, con mirada intimidatoria a Edogawa- Ministro. Esto que le digo ahora... es una orden directa. Haz todo lo que esté en tus manos... lo que sea... para presionar al gobierno tailandés para que liberen a nuestros conciudadanos. Haz lo que debas.
(Edogawa) -suspira profundamente- … Entendido, señor Primer Ministro. Veré... que puedo hacer. -se levanta del sillón y se marcha-
Asuma se retumba sobre su butaca, con la mano derecha sobre su barbilla, pensativo. Coge su teléfono y decide llamar a Noa. Pero no contesta. En la central de Patlabors del puerto de la bahía de Tokio, Noa se ha dejado su móvil en su despacho, en silencio. Ella no está en el despacho, con Ota... si no en el muelle, mirando entristecida el horizonte... y soltando lágrimas por sus ojos. Desde el hangar, Shige y algunos mecánicos se la miran a lo lejos también entristecidos y muy preocupados por ella... pero al final Shige les hace volver al trabajo. Para Noa, el recuerdo imborrable de su padre, al que quería mucho, le sigue rondando la cabeza. No puede parar de preguntarse por qué ha muerto. Para su madre, es natural que se haya quedado viuda por el simple hecho de la avanzada edad de su marido. Pero lo cierto, es que el padre de Noa estaba perfectamente bien de salud y con ánimos. No deja de ser extraño que su padre hubiese fallecido así de repente, sin más. Noa está convencida, algo dentro de ella le dice que esa muerte no ha sido natural ni mucho menos. Cómo si alguien o algo... le quiera decir algo con eso. Pero Noa al final acaba pensando que no puede ser. Se limpia las lágrimas de sus ojos... y se vuelve para dentro, para seguir con su trabajo de capitana de la segunda sección de vehículos especiales.
Varios días después, en Tailandia, Sonoko es llevada a una cárcel en un furgón policial. Ni siquiera le han dejado hablar con un abogado, ni aun menos ver a su marido y su hijo. En la cárcel, Sonoko es despojada de su ropa y todos los objetos personales que lleva encima. Y al final, le dan su ropa: ropa interior y un mono de reclusa. La llevan hasta el pabellón de las mujeres, donde las guardias de la cárcel, excepto los funcionarios de prisiones, son todos mujeres. Nada más entrar en el ala de celdas tras pasar por varias puertas de barrotes... una de las reclusas se pone a silbar... y las demás, la siguen. Es un silbido cómo amenazante. Cómo si fuese el aullido de un lobo. Muchas de esas chicas, tienen pintas muy amenazantes. Tatuadas, con brazos musculados y con unas caras de muy mala leche. Sonoko, que ni siquiera se atreve a mirarles a la cara... se da cuenta, definitivamente, que se ha metido en la boca del lobo. Está entrando en un sitio infernal, en el cual sólo tiene dos opciones: ser fuerte y resistir para sobrevivir... o dejarse amedrentar y aplastar por aquel ambiente asfixiante. Pero Sonoko tiene muy claro que opción elegir.
Pero en ese mismo instante, en Japón... en la central secreta de la sección 5 de la NNSA, dirigida por Kiichi Goto, llevan tiempo rastreando un caso extremadamente importante, que de hacerse público, puede suponer el mayor escándalo de la década en Japón, tanto político, cómo económico... cómo policial. El equipo al completo de la sección 5: Goto, Kurosaki, Shinshi, Takahara, Izubuchi, Miyoko, Chiyose y Kosuke, se reúnen alrededor del "Jefe Goto", para dar un paso muy importante en el caso.
Sentado Goto en la punta de la gran mesa rectangular, con los demás sentados en los lados... e Izubuchi levantado frente al gran monitor de la pared, donde va a enseñar pruebas muy importantes, la reunión da comienzo.
(Goto) Bueeeno. Veo que estamos todos. Si es así...
(Takahara) -dice medio en broma- No se haga el simpático, jefe Goto, y vayamos directos al asunto. Su importancia lo merece.
(Goto) Muy bien dicho, Mayor. Efectivamente, la sección 5 de la NNSA... y cabe decir, que en solitario... ha destapado el mayor escándalo público en la historia reciente de Japón. Puede incluso... que en la última generación. Yo entonces era un chaval. Pero puede que incluso supere... el escándalo McDonnell-Douglas de 1974, en el que el Primer Ministro de entonces tuvo que dimitir. Este era... hasta ahora... el mayor escándalo político de Japón desde la Segunda Guerra Mundial. Pero ahora, la sección 5, nosotros... tal vez hayamos destapado uno que lo supere. Izubuchi. Cuando quieras.
(Izubuchi) Si, Jefe Goto. -acompañando su explicación con varias imágenes en un monitor de plasma gigante de la sala de reuniones de la sección 5- Este caso, se remonta a hace unos... seis meses. Por aquel entonces, un informador confidencial de la Policía, empezó a enviarme correos con sospechas suyas, pero muy fundamentadas en pruebas, de que un pez gordo... muy gordo... de la Jefatura Nacional de Policía de Japón... está involucrado en el mayor caso de corrupción policial y política de los últimos veinticinco años en nuestro país. Puede que incluso des de el final de la guerra. ¿Que pruebas me aportó? Esto. -todos se quedan intrigados... hasta que descubren en pantalla, varios bicheros de extractos bancarios... suizos y de otros paraísos fiscales- Más que fijaros en los documentos... fijaros en el nombre que figura en ellos.
(Takahara) -lee el nombre de quien ha firmado esos documentos- Akane... Terai. Ese apellido...
(Shinshi) Me suena mucho. Creo que es alguien que he visto más de una vez en las revistas de prensa rosa de mi mujer.
(Goto) Si, así es. Es alguien con una vida social muy activa. Demasiado incluso, diría yo. Pero vuestras sospechas, son ciertas. Es el nombre de la esposa... del Superintendente General del Ministerio Nacional de Policía. Iruichi Terai. En otras palabras... del máximo responsable policial, a nivel nacional... de Japón. Y lo que Izubuchi ha descubierto... es, en un principio... un enriquecimiento ilícito de proporciones desmesuradas.
(Kurosaki) Según los documentos, sólo en esta cuenta en Suiza... tiene más de 25 millones de dólares.
(Shinshi) O _ o Vaya. Eso... eso es... muchísimo dinero.
(Izubuchi) Exacto. Esta... es "sólo" una de esas cuentas. Tiene muchas otras. Cómo bien ha dicho el jefe Goto, lo que he descubierto es sin duda un escándalo mayúsculo. Iruichi Terai, el máximo responsable policial a nivel nacional y por tanto, un hombre que tiene en sus manos el poder y control sobre toda la policía de competencia nacional. Es decir, los departamentos especiales de la Policía que operan a nivel nacional, cómo Seguridad Pública, la Policía Electrónica, Narcóticos, e Inmigración y fronteras, es decir, puertos y aeropuertos, están bajo sus manos.
(Takahara) Eso explica por qué la propia policía no ha actuado contra su propio jefe.
(Miyoko) -dice sarcástica- Cómo van a actuar si resulta que es el delincuente quien les da las órdenes. ¿Mh?
(Kurosaki) Por lo tanto, el Superintendente general Iruichi Terai, tiene un patrimonio oculto desorbitádamente elevado, el cual con toda seguridad, es de origen ilegal. ¿Cierto?
(Izubuchi) Correcto, Kurosaki. Este patrimonio ilegal, se oculta en multitud de cuentas bancarias opacas y cerradas, en bancos de Luxemburgo, Suiza y Gibraltar. Aun no he tenido tiempo de rastrear en todas ellas, pero calculo que el total del patrimonio oculto del Superintendente, sobrepasaría de largo... los 80.000 millones de yenes. -todos se quedan pasmados-
(Shinshi) O _ o ¡80.000 millones! ¡Menudo ladrón!
(Takahara) Fiuuuu. Menuda pasada.
(Chiyose) Pero la pregunta es... ¿De donde lo ha sacado...
(Kosuke) Y cómo.
(Goto) Eso mismo me pregunto yo desde que lo supe. Sin duda ese dinero... no debe ser trigo limpio. Pero antes... Izubuchi aun tiene más cosas que contarnos sobre este caso. ¿No es así?
(Izubuchi) Si, jefe Goto. En realidad... creo que el superintendente... sabe que le siguen la pista.
(Goto) -se intriga- ¿Crees que sabe que nosotros...
(Izubuchi) No. Creo que a nosotros no nos ha descubierto. Pero recordará que hace algún tiempo, desde la prensa más progresista, se lanzó una acusación de la vida excesivamente ostentosa del superintendente. Particularmente, de su mujer y su vida social de muy alto standing.
(Shinshi) Eso es cierto. Su mujer está acostumbrada a montar fiestas muy exclusivas, a las cuales sólo invita a los peces más gordos de la política, la economía y por supuesto, de la Policía.
(Kurosaki) ¿Sabemos si tienen también influencia sobre el poder judicial?
(Izubuchi) No lo creo. Aunque tampoco podemos descartarlo. Lo que si cabe fijarse... es en el poder económico. Y especialmente, en los grandes banqueros e industriales. De allí... es con toda seguridad, de donde habrá salido el dinero.
(Takahara) Pero volviendo a lo de antes... alguien sabe de sus actividades ilegales o le sigue la pista?
(Izubuchi) Aquí es donde quería llegar. Resulta que hace cosa de cinco meses, durante la navidad del año pasado, una joven juez de la fiscalía de Tokio, llamada Shizuka Sajima, empezó a investigar el presunto patrimonio oculto del superintendente. Cómo es habitual en una instrucción judicial, dictó la orden a la Policía de hacer un registro a la casa particular en Tokio del superintendente. Pero aquí... es donde empieza lo extraño.
(Takahara) A que te refieres exactamente.
(Miyoko) Ese registro... nunca se llevó a cabo. ¿Verdad? -dice intrigada-
(Izubuchi) Exacto. Porqué... solamente tres días después de dictar la orden del registro... y de que ningún departamento de la policía hiciera nada... la joven juez, de a penas 28 años de edad... murió en un accidente de tráfico, mientras conducía su scooter, de camino a su casa. Según el périto policial, los testigos del accidente dicen que fue un coche negro de gran tamaño, un BMW serie 7, el que primero la arrolló y después la atropelló.
(Kosuke) ¿Han localizado ese BMW negro?
(Izubuchi) No. Ni rastro.
(Miyoko) Es extraño. Es cómo...
(Takahara) Cómo si desde el interior de la propia policía... alguien ponga zancadillas en la investigación. Es más. Cómo si... no se quisiera saber quien está detrás de la muerte de la juez.
(Kurosaki) ¿Y que pasó con la investigación de la juez?
(Goto) Fue sobreseída y el caso cerrado repentinamente... cómo si nunca hubiese pasado nada. Lo cual significa...
(Shinshi) Que alguien dentro del poder judicial también está compinchado con el superintendente.
(Goto)Ya veo. Que más, Izubuchi.
(Izubuchi) Investigando al superintendente y sus posibles fuentes de financiación ilegal, he encontrado esto. -muestra en pantalla varios informes de grandes empresas-
(Goto) -se pone aun más serio- Mmmmm... interesante. Muy interesante.
(Shinshi) Esto es... de donde viene su fortuna ilícita, Izubuchi?
(Izubuchi) No exactamente. Pero resulta que lo que he descubierto... es tanto o más extraño que su riqueza ilícita. Pero parece que también tiene relación con el Superintendente General Terai.
(Takahara) Entonces, de que se trata.
(Izubuchi) Son varios informes... falsos. Pero pagados por el propio superintendente, a una media de ochenta millones de yenes cada uno.
(Shinshi) ¿Falsos? -dice sin entenderlo-
(Takahara) Significa que esos informes fueron ordenados por la cúpula policial del ministerio nacional de policía... pero jamás existieron oficialmente.
(Izubuchi) Exacto. Fueron encargadas por el mismísimo Superintendente General Terai, a varias empresas directamente vinculadas al Ministerio Nacional de Policía. La mayoría, grandes empresas japonesas, aunque también las hay extranjeras, sobre todo de Estados Unidos y Alemania, pero que todas ellas... se dedican al mundo de la seguridad.
(Kurosaki) Es decir... proveedores de equipos y material. ¿No?
(Izubuchi) Efectivamente. Fabricantes de equipos de comunicaciones y de equipos informáticos de uso policial. Fabricantes de vehículos y preparadores de los mismos para uso policial. Fabricantes de armas. Y cómo no... fabricantes de Labors. Concretamente, uno de estos informes, que muestro ahora en pantalla... proviene de Industrias Pesadas Shinohara.
(Kurosaki) De Shinohara...
(Takahara) ¿De cuando es este informe?
(Izubuchi) De hace sólo dos meses. Es un informe secreto, el cual fue pasado directamente a manos del Superintendente General Terai, sin que el presidente de la compañía, que es por ende, el Primer Ministro de Japón, Asuma Shinohara... supiese nada de él.
(Shinshi) Lo cual quiere decir... que alguien en la cúpula de Industrias Pesadas Shinohara está cometiendo una ilegalidad a espaldas de su propio presidente. Me parece que a Asuma no le gustará nada cuando lo oiga.
(Goto) Pero, Izubuchi. Aquí lo extrañó... que es para ti? ¿El informe en si... o su contenido?
(Izubuchi) -mirando seriamente a sus compañeros, suspira... hasta que responde- … Sin duda, lo que contiene en uno de sus apartados.
(Goto) Y que dice uno de esos apartados.
(Izubuchi) Lo sorprendente de este informe... es que en él se especifican detalles de la propia industria de los Labors. Detalles... secretos... de su historia.
(Takahara) ¿? Que historia, Izubuchi.
(Goto) Oh. Claro. Debe ser eso. Rebela detalles... sobre el auténtico origen de los Labors. El que la opinión pública, por ahora... desconoce.
(Izubuchi) Así es, jefe Goto. En este apartado concreto, el dos barra cinco punto tres, cuenta con todo lujo de detalles, a lo largo de treinta páginas, que los Labors en realidad no fueron inventados por ellos, por Industrias Pesadas Shinohara, en la década de los setenta del siglo pasado. Sino mucho antes, en plena Segunda Guerra Mundial, en la Alemania Nazi, por un científico y oficial nazi de las SS, llamado... Gotlieb Von Kleiner. Eso es... lo que desvela el informe.
(Goto) Vaya. Menuda sorpresa.
(Kurosaki) Pensábamos que sólo nosotros teníamos esa información. Pero resulta que...
(Miyoko) ¿Una filtración?
(Takahara) No. Puede que los propios peces gordos de Industrias Pesadas Shinohara ya lo supiesen. Incluido, claro está... el propio Asuma.
(Shinshi) Pero aquí... el problema puede surgir si la opinión pública se entera de esta información. Entonces Industrias Pesadas Shinohara sin duda tendrá problemas.
(Goto) Entiendo. Si han escrito eso en ese informe... o bien es para que lo sepa solamente el superintendente general... o para que lo sepa...
(Takahara) Para filtrarlo en un momento dado a la opinión pública... y destruir la imagen y reputación de Industrias Pesadas Shinohara. O más bien... la de Asuma Shinohara.
(Kurosaki) Es decir, que sería una forma indirecta... de destruir al gobierno.
(Miyoko) Pero el superintendente Terai... ¿Quiere destruir al gobierno de Shinohara? -dice un tanto sorprendida-
(Goto) Lo cierto... es que no resultaría nada extraño. Más que por su ideología política claramente conservadora y nacionalista... porqué fue puesto a dedo en su cargo por un ministro del interior del anterior gobierno... el cual dimitió por un escándalo de corrupción.
(Takahara) Si, pero fue por las informaciones que publicó la prensa y no por la propia policía y la justicia por lo que se vio obligado a dimitir.
(Kurosaki) Seguramente... porqué al superintendente Terai no quería que se marchara.
(Shinshi) Pero jefe Goto. ¿Significa eso... que el actual ministro del interior, Ishimoto... también puede estar metido? -pregunta muy intrigado-
(Goto) Eso es una las partes que debéis averiguar. La verdad es que... siento mucho curiosidad por llegar a saber quien ha descubierto este detalle del verdadero origen de los Labors... y si efectivamente, quieren usarlo para desestabilizar y hacer caer al gobierno de Shinohara. ¿Algo más, Izubuchi?
(Izubuchi) De momento no, señor. Le iré informando a medida que encuentra nuevas evidencias.
(Goto) Muchas gracias por tu trabajo, Izubuchi. Te has ganado el sueldo.
(Izubuchi) -sonríe a Goto- Gracias, señor. Se lo agradezco.
(Takahara) ¿Cual es entonces... lo que debemos hacer a partir de ahora?
(Goto) Nada nuevo.
(Shinshi) ¿Eh? ¿Qué quiere decir con eso, señor? -dice sin entenderlo-
(Goto) Cómo ya habéis mencionado anteriormente... tenemos pruebas e indicios sólidos de que el Superintendente Terai ha acumulado un patrimonio oculto a la hacienda pública desorbitadamente elevado, el cual, sin ninguna duda... es de origen ilegal. Y cómo también ha dicho uno de vosotros... hay determinada prensa de nuestro país... que le tiene muchas ganas al superintendente. Así que...
(Takahara) Lo dejaremos en manos de la prensa.
(Goto) Así es. Creo que la mejor manera de que el Superintendente General Terai dimita y acabe en manos de la justicia, donde seguro que hay más de un juez que se muere de ganas de ajusticiarlo pero no se atreve a hacerlo... es convertirle en carnaza para la prensa. Así que Izubuchi... te toca de nuevo.
(Izubuchi) Si, jefe Goto. Me encargaré de filtrar toda la información a un medio de comunicación no precisamente amigo del superintendente. En cuestión de 24 horas, el mayor escándalo político de los últimos años en Japón, estará en marcha.
(Goto) Perfecto. Haz lo que debas. Por mi parte, se lo comunicaré a Shinobu y a Asuma.
(Shinshi) Al Primer Ministro, si. Pero... ¿también a la Superintendente de la Policía Metropolitana de Tokio? -dice extrañado-
(Goto) Si. En realidad no sería necesario. Pero se ve que ella y su segunda, la intendente Fuwa... Terai no les cae precisamente bien. Nada bien. Así que seguro... que les doy una alegría. -dice medio en broma-
(Takahara) -se ríe- Ya tiene razón su mujer, jefe. Es usted insufrible. -riendo-
(Goto) Si. Supongo que sí. -mirando la foto del superintendente Terai, un hombre de 58 años, calvo, con barba, gafas de pasta y cara de pez- Superintendente General Terai... que será de ti. … Vaya, me pica la cabeza.
A la mañana siguiente, muy de mañana, entorno las siete, un hombre de unos cincuenta y pocos años, sale de su casa, en un barrio residencial. Este hombre, que se llama Ayato Nimura. Es un intendente del ministerio nacional de Policía... y en consecuencia, un segunda del superintendente general Terai. Cuando justo termina de cerrar el cerrojo de la puerta de su casa con la llave... aparece un joven reportero de pinta moderna y molona, llamado Riuji, que le graba todo el rato con la cámara de una tablet, mientras a unos quince metros de ellos, su compañero, escondido en los asientos traseros de un Kei Car Nissan Moco blanco con los cristales traseros tintados, lo grava todo con la cámara de su Smartphone.
(Riuiji) Buenos días, Intendente Nimura.
(Nimura) -en un principio no entiende que pasa, pero enseguida se enfada y mucho- ¿? ¿Quien es usted? ¿Que está haciendo con esa tablet? ¡No me grabe!
(Riuji) Usted es el segundo del Superintendente General Terai del Ministerio Nacional de Policía de Japón y tiene contacto directo con él prácticamente a diario. ¿Podría decirnos, si es tan amable, si son ciertas las informaciones que nos ha proporcionado una fuente muy fiable, sobre el enriquecimiento ilícito y desmesurado, además, en un tiempo récord, del Superintendente General Terai?
(Nimura) -entre enfadado y nervioso- Pero... pero que está diciendo? ¡Eso son calumnias!
(Riuji) ¿Y es también verdad que el Superintendente General Terai, habría llegado a acumular una fortuna ilícita e ilegal, a espaldas y sin conocimiento de la hacienda pública, que llegaría a sobrepasar los 80.000 millones de yenes?
(Nimura) -le replica furioso y nervioso al mismo tiempo- Eso... eso no puede ser verdad! ¡Le repito que son calumnias!
(Riuji) Eso no es una respuesta, Intendente. Por cierto. ¿Es también verdad, que usted habría recibido sobresueldos en sobres oscuros, en billetes de 10.000 yenes y en unas cantidades que sobrepasarían el millón de yenes por sobre, por parte del propio Superintendente? ¿Qué tiene que decirme a esto?
(Nimura) -se queda de piedra- Que... que.. ¿Cómo sabe usted eso? ¡Es imposible!
(Riuji) Así que he dado en el clavo, intendente.
(Nimura) O _ o ¿Que? ¡No! -de malas maneras, le tapa con la mano la lente de la cámara- ¡He dicho que no sé nada! ¡No pienso responder a nada!
(Riuji) ¡Tiene el deber de responder ante los ciudadanos, intendente! ¡Es su obligación! -el intendente acaba pillándole la tablet y se la lleva- ¡Eh! ¡Mi tablet! ¡Devuélvemela! ¡Ladrón!
(Nimura) ¡Que te jodan! ¡Lárgate, maldito periodista de mierda! -se va andando con prisas y con mala cara-
(Riuji) -en tono irónico- Gracias, intendente Nimura. Ha sido usted muy amable.
Cuando Nimura se ha alejado lo suficiente... Riuji se gira hacia el Nissan Moco y sonríe, levantando el dedo gordo de su mano derecha, en señal de "ok". Va andando hacia el coche y la ventanilla trasera del coche se baja. Su compañero, llamado Hata, un tipo algo gordo y con gafas redondas y pelo largo ligado con una coleta, asoma la cabeza con el smartphone en mano.
(Riuji) ¿Lo has gravado todo? -pregunta muy contento-
(Hata) -sonriendo tontamente y haciendo el signo de la victoria con la mano- Si, lo tengo todo filmado. Esto será la bomba. -se ríe todo contento-
En cuestión de horas, los medios de comunicación van llenos de un escándalo en mayúsculas para la opinión pública.
Muchas horas después, cuando ya anochece, el "presunto" en cuestión, el Superintendente General Iruichi Terai del Ministerio Nacional de Policía de Japón, la máxima autoridad policial a nivel nacional, se encuentra en su gran y lujoso despacho de la central del Ministerio Nacional de policía, con la persiana medio abierta y el despacho medio a oscuras. Un tipo que efectivamente tiene un gran poder cómo jefe supremo de la policía... y que en privado, no es precisamente un tipo limpio, más bien todo lo contrario. Le llaman por teléfono. Es su segundo, el intendente Ayato Nimura, el mismo que por la mañana el reportero agasajó a preguntas comprometidas.
(Terai) -se pone al teléfono, con una cara muy seria, manteniendo una calma aparentemente inquebrantable- Dime, Nimura.
(Nimura) -hablando con cierto nerviosismo- Ese... esos malditos periodistas al final lo han descubierto todo. ¡Tenemos que deshacernos de los documentos y de ese maldito viejo! ¡Si se le ocurre charlar y el Primer Ministro se entera, estamos acabados! -exclama medio dominado por el pánico-
(Terai) -se ríe entre dientes- No debes temer absolutamente por nada, Nimura. Pronto... muy pronto... no habrá más problemas. -dice muy seguro e intrigante-
(Nimura) ¿Que no habrá más problemas? ¡Si ya estamos de ellos hasta el cuello! ¡Los medios de comunicación nos están destrozando! -grita furioso-
(Terai) No te preocupes por eso. Lo tengo todo bajo control. La opinión pública tiene memoria de pez y es fácilmente manipulable. Mi intachable imagen pública sigue en pie... y haré uso de ella.
(Nimura) -se calma- Tú que piensas. ¿Crees que ha sido únicamente cosa de la prensa de izquierdas o es cosa del gobierno?
(Terai) Ninguno de los dos. Sin duda... habrán sido los imbéciles de la NNSA.
(Nimura) ¿Que? Quien.
(Terai) La sección 5 de Kiichi Goto. Ese hijo de la gran puta lleva demasiado tiempo tocándome los cojones. Ya va siendo hora de que... los haga desaparecer de una vez por todas.
(Nimura) ¿Y cómo demonios piensas hacer eso? ¿Eh?
(Terai) Sigo teniendo línea directa con el Ministro del Interior... y sobre todo, con el secretario para asuntos de Seguridad.
(Nimura) ¿Suzuki?
(Terai) Odio a ese tío por su ideología. Pero reconozco que... me puede ser muy útil. Es cuestión de presionar y convencer a las personas clave de las altas esferas del poder nacional... y la sección 5, desaparecerá. Sin que, por supuesto... el inútil y jovenzuelo del Primer Ministro Shinohara... se entere de una mierda. -empieza a reírse tímidamente, hasta que se ríe altisonante, con risa cruel-
(Nimura) -dice aliviado- Me tranquiliza oír eso, Terai. Te lo agradezco de veras. Casi he llegado a pensar que nos iban a encerrar de por vida.
(Terai) Yo soy el mandamás, Nimura. A mi... nadie puede joderme. Y menos ese gilipollas de cara de pez. Voy a demostrarle a ese hijo de puta de Goto... quien manda aquí.
(Nimura) Vale, todo eso es perfecto, Terai. Pero también tienes que arreglar el desaguisado que ha provocado la prensa.
(Terai) Te repito que lo tengo todo bajo control. Ya he convocado para mañana mismo al mediodía una rueda de prensa extraordinaria para desmentir ante la opinión pública las informaciones que se han publicado. Y cómo no... para dar a los ciudadanos, o mejor dicho... o esa mayoría de atontados... una falsa imagen de transparencia y limpieza democrática en las instituciones del Estado.
(Nimura) No bastará con eso, Terai. El mal ya está hecho.
(Terai) -se vuelve a reír cruelmente- Nimura... ya te he dicho que la gente tiene muy poca memoria. Te sorprenderías de lo rápido que se olvidan de todo. Una vez el escándalo haya pasado y nos hayamos desecho de la puta sección 5 de Goto... podremos seguir ganando más y más. Oooh... ser un "servidor público de la ley y el orden" es tan divertido. -riendo con una risa malvada-
(Nimura) Bien. Perfecto. Entonces lo dejo en tus manos. Demuéstrales mañana... quien es aquí el puto amo, Superintendente General Terai.
(Terai) Lo haré. Nos vemos mañana.
Terai cuelga el teléfono... mirando con cara de loco perturbado una foto de Kiichi Goto. Enciende un encendedor... y la quema, mientras se mira cómo la foto se convierte en cenizas con sonrisa maquiavélica. Piensa que su plan va a funcionar y que la sección 5 de Goto desaparecerá. Pero...
En ese mismo instante, en la cárcel de Tailandia donde tienen encerrados a Sonoko y Andrew desde hace días, Richardson es llevado a una sala por dos guardias tailandeses. En aquella sala, ya le esta esperando un hombre occidental, elegantemente vestido con un buen traje a medida y peinado a ralla perfecto. Este hombre se llama John Spencer: es su nuevo abogado.
(Spencer) -se levanta de su silla- ¿Señor Andrew Richardson?
(Richardson) Si. ¿Quien coño eres? -dice muy extrañado-
(Spencer) Em... ¿Es necesario que lo mantengan esposado mientras hablamos, agentes? -uno de los guardias de prisión desenmanilla a Richardson- Gracias.
(Richardson) Joder. He puesto centenares de estas a toda clase de tipos. Pero jamás... me habían puesto unas a mi.
(Spencer) ¿En serio?
(Richardson) -dice sarcástico- Bueno... no del todo. A veces a Sonoko... le gusta enmanillarme al cabezal de la cama cuando quiere... "castigarme". -se ríe-
(Spencer) º _ º
(Richardson) Em... haga cómo si no hubiera dicho nada. -riendo estúpidamente-
(Spencer) Le haré caso. Siéntese, por favor. Tenemos pocos minutos para hablar, así que aprovéchelos bien.
(Richardson) Aun no me ha dicho... quien coño es. -dice un poco desconfiado-
(Spencer) Soy su abogado, señor Richardson. Soy un enviado del bufete de abogados Lockerhille de Londres.
(Richardson) -se sorprende- Fiuu. El más prestigioso bufete de abogados de Londres. Eso quiere decir...
(Spencer) Si, señor Richardson. Me envía su padre. Él nos ha pagado muy generosamente para organizar la defensa de su esposa en el juicio.
(Richardson) ¿Que? ¿Sólo... de Sonoko? ¿Y eso por qué? -preguntando muy extrañado-
(Spencer) Porqué sin duda, a usted... le liberarán muy pronto. Su padre está moviendo cielo y tierra en Gran Bretaña y también aquí, en Tailandia, para que su hijo, usted, sea liberado cuanto antes. Gracias a esto... y también a las presiones y contactos diplomáticos del gobierno británico sobre el gobierno tailandés, es muy posible, señor Richardson, que usted consiga su libertad sin necesidad de juicio ni de pagar fianza alguna. Ya ve, señor Richardson... que su gobierno se preocupa por sus ciudadanos.
(Richardson) -mostrándose enfadado e indignado- Ah, muy bien. Fantástico. Pues ya pueden remover lo que quieran. ¡Si no liberan a Sonoko ni a mi hijo Edwin, no pienso irme a ninguna parte! ¡Lo repetiré una y millones de veces hasta el infinito: somos inocentes! ¡Inocentes! -grita muy indignado-
(Spencer) Comprendo por lo que está pasando, señor Richardson. Pero le pido que tenga un poco de paciencia. Si lo estudiamos todo a la perfección... y conseguimos ganar el juicio... podrán regresar todos juntos... a casa.
(Richardson) -sin salir de su profunda indignación- ¿Ah si!? ¿Y cuando coño será eso!? ¡Eh!?
(Spencer) Cuando ellos quieran. No podemos hacer nada más que esperar a que convoquen el juicio.
(Richardson) -rabioso y profundamente indignado- … Que hijos de puta.
(Spencer) Debo comunicarle también, señor Richardson... que su hijo, Edwin, ya no está en Tailandia.
(Richardson) O _ o ¿Que? Lo... lo han repatriado? -dice sobrecogido-
(Spencer) Si. En estos momentos viaja en el jet privado de su familia, directamente hacia el aeropuerto de Glasgow. En unas horas se rencontrará con sus abuelos paternos, en Escocia.
(Richardson) -suspira aliviado- … Gracias a Dios. Ahora me siento un poco mejor. Por lo menos Edwin estará más seguro. De todas formas... tengo... tengo tantas preguntas que hacer. ¿Por qué coño nos han encarcelado? ¿Por qué seguimos detenidos? No hemos hecho absolutamente nada. Somos policías de la mejor división de Patlabors del mundo. ¡Y jamás, jamás cometeríamos un delito de tráfico de drogas! ¡Jamás! -exclama con absoluta firmeza-
(Spencer) Entiendo. Desgraciadamente... lo de su mujer va para largo. Más que por su condena por las autoridades tailandesas... por la poca celeridad con la que están respondiendo el gobierno japonés para liberar a su ciudadana. Una ciudadana que es además una agente de la ley. No parece ni mucho menos que se lo tomen con el mismo fervor con lo que se lo toma el gobierno británico con usted.
(Richardson) ¡Ja! No hace falta ser un genio para darse cuenta. Porqué mi padre es rico y poderoso. Por eso. Mientras que Sonoko... es únicamente la hija de un policía rural y un ama de casa de clase media tirando a baja.
(Spencer) Eso puede ser cierto, señor Richardson. Pero ella es también, para su padre... su nuera. Y le considera de la familia. Créame que hará lo que esté en sus manos para liberarla. Además...
(Richardson) Además, que.
(Spencer) El gobierno británico parece que... puede sacar provecho de lo tuyo.
(Richardson) ¿Que? -se queda sin entender nada-
(Spencer) -le dice sonriente- Vamos, Andrew. Tu padre es uno de los grandes empresarios de Escocia, con poder e influencia. Y tú mismo... eres un ex militar británico, veterano de guerra y condecorado con la cruz de San Jorge al mérito en combate. Es decir, que para el gobierno de Londres eres una oportunidad para aumentar su popularidad que no pueden desaprovechar.
(Richardson) -se vuelve a indignar- Ya. Pues si no consiguen que Sonoko salga conmigo de la cárcel... sólo lo consideraré un acto de hipocresía puro y duro. Y si tengo que ir directamente al Parlamento o al número diez de Downing Street a cantarles las cuarenta... lo haré, créeme.
(Guardia) Se acabó el tiempo. Hora de volver a tu celda, prisionero cinco cinco nueve. -el otro guardia lo levanta y lo enmanilla de nuevo-
(Richardson) Cuando nos volveremos a ver.
(Spencer) La próxima vez... espero que nos veamos fuera.
(Richardson) -mirándole muy seriamente, sin decir nada- …
(Spencer) Por cierto. Todo bien... allí dentro?
(Richardson) Oh, ningún problema. Ya he tenido un par de encontronazos con "compañeros" de prisión. Sé cómo tratar a esa clase de chusma. El ser policía... y ex militar, me ayuda mucho.
(Spencer) Es un alivio saberlo, señor Richardson. Pues... hasta otra. Volveremos a vernos... muy pronto.
(Richardson) Claro. Y... muchas gracias por haberos encargado de mi hijo. Gracias, de verdad.
(Guardia) Vamos, andando. -los guardias se llevan a Richardson y Spencer se lo queda mirando serio pero con cierta lástima-
Poco después, ya de noche, en casa de la familia Shinohara están cenando. Una cena pero... en la que se sigue respirando el mismo ambiente de tristeza. Noa dice sentirse mejor... pero Asuma y sus hijos, Deisuke y Chiharu, se dan cuenta enseguida que su madre aun no está bien del todo. No porque siga hundida, sino más bien porqué está muy pensativa, cómo por si su cabeza le diera vueltas un pensamiento una y otra vez.
(Asuma) Noa.
(Noa) -inmiscuida en sus pensamientos- …
(Asuma) ¡Noa!
(Noa) Oh. Que... que decías, Asuma?
(Asuma) En que demonios estás pensando.
(Noa) En nada.
(Asuma) Mira... me alegro de que ya te encuentres un poco mejor. Que ya no estés... hundida. Pero te pido por favor...
(Noa) ¿Es que ni siquiera puedo pensar en mis cosas? -dice molesta-
(Chiharu) ¿Pero en que estás pensando, mamá?
(Daisuke) Si. Desde que nos hemos sentado en la mesa que estás cómo ausente todo el rato.
(Noa) Es que yo...
(Asuma) Noa... somos una familia. Dicen que ahora somos la familia más poderosa de Japón. Pero igualmente... somos una familia. Y no debe haber secretos entre nosotros. Así que sea lo que sea lo que te preocupa... por favor, dímelo.
(Noa) No, Asuma.
(Asuma) Por qué.
(Noa) No creo que puedas ayudarme. Ni tú... ni nadie. Puede que al final... no tenga más remedio que quitarme este maldito pensamiento de la cabeza. Pero aun así... soy incapaz de conseguirlo.
(Asuma) Noa... ya te lo he dicho esta mañana y las últimas semanas. No hay otra solución... que levantar la cabeza... y seguir adelante. Por muy duro y doloroso que sea. Pero que al final... se consigue. Yo mismo, por lo del encarcelamiento de Andrew y Sonoko en Tailandia, lo estoy pasando muy mal, créeme. Pero no queda más remedio que tragar... y seguir adelante.
(Noa) -suspira profundamente, cerrando los ojos, hasta que los abre... y lo suelta- … Creo que a mi padre lo han asesinado. -Deisuke y Chiharu que quedan mirando flipados y Asuma hace que no con la cabeza, entre enfadado y triste-
(Asuma) Mira... todo esto te ha afectado mucho. Creo que simplemente... has estado muy tensa estos días y estás cansada. Cogete unos días de baja y vete de vacaciones a algún sitio.
(Noa) -mirando mal a su marido- Crees que estoy loca, verdad? Que sólo es un pensamiento estúpido.
(Asuma) Yo no he dicho eso, Noa.
(Noa) Entonces por qué me dices eso.
(Asuma) -suspira, poniéndose un poco nervioso, cómo si ocultara algo- …
(Noa) Asuma... tienes algo que decirme. ¿Verdad que sí?
(Asuma) … Si.
(Noa) Pues dímelo.
(Asuma) Pocos días después de la muerte de tu padre... le pedí a Kanuka un favor.
(Noa) -escuchando muy seria, sin hablar- …
(Asuma) Que se encargara... que hiciesen una autopsia del cuerpo de tu padre más exhaustiva de lo normal. Por si encontraban algo extraño. Hoy o mañana... Kanuka me dirá los resultados.
(Noa) -mira muy seriamente a Asuma... hasta que le acaba sonriendo tímidamente- … Gracias, Asuma. Te lo agradezco mucho.
(Asuma) Era de lo poco que podía hacer al respecto. Si tus sospechas son tan fuertes... debía comprobarlo. -entonces, de repente... llaman a su móvil y se pone- Asuma. … Kanuka. Por fin.
(Noa) Oh. ¿Es Kanuka?
(Asuma) Noa está aquí conmigo. Te pongo en el altavoz. -pon el móvil en manos libres y lo deja sobre la mesa- ¿Tienes ya los resultados?
(Kanuka) -hablando desde el despacho de su casa, sentada frente a su ordenador- El equipo forense acaba de enviarme los resultados por correo electrónico.
(Asuma) Y... y bien. Cuales son los resultados. -pregunta algo nervioso-
(Kanuka) …
(Asuma) ¡Kanuka, no te hagas la remolona! ¡Dímelo! -exclama impaciente-
(Kanuka) Pensaba que nadie tenía unos presentimientos tan fuertes y certeros cómo Goto. Pero veo que Noa... tampoco se queda atrás.
(Asuma) ¿Que? Que... que insinúas. -dice sin entenderlo-
(Kanuka) Tú que crees, Asuma.
(Asuma) Depende de lo que tú me digas ahora, creeré una cosa u otra. ¡Pero dímelo!
(Kanuka) De acuerdo. Será mejor que me deje de hacer la interesante. Estoy diciendo que según el informe forense, hay un alta... muy alta probabilidad, de que las sospechas de Noa sean ciertas.
(Asuma) O _ o ¿Que? ¿Estás diciendo... que... que al padre de Noa... -muy sorprendido-
(Kanuka) Yes. Es muy probable... que al padre de Noa lo hayan asesinado. -Asuma se queda mirando con los ojos cómo naranjas a Noa mientras ella escucha algo emocionada la conversación- Las conclusiones científicas del informe concluyen que la causa de la muerte del padre de Noa, se debe a una substancia neurotóxica que no se ha encontrado en la sangre, pero si en otros fluidos corporales, cómo orina, saliva o semen, y también restos en varios órganos examinados. Especialmente, en todo el sistema nervioso, espina dorsal y cerebro.
(Noa) -totalmente sobrecogida- Dios mio. A papá... a papá lo han envenenado?
(Kanuka) No exactamente.
(Asuma) A que te refieres.
(Kanuka) La substancia en cuestión es muy difícil de encontrar, incluso buscándola con material de laboratorio. Pero si que es cierto que en determinadas partes del cuerpo, especialmente para el sistema nervioso, es una substancia muy tóxica.
(Asuma) Que substancia es esa.
(Kanuka) Iprotsitonina.
(Asuma) ¿? ¿Qué demonios es eso?
(Kanuka) Según el informe, es un neurotóxico de uso estrictamente científico y de laboratorio. Se usa especialmente para pruebas y estudios de tejidos nerviosos en laboratorios de biología y también en ingeniería genética. Pero que para su manipulación, deben usarse siempre guantes y mascarilla y evitar en todo momento el contacto especialmente con los ojos y las glándulas mucosas, porqué si es así... puede llegar a ser mortal.
(Asuma) Es decir... que si entra en contacto con el sistema nervioso...
(Kanuka) Causa el colapso del sistema nervioso en cuestión de menos de un minuto, y con él, la parálisis del sistema cardiovascular, respiratorio y del cerebro. Es decir, un fallo total del organismo. Eso es en consecuencia... lo que causó la muerte de tu padre, Noa.
(Noa) -muy sorprendida, no creyéndose lo que oye- Increíble. Lo sabía. ¡Ya lo sabía!
(Kanuka) De todos modos, Noa... no debes hacerte muchas ilusiones. Encontrar a un culpable... será casi imposible.
(Noa) -se levanta, mucho más animada y con ganas de... venganza- … Pues ya puedes decir lo que quieras, Kanuka. Sea quien sea quien lo haya hecho... voy a ir a por él.
(Kanuka) Lo cierto es que...
(Asuma) ¿Algo más que decir, Kanuka?
(Kanuka) Esta substancia... la había oído antes en alguna otra parte, pero ahora no recuerdo a donde.
(Asuma) Muchas gracias por haberme hecho el favor, Kanuka. Te lo agradezco mucho, mucho.
(Kanuka) No me agradezcas nada. Yo también encontré muy extraña la muerte tan repentina del padre de Noa. Y si a tu padre, Noa, lo han asesinado... sabes que estaré dispuesta a ayudarte en todo lo que necesites. Sea quien sea el que lo haya hecho... daremos con él y pagará por ello.
(Noa) Muchas gracias, Kanuka. Nunca te lo podré agradecer lo suficiente.
(Kanuka) No hay de que. Nos vemos mañana, Asuma. Tenemos que encontrar una solución para liberar a Andrew y Sonoko.
(Asuma) Tienes razón. Menudo problema. Hasta mañana, Kanuka.
(Kanuka) Good night. -cuelga-
(Asuma) -mira muy seriamente a Noa... pero al final le acaba sonriendo- … Desde luego... nunca llegué a pensar que tu tozudería serviría para algo.
(Noa) Siempre sirve para algo. … Asuma.
(Asuma) ¿Mh?
(Noa) -mirándole con cariño- … Gracias por haberme hecho caso. Eres el mejor marido del mundo.
(Asuma) Lo sé. Sabes que por ti... haré lo que sea. Siempre.
(Daisuke) Entonces... mamá... al abuelo lo han matado? -dice aun sobrecogido-
(Noa) Si. Al abuelo... lo han matado.
(Chiharu) Pero... por qué? ¿Quien querría matar al abuelo?
(Noa) Nadie. Era demasiada buena persona. Pero si hay alguien que lo ha hecho... le encontraré, y entonces, pagará muy caras las consecuencias.
(Asuma) Sí, pero sabes cual es tu posición. Será mejor que dejes la investigación en manos de los profesionales en esto.
(Noa) ¿La policía de Hokkaido?
(Asuma) Son los que tienen la competencia en este caso. Claro que si quieres... puedo pedirles el favor a la NNSA... o a Goto, a ver que encuentra.
(Noa) -sonriéndole con cariño- Asuma... muchas gracias.
(Asuma) De nada. Aunque... deberás esperar un poco. Estos días están muy liados en un caso muy y muy importante. A ver que dice mañana ese ladrón.
(Noa) ¿? ¿De que hablas?
(Asuma) De nada. Venga, familia, a dormir. Que mañana nos espera un día muy duro.
Mientras la familia Shinohara se va a descansar... en la cárcel de Tailandia, en el ala de mujeres, Sonoko se dispone a tener su primera cena en el comedor de la cárcel. Esperando en una cola para recoger en una bandeja de aluminio una ración de comida de pinta asquerosa. Y enseguida... se ve metida en problemas, en el fuego cruzado entre las dos facciones rivales en el si de la cárcel: la de las "geishas", lideradas por una japonesa de cuerpo totalmente tatuado... contra la de las "dragones", lideradas por una taiwanesa.
Sonoko, buscando donde sentarse, ve que una de las "geishas" le hace señales con la mano para que venga, sin darse cuenta que está al lado de la facción rival, que enseguida la amenazan con chulería y prepotencia.
(Taiwanesa 1) Eh, tú. -dice con voz amenazante-
(Sonoko) ¿Eh? ¿Yo? -dice toda despistada-
(Taiwanesa 2) -toda prepotente- Mira que tenemos aquí. La nueva. Me han dicho que eres japonesa, no?
(Sonoko) -nerviosa y algo espantada- Em... si, si que lo soy.
(Taiwanesa 1) Vaya. Ya se te nota, ya. Tienes una pinta de puta que no puedes con ella.
(Sonoko) O _ que me has dicho? -exclama furiosa-
(Taiwanesa 2) -sin dejar su pose prepotente y chulesca- Lo que oyes, japo de mierda. -se planta tras Sonoko, la líder de las geishas con su banda- Mira que bien. Ya han venido tus amiguitas a salvarte el culo.
(Geisha 1) Déjala en paz, zorra. -dice muy amenazante-
(Taiwanesa 1) -replica sarcástica- Y por qué íbamos a hacerlo.
(Geisha 2) Porqué si no te mataremos aquí mismo, puta cabeza de melón gilipollas.
(Sonoko) -nerviosa pero firme- Mira... no sé quienes sois ni que queréis de mi. Pero sepáis que no me dais ningún miedo. Soy policía y sé cómo defenderme yo sola.
(Taiwanesa 1) -en tono sarcástico- Oohhh, que miedo. Casi me cago en las bragas. Pues ahí va otro chiste para ti, poli. Voy a rajarte el coño hasta la tripa y hasta que mi puño te salga por la boca. -sus compinches le ríen la gracia- ¿Verdad que soy graciosa, puta?
(Sonoko) -cada vez mas espantada- No... no sigas con esto. No quiero pelearme.
(Taiwanesa 2) -y cada vez más amenazante- Aquí, o peleas... o mueres. Tú decides.
Y las geishas se lanzan a pelearse contra las taiwanesas, mientras Sonoko, se ve metida sin quererlo en la pelea. Le pegan puñetazos y patadas... pero se defiende perfectamente bien. Al final pero, las guardias las separan, a base de golpes de porra y descargas de pistolas eléctricas. Sonoko termina con el labio partido, un ojo morado y una herida en la cabeza. Pero ha demostrado de sobras que no es ninguna cobarde y ha plantado cara a las que se han querido meter con ella. Algo que a la facción japonesa de la cárcel le gusta.
(Geisha 1) Has estado muy bien. ¿Cómo te llamas?
(Sonoko) -limpiándose la sangre de la cara- Sonoko.
(Geisha 1) Un nombre muy japonés. Me gusta. Ya sabes. Si esas malas putas te vuelven a molestar... llámanos. Estaremos encantadas de joderlas cómo a ellas les gusta.
(Guardia) -silva con un silbato- ¡Se ha terminado la comida! ¡Hora de dormir! ¡A vuestras celdas, putas!
Las Geishas se marchan, pero Sonoko ni les ha contestado. Sabe que está sola, pero si no se mete en esa facción, tendrá muchos problemas para sobrevivir dentro de la cárcel.
Al mediodía siguiente, en la sala de conferencias de la sede del ministerio nacional de Policía de Japón, hay una expectación mediática enorme. La tremenda repercusión que ha tenido la publicación de las información que la sección 5 de Goto ha filtrado, está dando mucha cola. El ladrón y chorizo del Superintendente Terai, acompañado de su segundo, el Intendente Nimura, comparecen ante una munión de periodistas, cámaras de televisión y reporteros gráficos con cámaras. Entre ellos, el que lo empezó todo, el joven periodista Riuji y su compañero gordinflón, que lleva una cámara de televisión portátil con el que graba la comparecencia. En la mesa de comparecencias, están ya sentados también otros altos mandos policiales. Entre ellos, la superintendente Sinobu Goto, superintendente de la Policía Metropolitana de Tokio, y se segunda, la Intendente Fuwa.
Desde el despacho de la sección 5, a través de un televisor de plasma, se disponen a ver en directo la comparecencia del superintendente para ver que dice para justificarse.
(Takahara) Veamos que excusa se inventa contra el montón de porquería que se le ha venido encima.
(Kurosaki) -en broma- ¿Organizamos una porra?
(Miyoko) ¬ ¬ Déjate de Porras. Lo que esperamos es que presente su dimisión incondicional.
(Takahara) No lo hará.
(Miyoko) ¿Eh? Y eso por qué.
(Takahara) Es cierto que en apariencia, se está ahogando en su propia mierda. Pero este tipo tiene un poder enorme. Seguro que no suelta la silla, si no todo lo contrario. Lanzará su propia mierda a los demás para intentar sacarse la culpabilidad de encima.
(Miyoko) -se ríe entre dientes- Veremos que pasa.
(Kurosaki) Si. Él sabe que ahora mismo es el centro de atención de todo el país. Si se le ocurre mentir, cosa que estoy seguro que hará... que se preparé para las consecuencias.
(Takahara) Cierto. Pero también tendremos que prepararnos nosotros. Ese tipo es el jefe supremo de la policía. Y nosotros, la NNSA en su conjunto, no le hacemos ninguna gracia. Que te apuestas que intentará destruirnos.
(Kurosaki) ¿Toda la NNSA? Eso es imposible.
(Goto) -llega acompañado de Shinshi- No. Quien realmente se muere de decapitarnos es a nosotros mismos. La sección 5. Pero haga lo que haga, quien caerá en la trampa, será él. Nosotros únicamente nos limitamos a aplicarle la ley.
(Shinshi) Esperemos que así sea, jefe Goto. … ¿Preparo un poco de té?
(Takahara) Déjate de tes. Siéntate con nosotros y observa. La comparecencia va a empezar. Vamos a ver... que mentida más grande que un templo se le ocurre a nuestro amiguito.
En la sala de comparecencias, la rueda de prensa da comienzo, constantemente iluminada con los flashes de las cámaras. Los cinco comparecientes, vestidos con sus uniformes azul marino y sus correspondientes galones, están sentados tras una gran y larga mesa blanca, con micrófonos encima, presidida por el gran escudo en forma de pentágono de la policía japonesa con las hojas de laurel a su alrededor.
(Terai) Buenos días, damas y caballeros. Yo, el Superintendente General Iruichi Terai, jefe supremo del Ministerio Nacional de Policía de Japón, comparezco en esta hora ante ustedes, para comunicarles, no sólo en mi nombre, si no en nombre de toda la Policía, de la cual soy el máximo responsable, y creo también, su máximo representante, una información que considero que es del máximo interés público para los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país. Estoy aquí, debido a las acusaciones que en las últimas horas, se han vertido sobre mi persona y algunos de mis más directos colaboradores, desde determinada prensa y medios de comunicación. Pues bien, comparezco ante todos ustedes... para desmentir categóricamente todas esas informaciones publicadas por la prensa. -los flashes de las cámaras disparan al unisono-
(Kurosaki) -mirando la comparecencia por la TV, cómo sus compañeros- El muy hijo de... tan dura tiene la cara que ni siquiera piensa pedir una disculpa pública? -dice un tanto estupefacto-
(Takahara) Esperábamos que iba a reaccionar así. Conociendo al sujeto y su cara más dura que el blindaje de un tanque, no es de extrañar.
(Terai) Anuncio también, que ante esta situación de agravio a mi persona y a mi honorabilidad cómo alto representante de una de las más importantes instituciones del Estado, cómo es la Policía, he decidido tomar medidas. -los flashes de las cámaras vuelven a disparar al unisono- Estas medidas, son tres en concreto y anuncio que las pienso llevar a cabo inmediatamente. En primer lugar, la publicación en la página web del ministerio nacional de policía, de todo mi patrimonio, cuentas y declaraciones de bienes a la hacienda pública, no sólo de este año, si no de los últimos cinco, para que todos los ciudadanos puedan ver con sus propios ojos, que el jefe supremo de la Policía no es ningún ladrón. En segundo lugar, la presentación por mi parte, de denuncias ante la fiscalía de Tokio, contra los medios de comunicación que han publicado esas informaciones falsas y denigrantes contra mi persona, sin aportar ninguna prueba tangible y atacando mi honorabilidad.
Y finalmente, en tercer lugar, ordenaré inmediatamente, la solicitud a la NNSA, que me comunique y me explique quien o quienes son las fuentes que han proporcionado semejantes informaciones tan llenas de falsedades y quienes son los responsables de filtrarlas a la prensa sin ton ni son. Hago también, aquí y ahora, y en público, que pienso solicitar no sólo al Ministro del Interior, sino al Primer Ministro en persona, que ordene una limpieza general en la gran agencia de inteligencia de nuestro país. Me estoy refiriendo cómo no, a la NNSA o Agencia de Seguridad Nacional de Japón. Esta gran agencia gubernamental, lleva, en mi opinión, demasiado tiempo interfiriendo inadecuadamente en el trabajo de la Policía, que es quien de verdad vela por los intereses, seguridad y derechos de los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país: Japón.
Entonces... el mismo periodista que lanzó el bombazo, Riuji, se levanta de su butaca... para sacarle los colores al superintendente con la verdad.
(Riuji) Señor Superintendente General Terai. ¿Es posible faltar tanto a la verdad en tan poco tiempo?
(Terai) Rogaría que esperasen al final de mi comparecencia para hacerme preguntas. De todas formas, que quiere preguntarme.
(Riuji) Soy Gingoro Riuji, periodista y reportero gráfico del periódico digital "Libertad y Progreso". Creo que se ha apresurado en comparecer tan pronto, cuando nuestro medio y demás medios de nuestro país, siguen publicando nuevas informaciones sobre usted. ¿Que puede decirnos, señor Superintendente General, que hay de las donaciones millonarias, a espaldas y a escondidas de la hacienda pública, que grandes multinacionales de nuestro país han hecho a su persona?
(Terai) -se pone nervioso de verdad y gotas de sudor frío le bajan por la frente... mientras Shinobu y Fuwa se le quedan mirando con una cara seria, pero al mismo tiempo... de burla- … Em...yo... ya... ya he desmentido todo eso.
(Riuji) Y que puede decirnos también, señor Superintendente General, sobre las cuentas bancarias opacas, en bancos de Luxemburgo, Suiza y Gibraltar, a nombre de su esposa... y suyo, varias de las cuales están ya siendo investigadas por la hacienda pública, y en consecuencia, se demuestra que existen, y que contendrían, cada una, un mínimo de 25 millones de dólares... sumando un total de más de 80.000 millones de yenes? -se hace el desconcierto entre todos los periodistas; los flashes de las cámaras disparan al unisono para captar la cara del superintendente que es todo un poema- ¿Cómo ha podido ganar tantísimo dinero en tan poco tiempo, ya que estamos hablando prácticamente desde que alcanzó el cargo hace un año, siendo "solamente" un funcionario público, aun siendo la máxima autoridad policial de Japón? ¿Tiene algo que decir acerca de esto?
(Terai) -intentando disimular su nerviosismo y limpiándose las gotas de sudor frío de su frente con un pañuelo- Yo... No tengo por qué responder a esa pregunta.
(Riuji) Que clase de respuesta es esa. ¿Es usted consciente de que está mintiendo deliberadamente a todos los ciudadanos de este país? ¿No ha pensado en presentar aquí y ahora, y en respeto a todos los ciudadanos, su dimisión?
(Terai) -nervioso, pero intentando escabullirse- No... no siga por ahí. Desmiento categóricamente todo lo que ha dicho. Todo son infamias.
Pero entonces... ocurre... lo inesperado. Lo que nadie espera. Algo... que ni siquiera debería existir. La intendente Fuwa se levanta de golpe de su silla. Shinobu, sentada a su lado, se da cuenta enseguida que algo no va bien con ella. Fuwa tiene una cara de pánico total, está sudando a calicanto y todo su cuerpo tiembla. Todas las cámaras de televisión la enfocan enseguida. Fuwa gira su cabeza hacia el Superintendente General Terai... levanta lentamente el brazo derecho, entre temblores y señala con el dedo indice a Terai. Y es entonces... cuando alguien que nadie espera... entra en escena. Alguien o algo que ha cogido "prestado" el cuerpo de Fuwa para transmitir su mensaje. Alguien que no tiene un nombre concreto. Bueno... en realidad si. Se hace llamar... "El Niño que llora". Quien sea que hace moverse a Fuwa cómo si de un títere se tratara, hace hablar a Fuwa con una voz ronca y profunda de hombre maduro, dejando a todos y al país entero que lo ve por televisión, absolutamente boquiabiertos.
(Fuwa) Vaya. Que sensación tan agradable volver a aparecer ante una cámara de televisión después de cuarenta años. Le doy mi más cordial enhorabuena, Superintendente General Iruichi Terai. Es sorprendente lo que puede llegar a falsear y mentir para mantenerse en el poder. -la voz ronca se ríe-
(Shinobu) -completamente flipada, cómo los demás, sin saber que está pasando- P... p... pero Fuwa... que... que te pasa? ¿Qué estás diciendo?
(Fuwa) Debo confesaros que estaba viendo este lamentable espectáculo desde la distancia. Pero ooohhhh, me estaba revolviendo tanto el estómago y causando tantas náuseas, que no he podido resistirlo más. Usted es de esas personas absolutamente miserables y repugnantes, que no sólo tienen el poder, sino que lo explotan hasta límites insospechados para su único y asqueroso provecho.
(Terai) O _ o
(Shinobu) -totalmente alucinada- Fuwa...
(Fuwa) Sé que han pasado cuarenta años del incidente de Industrias Pesadas Shinohara. Seguro que no se acuerdan de mi, verdad?
Desde el despacho presidencial del Kantei, Asuma, acompañado de Kanuka, Takeo, Ishimoto y otros miembros de su gobierno, lo ven todo por televisión, absolutamente impresionados.
(Takeo) -sobrecogida- Dios mio. Que... qué es lo que está pasando?
(Asuma) Un... un accidente en Industrias Pesadas Shinohara hace cuarenta años? ¿A que se refiere con eso? -pregunta sin entender nada de nada-
(Kanuka) -mirando muy seriamente la televisión- No lo sé, Asuma. Pero sea quien sea... está manejando el cuerpo de Fuwa para hacerle decir su mensaje.
(Ishimoto) -poniendo mala cara- Mierda. Después de cuarenta años... ha vuelto?
(Asuma) ¿Que? Tú... sabes de que va esto, Ishimoto? -pregunta sin salir de su asombro-
(Ishimoto) -dice muy serio- El niño que llora.
(Asuma) ¿Que?
(Kanuka) ¿Quien es el niño que llora?
(Ishimoto) No lo sé. Ni nunca llegamos a saberlo.
(Asuma) Pues será mejor que empieces a charlar, Ishimoto. -mirando a su ministro del interior muy seriamente-
La estelar aparición del niño que llora sigue en vivo y en directo.
(Fuwa) Bueeeeno. Es normal teniendo en cuenta que ya han pasado cuarenta años. Yo en realidad no soy nadie, pero soy al mismo tiempo alguien que todo el mundo conoce. Alguien que aparece todos los días. Alguien que causa la misma indiferencia y la misma atención por igual a toda la humanidad. Mi nombre es... El niño que llora. Yo estoy aquí, en nombre del número ingente de personas que no tienen a nadie, que no esperan a nadie, y que sufren la injusticia sin esperar que nadie venga a salvarles o a devolverles esta justicia que ni siquiera se atreven a reclamar. Pero tú, Terai... oh, superintendente Terai... me indignas tanto con tu presencia y tus palabras. Estoy ya tan harto de tener que soportar este montón de basura, este río putrefacto de aguas fecales, esta inmundicia repugnante a la que vosotros consideráis "vuestro" mundo... y que imponéis a todos los demás para vuestro único beneficio. Un mundo dominado y gobernado por una minoría selecta y de poder, que en vez de luchar contra la injusticia de su sistema, lo mantienen e incluso lo promocionan y lo agradecen.
En el despacho de la sección 5, lo comentan.
(Shinshi) O _ o Es... estáis viendo lo mismo que yo?
(Takahara) Pero que cojones es esto? ¿Que es lo que está pasando? -sin entender nada-
Entonces... en la pantalla del televisor y de todos los televisores, la cara de Fuwa... es tapada por un extraño logotipo que es por decirlo así... un "Smile" al inrevés. Un Smile blanco, que en vez de sonreír, está con la boca para abajo, los ojos cerrados... y soltando lágrimas. Y alrededor del circulo que forma esa cara llorando... que no es otra que la "imagen de marca" de "El Niño que llora", hay otro circulo concéntrico, que contiene una frase bastante larga. Una frase que reza así:
"La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña
injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en
nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin".
Este logo... aparece al unisono tapando la cara de Fuwa en todas las transmisiones en directo de todas las cadenas de televisión japonesas... y del extranjero.
(Kurosaki) ¿Qué es esto? ¿Qué demonios está pasando aquí? -va cambiando de canal... y el logotipo va apareciendo en todas las cadenas-
(Miyoko) Esto tiene que ser...
(Takahara) Obra de un hacker de clase super A. Me temo que nos espera una temporada de trabajo muy larga. -dice seriamente-
(Goto) ¿Y lo de manejar el cuerpo de Fuwa cómo un monigote también es obra de un hacker, Mayor?
(Takahara) Francamente, jefe Goto... no tengo ni idea.
El "Niño que llora", sigue con su actuación en público.
(Fuwa) Usted, Superintendente General Riuichi Terai, es el vivo ejemplo de persona con todo el poder en sus manos y que dice trabajar para todos, pero en realidad sólo trabaja para sus propios intereses sin importarle en absoluto las demás personas. Para unos intereses que son además corruptos, oscuros y repugnantes. Usted, Superintendente General Iruichi Terai, sabe algo que esconde a todo el mundo y que no le da la gana revelarlo. Algo que yo intenté revelar al mundo cuando mi primera aparición en público hace cuarenta años, pero fracasé en mi intento. Ahora he vuelto para abrir los ojos al mundo. Pero se lo advierto, señor Superintendente General Terai. O cuenta toda la verdad, o "mis amigos" vendrán a recordárselo en 48 horas. Si no lo hace, la verdad en si misma, cómo la más poderosa de todas las justicias, caerá sobre usted cómo la losa más pesada del mundo. Usted decide... Superintendente General Terai. Nos volveremos a ver... muy pronto. Me despido de ustedes, damas y caballeros. Les ha hablado... el niño que llora.
En cuando aquella voz ronca de hombre maduro termina de hablar y se desvanece, Fuwa se desmaya desplomada al suelo. Shinobu la socorre enseguida, pidiendo a gritos una ambulancia para su vieja amiga. La incredulidad de todos los allí presentes y de todo el país que lo ha visto en vivo y en directo por televisión, es absoluta. Pero la señal de televisión... acaba siendo interferida, quedando únicamente en la pantalla el logo del "El Niño que llora" sobre fondo negro.
Todo lo que ha pasado, deja unas cuantas preguntas en el aire que nuestros amigos deberán responder una a una. ¿Quien es "El Niño que llora"? ¿Es amigo o enemigo? ¿Cual es su objetivo? ¿Qué quiere en realidad? De momento, son preguntas sin respuesta. Pero nuestros amigos, están dispuestos a contestarlas, para cómo el niño que llora ha dicho... llegar hasta la verdad.
