"Vamos Santana no seas aburrida, vamos a tomar unos tragos" Le dice Puck a su amiga, que lo miraba con desinterés.

"Puck estoy cansada y estresada, tuve una semana terrible gracias a este importante caso que estaba llevando", le contesta la chica mientras se tira hacia atrás en el respaldo del cómodo sillón de su oficina.

"Pero ganaste! Es probable que en cualquier momento te hagan socia de la firma. Hay que celebrar! Vamos, sólo unos tragos, tengo el lugar perfecto para que te olvides de todo por un rato" Dice Puck a la latina, guiñándole un ojo.

"Oh no, ni sueñes que vamos a ir a uno de esos bares para hombres que te encantan", le dice la chica levantando las cejas con expresión seria.

"Hey! Es un lindo lugar a donde quiero ir. Hace semanas que no salimos a tomar algo, te pasas trabajando todo el tiempo. Por favor San!", le ruega el chico a la morena.

"Ok, ok… iremos. Pasa por casa a buscarme a las 20hs." Contesta Santana, rodando sus ojos en señal de molestia a su amigo.

"Perfecto! Ahí estaré. Ahora me voy que tengo que volver a trabajar." Dice el joven.

"Si, Sargento Puckerman, que no pago mis impuestos para mantener policías holgazanes que hacen visitas sociales en horario de trabajo…", se burla la chica.

"Siempre tan dulce Santana… consigue algo de sexo a ver si mejora un poco tu humor" responde Puck mientras sale de la oficina.

Santana se quedó pensando en ese último comentario de su amigo, definitivamente hace mucho tiempo que no tengo sexo pensó. Últimamente había puesto toda su energía en el trabajo, a sus 27 años ya se había convertido en una abogada respetada, reconocida por su fiera actitud en la corte. Se graduó con honores e inmediatamente le ofrecieron una pasantía en una de las mejores firmas de abogados de NY. Gracias a su impecable desempeño a los pocos meses la contrataron como abogada de la firma, y desde ese momento había ido creciendo profesionalmente a medida que ganaba casos cada vez más importantes.

Si bien Santana se sentía muy satisfecha con su vida profesional, su vida sentimental no era tan exitosa, la última relación más o menos seria que había tenido fue mientras estaba en la universidad y esa historia no había terminado muy bien, por lo que, desde entonces sólo tenía sexo casual con chicas que luego no volvía a ver. Siempre había odiado sentirse vulnerable e insegura por lo que prefería mantener a la gente lejos de su corazón.

Puck era la excepción, era su mejor amigo, se conocían desde la secundaría y sabían todo el uno del otro, y lo más importante es que se aceptaban tal cual eran. Santana se sentía muy agradecida por el apoyo que recibió de Puck cuando le dijo a sus padres su orientación sexual. Esos no fueron tiempos fáciles para ella, su familia era muy religiosa y no aceptaron que su hija fuera lesbiana. Santana sentía el rechazo de sus padres y eso le rompía el corazón, sin el apoyo incondicional de su amigo no sabe como hubiera podido atravesar ese momento. Puck era el único que conocía el lado sensible y vulnerable de la latina y eso era algo que los unía. Él sabía que por más que Santana se mostrara fuerte y capaz de llevarse el mundo por delante en su interior era frágil y usaba esa fachada para no sentirse expuesta.

El día siguió su curso y a las 18hs Santana estaba llegando a su apartamento, ubicado en un bonito edificio de la ciudad. El apartamento era pequeño y acogedor, tenía un solo dormitorio, el baño, la cocina y un living amplio a la entrada. Al llegar se quitó su elegante traje y entró al baño a darse una merecida ducha caliente para aflojarse un poco. Al salir empezó a probarse ropa para elegir su atuendo. Hacía bastante tiempo que no salía por la noche y como le había recordado Puck también hacía demasiado que no tenía sexo por lo que quería verse muy atractiva y ver si conseguía algo de acción esa noche.

Luego de probarse varias cosas se decidió por un ajustado y muy corto vestido negro que resaltaba todas sus curvas, en la parte superior tenía breteles que se cruzaban varias veces en la espalda terminando en la cintura, dejando ver su bien formada espalda. Adelante tenía un pronunciado escote que dejaba poco a la imaginación. Para completar su atuendo había elegido unas sandalias stilettos que marcaban todos los músculos de sus piernas. En pocas palabras, estaba infartante.

Cuando terminó de colocarse el maquillaje sonó el timbre del apartamento. Sabiendo que a esa hora debía ser su amigo, se dirigió hasta la puerta y abrió. Al verla Puck quedó de boca abierta, mientras los ojos se le salían de la cara mientras recorría a la latina de arriba a abajo, con cara de estúpido.

"Basta ya Puckerman! Parece que nunca has visto a una mujer en tu vida!" le grita Santana.

"Por dios San, es que estás demasiado sexy, ¿qué quieres que haga? Soy un hombre, no puedo evitarlo." Se defiende el joven, levantando sus hombros y tratando de despegar los ojos del cuerpo de su amiga.

"Vamos antes de que empieces a babear mi piso…" y luego de decir eso, tomó su cartera y sacó a los empujones a su amigo para finalmente cerrar la puerta.

Al subirse al auto de Puck, la latina le pregunta a su amigo, "a dónde piensas llevarme esta noche?", "con lo divina que estas te llevaría a mi cama pero se que no es de tu interés" responde el chico.

"Jajaja, en tus sueños, definitivamente no es de mi interés pero si algún día quisiera estar con un hombre prometo avisarte, ahora dejate de molestarme y vamos de una vez" luego de dejar contento a su amigo con ese comentario, Puck arrancó el auto y arrancaron.

Al cabo de varios minutos de viaje llegaron a su destino, Puck estacionó el auto y le abrió la puerta a su amiga para que bajar. Levantando una ceja Santana le pregunta "qué clase de lugar es este Puck? Te dije que no me trajeras a uno de esos bares que te gustan", "Shhh, no protestes San, vas a ver que te va a gustar" y agarrando a su amiga del brazo caminaron hasta entrar al local.