¡Hola a todos!
Presento aquí mi primer crossover.
Espero que les guste
Disclaimer: No soy dueña del maravilloso mundo de Harry Potter y de Naruto. Si fuera por mi varias personas no hubieran muerto y Harry nunca hubiera sufrido el complejo de Edipo y Naruto se avisparía en torno al amor.
Todas dudas por favor coméntelas
Y si hablas otro idioma, ¡No hay problema!. Para eso están las maravillaras de Google traductor.
Resumen Completo: Harrison James Potter nunca se imagino que su racha de que le sucedan cosas más inexplicables le seguiría hasta… la tumba. Por así decirlo, era lo único lógico que procesaba su mente al encontrase frente a una especie de espectro dementor rarísimo diciéndole una interesante propuesta después de tres minutos de haber estado en el limbo. ¡Es que ni siquiera podía morir como una persona normal de una reverenda vez!
...
[+]
Prologo
...
Las historias.
Nos relatan un emocionante comienzo, un espectacular desarrollo y una inquietante conclusión que nos roba el aliento. Las ideologías, conceptos y sentimientos son meros productos que la gente consume si darse cuenta.
Pero los cuentos no son del todo ciertos. Bien dicho está en que lo que te cuentan es solo la mitad de verdad mientras que la otra mitad es una mera interpretación del narrador. Punto de vista subjetivo es un mar de complejas reacciones que se debe estudiar con pinzas, las emociones son volátiles una vez que explotan bajo ciertas condiciones. Condiciones que si están en tu conocimiento nos lleva a la manipulación.
La manipulación de verdad. Es divertido de ver cuando ya conoces las tretas de narrador.
Es por ello cuando se concreta una verdad única, es en realidad una mezcla de todos los puntos de vista accesibles, produciendo así algo verídico para el público. Pero aun así no del todo legitimo.
Y por ello estamos aquí…
La estación celestial del King Cross. Todo rebosaba en blanco menos él, con sus ropajes sucios y ensangrentados le hacían sentirse más sucio que nunca en su vida.
Una escena familiar. Después de todo era su segunda vez aquí.
Muchos se preguntaran cuando aparecerá cierto vejete anciano para que lo guiara a las tierras donde descansaban las almas e sus seres amados. Estaba cansado, solo quería abrazarlos y dormir una buena siesta. Una muy larga siesta.
Él pensaba que estaba solo. No era cierto.
El sonido de una puerta le hizo voltear.
Un dementor, sintió su cuerpo tensarse al ver la sombra oscura acercarse. Pero no estaba solo; a su lado, tratando de seguirle el ritmo con pequeños saltitos, un niño de no menos de cuatros años le acompañaba.
Imagen más alocada se gaño el primer puesto de que había visto Harry en todos sus años en Hogwarts. Y eso contando los llamativos ilustraciones y colores de los trajes de Dumbledore. Seriamente esa vieja focha…
—La vieja focha está muy contenta que me mantengas así en tus pensamientos…
Harry salto por sorpresa al tener al mismo Albus Dumbledore sentado en la banca más cercana a él.
—¿Albus?, ¿Qué está pasando? —pregunto inmediatamente después de superar el susto indicado por su viejo mentor— Pensé que una vez que volviera a matarle no tendría otra oportunidad de estar aquí…
Hizo una mueca de dolor al decir esto. Porque su mente le llevo a pensar en la personas queridas que dejo atrás. Ron, Hermione, Draco, Luna, Neville… Los Weasley…
Teddy.
Un nudo en la garganta se formo al recordar que no estaría para ver crecer a su cachorro.
—¿No… voy a volver, verdad? —pregunto con vacilación.
El anciano suspiro abatido al ver al joven con tal angustia.
—Me temo que no, hijo mío —le respondió con su calidez paternal habitual— Lo bueno es que la guerra de intolerancia en nuestro mundo ha acabado. Estoy seguro que la señorita Granger no dejara que ningún miembro del Ministerio abuse del joven Lupin dada la condición del querido Remus.
Rechisto Harry.
—Mione va ser buen sangriento Ministro antes de que llegue a los veinte. Puedes apostarlo.
El viejo soltó unas cuantas risas.
—No dudo de perseverancia de la señorita Granger, Harry.
—Yo confió en ella, y en la Orden —aclaro el pelinegro.
Pero no confió en el Ministerio, las palabras implícitas estaban claras.
Por lo menos me lleve a la tumba a todos los mortifagos conmigo, exceptuando a la generación más joven que habían sido obligados por sus padres a tomar la marca tenebrosa, pero estoy seguro que Malfoy se las arreglara de protegerlos.
Albus suspiro otra vez.
—Eso es algo que ya no debes de preocuparte. Tu destino ya ha sido cumplido. Acabaste con la guerra, siglos de paz ameritaran en nuestro mundo gracia a ti, Harry. Algo por lo que te estoy muy agradecido.
—Yo nunca quise este destino y lo sabes —le miro fríamente— Nunca quise llevar sangre en mis manos. Nunca quise que mataran a mis seres queridos en acto de sacrificio a mí. ¡YO NUNCA QUISE ESTO! —grito de impotencia— Solo lo hice porque no quería más muertes de inocentes. No me hubiera importado morir el año anterior, pero justo cuando encuentro una sola razón para seguir viviendo —lagrimas cristalinas caen por sus mejillas— Me lo quitan…
Dumbledore se veía visiblemente apenado.
—Temo que gran parte de tu desdicha por la vida es culpa mía, Harry —hablo con calma, pero su rostro denotaba su pesar— Siendo anciano uno tiende a olvidar ciertas cosas, cosas importantes —miro de reojo a su mano ennegrecida— Y por ello tuve tal muerte dolorosa. Para expiar mis pecados contra ti y mí hermana.
Harry miro al su antiguo director y vio la culpa en sus ojos.
— Tenía tres cuando supe que nunca seria amado por mis parientes. Tenía cuatro años cuando deje de confiar en los adultos. Tenía cinco cuando descubrí que era mejor parecer ignorante y en silencio para no ganar una paliza. Tenía siete cuando comprendí que nunca podría hacer amigos. Tenía uno cuando mate a Voldemort y once cuando tome a consciencia la vida de otra persona. De ahí en adelante fue de mal a bien y de bien a peor. Cada año ha sido un infierno y ni siquiera mis amistades lograron calmarme del todo… —hablo con amargura— Sirius pudo haberme hecho pensar que la vida no es tan mala, pero todo se fue al carajo, ¿No?.
—Lamento escuchar eso.
—Desde que tengo memoria tengo pesadillas horribles; de las muertes de mis padres hasta retazos de asesinatos que no fue de parte mía… —en este punto Dumbledore se sorprendió— Yo solo quería que parara todo de una vez. Que él me dejara en paz. Que por una vez tuviera una vida normal.
Su garganta ardía en nudo difícil de tragar y al igual que sus ojos no dejaban de llorar en silencio.
—Solo Teddy acallaba todo… —su voz se quebraba— Solo mi cachorro…
Se dejo caer de rodillas de tanto dolor que sentía por separarse de su niño.
Unas caricias en su cabeza le guía a dejar caer su cabeza en el regazo del anciano y Harry lloro por primera vez en su vida con verdadera desasosiego y dolor. Y permitió acurrucarse en el calor del anciano.
Albus Dumbledore observaba al chico desahogarse mientras él mismo desprendía unas cuantas lagrimas en medio de una mantra de perdón hacia tan buen muchacho, pero tan dolido en su vida que hacía que se le rompiera el corazón. Tan joven…
Minutos de llanto y perdón entre los dos pasaron hasta que Albus vio como la sombra y el niño se quedaron al frente de ellos y supo que se le había agotado el tiempo con tristeza acaricio los largos e indomables cabellos del muchacho antes de hablar.
—Tenemos visitas, Harry.
El pelinegro se levanto lentamente, deshaciéndose e cualquier rastro de su llanto antes de voltear. Inspeccionando a los dos. La sombra de cerca no parecía un tanto a un dementor, caminaba, no flotaba, no se veía el rostro por la capucha pero podía ver una mano de solo huesos blancos tomando la gordita manito del niño. Solo tuvo que mirarlo a los ojos para saber quién era.
Tom Riddle.
Frunció el ceño antes de mirar a la figura encapuchada.
—¿Quién eres?.
—Pensé que ya lo habías deducido.
No replico. Ya lo sabía.
La Muerte.
—¿Por qué estoy aquí?.
—Él quería despedirse antes de irse al inframundo.
- ... ¿Eh?
Giro solo a ver la expresión de resignación del anciano.
—Mis acciones en esta vida han sido más malas que buenas, Harry. Su pongo que Gellert tuvo razón conmigo.
Harry se congelo.
—¿Qué?, pero pudo haber sido peor sin usted… —comenzó a protestar.
—No, pequeño ángel —la sombra negó con la cabeza— Este hombre tuvo mil oportunidades de obrar bien, pero opto simplemente por hacer nada. Dejo que muchas almas inocentes sufriendo y no movió ni un solo dedo. Ira a compensar sus errores antes de entrar al jardín del Edén —decreto con una voz grave y vieja.
Harry solo pudo asentir. Sin fuerzas para pelear.
—¿Qué harás con él? —señalo al pequeño, este ofendido dio un bufido.
—Enviare de vuelta su alma a su mundo, sin recuerdos. Si obra bien, no me veré obligado a eliminarla por completo…
—¿Eliminarla? —incito algo asustado, habiendo visto como un dementor roba un alma no era un espectáculo alegre en absoluto.
—Demasiada sangre en sus manos, demasiada oscuridad y ha maltratado demasiado su alma para repararla. No me gusta hacerlo, pero ha sido de los pocos al cual llegamos a este procedimiento. Solo porque tú le otorgaste una segunda oportunidad no me veré obligado a eliminarlo de inmediato.
Harry se removió incomodo de hablar sobre la destrucción de un alma cuando dicha persona está escuchando todo. Pero Tom se veía muy diferente a cuando le conocía en el mundo de los vivos. Muy tranquilo, muy en paz.
—¿Cómo podrá curar su alma? —pregunto curioso.
La muerte soltó una risita.
—El viejo focha sabe.
Harry alzo una ceja antes de mirar al su mentor.
—Amor, Harry. Solo el amor sanara todas sus heridas. Tu compasión convenció a la muerte de darle una segunda oportunidad a un alma tal ennegrecida como la de Tom. Tu perdón al bebe que viste en tu visita anterior sembró una pequeña luz en el alma de Tom. La muerte solo sera juez en su segunda vida si en merecedor de esta —respondió con su habitual tono de compresión y autoridad paternal.
—Tom quería verte antes de partir a su segunda vida —la muerte tomo en su esqueléticas manos al niño y lo elevo hasta Harry.
El pelinegro por reflejo lo tomo en sus brazos. Era tan frágil… Le costaba pensar que anteriormente era el loco psicópata que mato a tanta gente. Ojos verdes miraron a unos grandes ojos castaños y recién se dio cuenta que el bebe estaba llorando silenciosamente. Harry froto la pequeña espalda el niño suavemente como lo hizo con Teddy en alguna noche en vela tratando su mal humor al no querer dormir. Lo arrullo más apretado contra su pecho y lo meció suavemente para que se calmara.
Tonks siempre le dijo desde que nació Teddy que tenía un don para calmar a los bebes y pasaba bromando juntos a los gemelos Weasley que él sería más madre que padre cuando tenga sus propios hijos. No es que se sintiera ofendido, nunca podría enojarse con Fred y George. Pero tenía algo que ver que en su infancia se sintió tan solo que cuando veía un bebe todo lo que quería era tenerlo seguro y que supiera que era amado. Sus siete años en Hogwarts, incluyendo todos los intentos de asesinato de Voldemort nunca se compararon con sus diez años de cautiverio con los Dursley. Esa década seguía siendo los años más oscuros de su vida.
—¿Qué pasa Tommy? —pregunto con voz suave mientras trataba de sacar su mente de recuerdos dolorosos— ¿Qué está mal?.
—Lo siento… Lo siento…Tanto —hablo en susurros antes de volver a llorar— Lo siento por todo… Eres la única persona que ha sido verdaderamente amable conmigo y yo te he hecho tanto daño… Lo siento… ¿Por qué me salvaste?... Debiste haberme dejado y huir de miedo como todos lo han hecho…
Harry suspiro. Si él con diez años quedo tan roto… hasta que sus amigos le habían ayudado; su amor y el conocimiento de que sus padres lo amaron fue su ancla a no caer en el odio. No quería imaginar cuanto había soportado Tom la soledad en el orfanato. Algo debió haberlo roto antes de entrar a Hogwarts. La discriminación de Slytherin solo debió empeorarlo y enterarse después que era un hijo bastardo de un muggle y que su madre, bruja de apellido de renombre, le había concebido solo para atrapar a su padre en matrimonio debió haberlo cegado de ira al comprender que nadie nunca lo quiso de verdad. Dando inicio al asesino que Harry conoció poco después de su primer cumpleaños. Ahora Harry solo veía un niño incomprendido hambriento de afecto y con un alma quebradiza que necesita años de amor y consuelo para sanar.
—Shhh… Está bien, Tom. Ya acabo todo. Todo estará bien en adelante —luego su voz melodiosa cambio a un amenazante al dirigirse a la muerte— Y esta vez envíalo a un lugar donde realmente lo cuiden o yo mismo iré a penarte por toda la eternidad que este aquí —le gruño desafiándolo a que le dijera lo contrario.
No lo vio pero oyó una sonrisa el parte del espectro.
—Ahora, Tom —inclino al muchacho para que le mirara a los ojos cuando este se acurruco en su hombro— Se que muchas veces en vida te lo negué, pero en realidad no parecemos mucho, sufrí el mismo mal que tu, también pensaba que nada en el mundo era lo suficiente como para vivir en el, también me sentí solo y pensaba que así seria para siempre, también me preguntaba porque yo no tenía a dos personas que me quisiera como todos los demás, también me pregunte si alguna vez mi padres me quisieron tener… —suspiro al ver más lagrimas caer por los ojazos del niño—Pero cuando me entere de la verdad, de que mis padres me amaron. Todo cambio, iba vivir por ellos y luego Ron y Mione me dieron más razones para sobrevivir. Quiero que me prometas que encontraras a tus personas especiales y dejar que sean tus anclas. No es necesario que sean muchos, tan solo con una bastaría, Tom. Tan solo una persona que en verdad crea en ti y que conozca al verdadero Tom.
Sonrió al ver como los ojitos se abrían como platos y brillaban.
—¿Promesa?
Tom asintió.
—Gracias, Tom.
Beso la pequeña frente del niño antes de dejarlo al suelo.
—Ya es hora, Tom.
El pequeño parecía reacio a alejarse del adolescente, pero al final tomo la mano de la muerte, pero antes reclamo.
—¡No quiero olvidar a Harry! —hablo con determinación.
La Muerte se congelo, Harry se atraganto y Albus soltó una risita.
—Después de todo es su luz, ¿No? —Albus parecía divertido al ver la duda en el espectro—Además el joven Riddle ha hecho una promesa muy importante. Sería una pena si lo olvidara —hablo con fingida tristeza mientras sus ojos brillaban de diversión.
Harry miro a su mentor con incredulidad.
—¡No me digas como hacer mi trabajo, vieja focha! —gruño al anciano, mientras este solo sonreía con inocencia— ¿Sabes que si no borro tus recuerdos con Harry, regresaran incluso los recuerdos de cuando intentaste matarlo? —le advirtió al pequeño.
Harry se estremeció con violencia, provocando que Dumbledore pusiera su mano en su hombro en una caricia de calma y comodidad. De ninguna manera dejara a un niño con recuerdos de sus ensangrentados encuentros.
—Tom, no es necesario… —el pelinegro trato de conversar a niño.
—¡No! —grito— ¡Yo los quiero!. No importa si la mayoría son feos, pero estos pocos son los más felices que tengo. ¡No quiero olvidarle!. Me volveré fuerte para que no me dañen, ¡Pero yo quiero todos los recuerdos con Harry!, ¡Por favor! —parecía que volvería a romper a llorar al estar rogándole a la Muerte.
El pelinegro quiso acercarse, pero Albus lo retuvo.
—Es decisión de la Muerte.
El corazón de Harry estaba preocupado por el pequeño Tom. No quería que su segunda vida estuviera manchada por la sangre que derramo en su pasado. Quería que empezara de cero. Le rompía el corazón que él fuera su recuerdo más feliz pero para conservarlo debería acarrear con los demás recuerdos con él, que no eran nada lindos ni felices.
La Muerte suspiro de cansancio.
—Está bien, está bien. Deja de hacer esa cara de perrito. Sera un arma letal cuando te vuelvas mortal otra vez. Ve y despídete. Nos vamos. Ya nos hemos retrasado bastante.
El niño sonrió satisfecho. Y salió disparado hacia Harry, este le sonrió y se arrodillo para abrazarlo con fuerza y darle un beso en la mejilla. Tom parecía increíblemente feliz. Luego el pequeño se acercaría tímidamente hacia Albus y… le pegaría una patada en su muslo derecho, dejando a Harry boquiabierto y a la Muerte carcajeando al ver la expresión desconcertada de Dumbledore.
—Yo también lo siento por no haber luchado por ti, pequeño Tom —Albus manifiesto con sinceridad ante el ceño fruncido del niño.
Este solo daría un bufido y voltearía a tomar la mano de Muerte, que seguía riendo mientras salían de King Cross. Un portal se iluminaria y Tom voltearía por última vez para mirar a Harry con una sonrisa feliz. El pelinegro solo deseaba que en su segunda vida sonriera mucho de verdadera felicidad. Entonces ambos desaparecieron.
—La vida da vueltas interesantes, ¿No crees? —comento Dumbledore al sacar su mano del hombro del muchacho.
Harry solo asintió.
—Aun no creo que te irás al inframundo.
—Fueron mis decisiones en las que me inculque en este camino… —su explicación se vio interrumpía por un gran abrazo de parte del joven—Harry…
—El día que murió Sirius fue sin precedentes el peor día de mi vida… —tomo un largo suspiro antes de continuar— Tu… solo agravaste más. Te odie mucho por dentro al saber que tú me enviaste a los Dursley y te odie aun más el día que moriste… —tembló ligeramente a lo que el anciano le dio un apretón— Porque aun odiándote me sentí tan desamparado y perdido sin tu guía. Porque aun odiándote te quise mucho como al abuelo que nunca tuve…
—Oh, Harry… —el anciano derramo unas lagrimas de culpa salían otra vez.
Pasaron unos minutos cuando el adolescente se alejo a pasos vacilante y le mostró una sonrisa triste. Ambos voltearon al ver como un portal rojo carmín se habría, diferente al blanco y dorado el cual la Muerte y Tom se fueron.
—Ese es mi portal —dijo el viejo al eliminar vestigios de lagrimas en su rostro— Esperemos que nos encontremos otra vez en el jardín del Edén, Harry. Estaré esperando con ansias, querido —y dio esto, marcho tranquilamente hacia el portal.
La muerte es la siguiente gran aventura…
Para Harry el silencio lo congelo una vez que Dumbledore desapareció por el oscuro portal. Decidió que sentarse sería bueno para su cansada mente a registrar los últimos sucesos que le habían pasado.
Después de salir de limbo y volver al mundo de los vivos; mato a Voldemort y casi la mayoría de sus mortifagos.
Murió poco después de matar a Fenrir Greyback, el más escurridizo de los seguidores del Señor Oscuro. Fue una pelea sangrienta difícil, pero Harry se concentro en no perder la calma hasta que le había cortado la cabeza a ese mal nacido. Su cuerpo para ese entones tenía varios cortes de maleficios por otros mortifagos, veneno de Nagini circulaba en sus venas, más arañazos de hombre lobo no fue algo bueno para su salud. Había perdido mucha sangre y su magia estaba tan agotada que ni siquiera pudo curarse a sí mismo como en otras ocasiones. Para cuando Luna y Hermione le encontraron era demasiado tarde.
Logro despedirse de ellas junto a Ron, los gemelos y Neville antes de exhalar su último aliento. Pero aun lamentaba no despedirse de su cachorro.
Había llegado al limbo de nuevo.
Harry se preguntaba si Albus había estado aquí por todo un año antes de esperar su muerte para por fin despedirse, principalmente para pedir perdón, y partir al inframundo.
Tom Riddle había sido beneficiado con una segunda vida.
Lo único que quedaba sin respuesta era el porqué no estaba ya en el jardín del Edén. Quería ir a ver a sus padres.
—¿Estas curioso, pequeño ángel?.
Harry levanto la vista y frente a él estaba el espectro gigante mirándolo atentamente.
La Muerte había regresado.
—¿Por qué me llamas así?
—Tu alma es tan pura… —murmuro la respuesta antes de ser interrumpido.
—¿Te das cuenta que hace menos de de un año he ido yendo y viniendo cazando y asesinando personas, no?
—Asesino que mata asesinos, mil años de perdón. O algo así era el dicho…
Harry quiso protestar, pero estaba demasiado cansado.
—¿Qué harás de mi?.
—Oh… Bueno eso depende de ti —la figura negra se encogió de hombros— Después de todo, eres de Maestro de la Muerte, ¿No crees?.
Harry le miro con incredulidad.
—Destruí la varita de Sauco después de matar a Voldemort y el anillo está en la tumba de Dumbledore. ¡Nunca tuve las tres reliquias juntas! —exclamo desconcertado— ¡¿Cómo es posible?!
La muerte soltó una risita antes de responder.
—Veras, La fabula de los tres hermanos Peverell al principio fue un juego —Harry le alzo una ceja escéptico a lo que estaba escuchando— ¡Estaba aburrido! Había una taza muy baja de mortalidad ese año… Como sea, Los mocosos me invocaron con un ritual que se había extinguido entre el conocimiento de los magos hace siglos. Decidí jugar con los mocosos así me convertí una versión amistosa de mi verdadera forma y les di a cada uno un regalo para que huyeran de mi; ellos escogieron sus regalos para que no vinieran con eso de que hice trampa —chasqueo la lengua, ofendido de que alguien pensara así de él— Fue un entretenido juego de las escondidillas por unas décadas hasta que nunca pude encontrar a tercero —Harry no podía creer que estaba viendo a La Muerte haciendo pucheros— Ignotus era listillo, cuando se entrego a mí, me pidió que las reliquias siguieran dispersas en su mundo como premio en su victoria. Así que decidí que el primero que mis reliquias lo elija como su amo seria mi "maestro" —hizo un destacado en la comillas— En realidad seria mi compañero de trabajo, más que relación de amo y esclavo como malinterpretaron en el cuento.
Harry siguió mirándole sin entender porque era el "Maestro de la Muerte".
—La capa de invisibilidad fue la primera en reconocerte como amo, nunca la ocupaste para el mal, solo ibas a ella en busca de refugio y seguridad. Después esta el anillo; solo una vez lo ocupaste y después por voluntad propia lo abandonaste en la tumba del viejo. El anillo tuvo menos usuarios que la capa o la varita, pero todos ellos nunca pudieron parar de invocar a los muertos una vez que lo hicieron. Tu fuerza de voluntad fue lo que el anillo te designo su maestro. Y por ultimo y el más fácil de explicar, la varita de sauco solo se utilizaba para imponer autoridad y someter a sumisión. Tú la ocupaste para proteger poco antes de destruirla. Eso… te hace Maestro de la Muerte.
Harry gimió dolorosamente al cubrir su cara entre sus manos. ¿Por qué siempre estas cosas le pasan solo a él?.
—¿Así que soy algo así como tu mano derecha?.
—Prefiero el término de "Mi Protegido".
—¿Qué conlleva eso?.
—Te lo diré a su debido tiempo pero antes de que empieces a trabajar te daré unas pequeñas vacaciones, ¿Te parece?.
—¿Veré a mis padres?.
—Por supuesto.
—Pues… vale.
Así comenzaría sus días como Maestro de la Muerte.
