…
.. .. ..
El sol recién se mostraba en el horizonte detrás del frondoso bosque que rodeaba la majestuosa mansión Vongola, ofreciendo un hermoso amanecer para todo ser viviente que lograra verlo.
Y Tsunayoshi hubiera disfrutado del hermoso amanecer, de no ser que las pilas de papeleo cubrían sus ventanas.
―Maldito papeleo –gruño el lindo castaño sentado detrás del escritorio.
Suspiró.
Si seguía así se le terminaría cayendo el brazo. Miro su papeleo con odio, seguiría el consejo de su hermana un día de estos.
A pesar de que tuvo que pasar toda la noche encerrado ahí, sin poder volver a su cómoda y calentita cama, podría decirse que en cierta forma le gustaba estar hasta tarde en su oficina; no se refería a que disfrutaba de hacer papeleo, ¡joder, no! Sino que esos eran de los pocos momentos silenciosos en la mansión, los niños dormían y sus Guardianes también, si es que no estaban en alguna misión. El único momento apacible en el día que podía pensar tranquilamente sin ser interrumpido por gritos, explosiones o alguna pelea entre sus guardianes (que tenía que detener de inmediato)
Aunque su deseo de estar solo y tranquilo, muchas veces podía terminar jugando le en contra. De tanto divagar en sus pensamientos terminaba desenterrando recuerdo que quería olvida, enserio, quería olvidaros pero no podía, jamás podría borrarlos de su memoria.
Si tan solo hubiese sido más fuerte, hubiese podido proteger a su Familia, a sus hijos; eso no hubiese pasado. Pero como Reborn le decía –siempre que sacaban el tema a flote- el hubiera no existe.
Esa sería su cruz, de la que se arrepentiría y avergonzaría por el resto de su vida…
― ¡AAH! –Gritó una chica -¡REBORN!
El grito le saco de sus pensamientos.
Tsuna hizo una mueca, recordando su despertar en su juventud cuando vivía en Namimori y aún era estudiante del Hitman. Un escalofrío recorrió su columna de solo recordarlo. Sentía algo de pena por su hija, tener a Reborn el mejor Hitman del mundo como tutor no era nada fácil.
― ¡Quiero dormir! ¡Quiero dormir! –otra voz femenina se oyó
― ¡Dejen dormir al prójimo, maldita sea!– otra voz también femenina se quejó
― ¡Cierren la boca! – gruñó su otra
―hahaha, ¡no les vendría mal madrugar y hacer algo de ejercicio matutino! – Tsuna todavía no podía entender que parte de picar a personas de mal temperamento era divertido.
― ¡Cállate, Tita! – una pequeña explosión y una risa bastante sonora se oyeron.
―Cierren la maldita boca ahora mismo –lograron despertar al Demonio Jr.
Los gritos y las amenazas siguieron dando lugar a explosiones y chirridos de objetos metálicos chocando entre sí. Sip, comenzaron a pelear a las 6 de la mañana importándole un pepino la hora, o incluso darle aún más papeleo al Décimo.
Que buenos hijos de sus padres eran.
― "¿Hace cuanto despertaron? ¿15 segundos?" –Tsuna estuvo a nada de largarse a llorar pero se detuvo a tiempo.
Reborn se adentró al despacho cual rey, con su sagrado y humeante expresso en mano, sin el más mínimo respeto hacia su "Jefe". Dio una mirada burlona a su ex Dame-alumno, mientras una sonrisa de satisfacción se extendió en sus labios al escuchar el caos proveniente de la segunda planta donde estaban los dormitorios de la Undécima generación.
Al parecer a Reborn no le agradaba la idea de que la mansión este tranquila y en silencio.
... ... ...
Nombre:
Edad:
Padres:
Aspirante a puesto:
Llama:
Personalidad:
Físico:
Historia: (Para darle mas sabor a la cosa(?)
Habilidades:
Arma:
Caja Animal/Mascota:
Gusto / Disgustos:
Miedo:
Curiosidades: (Alguna otra cosilla que quieras agregar)
