LA REAL VENGANZA DEL DRAGÓN CON PIEL DE SERPIENTE
Fuertes y apresurados pasos; pero no menos sigilosos, hacían eco en la oscuridad del pasillo. La seguridad y el ansia que lo embargaba lo mantenían sereno hasta llegar a su destino.
Un leve chasquido resonó por el lugar y se detuvo; sus fríos ojos grises brillaron al fijarse en un gran arco que sobresalía de la pared hasta formar intrincados diseños al final del corredor.
Su brazo derecho asió aún más las delgadas y trigueñas piernas que colgaban inertes de su hombro, acelerando para acortar el espacio. El rubio-platino abrió las grandes puertas y observó la acostumbrada inmensidad de la habitación, su mirada deteniéndose en la gran cama que acaparaba el centro del lugar.
Elevando una ceja, extrañado, se acercó y lanzó el cuerpo de la chica como si fuera una simple muñeca de trapo sobre el verde edredón y sábanas blancas que lo acompañaba; revotando levemente. Recordaba a la perfección que no había ninguna cama la primera vez que se le apareció aquella habitación; y menos los grilletes sujetos a la cabecera.
Como si fuera un designio, agarró los brazos de la chica y los alzó encima de su cabeza, apresando sus delgadas muñecas. Como si estuviera acostumbrado, deslizó su mano por la piel suave del brazo de ella para luego llegar a su enmarañada cabeza, tocando sus cabellos hasta alcanzar su mejilla en una falsa caricia.
-Hoy no es tú día, Granger- pronunció Malfoy con veneno.
Como si de repente se quemara, se alejó y se dedicó a observarla; frunciendo el ceño. ¿Cómo era posible que una persona se viera tan inocente con los ojos cerrados, pero despierta una total y molestosa fiera? Porque eso era lo que estaba viendo Draco Malfoy: un demonio camuflado de ángel durante el reposo, como si en verdad fuera su medida de protección. Siguió su escrutinio.
Primero, el pelo enmarañado con unos mechones rebeldes cayendo seductoramente por su rostro, los labios rojos y carnosos levemente entreabiertos, el suave movimiento de su pecho al respirar; finalizando con la falda (más larga de lo normal),varios centímetros más arriba de lo permitido, mostrando las largas piernas que ahora captaban toda su atención.
No pudo evitarlo.
Se acercó y deslizó un dedo por el muslo de la castaña, viendo como su dedo pálido hacía contraste con la trigueña y suave piel; y el chico recordó como ésta lo había insultado un mes atrás, dejándolo en ridículo.
Él caminaba furioso por los terrenos de Hogwarts, alejándose del castillo. Las risas que había dejado atrás eran culpa de la sangre sucia que lo había hecho quedar como un tonto frente a toda la clase de McGonagall.
Maldita perra sabelotodopensóY maldita vieja con cara de perico.
Sin dirigirse a ningún lado en especial, los cargados pasos de Malfoy destrozaban el césped, sufriendo toda la ira del joven. Y fue entonces cuando la divisó.
A lo lejos, junto al lago, se movía una cabellera castaña inconfundible y… sola. Como si no pudiera creer su suerte y como buena serpiente, acortó la distancia con agilidad, procurando que su velocidad no alertara a la joven. Cuando estuvo casi encima, agarró con fuerza el hombro de la chica volteándola con brusquedad.
-¿Pero qué...?- jadeo Hermione Granger, sorprendida.
-¡¿Creías poder burlarte de mí y salir ilesa, sangre sucia?!- grito la despectiva y furiosa voz del slytherin- ¿Acaso creías que no ibas a pagar tal atrevimiento?
-¡Suéltame, Malfoy!- se sacudió la castaña, tratando de alejarse de su enemigo.
Pero el chico hizo todo lo contrario. Agarró su otro hombro y la sacudió con fuerza.
-Escúchame bien, sangre sucia- pronunció el slytherin con una falsa calma, lleno de veneno -. Nunca. Vuelvas. A. Ordenarme.
La empujo lejos, y sacando su varita le lanzó un hechizo; pero su religioso título de "Mejor estudiante" salió a relucir esquivando el hechizo, logrando por poco defenderse.
-¡Expelliarmus!- contraataco.
El hechizo golpeo de lleno al slytherin, lanzándolo lejos. La gryffindor no lo pensó dos veces: corrió por su lado para refugiarse en el castillo, pero le asieron con fuerza el tobillo, produciendo que cayera con fuerza al suelo y que su varita saltara lejos. Trato de levantarse sin lograrlo y se volteó para patear a su agresor, pero el peso de un cuerpo colocándose encima de ella se lo impidió, cortándole el aire.
-Quédate quieta, ¡maldita sea!- gruño Malfoy.
-¡Suéltame!
El chico trato de sujetar los brazos que arremetían sin descanso contra él, y cuando lo logró solamente sintió el movimiento brusco de las caderas de Granger contra su pelvis.
-¡QUIETA!- ordeno está vez con mayor fuerza. Los movimientos de la sangre sucia no pasaban desapercibidos para él, provocando una extraña reacción en su cuerpo.
La castaña no presto ni la menor atención a la orden del chico, sin darse cuenta de lo que provocaba siguió tratando de zafarse. Malfoy frunció el ceño con fastidio y sujeto con una mano las muñecas de Granger encima de su cabeza, alcanzando con la otra su varita hasta enterrarla en el cuello de la chica, quedándose automáticamente quieta.
-Si llegas a moverte una vez más, te mato- sentenció Malfoy.
Los dos jadeaban, mirándose directamente a los ojos con odio; pero lamentablemente la mirada de la gryffindor mostraba un trasfondo de miedo y el slytherin lo percibía. Sonrío con suficiencia.
-No me digas que tratabas de escapar- río entre dientes-. Me sorprende que tu sabelotodo cerebro no haya descifrado lo imposible de tú intención.
Ella solo le dedicó otra mirada de odio, tratando de controlar con dificultad su respiración al estar aplastada por ese enorme cuerpo.
-¿Acaso te comieron la lengua los ratones, Granger?- se burló-. Respóndeme- dijo acercándose al rostro de la castaña.
Y ella no perdió su oportunidad. Levanto su cabeza y mordió con fuerza el cuello del joven hasta sentir la sangre en sus labios. El slytherin pegando un grito de sorpresa y a la vez de dolor soltó a la castaña por inercia alejándose de ella, llevándose una mano al cuello. La gryffindor agarro velozmente la varita de su enemigo y se sacudió con fuerza hasta quedar arriba de él.
-Mal movimiento hurón de pacotilla- le apuntó como él había hecho segundos antes-. ¿Acaso no te enseñaron a nunca bajar la guardia?
Malfoy le devolvió la altiva mirada con el desprecio más puro que podía sentir alguien en todo el mundo. Su antes magullado ego ahora estaba destrozado.
-Solo porque estés arriba no te da la victoria, sangre sucia.
-Cuidado con lo que dices, hurón, se me podría pasar la mano con la varita- presionó contra su cuello.
El slytherin trato de removerse, pero al hacerlo sintió como los muslos de la castaña se aferraban aún más a sus caderas, provocando que soltara un pequeño jadeo, quedándose inmóvil. La falda de la joven varios centímetros más arriba de lo que estaba antes.
-Ahora tú escúchame muy bien, Malfoy. Nunca, óyeme bien, nunca vuelvas acercarte a mí y menos trates de vengarte porque la próxima vez no seré tan indulgente- amenazó mientras lentamente se ponía de pie, la fiereza en su cara la hacía parecer un soldado caído del cielo-. ¡Petrificus totalus!
Los ojos del chico se abrieron de sorpresa y así se quedaron cuando el hechizo le llego. No podía creer que hoy tuviera tan mala suerte.
-Espero que alguien te encuentre, no quiero un cargo de consciencia tan insignificante como tú- dijo tomando su varita y lanzando la de Malfoy junto a su dueño con desprecio, alejándose de él.
Más tarde, cerca del Bosque Prohibido, dos niños de segundo se toparon con la estatua de Draco Malfoy. Cuando pudieron despetrificarlo éste rápidamente actuó y les borró la memoria. No quería que nadie fuera testigo de la pérdida de su orgullo, solo esa malnacida impura que algún día tendría que pagar.
Y fue así como en la noche se encontró con la habitación en la que estaba ahora junto a la protagonista de sus desgracias atada a la cama, todo gracias al lugar que le había dado la idea.
Malfoy parpadeó varias veces borrando el amargo recuerdo de su cabeza. Él, el príncipe de la casa de slytherin había sido humillado por una asquerosa sangre sucia y además gryffindor, eso no podía quedar impune. Miró la habitación que más bien parecía una cárcel comparada con una normal, el sombrío color de las paredes daba una tonalidad lúgubre al lugar que estaba iluminado con antorchas y delgadas cadenas que colgaban de las paredes, como una cárcel. Lo único que parecía fuera de lugar era la cama en la que descansaba plácidamente su víctima. Cerró los ojos y pensó en cómo había tramado su plan.
Era el día, después de casi un mes de todo lo sucedido, de planear su venganza tan minuciosamente, había llegado la hora en que la impura debía pagar.
Camino por los pasillos esperando encontrar al cordero que sirviera para su cometido, y como si el destino quisiera ayudarle se encontró uno al final del pasillo.
-¡HEY, TÚ!- gritó la serpiente.
El niño se asustó al ver quien lo llamaba e intento escapar, rogando pasar desapercibido por el rubio.
-¡NO CORRAS!¡SOY PREFECTO Y TE ORDENO QUE VENGAS AQUÍ ANTES QUE DECIDA LLEVARTE CON SPNAPE!- amenazó Malfoy dándose cuenta a la perfección que el pequeño trataba de huir. ¿Y cómo no? Si él solito se había forjado una reputación nada honorable en el colegio.
El niño, muy a su pesar, se acercó al prefecto que lo miraba con frialdad. Su cabeza gacha fue levantada por una mano que le aferraba con fuerza el mentón.
-Escúchame bien, enano, necesito que hagas algo. ¿Conoces a la prefecta Granger, verdad?- el niño asintió- Bien, quiero que vayas a buscarla y le digas que un amigo tuyo se cayó y golpeó con fuerza en la cabeza.
-Pero eso es una mentira- comentó con temor el niño, sabiendo de la legendaria enemistad de ambos prefectos.
-No importa. Tú vas y le dices lo que te digo, guiándola cerca del cuadro de Jazmín la Psicópata - el niño volvió a asentir, todos en Hogwarts conocían aquel bendito cuadro que gritaba puras barbaridades al pasar junto a él y te seguía por todo el pasillo-. Si haces bien lo que te digo recibirás una recompensa, ahora ve y no le digas a nadie, o te irá mal cuando te lleve con Snape.
El niño corrió lejos del rubio a buscar a la prefecta gryffindor con el miedo reflejado en sus ojos. Malfoy lo observó alejarse y luego se dirigió al cuadro de la Psicópata, escondiéndose detrás de un pilar lo bastante oscuro para que nadie lo notara, como una buena serpiente.
Pasaron minutos antes de escuchar pasos cercanos al pasillo.
-¿Estás seguro qué es aquí?- jadeaba una cansada voz perfectamente conocida para el rubio, éste aferrando con fuerza su varita.
-Sí- apremió la voz chillona del niño-. Justo allí.
Pasaron por al lado del slytherin sin darse cuenta.
-Pero yo no veo nada- objeto la prefecta-. ¿De verdad qué estás segur...?
-¡Desmayo!- gritó una voz a su espalda. La chica no alcanzo a darse vuelta cuando el hechizo la golpeó, cayendo como un saco de papas inconsciente e impactando con fuerza su cabeza en el suelo.
El niño soltó un grito aterrado y antes de que pudiera escapar el rubio lo agarró, hechizándolo con un Obliviate para que olvidara lo ocurrido. Una vez que se deshizo del pequeño dejando una suma considerable de dinero en su bolsillo, se acercó al cuerpo inerte que estaba en el suelo y la tomó como si no fuera más que una muñeca, acomodándola en su hombro para dirigirse a la Sala de Menesteres.
Y allí se encontraba ella ahora, a su total merced.
De pronto, sintió un casi imperceptible movimiento bajo su dedo y vio como la gryffindor arrugaba el ceño para luego parpadear con fuerza; observando su alrededor aturdida y abriendo los ojos como platos al no reconocer el terrorífico lugar; llena de pánico.
Trato de mover los brazos, pero al no lograrlo tiró de sus muñecas con fuerzas, sintiendo el frío metal dañar su piel como la peor de las garras; percibiendo el terror calar por sus venas.
-¿Qué..?
-¿Qué tal la siesta?- la interrumpió la serpiente.
La castaña giró la cabeza de inmediato y vio como un chico alto, de un rubio platinado y piel de porcelana con la indumentaria verde de las serpientes la observaba con los ojos completamente dilatados, como si quisiera doblegarla con aquella mirada.
-Tú- escupió la gryffindor, tratando de controlar el temor que le provocaba aquellos ojos.
-Yo- confirmó Malfoy-. ¿Esperabas a alguien más?
-Quítame estás mugrosas cadenas, ahora- enfatizó tirando nuevamente de sus brazos.
-Eso no va a poder ser.
-Malfoy, hablo en serio.
-Yo también.
Nuevamente, el slytherin se acercó a la castaña; pero al tocarla ésta desvió la cara y Malfoy le aferró el mentón con fuerza, acercando su rostro al de ella.
-¿De verdad creías qué yo me iba a quedar tranquilo, sangre sucia?¿De verdad eres tan tonta?
Ella solo le devolvió la mirada furiosa al no poder hablar. ¿Por qué ese discurso le parecía conocido?
-¡RESPONDEME!
-Déjame- logró chillar, moviendo las piernas de tal forma que golpeo al rubio.
Malfoy sintió un imperceptible dolor a su costado y, esquivando por poco las patadas, subió a la cama y se colocó a horcajadas encima de la castaña, inmovilizándola por completo.
Los dos respiraban con dificultad, él tratando de serenarse y ella pensando una posible vía de escape; pero ninguno de los dos se daba tregua: Malfoy presionándole con ambas manos el estómago y Hermione tratando de moverse, observándose como lo harían dos guerreros de bandos contrarios.
Sin percatarse, el rubio se inclinó hacia delante y los grandes ojos de la leona brillaron, delatándola. Malfoy retrocedió al instante pero no lo logró, sintiendo un pequeño cosquilleo que se extendía a partir de una de las esquinas de sus labios hasta cubrirlos por completo.
Y eso fue todo para que decidiera su real venganza. Aunque antes no se había dado cuenta, era todo lo que deseaba desde aquel día en que ella lo enfrentó en el pasto.
-Mal movimiento, sangre sucia- recordó las palabras de su enemiga, y luego la beso.
…
HOLA! Debó decir que este es un día muy importante para mí. Esta es la primera historia que publico y me han llegado unos cuantos comentarios que me han emocionado. No les escribo esto para parecer sentimental ni nada, solo que… en serio, yo encuentro que está horrendamente escrita y no sé qué le encontraron.
También debó decir que me costó publicar está historia porque, bueno, es la primera vez que publicaba y aunque me he paseado mucho por fanfiction, no tenía idea de cómo hacerlo.
Bueno, entre los mensajes que me llegaron (aparte de las felicitaciones que me emocionaron), también me hicieron preguntas de si continuaría mi horrible historia y bueno… Esta historia la escribí para que fuera un ONE SHOT, o sea, una historia corta. Incluso lo especifique en el resumen y sus mensajes hacen que mi mente maquine cosas… Porque yo sí tengo una continuación, pero en mi loca cabeza, y quería terminarla así para dejar expectativas y sus locas cabezas imaginaran el resto (y todos sabemos adónde lleva la imaginación jejejeje). Pero, aaaaaah me han hecho un lío y ahora me lo estoy pensando.
Pero también debó comentarles que en realidad estoy preparando otro Dramione que sí será una historia hecha y derecha, en la que primero estoy trabajando para ir publicando al corriente y no dejarlos esperar (sé lo que se siente, yo sufro todos los días por Imperio); y por esta razón decidí que "La Real Venganza del Dragón con Piel de Serpiente" fuera un historia corta; como un modo de presentarme y así vieran la forma en que trato los temas y escribo tomen la decisión si leer más de mis locuras o no. Así que, aclarado un poco el tema, les digo que el primer capítulo de mi siguiente historia será publicado el 5 de enero (mi cumpleaños) y se llamara "IMPOSIBLE AMAR SI SABES ODIAR", los esperaré con ansias sus críticas y comentarios o todo lo que se les ocurra.
Muchas megas hiper gracias, y en serio, muchísimas gracias a las personas que agregaron está horrenda historia a favoritos y quienes me comentaron, me han hecho el día feliz.
Cassie di Black, estoy de acuerdo contigo respecto a Draco, yo lo amó y que sea todo un hombre vengativo y a la vez frío me encanta!
Y así finalizo está tediosa perorata. Muchas gracias y los esperare con "IMPOSIBLE AMAR SI SABES ODIAR" y otras ocurrencias que me ataquen por el camino (porque en serio, a mí me encanta escribir y los únicos que tienen el conocimiento de mis cuentos locos son mis amigos más cercanos). Y si insisten en que continué esta mini historia, no sé, lo pensaré porque igual me da miedito arruinarla pero a la vez continuarla es una gran tentación.
HASTA LUEGO Y CUÍDENSE!
