Disclaimer: Twilight y todos sus personajes pertenecen a Stephanie Meyer. Salvo esta historia y algunos personajes originales de F. Medel
Capitulo 1
Volví a escuchar un bufido por parte de Rose, estábamos sentadas en un pequeño y algo oloroso taxi, el trafico era insufrible, parecía que nos movíamos un milímetro cada cinco minutos, el hombre que conducía tenia puesta una música bastante extraña, no lograba descifrar de donde era, pero sin duda no era de este lado del mundo. Rosalie bufó de nuevo y se removió molesta en su asiento, tenia esa mirada de "mataré a alguien" y golpeaba sus perfectas uñas sobre su bolso que estaba a su lado. Esa no había sido nuestra mañana, iniciando con el café quemado de esa vieja cafetera en nuestro apartamento, la pequeña rotura en la media de Rose justo cuando estábamos por salir y la llegada de diez minutos tarde a la oficina que provoco que nos dieran un largo y aburrido discurso de la responsabilidad, seguido por una gigantesca montaña de trabajo que teníamos para que al final, nos dijeran que habría recorte de personal ¡Recorte de personal! ¿Cómo pordian hacer eso? ¿Qué demonios pensaban? Recuerdo estar aterrorizada al ver que mi amiga y yo habíamos sido despedidas junto con algunas personas mas, no estaba aterrorizada por quedarme sin empleo, sino por la mirada asesina de Rose al ver a Mike, nuestro jefe.
—¿Quién mierda te crees que eres Newton? No puedes despedirnos así como así, ni siquiera esto. — Señalo el sobre amarillo en su mano, que contenía nuestra última paga. —Lograra cubrir todo el esfuerzo y empeño que hemos puesto en esta maldita agencia de publicidad.
—Rose, querida, calma, todo esto es necesario, la empresa necesita hacer esos recortes, las cosas no están tan bien como parecen, aunque claro, tu y yo podemos arreglarnos... — Una asquerosa sonrisa apareció en el rostro de Mike, mis ojos se abrieron como platos al escuchar la propuesta del hombre, y no pude mas que quedarme ahí parada a mitad de la oficina con mi mejor amiga a un lado mío, juraría que mi rubia compañera estaba por sacarle los ojos.
—Que necesario ni que calzones de mi abuela, eres una rata asquerosa, y si crees que tienes una sola oportunidad conmigo o Bella, estás loco. Pero juro que esto no se queda así Newton y no te va a gustar nada cuando vuelva por ti.
Seguido de eso Rose tomo mi muñeca y me arrastró fuera de la oficina, dejando a Mike con una sonrisa idiota, sin creer por un segundo que ella podría hacerlo pagar por despedirnos así, ¡Es Rosalie Hale, amigo! Yo tendría miedo y dormiría con un ojo abierto.
Después de algunos minutos, el taxi por fin se movió, y pudimos llega a nuestro departamento, no era realmente la gran cosa, era un edificio blanco de tres pisos, nuestro departamento estaba en el tercero, era algo viejo el lugar, de esos que no tenían elevador y debías usar las escaleras, eso sí, estaba bien cuidado y conservado, la señora Morgan, una vieja viuda que era la casera, solía pasear por todos los corredores y recopilar los mejores chismes del edificio, nunca le habíamos agradado Rose y yo, desde el día que alquilamos el apartamento se dedicó a estar sobre nosotras, solía meterse en nuestra vida privada sin ningún motivo.
— ¡La renta! — Escuchamos a nuestras espaldas justo cuando alcanzábamos las escaleras. Escuche otro bufido por parte de mi amiga y yo le hice señas para que subiera mientras hablaba con la señora Morgan, Rose no estaba para tratar con nadie más.
—Buenos días señora Morgan ¿Qué tan esta? —Sonreí lo más amigable posible, a decir verdad no me interesaba mucho, pero si quería que nos dieran más tiempo para pagar debía ser agradable.
—Estaría mejor si tú y tu amiguita me dieran mi dinero, ya casi son dos meses Isabella, saben que odio tener que esperar. —Entrecerró los ojos suavemente y pequeñas arrugas enmarcaron sus ojos. —Espero mi dinero para el jueves ¿De acuerdo? Y recuerden no dar problemas. — Dio media vuelta y entro a su apartamento. Rodé los ojos y con pesadez seguí mi camino hasta las escaleras, la puerta de la casa estaba abierta y dentro encontré a una Rosalie vestida con un pantalón deportivo gris y una blusa purpura, sentada en el sofá comiendo alguna chuchería que había encontrado.
—Debemos hacer algo Bells, odio tener que estar así ¿Qué haremos? Lo único que teníamos era nuestro trabajo, ¿Cómo pagaremos la renta? No es como si caído del cielo llegara algo. — Hice una mueca tomando un poco de jugo de naranja, necesitábamos encontrar un trabajo, conociendo a nuestra casera, si dejábamos que pasara un mes más, nos echaría a la calle.
Abrí los ojos lentamente, no quería admitir esto, pero me gustaba la idea de despertar tarde, aun sabiendo que debería estar buscando empleo. Por las cortinas entraban algunos rayos de sol, apenas eran las 8:15 am cuando salí de mi habitación y vi a Rosalie vistiendo su falda ejecutiva negra con una blusa roja y su saco que hacia juego con la falda, llevaba unos zapatos de tacón alto y su cabello arreglado en grandes y perfectas ondas rubias, me dedico una sonrisa y sirvió café en mi taza.
—Hoy tengo algunas entrevistas, entre más rápido consigamos empleo podremos seguir con lo acostumbrado, ya sabes Gucci y Prada no se pagan solos. —Dio un sorbo a su café, yo reí y rodé los ojos, nunca había sido una chica muy interesada en las marcas de la ropa, accesorio o zapatos, si funcionaba era bueno, si no, mejor no perder mi tiempo, era alguien practica y con un estilo simple, si es que yo tenía estilo…
Cuarenta minutos después Rosalie había abordado un taxi y yo caminaba por las calles de NY con la esperanza de tener suerte, nunca había sido quieta, me gustaba siempre hacer algo, así que, aun que amaba la idea de dormir hasta tarde, sabía que no podría quedarme tanto tiempo sin hacer nada. En mi camino sin rumbo termine en Central Park, era uno de mis lugares preferidos, cuando era pequeña solía ir con mi padre y hermano, jugábamos a que ahí había un reino escondido de criaturas mágicas, era divertido.
Decidí quedarme sentada en el césped, bajo uno de los árboles, saque la sección de clasificados del periódico y seguí marcando algunos anuncios interesantes. No tenía ni quince minutos ahí sentada cuando sentí una respiración agitada en mi hombro derecho, inmediatamente me puse tensa y voltee, para asustarme al ver un enorme hocico con la lengua de fuera, el perro más grande en la historia de los perros estaba ahí parado junto a mí.
— ¡Castiel, vuelve! — Escuche un par de voces infantiles gritar y acercarse, pero el perro ya estaba sobre mí y lamia mi cara, era asqueroso.
—Castiel no, aléjate. —La voz de un niño estaba a mi lado y entonces el perro se retiró. —Perdón señorita, es un bebé. — Un pequeño niño de quizás siete años sostenía al perro de su collar, tenía el cabello cobrizo y ojos verdes esmeralda.
— ¿Un bebé? Es casi del tamaño de un caballo. — Me puse de pie y mire por fin al animal, un Gran Danés pinto que si bien era grande, tenía razón al decir que era un bebé. — ¿Quiénes son? ¿Quién los acompaña? —Mire a mí alrededor en busca de alguna persona que los siguiera.
—Yo soy Lizzie y él es mi hermano Henry, ¿Quién eres tú? —La pequeña niña me veía con sus grandes ojos azules, su cabello era castaño claro caía sobre su vestido rosado en forma de pequeños rizos.
— ¡Niños, esperen! —Un par de mujeres corrían tras los niños, una de ellas era un poco mayor, sin embargo era muy hermosa, llevaba un vestido verde y su cabello castaño recogido en un moño alto, tenía unos ojos similares a los de Henry. A su lado y a paso de prisa venia una mujer mucho más joven, tenía puesto un vestido floreado que marcaba su barriga de embarazo, posiblemente por llegar a los tres meses y medio.
—Abuela, Castiel había escapado. —Lizzie tomo la mano de la mujer de verde, ¿Abuela? Vaya que esa mujer sabia mantenerse. Me miro un momento y sonrió a sus nietos entregándoles una correa.
—Ya he visto, no dejen que escape de nuevo ¿De acuerdo? Nina y yo no podemos correr tras ustedes. Vayan a jugar. —Los niños corrieron con el perro tras ellos ahora agarrado con la correa, sentí miedo que fuera a arrastrarlos, pero parecía que lo tenían todo controlado. —Disculpa si te molestaron, Nina a no puede andar tras ellos como antes. —Mire a la Nina que vigilaba a los niños a distancia. —No sé qué haré cuando no este… Soy Esme, Esme Cullen. —Extendió su mano hacia mí. Esme Cullen… estaba segura de haber escuchado de ella antes, quizás alguna cosa de Rosalie respecto a alguna revista de moda o algo parecido.
—Bella Swan. —Devolví el saludo con una sonrisa y entonces caí en cuenta. Necesitaban una nueva niñera y aunque no era el mejor trabajo del mundo, algo era algo. —Entonces, ¿Necesita niñera?...
