Saludos, lectores y lectoras. He venido para traerles mi muy humilde historia que, como ya he dejado constatado en el resumen, es un minific y también un Drarry, DracoxHarry, Harco, Hardy, Dracy o como quiera que se le llame estos días. Nunca puedo mantenerme actualizada. Para situarlos en el contexto, transcurre luego del séptimo libro; me atreví a suponer, y por más de una razón, que a aquellos que no pudieron ir al colegio o a aquellos que quisieron, se les ofreció la posibilidad de cursar (o recursar) el séptimo año, o cualquier año correspondiente, llegado el caso. Las razones no son importantes, cada uno puede especular libremente.

En fin, es el primer fic que publico en este fandom, así que probablemente mi nombre no les resulte conocido, y hay igual probabilidad de que tampoco les resulte familiar aún si frecuentan el fandom en el que solía publicar porque desde eso transcurrieron años. Literalmente. Por mucho que ahora quiera seguir disertando en el tema, los libro ya de mi cháchara.

Siempre hay algo que precede, algo que sirve de entrada para otra cosa; para una historia. Ahora les abro esa puerta.


Blasto

Del griego βλαστός, -οῦ, ὁ

brote, retoño, vástago de plantas

~o~

Es un proceso silente, una enfermedad asintomática. En la superficie todo sigue igual que siempre, no puede percibirse ninguna manifestación, ningún cambio o anormalidad. Aparentemente, nada está pasando. Sin embargo, algo se gesta; por dentro, algo se está desarrollando, a la espera del momento propicio para florecer. Las pruebas son invisibles a simple vista, toma algo más de pericia, de introspección. Para darse cuenta, hace falta una vuelta de tuerca.

El problema radica, justamente, en su imperceptibilidad. Si uno no se toma el tiempo de analizar a un nivel más profundo, de desgajar meticulosamente los componentes del todo para poder llegar a la esencia misma de la cuestión, es imposible detectar algo. Y para cuando ese algo se detecta, ya es demasiado tarde.

~o~

Preludio

Son ojos grises. No son ojos celestes ensombrecidos por un capricho de la luz, no son ojos tintados por una sombra. No. Las irises son de gris puro, de plata pulida, de cielo tormentoso, de melancolía embotellada, de destello metálico, de mercurio tóxico; el tono sujeto al clima interior. La máscara de impersonal indiferencia es casi perfecta, la única falla ocasional es el diámetro gris infinito que cae en el pozo negro de sus pupilas.

Él conoce esos ojos que supieron mirarlo con interés, habitando en el rostro de un niño, aunque jamás aniñado.

Él conoce esos ojos que lo miraron, tan sólo una vez, con vergüenza y decepción, recortados en una máscara para la humillación.

Él conoce esos ojos que hicieron del odio algo rutinario al cruzarse sus miradas. La burla y la malicia figuraban entre las pocas cosas que destilaban.

Él conoce esos ojos abnegados en lágrimas que trataban de ahogar la desesperación.

Él conoce esos ojos aterrados, asomándose en una vieja fachada que fue haciéndose añicos frente a la abominación y el miedo.

Él conoce esos ojos.

Esos ojos que sabe recrear cómo lo miran cuando los suyos están cerrados, aunque nunca se molestó en preguntarse el por qué.


Gracias por leer. En los días siguientes iré subiendo el resto.

Edición del 25/5/2013: Por razones estéticas, reformé la estructura de la historia ya que el formato de Fanfiction hacía de la anterior algo poco atractivo.


La historia ya fue publicada con mi cuenta de Slasheaven: Iwouldratherbeadreamer.