PROLOGO
Una mujer de avanzada edad se encontraba parada en la esquina de una calle, como si esperara a otra persona. Al ser casi de madrugada no había gente en las calles así que nadie se percataría de su presencia.
-Buenas noches Minerva- dijo una voz detrás suyo.
-¡Albus! Casi me matas de un susto, sabes que detesto que te aparezcas sin avisar- dijo enojada.
-No pretendía asustarla profesora, es un viejo hábito que tengo-
-Uno malo evidentemente ¿Dónde esta el niño?-
-Hagrid fue a buscarlo, no tardará en llegar-
-¿Le parece prudente enviar a Hagrid para una tarea como ésta?-
-Ahh Minerva le confiaría a Hagrid mi vida, sé que es algo despistado, pero tiene un corazón tan grande como su cuerpo-
-Ése niño ya es una leyenda para el mundo mágico, aún no puedo creer que pienses en dejar que crezca con estos muggles, son detestables, altaneros y groseros-
-Tal vez, pero son la única familia que tiene y es el mejor lugar para que esté a salvo y crezca-
-Espero que sepas lo que haces-
-Rara vez me equivoco, pero cuando lo hago es catastrófico- dijo como si se tratara de una broma, la mujer movía la cabeza de un lado a otro en gesto de desaprobación -Mire, allí viene Hagrid- dijo señalando al cielo dónde se veía un punto luminoso que descendía hacia ellos, el punto fue creciendo hasta tomar la forma de una motocicleta. Un hombre de tamaño extraordinario se bajó del vehículo mientras cargaba con un bulto en su brazo.
-Buenas noches profesores-
-Igualmente Hagrid, espero que no haya sido un viaje turbulento para el niño-
-Para nada, se quedó dormido apenas partimos- le respondió entregando a un bebé envuelto en una manta celeste.
-Ojalá pudiera criarlo usted, de seguro aprendería muchas cosas del mejor mago del mundo- comentó la mujer.
-Me halaga profesora, pero solo soy un anciano que hace mucho olvidó lo que es ser un niño. Esta casa es la mejor opción, pero no es una despedida, sino un hasta luego- dijo depositando el niño en la puerta de una casa junto con una nota -Hasta pronto Harry Potter, que tengas una infancia normal y feliz hasta que llegue el momento en que nuestros caminos se crucen de nuevo-
10 AÑOS DESPUÉS
Harry se encontraba durmiendo en el armario como siempre lo había hecho desde hace años hasta que unos golpes en la escalera lo sacaron de su mundo de sueños. Primero creyó que era su tío que estaba bajando pero cuando el sonido de las pisadas subían y bajaban se dio cuenta que era el descerebrado de su primo haciendo ruido a propósito para despertarlo, luego de colocarse los anteojos abrió la puerta y apenas salió su primo pasó corriendo al lado suyo empujándolo mientras cerraba la puerta con el talón de su pie.
-¡Mamá tengo hambre!- lo escuchó decir mientras volvía a salir de su "habitación".
-Aguanta un momento tesorito ¡Harry ven aquí ahora mismo!-
-Aquí estoy tía Petunia-
-Ya era hora que te levantaras, siempre tan holgazán. Podrías aprender de tu primo Dudley que siempre está en actividad- le reprochó la mujer de cuello largo. Harry tuvo que contener las ganas de responderle que devorar todo lo que se encuentre en la heladera y mirar televisión durante horas no se puede considerar una actividad -Apúrate, tu primo quiere desayunar y sírvele más café a tu tío Vernon-
-Si tía- respondió sumiso, luego de llenarle la taza a un adulto con sobrepeso y un gran bigote en la cara, le pasó el plato al otro chico, quien parecía haber heredado el físico de su padre.
-Ya era hora. Espero que la próxima vez tardes menos- le dijo su primo. Cuando Harry logró sentarse apenas quedaba suficiente alimento para él pero afortunadamente no era de la clase de persona que comiera tanto como Dudley.
-No le prestes atención cachorrito, hoy es un día muy especial para todos- dijo su madre mientras le besaba la cabeza -Hoy cumples once años, mi niño especial está creciendo-
-Si sigue comiendo de esa forma crecerá tanto que no entrará por la puerta- pensó Harry, mientras terminaba su vaso de leche y su manzana.
-Espera a ver los hermosos regalos que tu padre y yo te hemos conseguido, ven, ven- dijo tomándolo de la mano y guiándolo a la sala de estar, la cual estaba repleta de cajas de regalos envueltas en papeles de todos los colores.
-¿Cuántos son?- preguntó el chico como si contar los regalos fuera lo mismo que hacer cálculos matemáticos avanzados.
-Treinta y seis, sólo lo mejor para tí-
-¿Treinta y seis? ¿Por qué si el año pasado fueron treinta y siete?- dijo enojado como si lo acabaran de castigar. Harry simplemente bufó y lo miró en forma despectiva.
-Sí, sí pero éstos son más grandes y de mejor calidad-
-No me interesa el tamaño, quiero otro-
-Ya, ya tesorito, mañana iremos a la juguetería y elegirás lo que tú quieras- le dijo su madre, como si fuera un niño que debía consolar. Justo en ese momento el teléfono sonó y su tío fue a atender, luego de que volviera puso cara de pocos amigos -Malas noticias Petunia, la señora Figgs está enferma y no podrá hacerse cargo del chico-
-¿No hay nadie más a los que podamos pedirles que se hagan cargo? Sólo es una tarde-
-¿A quién más conocemos?- preguntó su esposo -Me temo que tendrá que venir con nosotros-
-¡No quiero que venga! Arruinará el día, siempre arruina todo- dijo Dudley sollozando, aunque Harry sabía que era una escena teatral que a su primo le salía muy bien cuando trataba de manipular a los adultos.
-No llores mi cielo, él no arruinará tu día especial. Ya encontraremos una solución al problema-
-Pueden dejarme aquí- sugirió Harry y lo miraron como si hubiera dicho una mala palabra.
-¿Crees que estamos locos? En cuanto volvamos la casa estará destruida o en llamas- respondió su tío -Ni hablar, tendrás que venir con nosotros y te lo advierto, si llega a ocurrir algo, cualquier cosa extraña tendrás que sufrir las consecuencias- le dijo el hombre, como si Harry fuera el culpable de todas las desgracias que ocurrieran en el mundo. Una vez que salieron los estaba esperando Piers, el mejor amigo de Dudley y uno de los bravucones de la escuela, quien junto con su primo se dedicaban a molestar a los más chicos, y ocasionalmente a Harry.
-Feliz cumpleaños Dud, no creí que éste año invitarías a éste- dijo el chico haciendo un gesto con el mentón hacia donde estaba Harry.
-No tuvimos opción, la vecina no podía hacerse cargo de él asi que tendrá que venir con nosotros-
-Bueno, si el día no resulta tan entretenido como esperamos tenemos algo qué golpear para desquitarnos-
-Buena idea, no se me había ocurrido- respondió Dudley riendo como un tonto. Una vez que subieron todos al auto fueron a pasar el día al centro comercial. Por lo visto al ser la inaguración del complejo había mucha gente, mientras recorrían y veían las grandes tiendas Harry notó que había un hombre mirándolo fijamente, era un hombre calvo de estatura mediana y llevaba un atuendo algo extraño pero lo que lo llamó era la forma en que lo miraba, como si ya lo conociera de antes, Harry se sintió algo intimidado asi que decidió caminar hacia donde estaban los demás. Luego de pasear durante largo rato su primo dijo que tenía mucha hambre y quería al lugar donde preparaban los sandwiches más grandes. Luego de conseguir un par de mesas en el patio de comidas, los adultos pidieron algo para ellos mientras los chicos comían en la otra mesa, cuando la encargada le llevó de postre un enorme helado a su primo éste empezó a devorarlo como si no hubiera comido desde hace días mientras alardeaba acerca de los muchos regalos que había recibido y cómo se divertiría con ellos en cuanto volvieran a casa.
-¿No es el cumpleaños de tu primo dentro de unos días?-
-Sí, pasado mañana ¿Pero qué importa? Nadie le regalaría nada a alguien como él, no es más que un huérfano del que mis padres se hicieron cargo porque es el hijo de la hermana de mi madre, es evidente que le dió lástima- dijo en tono despectivo y Harry sintió tanta rabia que fulminó a su primo con la mirada y en ese momento la bandeja de helado se elevó en el aire y terminó en la cara del chico.
-¡Dudley! ¿Qué ha pasado?- preguntó su madre preocupada.
-Fue él, me lanzó mi postre en la cara- dijo el chico señalándolo y haciendo un berrinche.
-Es mentira, yo estaba sentado aquí, ni siquiera toqué la bandeja- respondió Harry intentando defenderse pero fue inútil, para sus tíos su palabra no significaba nada contra la de su hijo, así que en cuanto volvieron a casa lo mandaron a lavar el auto como castigo.
-Eso te ganas por causar problemas a tu primo en el día de su cumpleaños- le dijo su tío.
-Yo no lo hice, el helado se elevó en el aire, fue cosa de magia-
-¡No existe la magia!- le gritó su tío -Ahora vete a dar un baño y te vas a la cama directamente-
Harry estaba tan cansado que se quedó dormido casi de inmediato. Estaba soñando que se encontraba en una habitación blanca, no había puertas ni ventanas, así que no había forma de saber dónde estaba la entrada o salida, era la primera vez que tenía un sueño que sintiera tan real como ése.
-Hola Harry- dijo una voz y cuando se volteó vio a un anciano con unas túnicas rojas y doradas sentado en una silla.
-¿Quién es usted?-
-Mi nombre es Godric Griffindor y soy tu tatara-tatara... bueno ya me entiendes- dijo con una sonrisa.
-Éste es el sueño más raro que he tenido. Debo estar enloqueciendo-
-No estás enloqueciendo, estás teniendo una comunicación con tu antepasado a través del tiempo y el espacio-
-Claaro- dijo Harry siguiéndole la corriente -Y estamos en una habitación mágica-
-Se la conoce como "la habitación blanca" un lugar donde las leyes físicas se manejan en forma distinta, así que sí, es mágica- y el hombre chasqueó los dedos de su mano haciendo que el lugar cambiara y se transformara en una sala de estar común y corriente.
-¿Cómo hizo eso?- preguntó sorprendido.
-Soy un mago, igual que tú- respondió poniéndose de pie y acercándose a él.
-¿Un mago? No, debe ser un error, yo no puedo ser un mago, esto ni siquiera es real, está ocurriendo en mi mente-
-El que ocurra en tu mente no quiere decir que no sea real- y le dio un pequeño pellizco en su mejilla -Se siente bastante real para ser un simple sueño ¿No? Y en cuanto a lo que es imposible que seas un mago ¿No te han pasado cosas extrañas o imposibles, cuando estás enojado o muy asustado?- le preguntó el hombre.
La mente de Harry empezó a trabajar hasta que se dio cuenta -Esta mañana, mi primo me estaba molestando, y de repente su postre terminó en su cara. Ninguno sabía como explicarlo- dijo Harry y el anciano asintió en señal de respuesta.
-Aún eres joven y no controlas bien tu magia pero ya aprenderás. En cuanto vayas a Hogwarts-
-¿Qué es Hogwarts?-
-Uno de los colegios de magia y hechicería más grandes del mundo. No es por presumir pero fui uno de los fundadores- dijo sonriendo -A todo niño con habilidades mágicas le llega una carta el día que cumple once años-
-Mis tíos no me dejarán ir- dijo imaginando la reacción de sus tíos cuando se entereraran.
-No tendrán elección, eres un mago. Estás inscrito desde el día en que naciste igual que tus padres-
-¿Mis padres eran magos?-
-Así es, y unos muy buenos. La mayoría de los niños lo heredan de sus padres, aunque hay caso de niños con poderes mágicos que son hijos de muggles-
-¿Muggles?-
-Personas sin magia-
-Ya veo ¿Y cuando vaya a ese colegio aprenderé a hacer magia como tú?-
-Sí, se te dará una varita y aprenderás todo tipo de hechizos, encantamientos y también serás instruido en las otras ramas de la magia como pociones, o runas antiguas. Pero también deberás practicar más allá de lo cotidiano, deberás estar listo-
-¿Listo para qué?- y ante esa pregunta el anciano pareció hacer un gesto de tristeza y preocupación.
-¿Sabes como te hiciste esa cicatriz?- le preguntó el hombre.
-Mis tíos dijo que fue en el accidente en el que murieron mis padres-
-Te mintieron Harry, esa cicatriz es producto de una maldición-
-¿Quién querría hacerme una maldición?-
-Escucha atentamente, así como hay personas buenas y malas también sucede con los magos. Algunos pierden el camino y hacen cosas terribles en su búsqueda del poder y la dominación, el último y también el peor de ellos fue un mago llamado Voldemort-
-Voldemort... ¿El fue quien mató a mis padres?-
-Así es, durante esos días tus padres junto con otros magos arriesgaban sus vidas para intentar detenerlo, para cuando naciste se dieron cuenta que era muy peligroso para tí, por lo que decidieron esconderse. Lamentablemente él los encontró y luego de acabar con ellos, intentó hacerlo contigo, afortunadamente no pudo ya que la maldición que acabó con tus padres no lo hizo contigo, en lugar de eso rebotó en tí destruyendolo y tú sólo quedaste con una cicatriz en tu frente-
-¿Cómo pudo pasar? Sólo era un bebé-
-Fue por tu madre, ella dio su vida a cambio de la tuya. Es magia pura y muy antigua, el sacrificio de tu madre quedó impregnado en tí y por eso no moriste-
-Pero eso pasó hace mucho, Voldemort fue derrotado-
-Derrotado sí, pero no destruido. Él aún está allí afuera, débil y sin su ejército. Pero tarde o temprano encontrará la forma de regresar es por eso que deberás estar preparado para cuando suceda-
-Pero sólo soy un niño-
-Te sorprenderías saber de lo que es capaz una persona cuando se lo propone. Tengo fe en tí Harry, después de todo parte de mi sangre vive en tí y si hay algo que he visto en mis descendientes es que tienen una fuerte determinación y testarudez que parece ser el distintivo de la familia- respondió mientras lo colocaba la mano en su hombro y sonreía.
-Prometo hacer mi mejor esfuerzo- le dijo Harry.
-Sé que me harás sentir orgulloso- respondió el adulto -Estate listo, pronto verás un mundo más allá de tu imaginación, tu viaje empezará cuando recibas una carta muy especial- y el hombre chasqueó sus dedos nuevamente haciendo que todo a su alrededor se volviera negro.
¿Cómo están? Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia. Siempre fui fan de los fics de HP y éste es el segundo que escribo. No olviden dejar review pliss ;)
