Esta historia no me pertenece. Todos los derechos son de cancercute, su autora, la historia la encontrarán en mis favoritos bajo el nombre de Intimacy. Le he pedido a ella permiso para traducirla porque, a mí en lo personal, me parece una historia excelente. Sin duda alguna de las mejores en el Takari y creo que cualquier persona que ame el Takari debería leerla.
Esta fue inspirada por la canción I'd lie – Taylor Swift. Espero que les guste, que la disfruten y si dejan reviews, que sean para ella, pues yo no soy más que un medio de traducción xD
Capítulo 1
Ella arrancó el papel de la libreta sobre sus rodillas, la acomodó y comenzó a escribir de nuevo otro artículo.
Con cuidado y esmero, ella escribió sus primeras frases en la hoja con un lápiz y se concentró en el trabajo. Sus lentes se deslizaron nuevamente hasta la punta de su nariz, y de nuevo ella se los acomodó.
Kari estaba decidida a terminar con eso. Ella quería tomar ese lugar como la principal editora y fotógrafa del periódico escolar. Su meta para éste segundo año. Y no iba a desperdiciar esa perfecta oportunidad.
Fueron casi cuarenta minutos desde que se sentó en las gradas del gimnasio y tomó menos de un momento para que el lugar fuera ocupado por el equipo de básquetbol. Por supuesto, ella pensó que eso la ayudaría con el tema, ya que escribiría sobre éste equipo y su victoria el año pasado en el que ganaron el campeonato estatal; pero descubrió que estaba equivocada.
Esto no le dio alguna inspiración en su trabajo, sino más bien, todo lo contrario. Se distrajo. Y en ese tiempo de cuarenta minutos, ella no había escrito algo digno de un "sí" del editor en jefe.
Tomando un descanso de su ya dolorida nuca, dejó de mirar la libreta para ver el equipo que practicaba. Ellos se mantenían firmes para cuidar su título en la competencia de este año. El resto de los jugadores estuvieron tirando en las canastas, pero uno estaba sentado en un banco. Y ahí fue donde ella descubrió un par de eléctricos ojos azules mirándola. Una lluvia de sorpresa cruzó su rostro, a través de la lente de sus gafas, ella abrió los ojos a aquella inesperada mirada.
Takeru.
Y en una fracción de segundo, ella embarazosamente miró a otro lado, enfocándose en algo más, algo más que ese precioso rostro de un rubio Adonis. El famoso jugador estrella, MVP, Asistente, Capitán del equipo de los Halcones del Odaiba High School.
Todo comenzó durante su primer año en que ella tuvo esa pequeña atracción por este súper famoso, sexy, jugador asesino del básquetbol, y hasta ahora, ese pequeño sentimiento aún permanece. Desde el día en que ella lo miró en la cancha, fue como si el mundo explotara. Ella no podía despegar los ojos de él. Algo sobre él y el juego la cautivaron. No había algo más excepto él. Era sólo él en la cancha que la hizo alejarse. Pero afuera, en los pasillos, en clases o donde fuera a ella se le escapaban suspiros al admirarlo, robaba miradas, todo lo que era él, un ídolo. Seguro, le atraía cuando estaba en la cancha y lo idolatraba cuando no.
No sólo ella lo hacía, las chicas en la escuela lo idolatraban demasiado, desesperadas por su atención. Incluso chicas de años mayores tenían las agallas de darle sus números. La única diferencia era que ella no estaba tan obsesionada con él. A diferencia de las chicas insinuantes, agresivas, pretenciosas y exageradas, ella era lo contrario. Simple, tímida, inocente y decidida.
Llevaba el cabello castaño, a la altura de los hombros, ojos color chocolate, estudiante de segundo año con lentes, no era exactamente el centro de atención a seguir y probablemente una chica no tan llamativa en Odaiba High School.
- Seguro.- pensó ella.- Prácticamente casi cada chica se le arroja. ¿Qué si me está viendo de todos modos? Seguro él veía a otra chica más bonita, más sexy y mejor que yo. Tengo que estar consiente de eso. Tal vez él sólo se preguntaba qué estoy haciendo aquí en su práctica. Probablemente molestándolos.
Mientras sus ojos permanecieron fijos en su libreta, ella recordó lo que se supone debía estar haciendo. Debía haber escrito un párrafo desde que se sentó en las gradas. Pero nada pasó. Todo el tiempo ella se desvió por las distracciones. Mejor dicho, la única distracción. ¿Cómo iba a terminar estando en la posición que quería?
Rindiéndose, ella metió las cosas en su pequeña mochila negra y se puso de pie. Se reacomodó sus lentes y tomó todo el valor para ver si él estaba aún mirándola. Y por suerte para aliviar su incómodo estado, él estaba hablando con otro jugador del equipo.
Cuidadosamente ella se alejó, con los libros en la mano, se dirigió a la salida. La puerta estaba al otro lado así que tenía que cruzar la cancha para salir. Afortunadamente, nadie estaba botando balones así que era seguro caminar bajo el aro. Justo cuando estaba a punto de salir, volteó deliberadamente y lo miró enfocado en ella de nuevo.
Rápidamente ella agachó la cabeza de sus ojos escrudriñantes y se fue agradeciendo que nadie la notara excepto él. Atención era la última cosa que quería y no se atrevería a humillarse a sí misma sólo porque inconscientemente él la miraba antes de que se fuera.
- ¡Kari!- ella volteó a ver quién la llamaba y se encontró con su mejor amiga, de cabello rubio y largo. Zoe corría tras ella.
- Hey, ¿qué pasa?
- ¿Dónde... has... estado? He estado... buscándote... por todo el lugar.- preguntó Zoe entre dientes.
- Estaba en el gimnasio haciendo mi artículo, que se volvió en nada.- ella le mostró su libreta en blanco.
- Mmm bueno, deberías hacerlo rápido. Las presentación será el viernes.
- Sí lo sé.- mencionó la castaña frunciendo el ceño.- Bueno, debo llegar a casa temprano hoy y comenzar esta cosa. No quiero mostrarle basura al editor.
- Oh, bien. Esperaba que cenáramos en un café, pero entonces, supongo que le preguntaré a Kouji si puede venir.
- Lo siento.
- Está bien. Será en otra ocasión. Te veo, buena suerte con tu artículo.- Zoe se volteó despidiéndose, fue hacia el gimnasio para ver a Kouji, su novio.
Kari comenzó a caminar a su casa que estaba a tres calles de la escuela, ya se estaba poniendo el sol. Mañana, ella necesitaría tomar fotos del equipo de básquetbol. Si iba a escribir un artículo sobre el equipo, también necesitaría las fotos de ellos. Un tema fácil. Se dio cuenta de que su tema ni siquiera se acercaba a la palabra "fácil". ¿Por qué lo escogió? No tenía ni idea.
El camino a su casa fue en un largo silencio, especialmente sin alguien que la acompañara. Usualmente ella iba a casa con Zoe ya que eran vecinas, pero esta vez, ella esperaría a Kouji, no era algo que le importara en realidad. No es muy agradable caminar solo a casa, particularmente cuando casi está anocheciendo.
Finalmente se paró en la puerta de en frente y giró la perilla.
- Ya llegué.- dijo a nadie en específico.
- Hey hermanita.- la saludó Tai saliendo de su habitación.- Mamá y papá salieron, cenaremos solos.
Ella fue a su cuarto, dejó sus cosas caer sobre la cama y se cambió de ropa. Luego entró a la cocina.
- Haré la cena ésta vez. No te quiero envenenándome con tu comida.- le sonrió a su hermano mayor.
- Hey, deberías agradecerme por no dejarte hambrienta.- le respondió.
- Más bien debería morir de hambre antes de comer las toxinas de tu comida.- dijo riendo. Comenzó la cena, mientras Tai sólo esperaba mirando televisión en la sala.
- ¿Cómo estuvo la escuela?- preguntó él.
- ¿En serio me estás preguntando?
- Un hermano puede preguntar ¿no? Además me importa.- bromeó.
- Como sea. Bueno, estoy tratando de conseguir un lugar para el periódico escolar, pero aún no he escrito un artículo.
- ¿Sobre qué piensas escribir?
- El equipo de básquetbol.
- Excelente. El hermano de Yamato juega ahí, ¿verdad? Es un chico agradable.
- Oh, sí, lo hace.- silenciosamente ella se sonrojó al recordar cómo la miraba en el gimnasio. La intensidad de sus hermosos ojos azules la había cautivado al imaginarlos, ponía su cara roja de nuevo.
- ¿Y cómo es tu primer año en la universidad? ¿Sigues en contacto con Yamato?- intentó cambiar el tema.
- Sí, la universidad está bien. Sólo extraño los buenos tiempos en preparatoria.
Un momento después, ella puso la mesa, y comenzaron a cenar. Eran vacaciones en el semestre de Tai y él estaría ahí por dos semanas enteras. Desafortunadamente para ella, quien no tenía esas vacaciones. Así que él estaría en la casa por mientras.
- ¿Preparaste suficiente cena como para cuatro?- preguntó Tai.
- Tal vez, ¿por qué? Si no comes como cerdo tal vez la comida sea suficiente.- bromeó.
- Qué chistosa.- dijo sarcásticamente.- Olvidé decirte que invité a Matt para la cena. Tú sabes, para ponernos al día con las cosas, no sé si traerá a su hermano menor.- ese pensamiento la detuvo de bromear y al sorprenderse dejó caer la mandíbula.
- Oh, yo.. no sé.- tartamudeó.- Puede alcanzar, supongo. Haré un poco más de comida por si acaso.- y entonces comenzó a preparar de nuevo.
- ¿De verdad está bien?
- ¿Bien? ¿Bien? ¿Qué está bien con el hermano de Matt viniendo aquí? Él estaba mirándome todo el tiempo en el gimnasio y ni siquiera sé cómo reaccionar con eso.- ella entró mentalmente en pánico.
- Hey hermanita, ¿está bien? Podría cancelarlo.
- ¿Eh? Oh, no, está bien.
Ella siguió haciendo más comida para los visitantes y habló con ella misma sobre qué iba a hacer cuando los rubios llegaran. Su corazón estaba latiendo de nervios. Mientras mezclaba el recipiente de la ensalada con las manos, no notó cómo la lechuga podría crujir si no la mezclaba con demasiada fuerza. La adrenalina se hizo presente, el resultado fue una ansiosa espera.
El timbre sonó, el recipiente casi se le cae si no fuera porque lo sostenía sobre la mesa, rápidamente preparó la comida y limpió un poco.
- Yo voy.- gritó Tai.
Kari se lavó las manos y se quitó el delantal. Le tomó un segundo recordar que estaba vistiendo sólo una blusa rosa y shorts blanco. Pudo haber ido a su cuarto y cambiarse si los chicos no hubieran aparecido en el comedor, todos juntos.
Ella levantó la vista y el primer par de ojos que vio eran unos azules que la observaban. Rápidamente se acomodó los lentes y los saludó.
- Hey, la cena está lista. Idiota, ¿la cena está lista? Eso es tan tonto.- pensó.
- Vamos a comer.- dijo Tai. Se sentaron alrededor de la mesa excepto Kari quien había ido a su cuarto.- ¿A dónde vas?- preguntó.
- Un segundo, arreglaré algo.
Una vez dentro de su cuarto, ella no pudo evitar respirar agitadamente ante la presencia de Takeru. ¿Tenían que verse dos veces en un día? Se miró en el espejo, trató de acomodar su cabello en una cola de caballo. No era de extrañar que él la observara en ese momento, su cabello era un desastre.
Después de eso, volvió al comedor. Takeru levantó la mirada al verla llegar y ella no pudo evitar el notar que él volteó su cabeza tras ella. Eso la hacía sentir insegura. Entonces él se concentró en su comida mientras ella se sentó a un lado de su hermano, Matt y TK estaban en frente.
Sus hermanos hablaron sobre muchas cosas, universidad, carros, deportes, viejos tiempos y más mientras los dos de segundo año se mantuvieron callados.
Después de la cena, los dos chico continuaron con su plática. Matt y Tai fueron a sentarse a la sala mientras reían.
Kari comenzó a limpiar la mesa y lavó los trastes mientras TK se mantuvo de pie en silencio en una esquina. ¿Quién comenzaría la conversación? Ellos ni eran cercanos, tenían diferente grupo de amigos.
Sin dudarlo él le ayudó a poner los platos en el lavabo, avergonzado por sólo quedarse ahí y verla trabajar.
- Está bien, no necesitas ayudarme a limpiar.- dijo ella.
- No importa, como sea, no tengo algo más que hacer.- ella intentó sonreír.
- Gracias.- enjabonó los platos y los enjugaba mientras él los secaba y los ponía en su lugar. Hubo un breve momento de silencio antes de que su conversación iniciara.
- Entonces... ¿qué te trajo al gimnasio ésta tarde?- él preguntó.
- Estoy trabajando en un artículo. Tratando de conseguir un lugar en el periódico escolar.
- ¿De qué estás escribiendo?
- Sobre el equipo de básquetbol.- dijo directamente.
- Qué bien. ¿Te gustaría unirte a nosotros?- preguntó con un tono de repente egoísta y juguetón. La manera en que dijo "nosotros" la hizo enrojecer.
- Algo así.
- Bien, deberías mostrarme tu artículo, después o antes de que lo pases. Quiero leerlo.- dijo entusiasmado. Esto la tomó por sorpresa.
- ¿Por qué?
- Sólo quiero hacerlo. Si a ti te parece, por supuesto.- dijo con tono grave.
- Por supuesto, está bien.- regresó a los platos en sus manos.
- ¿Ya comenzaste algo?
- La verdad, no. Cuando llegaron al gimnasio no pude concentrarme.- la expresión enfocada que él tenía en ella hizo que sus lentes cayeran, se sonrojó muchísimo.
- Oh, lo siento.
- No fue tu culpa. El gimnasio es tu lugar de todos modos.- él dejó escapar una pequeña risa.
- Entonces ¿cuál es tu lugar?- preguntó curioso.
- ¿Eh?- lo miró incrédula.
- Si tú dices que el gimnasio es mi lugar, ¿dónde está el tuyo?
- Donde sea, supongo. Mientras tenga mi cámara conmigo. Amo fotografiar.- explicó.
- ¿En serio? Eso es genial.
- No lo creo. Tú eres genial. Quiero decir... no siempre el equipo de básquetbol tiene un estudiante de segundo año que es asistente de un capitán o jugador estrella. La mayoría de los de tercero y cuarto toman ese lugar.
- Tal vez tengo suerte.
- Y eres guapo.- pensó.- Tal vez...- terminó con el último plato y se secó las manos. Él hizo lo mismo. Ella se quitó el delantal y lo colgó.
- ¿Qué quieres hacer?- preguntó.
- Lo que sea. ¿Tú qué quieres hacer?
- Vamos afuera, al porche. No estoy acostumbrada a tener chicos de visita. Excepto Yamato.
- Ok, vamos.
Ambos caminaron a través de la puerta, pasando a los chicos mayores. Él mantuvo la puerta abierta para ella, quien se tropezó con el tapete en la entrada. Afortunadamente él fue capaz de agarrarla con su brazo alrededor de su cintura. Ella se sintió muy avergonzada e incómoda al sentir el roce de sus manos. El color rojo estaba en su cara otra vez. Ella se estaba sonrojando mucho últimamente.
- ¿Estás bien?- preguntó él deslizando el brazo por su estómago.
- Sí, gracias.- se mantuvo de pie derecha y arregló su cabello y los lentes que se bajaron hasta su nariz. Él la miró mientras lo hacía y no pudo evitar reír.
- Luces linda.- dijo alegremente. Esto hizo que sus ojos se abrieran y levantara una ceja. Todo lo que sabía era que su cara estaba en todos los colores rojos que hay. Él se rió y agregó.- Especialmente cuando te sonrojas.
- Sí, sí, como sea.- ella no pudo evitar esconder la vergüenza mientras caminaban, se sentó en las escaleras del porche y entonces, él fue a su lado.- ¿Qué haces usualmente a esta hora?- preguntó ella.
Encestar balones en las canchas que están en frente de nuestra casa.
- ¿No te cansas de eso? Porque es lo que haces en la escuela y luego en tu casa.
- ¿No te cansas de tomar fotos?- él preguntó de regreso.- Yo dije que era bueno pero no lo entiendo, ¿qué de divertido tiene tomar fotos? No veo algo entretenido en eso.- esta vez, fue ella quien se rió.
- La gente no puede verlo, el arte del contraste, color y balance. Es la parte bonita en esto. O, ¿cómo tomas la foto, el ángulo, la posición, todo? Lo encuentro divertido.
- Lo siento, no puedo entenderte.
- Eres un insulto, ¿lo sabías?- bromeó.
- Absolutamente.- dijo sonriendo.- ¿Y qué hay de ti, qué haces a esta hora?
- Por lo general, escribo artículos o historias en la laptop, o leo novelas.- él rió de nuevo.
- Eres rara.
- No lo soy.- dijo frunciendo el ceño. Ligeramente le empujó de un hombro.
- Tu empujón ni siquiera dolió.- se burló.
- Como sea.
- ¿Así que te gustan los libros, las novelas, escribir y fotografiar?- dijo haciendo un resumen de las que cosas que sabía de ella.
- Síp.
- Increíble.- negó con la cabeza.
- ¿Qué hay de especial con el básquetbol? Todo lo que haces es encestar el balón en el aro.
- ¡Ja! Eso es lo que piensas. Tú no has vivido la adrenalina. El calor en el cuerpo cuando juegas. Y el sentimiento de victoria al ganar. Se siente tan bien.
- Bueno yo no siento eso.
- Apuesto a que no.- aseguró él.- Y yo nunca entenderé esos contrastes y ángulos y lo que sea que eso era.- Ambos sonrieron ante la ironía. De pronto una pregunta saltó en la mente de Kari y no estaba segura sobre hacerla. Sin embargo, tomó valor y la dejó salir de su cabeza.
- Esta tarde...- comezó dudando.
- ¿Sí?
- En el gimnasio...
- ¿Qué con eso?
- Mmm... ¿por qué estabas mirándome?- ella tenía la cabeza agachada, lejos de su mirada, avergonzada por su pregunta.
Él se mantuvo en silencio. Entonces volteó la mirada hacia ella sin una respuesta directa.
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