Observa como hipnotizada la botella de agua en movimiento brusco continuo. Agitar y agitar, detenerse en aquellos minúsculos e insignificantes elementos diminutos que flotan en ella componiendo su líquido transparente.

Con la mano libre, aprieta un poco más las rodillas hacia su pecho, sin permitirse el descuido de desviar la mirada de aquella cosa 'tan interesante' que sostiene... ,parece plenamente concentrada en ello, en la brusquedad del agua manipulada a su antojo y encerrada vilmente en aquella botella transparente ...

El otro, se echó sobre la cama junto a ella, quién al parecer no advirtió el movimiento del colchón al ser hundido por un nuevo cuerpo que llegó a hacerle compañía, así como tampoco el hecho de ser observada fijamente por el tipo a su lado.

Pareciera querer sumergirse en aquellos ojos que no le miraba, querer ahondar en sus pensamientos para descubrir orgulloso el qué trae a su compañera de ese modo, tan peculiarmente silenciosa y pensativa, cuando es la alegría y la habladuría firmes componentes de su personalidad extrovertida.

Llamó su nombre una vez; dos veces; tres veces y un poco más alto.

La oye suspirar con desgano, y acto seguido, la ve arrojar con prepotencia la botella la cual voló por los aires hasta impactar contra la pared y caer con pesadez al suelo.

-Me siento irritada - confesó, acomodándose para quedar igual que el otro sujeto: Acostada con las manos sirviendo de segunda almohada.

-Eso ya lo noté - contestó el otro, mirándola de reojo - ¿Qué tanto pensabas, Akane?. Te veías muy concentrada...

Lanza un suspiro nuevamente y se queda otro rato en silencio , como preguntándose internamente, se debiera abrirle su corazón al sujeto de mirar castaño y cabellos oscuros, que tiene por compañero.

El otro, como si adivinara el fluir de sus pensamientos, pronunció:

-Confía en mí. Nos conocemos hace mucho como para andar con secretos ahora, ¿No crees?.

Sí, es cierto. Ambos ya se conocen hace bastante, entre ellos fluye una camaradería envidiable, una relación inquebrantable construida por la solidez de experiencias que los unieron en su pasado aparentemente lejano.

-Tienes razón, Ryu. Es tonto andar con secretos ahora- dijo, consintiendo su deseo de conocer sus pesares- Es el torneo de mañana. Me tiene algo... umm.. ¿Preocupada?.

Arrugó la nariz dudando de si era o no el término que mejor calzara con su estado actual. El, por su parte, rió al escucharla.

-¿Preocupada?, cariño sólo es otro tipo más ¿Qué tiene éste de especial?.

-Sabes que siempre me he sentido insegura con tu método de hacer las cosas.

-¿Te refieres a eso de no ser como los otros idiotas, y sentirnos confiados de nuestras habilidades en lugar de investigar acerca del otro peleador? ¡Es absurdo, preciosa!. Jamás lo hemos hecho, ¿A qué viene tanto abatimiento ahora?.

De un movimiento se colocó sobre el cuerpo femenino, con las rodillas y los antebrazos apoyados en el colchón a cada lado de su cuerpo para no aplastarla.

Con sus rostros próximos, a escasos centímetros el uno del otro le dijo:

-¿No será que estás así porque sabes que Saotome Ranma está en esta ciudad también?...- acercó su rostro a su oído, y le susurró quedo: No será que aún no te olvidas de él, ¿Verdad?.

El movimiento de sus caderas contra las de ella fue mortal, porque el peso de las palabras dichas no alcanzó a concretarse como debieran.

Otra embestida poderosa y un beso desesperado en la boca, hundiendo su lengua en la de ella con ansiedad, con angustia... con urgencia devastadora...

No..., no permitiría que ella dudara, que Saotome la volviera vulnerable nuevamente, que le arranque su tranquilidad y acapare sus pensamientos inmisericorde, ¡NO! ...No le permitiría estremecer ante un posible encuentro, no permitiría que en ella resurgiera aunque sea un atisbo de cariño hacia él. ¡NO! ...porque Tendo Akane le pertenece, es SUYA y él protege lo que le pertenece.

Su cuerpo y su corazón ¡Son suyos!, cada parte de ella, cada palabra, cada silencio, TODO le pertenece...¡¿Saotome Ranma aún existe para ella? . ¡JA!... esa chiquilla pagará entonces por su osadía de inquietarlo, de ponerlo nervioso ante un posible 'robo'... Sí, alcanzando el climax mucho antes de lo que había creído nunca.

Continuará...