Hola! esta es una pequeña idea que vino a mi memoria hace poco y queria compartirla con ustedes. Mi intención era hacer un one-shot pero si les gusta y me dejan sus comentarios, considerare continuar la historia.

Espero les guste y gracias por leer.


—¿Qué estamos buscando exactamente? — Preguntó Cenicienta mientras seguía los cautelosos pasos de Henry.

—Creí que nos vendría bien un poco más de ayuda — Respondió Henry deteniéndose detrás de un par de arbustos para ocultarse.

—¿Son amigos tuyos? Las personas que estamos buscando — La chica se ocultó detrás de Henry y él solo asintió.

—No sé si amigos sea la palabra correcta, pero los conozco y sé que buscan hacer el bien.

Henry observo a los hombres que estaban reunidos frente a la fogata y busco con la mirada a quien estaba buscando. El chico dio un paso al frente y bajo su pie crujieron unas cuantas ramas que alertaron a los hombres.

—¿Quién anda ahí? — Preguntó uno de los hombres con la voz grave, mientras se levantaba del suelo.

Cenicienta tomo del brazo a Henry para jalarlo hacia atrás pero el hizo lo contrario. El chico salió de entre los arbustos con las manos en el alto mostrando que venía en paz y sin ningún arma en las manos. La chica titubeo unos segundos antes de caminar detrás de Henry y unirse a él.

—¿Quién eres tu chico? — Preguntó el mismo hombre apuntándolo con una ballesta.

—No quiero lastimar a nadie — Respondió Henry sin bajar las manos — Estoy buscando a…

—¿Henry? — La voz de un joven muchacho hizo que Henry volteara la cabeza hacia un lado viendo como el chico caminaba hacia él.

—Roland — Susurró Henry bajando las manos.

Ambos chicos se dieron un abrazó a modo de saludo y el hombre que le apuntaba a Henry bajo la ballesta. Ambos chicos se separaron con una sonrisa.

—¿Eres Henry? El hijo de Regina — Preguntó el hombre y el chico asintió. — Soy John — El hombre extendió la mano para saludar al chico y Henry la tomo dándole un fuerte apretón.

—Claro, John — Habló él recordando al hombre de gran barba y cabello rizado.

—¿Cómo supiste que estábamos aquí? — Preguntó Roland con curiosidad.

El chico había crecido, pero sus ojos cafés seguían siendo los mismos de siempre. Ahora Roland llevaba el cabello ondulado recortado y señales de vello facial se asomaban por su barbilla, era alto y fornido, ya no era más un niño.

—Escuche rumores sobre ladrones que le quitaban a los ricos para darle a los más necesitados — Henry se encogió de hombros — Supuse que se trataba de los Merry Man.

—¿Para que necesitas nuestra ayuda chico? — Preguntó John.

—Estamos formando una resistencia, y nos vendría bien informantes y hombres que sepan luchar.

—Tendremos que hablarlo con él — Respondió el hombre mirando a Roland

—No creo que se oponga — Respondió él chico — Mi padre siempre a buscado ayudar.

—¿Cómo esta él? — Preguntó Henry.

—Bien, pero aun no recuerda nada… Solo recuerda hasta la muerte de mi madre.

—Es una suerte que esté vivo — Susurró Henry.

—Cuando lo encontramos en el bosque encantado todos estábamos tan sorprendidos que no nos importó nada. Pero la verdad es que él no está bien, está ausente, como si una parte de él faltara, y aunque él no lo recuerde creo ambos sabemos que es.

—Mi madre — Se apresuró a decir Henry — Ella está aquí, en este reino… No podremos seguirlo ocultando.

—Bueno, supongo que algún día se iba a enterar. Agradezco que hayas guardado el secreto tanto tiempo.

—Cuando llego tu nota a Storybrooke, supe que era algo bueno que tu padre estuviera vivo, pero si se lo decía a mi madre simplemente la lastimaría el saber que no la recuerda… No me malinterpretes, pero apesta que haya regresado sin recordar a su alma gemela.

—Zeus dijo que fue una consecuencia de recuperar su alma pulverizada. Era eso o nada — Roland se encogió de hombros — Ahora solo tenemos que saber cómo se lo diremos a Regina.


Regina caminaba de un lado a otro con las manos sobre la cadera. Henry y Cenicienta se habían ido por la noche quien sabe a dónde y ninguno había regresado. Estaba preocupada y celosa al mismo tiempo, pues si se habían ido a algún asunto de la resistencia ambos podían estar en peligro; pero si se habían ido a… cualquier otra cosa, la que estaría en peligro seria la chica.

—Ya volvimos — Escuchó decir a Henry.

La morena volteo hacia su hijo y corrió a darle un fuerte abrazo.

—Me tenías preocupada — Susurró ella — ¿Cómo se les ocurre irse sin avisarle a nadie — Los regaño con un tono de voz alto mirando a su hijo y a Cenicienta.

—Fuimos a buscar a alguien — Respondió Henry con una pequeña sonrisa y dio un paso hacia un lado para que Regina observara al chico detrás de él.

Regina lo miro y su mandíbula se fue abriendo lentamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Roland — Susurró ella.

Aunque el chico había crecido, ella siempre lo reconocería como si mirara a su propio hijo. Ahora que era mayor se parecía más a su padre, con esos hoyuelos en las mejillas y esa pequeña sonrisa que le recordaba a Robín.

Roland camino hasta Regina y la abrazó con fuerza, Regina le traía buenos recuerdos de su vida y de la de su padre.

—Me da tanto gusto verte — Dijo él separándose lentamente de la mujer.

—¿Qué estás haciendo en este reino? — Preguntó la morena limpiándose las lágrimas que habían caído por sus mejillas

—Ya sabes, John decidió que el bosque encantado ya no era suficiente — Mintió el con una pequeña sonrisa.

—Mamá, traje a Roland porque le pedí su ayuda y quiero que nos acompañes con los Merry Man.

—No creo que sea necesario que yo vaya Henry — Regina no quería ver a aquellos hombres que le recordaban tanto a su alma gemela.

—Tengo que decirte algo — Henry caminó hacia su madre y la tomo de la mano — No va a ser nada fácil pero tienes que escucharme.

Regina frunció el ceño y paso su mirada de un chico a otro, todo le parecía muy sospechoso.


—¡¿Cómo pudieron ocultarme esto durante tanto tiempo?! — Regina levanto la voz y la vena de su frente se marcaba.

Roland le había explicado todo; como Robín había vuelto a la vida en el bosque encantado pero sin recordar nada de lo que había pasado en los últimos años y el cómo decidieron cambiar de reino para que nadie se enterara de que Robín Hood estaba vivo. Henry intervino explicándole que ambos chicos creyeron que era lo mejor, pues aunque Robín estuviera vivo, él no la recordaba.

—Entiende mamá. Roland pensó que era lo mejor y la verdad estoy de acuerdo con él — Habló Henry — De nada hubiera servido que supieras que él estaba vivo cuando ni siquiera iba a saber quién eras tú.

—¿Y entonces por qué decidieron decírmelo ahora? — Regina se cruzó de brazos.

—Les pedí ayuda a los Merry Man y eso incluye a Robín… Creímos que sería mejor decírtelo antes de que te lo toparas por accidente.

Regina negó con la cabeza, tenía los sentimientos mezclados. Estaba tan molesta que podría rostizar a alguien con una bola de fuego, pero a la vez sentía que el corazón se le saldría del pecho al pensar que Robín estaba vivo, su Robín. No el Robín de otra realidad, sino el que ella había conocido y por consecuencia, quería gritar de frustración al pensar que él ni siquiera la recordaba.


En contra de su voluntad, Regina acompaño a Henry y Roland de regreso al campamento de los Merry Man. La morena no podía ni quería enfrentarse al hombre que había muerto por ella y ni siquiera lo recordaba. Su corazón se hizo pequeño cuando lo vio de pie, platicando animadamente con los otros hombres, frente a ella. Estaba justo igual a como había vivido en su memoria; su cabello estaba un poco más largo y las canas se asomaban en su melena y en su barba corta que le enmarcaba el rostro.

Regino sintió las lágrimas llenar sus ojos y parpadeo un par de veces para evitar que cayeran. El amor de su vida estaba frente a ella, su alma gemela, y no podía abrazarlo o besarlo como ella hubiera querido hacerlo.

Roland se acercó a su padre y puso su mano en el hombro del ladrón para decirle sobre las visitas en el campamento. Robín dio media vuelta y vio al chico y a la mujer, que era bastante bella, que estaban de pie observándolos.

Robín camino hasta ellos acompañado de su hijo y se detuvo frente a la bella mujer de cabello oscuro que lo miraba con esos ojos cafés tan intensos que se podía perder en ellos.

—Robín de Locksley — Se presentó él — Mucho gusto

—Regina — Saludó ella con un nudo en la garganta.

Robín extendió su brazo para ofrecerle la mano a la mujer y sintió como la pequeña mano de Regina encajaba en la de él. Una corriente eléctrica invadió la columna vertebral de ambos y una sonrisa se formó en el rostro del ladrón.

—¿Nos habíamos conocido antes? — Preguntó él enarcando una ceja.

—Dudo que podría olvidar conócete.


Hyperion Heights.

—¿Cómo se siente? — Preguntó la enfermera entrando a la habitación.

El hombre que estaba sentado sobre la cama de hospital levanto la vista y sonrió de medio lado.

—Aún tengo dolores de cabeza y no puedo recordar nada excepto el accidente— Respondió el.

—Fue un accidente difícil, pero vera que poco a poco recuperara la memoria — La enfermera le sonrió amigablemente mientras le entregaba la hoja de su alta. — Solo debe firmar esto y podrá irse.

—Claro.

El hombre tomo la hoja y la examino con sus ojos grises. Se pasó la mano por el cabello rubio y después toma la pluma que le ofrecia la enfermera para firmar la hoja.

—Muy bien Sean — La enfermera examino la hoja — ¿Y qué es lo que vas a hacer saliendo de aquí?

—Muero por un buen escoses.

—A un par de manzanas esta Rony's, es un bar en donde hay los mejores licores — Le informo la enfermera — Es fácil de encontrar, tiene flechas en el logo.

—Entonces supongo que mi primer destino será Rony's


PD: Perdon por el nombre de Robín en la maldición pero no se me ocurria otro.